CARTA DEL PRESIDENTE DEL GOBIERNO DE
CANARIAS AL PRESIDENTE DEL GOBIERNO DE ESPAÑA 13-NOVIEMBRE DE 2013
1. Cinco siglos han forjado en los canarios una
identidad que, en lo que a la vinculación con el Reino de España
se refiere, se ha fundamentado en un marco de relación que ha facilitado
el desarrollo de las potencialidades productivas del Archipiélago y de
su ubicación atlántica, dándose un mayor impulso cuando,
junto a políticas económicas y fiscales específicas, se ha
ofrecido debida respuesta a nuestra estrecha imbricación con el
escenario internacional. Fruto de ese marco se consolidaron políticas que
atendían al carácter diferenciado de la economía
isleña, sellándose así un pacto institucional de Canarias
con la Corona de Castilla en la esfera económica que durante cientos de
años ha sustentado singularidades fiscales y mercantiles. Al contrario,
cuando en algún momento de la Historia se rompió el mencionado
pacto institucional por decisión unilateral del Estado, nuestras Islas
afrontaron etapas de enormes dificultades y carencias. Baste recordar, entre
otros ejemplos, lo ocurrido en la primera mitad del siglo XIX cuando el Estado
optó por suprimir el legado fiscal y librecambista isleño para
encajar al Archipiélago en un proyecto nacional común, lo que
propició el mayor ciclo de pobreza de la historia insular y una
auténtica diáspora y también que los canarios plantearan y
consiguieran que la participación de las Islas en el nuevo Estado
estuviera vinculada a la aceptación de su especial estatuto fiscal y
mercantil y su adecuación a los nuevos tiempos. El viejo pacto
institucional se reeditó entonces con la materialización del
decreto de Puertos Francos. Los ejemplos son innumerables. La Historia
demuestra que cuando, por acción u omisión, el Reino de Esparta
ha desatendido las singularidades que marcan nuestra realidad económica
y fiscal, se ha lastrado el progreso y bienestar de los canarios. A la vista
está, la experiencia acumulada durante siglos anuncia que, llegados al
momento presente, caso de romper el Gobierno de España el pacto
institucional de referencia, se abrirá un escenario de incertidumbre en
las relaciones Canarias-Estado. Lamentablemente, debo advertir que nos
acercamos a dicho escenario de incertidumbre. El acuerdo en el que
históricamente se ha apoyado el pacto tácito de las Islas con
España se resume en que Canarias garantiza su lealtad al Reino de
España a cambio de que el Estado atienda las singularidades
económicas y fiscales del Archipiélago, así como la
necesidad de impulsar políticas diferentes que den respuesta a una
realidad distinta. Una de las partes -el Gobierno de España, en este
caso- está rompiendo unilateralmente dicho pacto institucional, y es mi
deber como presidente de Canarias alertar de las consecuencias que tal
incumplimiento puede provocar en una sociedad que, percibiendo tal ruptura, se
siente cada vez más alejada de España.
2. De años a esta parte, fruto de la falta de
atención y respuesta a los derechos y demandas de las Islas por parte
del Gobierno de Madrid, la sociedad canaria siente que cada vez es mayor la
distancia que separa el esfuerzo que el Estado lleva a cabo en otros
territorios y el que hace con el Archipiélago. En lo que constituye una
dinámica sin precedentes en esta etapa democrática, el
sentimiento de vinculación estrecha a España se está
debilitando en un territorio donde viven más de dos millones de
ciudadanos. Es necesario que el presidente del Gobierno de España sepa
que la sociedad canaria percibe de forma creciente y mayoritaria que no
está recibiendo un trato justo por parte del Estado y, en este mismo
sentido, que España no está haciendo lo suficiente por Canarias.
A pesar de los mandatos constitucionales, los canarios no están en
condiciones equiparables al resto de ciudadanos del Estado. Se está
convirtiendo a Canarias en un territorio de ultramar postergado sistemáticamente
en el ámbito de todas las políticas públicas que se
acuerdan desde la capital de España, cuando responsablemente
debería ser al revés, mereciendo el Archipiélago ser
objeto de políticas específicas que eviten que sea una tierra
cada vez más alejada del resto del Estado en todo tipo de indicadores.
