La gestión de
los Bancos de Alimentos
Contra la falta
de Transparencia y Carencias en la Gestión de los Bancos de Alimentos.
CONCENTRACIÓN MARTES 30 DE SEPTIEMBRE A LAS 11'30H
delante del IMAS (INSTITUTO MUNICIPAL
DE ATENCIÓN SOCIAL) del Ayuntamiento de Santa Cruz de Tenerife, en la C/ Castillo esquina con Pedro Alcántara.
La Plataforma por la Dignidad, REDESSCAN
y los Puntos de Información de Derechos Sociales del CSO Taucho
y La Casa de La Orotava, les convocan a una CONCENTRACIÓN para presentar
nuestra Campaña "Contra la falta de Transparencia y Carencias en la
Gestión de los Bancos de Alimentos", así como el abandono que
sufren las personas excluidas por parte de las instituciones.
Aprovecharemos para seguir con la recogida de firmas
por la ILP de la Renta Básica, una auténtica alternativa a la caridad y
el asistencialismo institucionales y también llevaremos a cabo una rueda de
prensa.
Manifiesto:
Unos 45.000 hogares en Canarias no
perciben ningún ingreso, en todos y cada uno de ellos viven personas que a
diario deben 'buscarse la vida' para poder comer, mientras que los salarios y
pensiones de miseria impiden llegar a final de mes a otros 125.000 hogares que
también viven bajo el umbral de la pobreza. Los colectivos sociales que
firmamos este comunicado llevamos tiempo denunciando que las ayudas sociales
(la PCI y el resto de ayudas de emergencia social) llegan a una parte ridícula
de todas las personas y familias que cumplen con los requisitos (y lo
necesitan). Que cuando llegan lo hacen tarde y siempre tras varios meses de
papeleo, colas, itinerarios de integración laboral sin ningún resultado, todo
esto acompañado de la fiscalización de la vida de las personas por parte de los
servicios sociales y la estigmatización de la pobreza.
El problema es que las personas
necesitamos comer todos los días, y cuando no hay ingresos y las ayudas de las
instituciones no llegan, sólo queda el apoyo de familia y amistades y, en
última instancia, entrar en la rueda de la caridad. Caridad de las
instituciones en forma de ayuda o derivación de alimentos, los cada vez mas
escasos bonos de guagua y la fe en que puedan ayudarte con la factura de las
medicinas, del agua o del alquiler, en todos los casos tras una considerable
espera y haber demostrado que eres pobre de solemnidad, para lo que tienes que
superar una prueba difícil y dolorosa para quien vive en situación de
exclusión.
Una caridad que pasa por acudir a ONGs
como Cruz Roja, Cáritas, el Banco de Alimentos y sus
asociaciones vinculadas, a pedir ayuda en forma de alimentos y en algunos casos
también ayudas para el pago de algunos recibos de suministros. De nuevo, el
interrogatorio sobre tu situación personal, la entrega de la imprescindible
documentación que demuestra tu condición de empobrecida (ya entregada en los
servicios sociales para poder acceder a la ONG), las colas, el cansancio..., y
finalmente, la última decepción: productos que no son de primera necesidad,
están a punto de caducar o ya han caducado. Está ocurriendo en los puntos de
recogida de alimentos que la 'cesta' no alcanza para que se alimente una
familia, no se cumple la normativa sanitaria que rige para los alimentos que se
venden en las tiendas o se duplica la entrega de datos personales sin las
garantías necesarias de privacidad.
Las personas empobrecidas son tratadas
como ciudadanos de segunda, no sólo porque tienen una cartilla sanitaria para
pobres o nunca podrán acceder a la misma educación que tienen quienes pueden
pagarla, también hay una comida para pobres. Nos preguntamos como se
distribuyen entre estas decenas de miles de hogares bajo el umbral de la
pobreza las decenas de miles de toneladas de alimentos que llegan a los Bancos
de Alimentos de Canarias a través de donaciones de la UE, de instituciones, de
empresas, de particulares, de campañas y maratones. Parece que el interés y la
eficiencia de los bancos de alimentos reside
únicamente en su capacidad (virtud) para recibir y almacenar mercancía.
Tampoco nos explicamos como los bancos de
alimentos no son gestionados directamente por las administraciones públicas,
sino a través de organizaciones 'sin ánimo de lucro', vinculadas en muchos
casos a la Iglesia, y concretamente al Opus Dei, como el propio Presidente de
la FESBAL (Federación Española de Bancos de Alimentos) o el caso de Manuel
Pérez Hernández, presidente del Banco de Alimentos de Las Palmas de Gran
Canaria.
Venimos a denunciar la falta de
transparencia en la gestión de los bancos de alimentos, en la distribución y el
reparto, provocando la escasez de determinados productos y la caducidad de
otros, la carencia de productos frescos de primera necesidad, la dificultad
para obtener la ayuda de alimentos, la duplicidad de los papeleos y
comprobaciones, poniendo en riesgo la privacidad y la dignidad de las personas
obligadas a solicitar ayudas que en realidad son derechos universales (techo,
comida, energía, agua...)
Desde las empresas que utilizan este medio
para eliminar excedentes del mercado y así mantener los precios (aparte de
desgravar impuestos, mejorar la imagen de empresa y socavar al pequeño comercio
en los barrios mas desfavorecidos), hasta los personajes que se aprovechan de
convertir la pobreza en un espectáculo, pasando por las instituciones políticas
y religiosas que lo utilizan para hacer proselitismo, construir redes
clientelares y en su labor de contención social, las donaciones de alimentos
perpetúan la pobreza, convirtiendo en algo natural la caridad, el hecho de que
en Canarias cada vez exista gente mas rica y mayor número de pobres y no
cuestionando en ningún momento que el problema real es el mal reparto de la
riqueza.
Reivindicamos una vez más, el reparto
justo de la riqueza como única alternativa para terminar con la pobreza, es
preferible que las grandes empresas que operan en las islas, en vez de regalar
comida, dejen de beneficiarse de las numerosas ventajas fiscales que disfrutan
en Canarias y paguen más impuestos. Tienen que ser las instituciones públicas
quienes garanticen el reparto equitativo de los excedentes alimentarios
(incluyendo las miles de toneladas de productos canarios que se desperdician) y
se tiene que establecer, de una vez por todas, una Renta Básica que garantice
una vida digna a todas las personas y acabe con la indigna caridad.