Como
cada cuatro años en primavera llegan las elecciones autonómicas a Canarias, y
como siempre vienen acompañadas de su tradicional despliegue de carteles,
coches anunciadores, ruido de pactos de Coalición Canaria con alguien, calima,
calor y críticas sobre el “peculiar” sistema electoral canario. Un sistema
cuya principal característica es que si en algo ha logrado un consenso es en el
de que no pone de acuerdo a nadie, o a casi
nadie.
Este
artículo no pretende explicar el sistema electoral canario y su funcionamiento,
ya que en esta misma plataforma se publicó hace unos años un
buen post sobre el tema, lo que busca es elevar el tono de un debate que,
hasta ahora y salvo excepciones ha tenido un perfil bastante bajo y escasamente
comprometido.
Desterrando
ideas falsas
El
sistema electoral canario se ha convertido en el comodín que a todos los
partidos y movimientos les vale para justificar problemas que poco tienen que
ver con el mismo. La primera idea que hay que reseñar es que el sistema posee
un sesgo profundamente mayoritario, pero que no es la Caja de Pandora canaria y
para ello es necesario aclarar previamente una serie de ideas arraigadas en el
ideario colectivo:
·
El
sistema electoral es “culpable” de que Coalición Canaria gobierne desde
hace 22 años ininterrumpidamente.
No
y definitivamente no. Si bien es cierto que el sesgo mayoritario puede llamar a
la desmovilización, esta no se ha producido de manera efectiva porque la media
de participación en las primeras elecciones cuando el sistema de partidos
estaba más atomizado no es sustancialmente mayor que en las últimas, donde se
estabiliza el sistema de tres partidos mayoritarios. Algunos han querido ver una
perversión de la representación en la permanencia de CC en el gobierno, pero
nada más lejos de la realidad, el sistema de partidos canario ha sido (hasta
ahora) un sistema estable asentado sobre tres invariables patas que han llegado
a aglutinar el 90% del voto válido [Ver gráfico I], si CC se ha mantenido en
el gobierno ha sido porque el Partido Socialista de Canarias y el PP no han
podido, o más bien, no han querido llegar a acuerdos de gobierno o investidura
entre ellos.
·
El
sistema favorece a los partidos grandes.
No,
el sistema favorece a los partidos que se distribuyen homogéneamente entre
todas las islas, estos son CC principalmente y en menor medida el PSC-PSOE. El
PP es un partido mayoritario y es uno de los partidos que más perjudicado se ha
visto por el sistema de circunscripciones insulares, ya que el grueso de su voto
se halla focalizado en la isla de Gran Canaria. Esta característica ha hecho
que el PSC con el 34,5% del voto válido obtuviera 26 escaños en el año
2007, mientras que el PP con un 31,9% en el año 2011 obtuviera 5 escaños menos
o, por ejemplo, que en estos últimos comicios Coalición Canaria obtuviera un
solamente un representante menos (20), a pesar de cosechar más de un 7% menos
de voto válido.
·
La
“desaparición” de la izquierda nacionalista se debe al sistema electoral.
Casi.
Esta es una verdad a medias, ya que si bien es cierto que Nueva Canarias es un
partido infrarrepresentado, debido a la característica anterior en parte, el
sistema tampoco es culpable de que los partidos que se encuadran dentro de estos
parámetros ideológicos se presenten bajo hasta
ocho siglas diferentes, ni de que su lucha por el voto contra otros partidos
regionalistas y/o insularistas como Coalición Canaria siga siendo infructuosa.
Propuestas
“a vuelapluma”
Como
se ha mencionado en la introducción, con la llegada de las elecciones la mayoría
de partidos se han lanzado a realizar sus propuestas, la mayoría de ellas más
como “brindis al sol” que tras un análisis meditado sabiendo que en las
condiciones de representación actual, una reforma es realmente improbable.
Excluyendo rarezas como los firmantes del manifiesto de Demócratas
para el cambio, la mayoría de las ideas son por norma general, endebles o
simples parches:
·
Una
reforma “a
la Cospedal”. Tanto el PP como UPyD han propuesto un modelo de
reforma que se basa en la reducción del número de representantes, pidiendo acabar
con 1/6 de los mismos la agrupación conservadora, mientras que los magentas
abogaban por la reducción a la mitad. Como es habitual en estos días se
confunde la velocidad con el tocino, reducir diputados tiene poco que ver con la
regeneración democrática [Véase
Pablo Simón] y más con apuntarse un tanto de cara a un electorado
desafecto con una reforma que aunque tiene buena imagen es contraproducente. Se
podría discutir cómo sería posible respetar la triple paridad con las
reducciones que estos partidos proponen sin recurrir a cortar diputados por la
mitad y volverlos a pegar cual Doctor Frankestein, pero vayamos a algo más fácil,
¿cómo es asumible reducir consejeros en una Comunidad ya infrarrepresentada?