Así lo viene haciendo Bruselas en su ámbito de competencias, pero
no es el caso del Gobierno de España. Los datos la avalan y me permito
destacarte sólo algunos de los más significativos: Canarias tiene
la segunda tasa de paro más alta de España (33,6%) y, en cambio,
es el territorio peor tratado en el sistema de financiación de las
Comunidades Autónomas. Canarias ha cumplido con los objetivos del
déficit marcados por el Estado y, sin embargo, no se atienden
debidamente las urgencias de las Islas en el Proyecto de Presupuestos Generales
del Estado para 201.4 (entre otros ejemplos sangrantes por las
características y situación de la economía del
Archipiélago: se eliminan 82 millones de euros para políticas
activas de empleo a uno de los territorios más castigados por el
desempleo; se suprimen las inversiones del Estado correspondientes a las
actuaciones de rehabilitación de infraestructuras turísticas; se
mantiene la drástica reducción en la subvención a la
desalinización del agua; o se minoran en más de un 70% los
convenios de aguas y carreteras). La inversión media regionalizada per cápita del Estado en el ejercicio 2014 asciende
a 215 euros, mientras que en Canarias es de 155 euros (el diferencial de
inversión supone en 2014 más de 126.012 millones de euros).
Canarias es un territorio insular y alejado, cuya dependencia de las
comunicaciones aéreas y marítimas es evidente; y, sin embargo,
las partidas destinadas a la subvención del tráfico aéreo
en los Presupuestos Generales del Estado se han reducido un 35% desde el
año 2010 y las dirigidas a la subvención al transporte de
mercancías han sufrido una merma de 34 millones de euros. Mención
especial requiere el sistema de financiación autonómico, cuya
modificación sigue pospuesta.
3. Es necesario que el Presidente del Gobierno de
España sepa que, de años a esta parte, Canarias está
más lejos de España y que debe reconducirse la situación
de forma urgente porque de lo contrario se estará abonando un
sentimiento de desafecto con consecuencias por ninguno deseadas. De ahí
que, como Presidente de Canarias, sea mi responsabilidad alertar, antes de que
sea demasiado tarde, de lo que está ocurriendo y de lo que puede
ocurrir. No ha variado la geografía, pero sí ha cambiado, a peor,
la conectividad de las Islas con la Península. Viajar a Canarias desde
territorio peninsular o viajar a la Península desde Canarias es hoy
más difícil y más caro. Hay menos plazas de avión
disponibles y son sustancialmente más caras. Además, a los
canarios se nos exige llevar en el bolsillo un documento que acredite que somos
canarios por la desidia y desinterés del Gobierno de España. Es
necesario que el Presidente del Gobierno de España sepa que a Canarias y
a sus instituciones se las desoye desde el Gobierno que preside. Una muestra
reciente la tenemos en la tramitación por el Ministerio de Industria y
Energía del expediente para autorizar prospecciones petrolíferas
en aguas cercanas a Canarias. No pretendo llamar tu atención sobre el
fondo del asunto, en el que existe discrepancia entre la postura del Gobierno
de España y la de todas las instituciones canarias afectadas. Lo
institucionalmente relevante es la falta de respeto y la deslealtad con la que
desde el Gobierno de España se viene tratando al Gobierno de Canarias,
al Parlamento de Canarias, a los Cabildos de Fuerteventura y Lanzarote y a
todas las corporaciones locales de ambas Islas, que se han posicionado
públicamente en contra de las prospecciones. En un asunto de la
máxima trascendencia para Canarias y su futuro, el Gobierno de
España actúa con prepotencia y con un evidente desprecio a las
instituciones y particulares que no comparten su opinión. Debes tener
presente, además, las especiales connotaciones políticas de este
tema que derivan de la vecindad con Marruecos y de las dificultades para
delimitar las aguas territoriales. Estimado Presidente, cualquiera de los
asuntos que te he planteado justificaría sobradamente tu
reflexión. Por todo ello, es mi obligación como Presidente del
Gobierno de Canarias llamar tu atención sobre el creciente sentimiento
de desafección hacia España que se está gestando en
Canarias y sobre las inciertas consecuencias a las que puede conducir a medio
plazo. Desde Madrid se está abonando el terreno para que broten con
fuerza sentimientos y posiciones separatistas como no ha ocurrido en las Islas
desde los años setenta. Del mismo modo, es mi deber como Presidente
señalarte que no pasan desapercibidas en el Archipiélago las
distintas varas de medir del Gobierno de España frente a los
4. problemas territoriales, ni los estímulos a
los que parecen responder con mayor celeridad quienes deben velar por el
interés de todos los que a fecha de hoy integramos el Estado. En tus
manos está poner los medios y la atención necesarios para evitar
que el alejamiento de Canarias con respecto a España siga creciendo.
Sabes que cuentas, como siempre, con mí disposición para tratar
estos asuntos y buscar soluciones desde la lealtad institucional a la que
obligan nuestros respectivos cargos. Mi obligación es alertar de que la
lealtad de las Islas no está siendo correspondida por un Gobierno del
Estado que, al desentenderse de las singularidades económicas, fiscales
y presupuestarias del Archipiélago, incumple el pacto institucional que
históricamente ha unido a Canarias con el Reino de España y abre
así un escenario enormemente incierto.
Paulino Rivero Baute
Presidente del Gobierno de Canarias.
Fuente: ABC/carta-rivero-a-rajoy-nov-2013