Congreso
Nacional de Canarias (CNC)
IV
Congreso
«» Jaime
Afonso Díaz
Índice
Introducción
Abre un debate sobre el funcionamiento de la organización de vanguardia
enumerando las causas de nuestras deficiencias: el síndrome del colonizado; y
sus efectos: la baja autoestima, el resentimiento, el sectarismo, etc.
Recuperados recogeremos la cosecha.
Prólogo
Hace historia priorizando el trabajo político e ideológico bien hecho,
por Secundino Delgado, la primera vez que nos planteamos la independencia, pequeña
reseña; la segunda vez fue Cubillo con la fundación del MPAAIC y, a la tercera
vez va la vencida, con el Congreso Nacional de Canarias, CNC, un punto fijo por
la independencia.
Ponencia política
Solidaridad Canaria en torno a la reivindicación de los Derechos
Humanos, según declaración de las Naciones Unidas, que entre otros está el
derecho político a decidir, el derecho a la plena ciudadanía, a la soberanía
en última instancia.
El
barranco de Acentejo
Nos centramos en conseguir financiación filtrando todo tipo de
organización, a la vez tenemos iniciativas que no requieren grandes recursos y
nos facilitan una estructura organizativa que salvaguarde la Canariedad.
Los modelos sociales: A, B, C, D
Por un lado están los adoctrinados en la domesticación que niegan a la
sociedad canaria tener la última palabra. Por otro lado estamos los que la
reclamamos para ser nosotros mismos
Sujeto activo de nuestra Historia, apoyándonos en: demostraciones,
movilizaciones y manifestaciones en pro de todos los derechos ciudadanos.
Radio
San Borondón
Las hojas de ruta
El origen del poder está en las Instituciones. La transmisión de
valores indispensables.
Los organismos internacionales
Una propuesta consensuada y solidaria.
Epílogo
I
El nuevo posibilismo animado desde posiciones estatales: Podemos y Si Se
Puede.
Epílogo II
El caso de Alternativa Nacionalista Canaria.
Epílogo III
Léxico, al final, que facilita la lectura y
entendimiento político de la ponencia.
Intro
Si este trabajo, en torno a la ponencia política: Solidaridad
Canaria, lo ves como un libro de lectura y no lo distribuyes, discutimos sus
posibles sugerencias y tratamos de poner en práctica, de poco nos va a servir.
Si solo ves una denuncia dirigida al militante, al activista, a la gente
que no reclama el derecho ciudadano, el derecho a decidir nuestro futuro, faltos
de reconocimiento y con una fuerte dependencia y adición al colonialismo, te
equivocas.
Tienes en las manos parte de la teoría y práctica de la resilencia, que
desarrolla la capacidad de resolver nuestros conflictos, tras sufrir condiciones
adversas, para replantear la vida. Nos negamos a seguir haciendo el papel de
impotentes, de frustrados, de sectarios, de víctimas que dicen “pobrecito de
mí”, para dar pena, en busca de
ayuda.
¿Cuál es nuestro bagaje: aciertos y fallos? Hagamos inventario, para
saber y poder remediar en lo posible los males que nos ha causado la dependencia
política, económica, emocional y de todo tipo, para organizar la respuesta a
este “sistema que nos pudre”.
El primer paso es reconocer que la mayoría padecemos el “síndrome
del colonizado” que nos condiciona la vida, dando vueltas y vueltas a lo
negativo, sin desarrollar nuestro proyecto de vida futura tomando decisiones
ineficaces, sobre ficciones que están lejos de la verdad que no logramos
reconocer, faltos de integridad, de honestidad y
de motivación con la que poder saldar la deuda social. Es una especie de
miedo, bloquea, neurotisa, es obsesivo y da una visión errónea de la realidad
de nuestros problemas. Nos libramos de él cuándo dejamos de proyectar el
pasado colonizado sobre el futuro.
Los mayores fallos los causa las formas de pensar y sentir moldeadas por
el europeo, de las que es difícil librarse: La baja autoestima que nos pone en
fuga de nosotros mismos, desperdiciando nuestra riqueza personal y la que puedes
adquirir. El resentimiento, es volver a sentir algo negativo del pasado por lo
que se está molesto, para combatirlo pensemos con quien estamos agradecidos y
mostrémoselo para delegar las contrariedades. La introversión es
incapacitadora. La rebeldía sola no lleva a buen fin. La desconfianza como arma
del manipulador que te apoya si le das la razón, en lo que dice y hace, pero
desde que le llevas la contraria te conviertes en su enemigo.