·
La
añorada circunscripción única. La que ha dejado entrever Albert Rivera en su
visita a Canarias, otrora reivindicación de la izquierda nacionalista como modo
“de construir un pueblo”, ha ido decayendo poco a poco. Si bien Rivera no la
nombró expresamente, es la única que permite que “voten
los ciudadanos y no los territorios”. Esta reforma obvia un elemento histórico
y otro pragmático: Canarias organizativa y políticamente hablando hasta bien
entrado el siglo XX era una entelequia, una suma más que un todo y de ello aún
siguen existiendo amplias reminiscencias. Por ello muchas veces se criminaliza a
los creadores del pacto preautonómico, pero la verdad es que enfocaron la
construcción de la autonomía desde la posición dominante por aquel entonces: el
insularismo. El principal eje de articulación identitario en el archipiélago
(aunque ya menos) sigue siendo la isla, prueba de ello es que el principal
partido de Canarias, Coalición Canaria, sea la articulación más o menos
engrasada de una suma de insularismos o que los propios partidos nacionales
refuercen esta identidad en las campañas electorales. Se puede defender que
algunas islas están sobrerrepresentadas y que ello distorsiona la realidad,
pero entre el negro actual y el blanco, que supone la exclusión práctica de
algunas entidades, que realizaría el sistema de circunscripción única hay una
escala de grises. Además, el fantasma de la doble insularidad, nos guste más o
menos, puede ser tildado de obsoleto hasta que para moverte desde El Hierro a la
capital del reino necesitas medio día y medio sueldo.
·
La
reducción de la doble barrera electoral. La reforma más fácil y plausible y
la que parece que han
prometido los cuatro grandes partidos que ahora se encuentran representados
y que ya se verá si cumplen o no. Es el más sencillo porque no requiere una
reforma estatutaria y porque simplemente supone desandar el camino andado, si
bien es cierto que las barreras del sistema son draconianas, se puede acabar
ahondando en el perjuicio de ciertos partidos que ya de por sí pierden
diputados a favor de otro partidos insulares que los conseguirían con apenas
unos cientos de votos. Esta decisión supone andar el camino contrario que el de
la circunscripción única, permite la pluralidad pero no corrige el malapportionment.
En
este artículo se juega el papel de abogado del diablo, de “aguafiestas”,
del que plantea las dificutades de un proceso que, en efecto, es complejo, pero
para nada del de defensor de un sistema actual que, si me permiten la licencia,
diré que es rematadamente inadecuado. Es cierto que responde a una serie de
vicisitudes históricas pero ello no lo convierte en pasable a día de hoy, el
simple hecho de que el CIS le de la victoria a la tercera fuerza en votos debería
hacernos plantear si debemos reorientar nuestro sistema de asignación de
representantes.
¿Existe
el sistema perfecto?
1.
No
existe, no lo busquen porque no hay, todos poseen sesgos y Canarias es un
territorio que por su difícil composición y articulación los va a mantener
pero, ¿es posible un sistema que mejore la representatividad, respete el
pluralismo, “mantenga la paridad”, no perjudique ampliamente a ciertos
partidos y promueva una democracia más participativa? Sí (ya les adelanto que
la clave está en las comillas).
Una
idea sería un Parlamento de Canarias con 75 escaños a repartir de la siguiente
forma: 44 entre las 7 islas elegidos de manera paritaria entre islas y los 31
restantes dentro de una lista a nivel autonómico, poniendo una barrera en el 3%
para cada una de las 8 circunscripciones y eliminando la del total.
·
Un
Parlamento de Canarias con 71, 73 o 75 escaños mejora la representatividad y nos iguala a otros
parlamentos de Comunidades Autónomas con una población similar como Euskadi o
Castilla y León. Además, se acabaría con el tedioso “mitad +
·
Repeta
el pluralismo porque
facilita la entrada de partidos insulares que con el sistema de doble barrera
pueden verse perjudicados. No obviemos que en noviembre podríamos encontrarnos
con Agrupación Socialista Gomera (aka el partido de Casimiro Curbelo) gobernando el Cabildo
Insular y con representación en el Senado, pero fuera del Parlamento autonómico.
Una solución sería una única barrera en la circunscripción (isla y lista
regional) de entre el 3-5% y diputados elegidos por Sistema D’Hont (aunque
personalmente prefiero el Cociente Hare para las islas) para no minar
excesivamente la gobernabilidad.
·
El
nuevo sistema eliminaría la perniciosidad que sufren algunos partidos en forma
de déficit
de representación a través del contrapeso de la lista autonómica
que, “de facto”, reafirma el voto de las actualmente infrarrepresentadas
islas centrales.
·
Fomentaría
una democracia más participativa a
través de la posibilidad de abrir y desbloquear las listas insulares, otorgándole
al individuo un mayor control sobre sus representantes y mejorando los vínculos
y la rendición de cuentas entre representantes y representados.
·
Por
último y más complicado, el sistema “mantendría
la paridad” [Ver Gráfico III] interna si excluyéramos la
lista autonómica (de ahí las comillas), rompiendo con incongruencias del
sistema actual como que Fuerteventura tenga más habitantes pero menos escaños
que La Palma.
Santa
Cruz de Tenerife |
|
Las Palmas de Gran Cana |
||
Tenerife |
11 |
|
Gran
Canaria |
11 |
La
Palma |
5 |
|
Fuerteventura |
5 |
La
Gomera |
3 |
|
Lanzarote |
6 |
El
Hierro |
3 |
|
|
|
Total |
22 |
|
Total |
22 |
Lo
importante del artículo no es este modelo de reforma, es más, afirmo que es la
parte menos importante y que sus posibles errores no invalidan el análisis
anterior, que es lo realmente importante. Este modelo no es perfecto ni busca
serlo, ni siquiera el mejor, probablemente sea incluso inviable con la
distribución política actual y el blindaje
estatutario del sistema, pero me reafirmo en lo mencionado anteriormente; la
perfección en estos caso no existe y solamente es una aportación a un debate
que no es baladí y que debe afrontarse más allá de infantilismos y
simplificaciones varias y que por ello sale a luz por esta vía. Esta es una
propuesta más que busca ahondar en un debate no demasiado rico para lo que
representa de pintoresco y en la búsqueda para Canarias de un sistema para
contentarlos y representarlos a todos.
Fuente:
politikon.es/2015/05/20/