Canarias, cinco razones de Estado (II)
Manuel Díaz Hernández *
Nos proponemos
realizar en esta oportunidad divulgativa, un breve ensayo crítico de los
antecedentes antropológicos del nacionalismo naturalista.
De la revisión
bibliográfica de la teoría política del nacionalismo,
vinculada a las Ciencias Políticas del Estado, evidenciamos algunas
consideraciones importantes que desarrollaremos aquí: a) Que el
nacionalismo, como fenómeno político-social, no surgió en
Europa solamente, ni a partir del siglo XVI. b) Que el análisis político
de campo realizado por los politólogos germanos-franceses fue limitado
en el espacio y en su tiempo histórico. No consideraron su universalidad
ni sus verdaderos orígenes.
Este gran
fenómeno es mucho más complejo en sí mismo para el
ámbito analizado. Creemos que hay que considerarlo siempre desde la
perspectiva del hombre, en su doble polaridad
filosófico-científica, humanística y antropológica.
El conductivismo
está implícito en la biología evolutiva y en la naturaleza
donde toma parte el que llamamos nacionalismo naturalista o nacionalismo
científico. A continuación desarrollaremos una metodología
argumental analógica para conocer su verdadera "identidad".
En aquella citada
bibliografía, extraemos los siguientes apartados: a) El período
analizado parte desde la lucha por los espacios hegemónicos de los
inmovilismos de los viejos Estados feudales en confrontación con los
pueblos naturales que tienen etnias y lenguas diferenciadas. b) Se
añaden los agravios sociales con respecto a la riqueza dentro del nuevo
orden social del Renacimiento.
La divulgación
de su terminología, nación y nacionalismo se hizo a partir de
mediados del siglo XIX. A la etapa histórica aquí analizada se la
llamó nacionalismo moderno, a la anterior se la llamó nacionalismo
ancestral.
En este gran segmento
citado acentuamos nuestra atención expositiva para entender la segunda
razón de Estado de Canarias. Antes significamos, a modo de resumen, que
la teoría política del nacionalismo moderno considera: a) A la
nación como referencia central en torno a la que debe girar la vida
política. b) Establece una correlación entre la unidad nacional y
la entidad que organiza la política, que es el Estado. c) El pensamiento
nacionalista se afirma frente a enemigos hegemónicos, ya sean externos o
internos a sus propias fronteras. El concepto de este último apartado se
manifestó en las luchas contra el colonialismo imperante europeo en todo
el mundo, comenzando en los EE.UU. y extendiéndose posteriormente a todo
el continente americano, y expandiéndose transcontinentalmente
al resto del mundo colonizado, excepto en Canarias. d) Otra
consideración importante consiste en ponderar la gran fuerza
política-social que libera, superior a otras teorías
políticas restantes. Estas últimas están basadas en abstracciones
a cualquier ideología compartida extraterritorialmente por muy justas
que ellas sean, y las tendencias que polaricen.
La explicación
de estas diferencias consiste en analizar algunos fenómenos que
habitualmente pasan desapercibidos para cualquier analista político.
El nacionalismo es un fenómeno
primigenio, es posicional y ordinalmente anterior a
las tendencias políticas secundarias, que son posteriores a él.
Más adelante seremos más explícitos.
El nacionalismo
antropológico se manifiesta en cuatro ámbitos muy ostensibles:
histórico, territorial, cultural e identitario.
Estos son dominios
universales y están presentes en todas las naciones del mundo, por lo
que los citados ámbitos corresponden al nacionalismo genérico.
Cada país, cada nación, cada Estado, los aplicará específicamente
a su propia identidad nacional, asumiendo su específica posición
geográfica, su historia, su cultura, en el gran marco de los pueblos
libres del mundo, que quedarán vinculados en función de tratados
bilaterales de todo tipo y al amparo de las leyes internacionales.
La intrínsecabilidad
es tan biológica que podemos afirmar, sin temor a equivocarnos, que, por
el sólo hecho de vivir, el hombre, hace historia, cultura, ocupa un
espacio territorial, acota sus límites, e inevitablemente se identifica
con ellos. Aunque el fenómeno es críptico, en el análisis
científico-naturalista encontraremos "las raíces
líticas" como las que exhiben nuestros pinos montaraces
radicándose en las rocas de silicio.
Hace aproximadamente
3.500 millones de años, cuando la tierra tenía 1.500 millones de
años de antigüedad, en un cenáculo hídrico y
prebiótico, sobre una cinemática browiana
"ad initio", surgió la vida y sus
instantes primeros fueron trémulos, y allí arriba estaban las
estrellas, las mismas que siempre irradian la luz de nuestros amaneceres.
Aquella criatura fue
la primera célula de la biología compartida de todas las
especies, ella era procariótica aún. Allí se iniciaron las
primeras pautas interactivas, entre su espacio vital
citoplasmático, y el extraterritorial de su perimundo
próximo, y se demarcó así la estructura primigenia de
todas las membranas biológicas, y se establecieron los estomas celulares
por donde se captaban en su interior los estímulos aferentes del
exterior y sus respuestas reflejas eferentes al estímulo de los
movimientos. Se iniciaron así los reflejos automáticos de la
génesis del tejido nervioso primitivo, era el "nacimiento
identitario" de la vida celular.
