NOMENCLATURA
DE LOS MENCEYATOS, CANTONES, GUANARTEMATOS Y ACTUALES MUNICIPIOS CANARIOS
Capitulo
(I) - II
La
orografía del territorio es muy abrupta y accidentada con una continuada
pendiente desde la cumbre hasta el mar, cortada por multitud de barrancos. La
pendiente se suaviza entre los 400 y
BREÑA
ALTA
Breña
Alta: Con una superficie de 31,5 km2
y una población de 5.816 habitantes, este municipio comparte con el de Breña
Baja el extenso y fértil valle de Las Breñas. Su núcleo urbano, San Pedro, se
hallan a 300 m sobre el nivel del mar. Además del cultivo de plátanos, el
aguacate y los cereales, como el trigo y la cebada, forman parte de su producción
agrícola. El tabaco es uno de los cultivos propios de la zona aunque en menor
producción que en épocas anteriores. En su parte alta se encuentran
importantes bosques de castaños y laurisilva que cubren barrancos y colinas.
Lugares de interés señalaremos como los más importantes: Mirador de
Según el cronista e historiador Juan de Abreu Galindo (1602), el
actual término municipal de Breña Alta integraba, junto con el de Breña Baja,
el cantón awuara de Tedote,
gobernado en la fase precolonial insular por los hermanos Tinisagua, Bentacayse
y Aguacencio.
Barrios
Sus
principales barrios son: San Pedro (Casco
Urbano), Breña (San Isidro), Las
Ledas, Buenavista de Arriba, Buenavista
de Abajo, Botazo, Miranda, El Llanito y
En el caso del litoral del municipio de Breña Alta, los
yacimientos de Lomo Boyero, Cuesta de
BREÑA
BAJA
Breña
Baja: Municipio que tiene una extensión
de 15 km2, es de los más pequeños de la isla, y una población de
unos 3.750 habitantes, se localiza en una estrecha franja entre
Las
Breñas surgieron en el cantón denominado por Abreu Galindo señorío de Tedote,
bando que se extendía desde el barranco de Amargavinos, en Breña Baja, hasta
el barranco Seco, que hoy supone el límite entre los actuales municipios de
Sta. Cruz de
La
jurisdicción de Breña Baja, como las demás de la isla, correspondió al
Cabildo de
Barrios:
Los Cancajos, se encuentra en la costa oriental de
San José,
es el núcleo poblacional del Municipio situado a 300 m. de altitud; se halla
atravesado por el Barranco de Amargavinos y en torno a sus calles se dispone un
pueblo nuevo donde discurren apaciblemente las vidas de sus moradores.
PUNTA GORDA
Puntagorda:
Desde Tijarafe hacia el norte de la
isla, entre los Barrancos de Garome por el sur y el de Izcagua por el norte, se situá el
municipio de Puntagorda. Ocupa una superficie de 31 km2 y cuenta con
una población de alrededor 1.800 habitantes. El casco urbano, en una zona de
escasa pendiente entre pinares y almendros, se localiza a 600 m de altitud.
Pueblo pintoresco con hermosos pinares que ocupan vastas extenciones de terreno.
Su blanco caserío se recorta sobre un paisaje de vegetación de medianías y de
bosques de fayal y brezo que trazan un espectáculo sin igual cuando florecen
sus miles de almendros. Su clima es seco y soleado, en invierno las
precipitaciones suelen ser abundantes.
Los
diferentes estudios llevados a cabo sobre este tema, indican que los ejes
del poblamiento awuara se sitúan en
los Barrancos de Izcagua, San
Amaro/Las Carballas, Agua Dulce, El
Roque y Garome, con importantes
poblados de cuevas. A esto hay que sumar algunos
poblados de cabañas al aire libre, como los de
Los
benahoaritas que habitaron en Puntagorda dejaron, como también lo hicieron en
el
resto de
VILLA
DE MAZO
Villa
de Mazo: Ocupa, en la vertiente
oriental de la isla, una superficiew de 71 km2. Por el norte limita
con Breña Baja y por el sur con Fuencaliente. Su población es de unos 4.500
habitantes, que se distribuyen entre pequeños, pero numerosos barrios de
su territorio. El núcleo principal urbano se encuentra a 500 m de altitud.
Llama la atención la gran cantidad de conos volcánicos existentes, muchos ya
cubiertos por la vegetación, testimonio de su origen y que diseñan una
superficie de singular encanto.
Entre
la cercana Breña Baja y las lavas del Volcán de Martín se sitúa esta
localidad; su territorio coincide con el que ocupaba el prehispánico cantón de
Tigalate, en unión con Fuencaliente hasta 1837. El pueblo recibe el
título de Villa el 18 de marzo de 1878.
Barrios
Monte
Breña, Lodero, San Simón, Tiguerorte, Montes de Luna, Malpaíses, Tigalate,
FUENCALIENTE
Fuencaliente
de
La
capital municipal se denomina Los
Canarios (comúnmente denominada también Fuencaliente),
aunque el barrio de Las Indias lo iguala en población.
Anteriormente
fue un barrio del municipio de Mazo,
hasta que se constituyó como municipio independiente. Viene aproximadamente a
corresponder con el territorio que ocupó el cantón precolonial
de Abenguareme
Barrios
Los
Quemados, Las Caletas,
LOS
LLANOS DE ARIDANE
Los
Llanos de Aridane: Conforma el valle
del mismo nombre, que es una de las zonas plataneras más importantes del
Archipiélago Canario. Antes de la conquista recibía el nombre de Cantón de
Aridane gobernada por el rey Mayantigo. Tiene una superficie de 36 km2
y más de 18.000 habitantes. Los Llanos nace a la sombra de un rico señorío
colonial, el del Llano de Argual, que
con el discurrir del tiempo se convirtió en un próspero municipio. Esta
evolución histórica ha cambiado su fisionomía, grandes avenidas, trazado
urbanístico moderno. Quedan, por fortuna, callejones, plazas, rincones que nos
devuelven el encanto y la serenidad de entonces.
