DECLARACIÓN DE TISCAMANITA
Estamos
cambiando toda la vida. Nuestro cuerpo cambia a través de las edades. El cambio
es una condición natural del hombre. De igual forma, la evolución es una
condición natural de las sociedades para adaptarse a nuevas condiciones,
entornos, realidades y tecnologías.
Negar
el cambio en una sociedad es lo mismo que negar el cambio en un individuo a través
de las etapas de la vida. Se convierte en algo patológico. Pero muchas
sociedades se resisten a evolucionar.
Las
políticas que fomentan el crecimiento y el empleo son bien conocidas. Cuando no
se implementan es porque, o bien un grupo trata de aferrarse al poder a toda
costa, o porque los gobernantes están enriqueciendo a un grupo de personas,
incluidos ellos mismos, a costa de las oportunidades del resto de la sociedad.
El
cambio empieza por un cambio individual, por una toma de consciencia. Por un
redescubrimiento de nuestra relación con nuestro entorno. Por un
redescubrimiento de nuestra esencia y de nuestra identidad. De lo que somos y de
lo que podemos ser.
Por el contrario, un sistema opresivo trata de convencerte de que la servidumbre
es tu destino y la impotencia tu naturaleza. De que no se puede decir, no se
puede hacer, no se puede ser. Para ello ha de convencerte de que el poder emana
de unos pocos y de que tu destino es dependiente de la buena fe, de las
decisiones o del apoyo del gobierno. El poder, así concebido, se percibe como
inmutable, auto perpetuado, duradero, emanado de arriba hacia abajo y difícil
de destruir o de cambiar.
Pero
la naturaleza del poder es muy distinta. El poder, para ser ejercido, depende de
la aceptación y la cooperación de multitud de instituciones y de personas. En
realidad los gobiernos y los sistemas de control son dependientes de la buena
fe, de las decisiones y del apoyo de la ciudadanía. El poder emana de abajo
hacia arriba y no al revés.
Las
fuentes de poder del gobernante dependen estrechamente de
la obediencia y cooperación de la población. A través de la represión
se trata de inculcar en la mente de los ciudadanos la obediencia que necesitan,
ya que sin ella el poder no puede ser ejercido.
El
poder, para perpetuarse, también ha de evitar la cooperación entre los
ciudadanos, ya que esta es la principal amenaza a los que detentan el poder.
Todos
pretendemos cambiar el mundo pero que ninguno hacemos nada para cambiarnos a
nosotros mismos. El problema es que nunca consideramos que nosotros mismos
seamos parte del problema.
Si
quieres que las cosas cambien tenemos que empezar a confiar y colaborar los unos
en los otros. Si quieres que las cosas cambien tenemos que dejar de tratar de
decirle a la gente lo que tiene que hacer de forma autocrática y empezar a
preguntarles qué es lo que están haciendo y como los podemos ayudar. Si
quieres que las cosas cambien primero tienes que cambiar tú.
Aspiramos
a contribuir a un cambio social duradero encaminado a redistribuir el poder político
y económico ampliamente en la sociedad de forma plural e inclusiva. Empoderando
al individuo para que pueda ejercitar su derecho inalienable a la vida, a la
libertad y a la búsqueda de la felicidad. Haciendo que amplias capas de la
sociedad puedan participar de las oportunidades. Unas oportunidades que, hasta
ahora, el sistema ha estado reservando a unos pocos.
Tenemos
una responsabilidad tanto con las generaciones que nos anteceden como con las
futuras generaciones. Aspiramos a una sociedad en la que todos los individuos
puedan prosperar desarrollando su creatividad y todo su potencial en esta
tierra. Aspiramos a una sociedad en la que no haya necesidad de emigrar. Una
sociedad que permita y fomente la innovación y la amplia participación de los
individuos en las actividades económicas, políticas y culturales.
Una
sociedad que permita al ciudadano hacer el mejor uso de sus talentos y
habilidades así como la libertad para que puedan tomar las decisiones que
deseen. Un sistema que permita aprovechar el talento del capital humano en toda
su amplitud en mayor beneficio de toda la sociedad.
Una
sociedad con futuro y esperanza de la que solo nos separa el superar nuestros
propios miedos. Un futuro del que solo nos separa el aprender a confiar y
colaborar los unos con los otros para derribar las cadenas que nos aprisionan e
impiden nuestro desarrollo, y así,
con esa firme determinación, construir una Canarias libre, democrática y
plural para nosotros y nuestros hijos.
En
Fuerteventura a 25 de noviembre de 2012
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