Otra vez nos salpica el piche

mientras Repsol amenaza con prospecciones

 

 Ni el Gobierno canario ni los Cabildos tienen soberanía sobre las aguas que nos rodean

 

[El estatus político que nos ofrece nuestra dudosa autonomía no da para tanto. De hecho no da para nada. Canarias es un archipiélago que no controla las aguas que lo bañan y así será hasta que los canarios y las canarias se atrevan a reclamar la soberanía que les corresponde.]

 

En la Playa del Cabrón, en Gran Canaria, han aparecido manchas de petróleo durante un kilómetro de costa. El vertido, que desprende un hedor particularmente desagradable, es probable que proceda del depósito de algún buque de los que a diario cruzan nuestras islas en sus rutas marítimas.

 

No es la primera vez que aparecen manchas de petróleo en las costas grancanarias. En abril de este mismo año aparecían cubiertas de piche algunas playas del sur de la isla, causando pérdidas económicas a los comercios de la zona y daños medioambientales. En aquella ocasión ni la Guardia Civil ni las autoridades estatales lograron depurar responsabilidades. Tememos que en esta ocasión vuelva a suceder lo mismo.


Grupos de buceo están organizando voluntarios para recoger el piche, arriesgándose a sufrir problemas respiratorios u otro tipo de secuelas, como ocurrió en Galicia tras el desastre del Prestige. Pero lo más grave es que las autoridades canarias poco pueden hacer para buscar al responsable, ya que por desgracia ni el Gobierno canario ni los Cabildos tienen soberanía sobre las aguas que nos rodean. No es que, como dice Soria, esas aguas las controle el Gobierno estatal, es que, simplemente, no las controla nadie. Por más que el Ministro de Repsol asegure que el Organismo Marítimo Internacional, dependiente de las Naciones Unidas, le ofrece la soberanía de nuestras aguas al Gobierno central lo cierto es que no se la ofrece a nadie. Así es el limbo jurisdiccional en el que se encuentran nuestras aguas mientras el continuo tránsito de naves que transportan todo tipo de mercancías peligrosas entre las islas supone un riesgo casi tan grave como el de realizar prospecciones petrolíferas. Las rutas marítimas que atraviesan el archipiélago suponen un ahorro considerable a los transportistas pero un peligro inaceptable para Canarias.

 

Si el vertido de un solo barco que limpia su depósito genera semejante situación, podemos prever la catástrofe que significaría un vertido con prospecciones en marcha o peor aún en fases de explotación de petroleo. Desde la Coordinadora llamamos a la población a apoyar voluntariamente la limpieza de la Playa del Cabron y hacemos hincapié en que queremos que Canarias sea declarada santuario medioambiental por su valiosa biodiversidad, animando al pueblo canario a seguir unidøs en la lucha contra este atropello de las multinacionales y del gobierno del Estado Español.


Si Canarias controlase las 200 millas de su Zona Económica Exclusiva podríamos evitar estos riesgos cerrando el acceso a este tipo de buques, al igual que podríamos negar a Repsol el derecho a prospectar nuestro lecho marino, con el inevitable riesgo de que nuestras costas aparezcan ensopadas con piche. Desafortunadamente el estatus político que nos ofrece nuestra dudosa autonomía no da para tanto. De hecho no da para nada. Canarias es un archipiélago que no controla las aguas que lo bañan y así será hasta que los canarios y las canarias se atrevan a reclamar la soberanía que les corresponde.



Coordinadora Canarias contra las Prospecciones, a 17 de julio de 2014.