Nexo: una moneda que une

 

 

[Los nexos, en Tenerife, los demos, en Gran Canaria, o antes los dragos, en La Palma-, son una nueva prueba de que algo se mueve bajo la superficie de la economía tradicional. Bancos del tiempo, trueques, economía del bien común, banca ética... Son experiencias que buscan poner en primer plano la colaboración frente a la competitividad, desterrar la especulación y cohesionar las comunidades que las ponen en práctica.]

 

La primera moneda social de Tenerife nace ligada a la aspiración de una economía diferente. Busca conectar a las personas y asegurar la producción local, pero también "desafiar" al modelo tradicional.

 

Si una moneda tiene valor es porque hemos decidido que lo tenga, ¿por qué no crear una nueva que, además, sirva para respaldar un modelo económico diferente? Esta es la pregunta que se han formulado cientos de comunidades en el mundo y que también se ha planteado un grupo de personas en Tenerife. El resultado es una nueva moneda local o complementaria, el nexo, que se suma a otras que ya se han implantado en España.

 

Los nexos -como los demos, en Gran Canaria, o antes los dragos, en La Palma-, son una nueva prueba de que algo se mueve bajo la superficie de la economía tradicional. Bancos del tiempo, trueques, economía del bien común, banca ética... Son experiencias que buscan poner en primer plano la colaboración frente a la competitividad, desterrar la especulación y cohesionar las comunidades que las ponen en práctica.

 

La moneda nace vinculada al recientemente presentado Foro de Economía Social y Colaborativa de Canarias (Foesca), que agrupa varias de estas iniciativas. "Son una forma de generar abundancia donde no la hay", explica, en relación al nexo, Pedro Martín, uno de los impulsores de Foesca.

 

El sistema para usar este dinero virtual es sencillo y "muy intuitivo". Los usuarios, actualmente unos 180, se dan de alta en una plataforma (commonomia.org) y obtienen un crédito inicial de 300 nexos. Un nexo equivale -a modo de referencia: no son convertibles- a un euro. No producen intereses, por lo que no tiene sentido acumularlos. Es más, tienen un interés negativo en el caso de que no se utilicen.

 

Con nexos se podrán adquirir alimentos a través de los "grupos de consumo", constituidos por productores y consumidores que se ponen en contacto. Los segundos se comprometen a comprar a los primeros, que así aseguran la producción. La remuneración del trabajo voluntario -"uno de los más importantes"- es otro de sus usos.

 

El nombre elegido para esta moneda social da una idea de las intenciones de sus promotores: conectar a las personas en su entorno más inmediato. Aunque se concibe como un proyecto complementario de la moneda "oficial", tiene un objetivo más ambicioso. "Es una forma de desafío al sistema económico vigente, de demostrar que hay otra manera de usar el dinero", confiesa Pedro Martín. Esta surgiendo otra economía, y quienes la defienden están convencidos de que "puede sentarse a discutir con la tradicional".

 

Del puma al demos: más de 70 en España

 

Pumas en Sevilla, boniatos en Madrid, ecos en el Alt Congost (Barcelona), demos en Gran Canaria... Es difícil conocer cuántas monedas locales -o sociales o comunitarias- circulan en España, pero algunos cálculos apuntan a que son más de 70.

 

En unos casos se trata de dinero físico, aunque cada vez más se opta por plataformas digitales que permiten el pago mediante el teléfono móvil. Lo importante, remarca Pedro Martín -uno de los impulsores del Foro de Economía Social y Colaborativa de Canarias (Foesca)-, es que "a su alrededor se genere una comunidad física"[1].

 

Para facilitar el intercambio y el encuentro entre los miembros de esta comunidad, el colectivo prepara una "truecoteca", un espacio permanente para el intercambio que proyecta poner en funcionamiento dentro de unos meses en el barrio de El Toscal, en Santa Cruz de Tenerife.

 

La utilidad de una moneda común depende de tres factores, detalla Martín: "confianza, que exista una cantidad suficiente de personas que opten por entrar en el sistema y que haya una oferta diversa de bienes y servicios necesarios". En esta última labor está embarcada Foesca, que negocia acuerdos con grupos de consumo. "Estos productos pueden adquirirse perfectamente con nexos. Solo hace falta que la gente se decida a usarlos", afirma Martín.

 

Fuente: eldia.es/canarias/2015-04-04-Miguel Gómez

 

[1] manifiesto