Mucho más
tarde, nuestra célula, adquirió mayor rango y pasó a ser
eucariótica, tenía núcleo estructurado, su identidad fue
creciente. El tejido nervioso primigenio no se desarrolló linealmente,
se dispersó en el espacio y en el tiempo con morfología
arboriforme. Hoy existe en nuestro cerebro un número de cien mil
millones de sinapsis con esta disposición citada. La identidad de la
vida se organizó para el conductivismo del hombre en
Aquella membrana
analógicamente configurada fue la primera frontera de sus funciones
vitales, funciones de estado. Las fronteras quedaron controladas, las
células ocuparon un espacio y toda la vida genérica quedó
en función del tiempo desde el "ab initio" prehistórico, en la génesis del
nacionalismo científico.
Como la
"herramienta" que estamos utilizando en este ensayo del nacionalismo
naturalista procede de la filosofía científica, debemos ahora
aludir a la lógica. La lógica es un fenómeno estructural
complejo vinculado a la razón de forma inextricable. Tanto una como otra
no existen independientemente y ocupan entre sí un orden posicional acumulativo, tanto en sentido convergente como
divergente, su relación es constante e invariable, son
recíprocas. Por supuesto, están presentes en nuestra mente y en
la naturaleza misma. No se pude identificar la razón sin su lógica
específica. Forma parte de la unidad fundamental del pensamiento
racionalista.
La lógica se
aproxima a la razón a través de un intrincado proceso de
equivalencias proporcionales múltiples, con algoritmos secuenciales
concretos. Es decir, "identificando" la razón, paso a paso,
sin invariancia alguna.
Desde Boole y Frege (siglo XIX) se
empieza a realizar análisis de la razón con las
matemáticas. Actualmente se denomina la lógica formal o
simbólica a la teoría general de conjuntos, debido a la
reciprocidad existente entre ellas. La lógica y la razón, a la
razón pura, se la considera matemática, y a su lógica,
simbólica.
De cualquier
posición mental que imaginemos de primer orden no puede excluirse la
fascinante conjugación del espacio-tiempo. Asertó:
nada puede imaginarse, nada puede conocerse, nada puede verificarse fuera del
espacio-tiempo.
¿Cuál es
la relación vinculante entre la naturaleza física, las
matemáticas con su razón y su lógica, y con la
biología genérica evolutiva? La respuesta está en los
"estados intermedios" que los ligan. Ejemplo: existen tres estados de
la materia observables, sólidos, líquidos y gaseosos, más
los estados intermedios que para nosotros no son observables, pero ellos son
estados transitorios constantes de las transformaciones fenoménicas y
estructurales de las formas que permiten los cambios de estados, y son
recíprocos en la transmutación de ellos. La mente humana tiene
específicamente su razón y su lógica, la razón es
la identitaria, qué casualidad, y enlaza con
su lógica interna, que es la fenomenología analógica, y
ambas se soportan en la teoría matemática general de los
conjuntos. ¿Cuál es la diferencia entre la razón pura
matemática y nuestra razón identitaria,
que también es pura? La respuesta está en los estados intermedios
de transferencia de los sistemas lógicos.
En este instante
tenemos tres sistemas: el natural o físico, el biológico y el
matemático, que aquí es común y de enlace. Son todos
transformables entre sí, ya que son axiomáticos, pero siguen
siendo identificables, porque la lógica mental llega hasta la indescernibilidad de lo idéntico. Qué fuerza
y qué precisión y clarividad tiene
nuestra identidad personal, social y colectiva, o de la nación que se
trate, en este caso, la canaria.
El cardinal de los
conjuntos matemáticos de las analogías de la lógica de la
mente también tiene un conjunto vacío, que es la ignorancia
plena, similar a la pasividad absoluta, que no queremos extrapolar a la
conducta política de muchos canarios actuales.
El nacionalismo no es
sólo una teoría política vinculada al Estado como ciencias
políticas. El nacionalismo es en sí mismo científico y
función de estado de la mente, su razón es identitaria,
su lógica vinculante es analógica y tiene los fundamentos
biológicos del conductivismos con tradición histórica en
toda la universalidad de los seres vivos. Procede de las leyes naturales y
tiene las constantes universales implícitas. De otra forma no
podríamos identificarlas en la naturaleza. Es prácticamente la
única fuerza política que genera la valentía de los
héroes y los grandes amores patrios conjuntamente con los valores
humanos.
El nacionalismo no
requiere condiciones mínimas necesarias, como la de las etnias o lenguas
vernáculas activas. Hay numerosos ejemplos, como Suiza, que es trilingüe,
y es una magnífica nación. Igualmente sucede en Bélgica.
La conciencia
política nacional canaria tiene la razón, la lógica y las
leyes de su naturalismo científico. El amor a la patria será
siempre su destino final.
Incluyendo ahora la
lógica racional de los tres sistemas en superposición en el neocreticismo de la razón pura kantiana-cartesiana,
se ha tornado con la filosofía científica el racionalismo
crítico de Karl Popper,
realismo crítico de las ciencias experimentales y el naturalismo
crítico, donde la razón matemática es pura y donde
además la razón de los seres vivos es identitaria,
cerramos el gran ciclo del neocriticismo del siglo XXI. Las categorías
apodícticas de Kant son realmente los
postulados axiomáticos y los teoremas de las ciencias matemáticas
que están vinculados a las constantes naturales de sus propias leyes.
Finalmente, diremos
que el futuro de Canarias no nos pertenece, sólo es nuestro el
compromiso de hacerlo viable.
* Doctor en Medicina y ex profesor universitario