A las medrosas organizaciones sindicales
que tienen representación en el Comité Intercentros de Madrid de
"Aeropuertos Españoles y Navegación Aérea" (CCOO, UGT y USO) parece
haberles costado muchísimo parir una convocatoria que, en buena ley, debió
realizarse hace meses; justo en el momento en que el Gobierno anunció su
intención inequívoca y firme de privatizar un servicio público esencial como es
el aeroportuario (previa ejecución de multimillonarias inversiones en el
último quinquenio -en muchos casos suntuarias e innecesarias- , que han
dejado exhaustas las cuentas de resultados del Ente -otrora boyantes-). El
Gobierno, con dineros de todas y todos los ciudadanos, ha dejado los
Aeropuertos del Estado español remozados hasta el punto de que "no los
reconoce ni la madre que los parió" para mejor loor, gloria, oficio y beneficio
de los ávidos especuladores que le tienen echado el ojo al Ente desde hace
muchos años.
Muy bonitos, eso sí, pero desahuciados.
Por utilizar un símil: como cochinos (con perdón) bien cebados para la matanza.
Y el particular San Martín del sector público
aeroportuario se ha venido acercando sin que, aparentemente, la representación
sindical mayoritaria entendiera preciso "llamar a rebato"... hasta
ahora, justo cuando se percatan que la división de los Aeropuertos del Estado
en múltiples partes (tantas como centros), cada una con su propia personalidad
jurídico-privada, traerá acarreadas consecuencias nefastas no sólo para
el común de las y los empleados, sino también (aunque sólo sea "de
rebote") para ellos mismos, en su calidad de Instituciones Sindicales
"apesebradas": con el nuevo régimen jurídico que se pretende
implantar va a devenir legalmente obsoleto el Comité Intercentros asentado en
la Capital de la Metrópoli. Y junto con él, las regalías y privilegios de que
venían disfrutando desde tiempos inmemoriales las tres entidades sindicales que
tenían controlado aquél "cotarro": se acabaron lo buenos tiempos en
que se disfrutaba de "liberados extras" a tutti pleni; estancias,
dietas, viajes todopago... ("¡Esto es Hollywood!"); en
los que se hacía deshacía a antojo con las Convocatorias y procesos
selectivos, pasándose "por el forro" los criterios de los Comités de
Centro afectados; en los que se firmaban Convenios y acuerdos de eficacia
general sin escuchar siquiera el eco de lo que pudieran decir las y los
trabajadores afectados en sus Asambleas (nada se escucha tras los cristales
blindados de los despachos de las Secciones Sindicales de USO, UGT y CCOO de
Aena-Madrid).
Y eso, al parecer, ha sido la
verdadera casus belli, el auténtico motivo que ha impelido a estos
burócratas sindicales a saltar de los sillones a los que parecían estar
atornillados durante todos estos años pasados.
Pues bueno, bien está lo que bien
sucede. No es cosa de estar permanentemente con la vista fija en "el
retrovisor", si lo que queremos es avanzar. Ahora bien, señores de CCOO,
UGT y USO: sepan que les tenemos "cogido el tranquillo", y un número
cada vez mayor de trabajadoras y trabajadores de AENA no van a estar dispuestos
a que sigan manipulando las movilizaciones para llevar las aguas a su molino.
Ni de coña.
Por un
marco específico canario de gestión pública y relaciones laborales en AENA
Si privatizar un servicio público
esencial como es el aeroportuario resulta una cafrada intolerable a nivel del
Estado español, en Canarias es, sencillamente, una gravísima agresión a los
intereses nacionales, cuya perpetración nuestro pueblo no se puede permitir.
Ello por una razón muy sencilla: Canarias es una colonia africana, consistente
en un Archipiélago situado físicamente a más de mil kilómetros del Continente
europeo, cuyas comunicaciones y medios de transporte externos e inter-islas
sólo se pueden realizar a través de dos medios: nuestros Puertos y nuestros
Aeropuertos. Se trata, pues, de infraestructuras básicas de carácter
estratégico para nuestro sistema socioeconómico. Y como todo el mundo sabe,
"con las cosas de comer no se juega" (y más aún si se trata de cosas
imprescindibles, vitales y básicas). Poner estas infraestructuras al albur de
las "leyes del mercado" (es decir:, ponerlas en manos de la Ley de
la Selva) es sencillamente suicida.
No lo vamos a permitir. No ya solo por
lo que la privatización de AENA conlleva en relación con la pérdida de derechos
y el riesgo para la estabilidad de las y los trabajadores de nuestros
Aeropuertos canarios, sino también porque en esta batalla están en juego cosas
incluso más trascendentes, como son, nada más y nada menos que el futuro y la
viabilidad socioeconómica de nuestra tierra.
Y esto, sí que sí, son palabras mayores,
frente a las que habrán de ceder otras consideraciones tales como viajes
aplazados por el legítimo ejercicio de las y los trabajadores de su derecho de
Huelga, etc., etc...