Evitemos discusiones y desquites, eso solo alimenta nuestra soberbia
cuando estamos necesitados de humildad, tolerancia y paciencia para
organizarnos, y poder cambiar la cotidianidad, las distracciones que son
traiciones que bajan la autoestima y aumenta el auto-sabotaje, criticando los
defectos de la gente, en lugar de tratar de progresar. Podemos actuar de forma
leal o traidora si traiciono mi conciencia, cuando no hago caso a mis
sentimientos, cuando necesito proclamar la verdad y me callo, cuando espero
acomodado o acobardado un “milagro” en lugar de defender mis necesidades más
profundas; porque no deseo ver lo que veo y saber lo que sé.
Cuando eres leal a tu conciencia debes esforzarte en distinguir las
distintas partes que tienen los problemas
complejos para que no se conviertan en complicados al no distinguir sus partes y
no poder actuar en consecuencia en soluciones realistas, al margen de tus
ilusiones o deseos. Tu tarea es empezar contigo mismo, dejando de utilizar las
palabras incapacitádoras, limitadoras, que encasillan, que evalúan, juzgan o
nos condenan.
No te pelees con la dependencia, “acepta” esta realidad y no la
alimentes pataleando o negándola, entonces ganas confianza y te afianzas en los
tiempos de verbo positivos, que permiten progresar en todos los campos,
limitando los debería, tendría, etc... Tampoco sirve de nada contar nuestros
miedos, se trata de combatirlos y superarlos tratando de ser libre de tomar
decisiones mejores y actuar en consecuencia.
Combate la tendencia al sectarismo que alimenta una seudoautoestima,
falsa autoestima, por falta de concretar la conciencia nacional. El sectarismo
crea más problemas de los que pueda resolver, siendo motivo de abandono de los
grupos por falta de catarsis, de empirismo, a falta de experiencia en la
resistencia. Es exceso de reduccionismo que trata de simplificar mucho la
conciencia nacional. ¿Qué podemos hacer para librarnos de tal adición?
Rechazar todo tipo de racismo, de menosprecio al diferente, al pobre trabajador
en paro, al mago, al emigrante.
Reeduquemos y liberemos a nuestras mentes, temerosas y sufridoras de todo
tipo de males, con el pensamiento positivo y acción unitaria a favor de los
oprimidos, compartiendo con los otros sufridos que viven las mismas distorsiones
e ilusorias percepciones de llevar una vida normal.
El segundo paso, es orientar un proyecto democrático de futuro, la forma
de relacionarnos, de trabajarnos con valores, convirtiendo nuestro proyecto
personal y colectivo en una obsesión objetiva que nos haga proponer avanzar
cada mañana un poco más, en todos los campos, con acciones en dirección a las
cosas que tengamos que hacer, lo mejor posible pues nos retrata, por tanto
hagamos una obra de arte.
La cultura es saber, cómo es la mejor forma de avanzar el proceso,
sabiendo que lo motiva el compartir experiencias útiles para unos y para otros,
teniendo en cuenta que en el proyecto de futuro nacional, las naciones no pueden
intervenir, somos asunto de España según la ONU y, por eso Venezuela no nos
podrá salvar y no intervendrá a nuestro favor en el Organismo Internacional, a
costa de ser sancionada y aislada, sin que en verdad nos sirviera de algo.
El tercer paso será recoger lo que hemos cosechado, con el propio
esfuerzo, y te ha hecho ser lo mejor que puedes ser cada día. Si no somos
felices ahora que estamos tocando fondo, lo seremos el próximo año o dentro de
tres años o más, porque somos conscientes de que el colonialismo nos ha
narcotizado con la repetición de sus mantras y literatura. El colonialismo es
el peor germen, “casta” adicta, compulsiva, mala.
Calmemos nuestros impulsos por medio de la relajación, la meditación,
la reflexión, la lectura, la música, el deporte y otras aficiones sanas que
eviten pesares a nuestras actuaciones a causa de la dependencia y desconfianza
en nosotros, y entre nosotros mismos, por temores que pueden ser infundados.
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