Los
bereberes de Libia y Túnez, reprimidos
durante décadas, han aprovechado las revoluciones en sus países, donde han
tenido destacada presencia, para reivindicar su lengua y su identidad en una
"revolución cultural" con la que quieren ganar más espacio político.
Marta Miera - Rabat, 9 sep.-
Los bereberes de Libia y Túnez, reprimidos durante
décadas, han aprovechado las revoluciones en sus países, donde han tenido
destacada presencia, para reivindicar su lengua y su identidad en una
"revolución cultural" con la que quieren ganar más espacio político.
La gran mayoría de los bereberes son musulmanes y
representan uno de los mayores grupos étnicos del norte de África, con unos 30 millones de personas.
Considerados por muchos regímenes árabes como una amenaza, de entre todos
ellos, los de Libia (10% de la población) han sido los más perseguidos y
oprimidos.
En los 42 años que el coronel Muamar
El Gadafi estuvo en el poder, se les prohibió utilizar su lengua (tamazight), sus nombres y su alfabeto (tifinagh).
Por ello, cuando empezó la guerra, los bereberes llevaron a cabo una doble
batalla: derrocar al dictador y comenzar su propia revolución cultural.
Combatieron en la zona oeste del país, cerca de la
frontera con Túnez, contra los carros blindados y artillería pesada enviada por
el dictador libio, y al mismo tiempo crearon una emisora de radio, enarbolaron
su bandera, levantaron carteles en tifinagh y
comenzaron a enseñar el tamazight en las escuelas.
Unos hechos impensables meses atrás y que también habían sucedido en Túnez, en
menor medida.
"Es esencial que ahora el Consejo Nacional
Transitorio (CNT) reconozca la diversidad cultural y lingüística,
y esa integración pasa por la Constitución. Si impera la ideología islamista y
se les margina, se crearán nuevas tensiones, y todo se puede esperar de un
pueblo armado", explica desde Rabat Rachid Raha, directivo del Congreso Mundial Amazigh
(CMA), que defiende los derechos bereberes.
Por el momento, el borrador de la Constitución para la
etapa de transición elaborado por el CNT indica que "el árabe es la lengua
oficial que preservará los derechos lingüísticos y culturales de todos los
componentes de la sociedad libia".
Descontentos, los bereberes ya han comenzado a exigir
la integración de su lengua en el texto fundamental.
Según Fathi Benjalifa, miembro bereber del
CNT libio y contactado por teléfono, antes de finales de este mes habrá un
encuentro nacional en Trípoli "en el que se debatirá la legitimidad de
esta lengua", y agregó que "en estos momentos el primer objetivo es
conseguir una Libia libre y unida en la que todos quepan".
La identidad lingüística se presenta como una pieza
clave del puzzle de la nueva Libia, pero también en Marruecos y Argelia, donde
habitan un gran número de bereberes, y en Egipto y Túnez, países donde el éxito de las
revoluciones animan a este pueblo a exigir sus derechos.
En Marruecos, pese a los recelos históricos hacia este
grupo y a la oposición de los islamistas, reticentes a fragmentar la comunidad
islámica, el pasado 1 de julio el tamazight pasó a
ser lengua oficial del Estado en la nueva Constitución, algo inédito en el Magreb.
"Hemos ganado una gran batalla porque por primera
vez en la historia se ha reconocido nuestra lengua", sentencia Raha, quien destaca que, sin embargo, todavía falta que una
ley en el Parlamento traduzca en los hechos este reconocimiento.
En 2003, Rabat introdujo de forma limitada la
enseñanza de la lengua bereber en las escuelas, en
2010 lanzó una cadena de televisión únicamente en lengua bereber
y autorizó el uso de sus nombres, aunque asociaciones en defensa de este grupo
alegan que las prohibiciones continúan.
En Marruecos representan, según el CMA, el 60 % de la
población (aunque otras estimaciones les dan un 30-40 %), y mientras a
comienzos de los años 90 existían unas seis asociaciones bereberes, hoy hay más
de 600 en todo el país.
También en Argelia, donde su presencia es de entre un
Con Libia como espejo, nuevas protestas han sido
convocadas en Argelia para finales de septiembre contra el Gobierno de
Abdelaziz Buteflika.
El triunfo de las revoluciones alienta a esta minoría
a una posible unidad, pero como apunta en su libro "Bereberes" el
investigador Gabriel Camps: "Hoy en día no hay una única lengua bereber en el sentido en que ésta fuese el reflejo de una
comunidad consciente de su unidad, ni un pueblo bereber,
ni mucho menos una raza bereber (...), y, sin
embargo, los bereberes existen".
(Agencia EFE)