Lo
que había sido un amplio campo de pastoreo en época awuara (bando de Aridane),
se convierte luego en un poblamiento colonial cuyo desarrollo arranca gracias al
aprovechamiento de las aguas de
El
núcleo central de Los Llanos se configura a partir del templo católico de Los
Remedios, en cuyas inmediaciones surgieron las primitivas arquitecturas
tradicionales, conjugándose con las modernas y avanzadas construcciones.
Es
en 1812 cuando se constituye como municipio, agrupando El Paso y Tazacorte,
segregados en 1837 y 1925 respectivamente. En 1868 adquiere el título de Villa
y en 1899 el de Ciudad.
El
litoral ha sido profundamente modificado por las riadas de lava, los volcanes
han aumentado el perfil costero creando una "isla baja"; se alternan
las zonas acantiladas con calas, charcos y playas, destacando: El Pocito, Charco
Verde, Las Monjas,
15
de Julio de 1868, se concede a Los Llanos de Aridane el título de Villa
convirtiéndose así en la segunda Ciudad más importante de la isla por
Real Decreto.
A
las 17:00 horas se celebra en el Municipio un estallido de cañón seguido de
cohetes, bandas de música y repique general de campanas. En 1899 pasa a ser
catalogada como Ciudad de Los LLanos de Aridane.
TIGALATE
Datos etnohistóricos sobre
el cantón de Tigalate
Demarcación territorial
Los datos etnohistóricos sobre la etapa precolonial
de
Las referencias más antiguas nos son proporcionadas,
a fines del siglo XVI,
por el portugués Gaspar Frutuoso quien, a pesar de
todo, no nos aporta ningún dato concreto
sobre el momento en que la isla estuvo compartimentada tal y como él nos indica. Según este autor,
No obstante, y si partimos de la base de que las
anotaciones de Gaspar Fructuoso son
correctas, podríamos suponer que el cuarto reino estaría situado en algún punto del norte-noreste de la isla, de
tal forma que ésta quedaría dividida
en cuatro cuadrantes que tendrían una superficie y rasgos geográficos bastante similares. Ello nos viene a
indicar que la isla se estructuró en
grandes comarcas naturales que guardaban notables similitudes en cuanto a su geología, clima, relieve,
paisajes y vegetación, de tal forma que se
adecuaban perfectamente al tipo de vida y actividad económica, fundamentalmente pastoril, que practicaron los
benahoaritas.
Una compartimentación
de este tipo permitía que cada uno de los cuatro reinos pudiese sobrevivir sin depender de la ayuda de los
tres restantes, a menos que se produjesen
graves carestías o calamidades (sequía, incendios, plagas, etc.). La filosofía que latía debajo de esta
subdivisión era exactamente la misma que la
propuesta por otros autores como J. Abreu Galindo cuando llegaron los
conquistadores, tal y como comprobaremos más adelante. Desgraciadamente, esta
distribución zonal sólo nos es apuntada por el ya citado Gaspar Fructuoso, lo que hace más problemático
completar sus escuetos e imprecisos datos. De cualquier forma, lo que sí se
pone de relieve es la importancia que ya
por entonces tenía la zona de Mazo, puesto que era el lugar de residencia de
uno de los cuatro reyes insulares.
J. Álvarez Delgado indicaba que, hasta 1440, la isla
estaba regida por un único rey que tenía poder
sobre todos sus habitantes. A su muerte se dividieron sus dominios entre sus descendientes más directos. Al igual
que sucedía en el caso anterior, este
investigador no apunta las fuentes utilizadas que le permitieron llegar a tal conclusión y, por tanto, sus teorías
deben ser tomadas con cierta cautela.
Sin embargo, en esta hipótesis se dan algunas referencias que pueden confirmarse de forma indirecta y que dan
cierto aura de veracidad a sus
informaciones. El hecho de que la antigua Benahoare estuviese gobernada por un sólo rey podría ser una de las razones que
expliquen los estrechos lazos de parentesco que
existían entre los distintos capitanes que
estaban al frente de cada uno de los doce cantones en que se hallaba dividida la
isla cuando llegó Alonso Fernández de Lugo.
Sin duda, las referencias más precisas sobre la
compartimentación geopolítica durante la época
prehispánica de
Todos estos apuntes etnohistóricos nos hablan de la
división de la isla en doce bandos
independientes a cuyo frente se situaban una o varias personas e, incluso en algún caso, hasta tres que estaban
estrechamente emparentados entre sí. Para la gran mayoría de estos cantones no
se establecían unos límites geográficos
precisos (Figura 1).
“El quinto señorío, Tigalate y Mazo hasta Tedote, donde al
presente llaman
Tigalate lindaba al norte con el cantón de Tedote,
en un lugar impreciso de Las Breñas, que el Dr. Mauro S. Hernández Pérez
sitúa en el Barranco de Amargavinos.
(1977: 32), que actualmente separa los términos municipales de Breña Baja y Breña Alta. Sin descartar esta hipótesis,
nosotros nos inclinamos por colocar la línea
divisoria algo más al sur, coincidiendo con la
separación histórica entre Mazo y
Breña Baja. El hito geográfico que señala
la separación coincide con el trazado de un antiguo camino real que discurre
desde la costa a la cumbre y que pasa junto a
En el caso de los cantones precoloniales del sur de
la isla (Tigalate, Ahenguareme, Tamanca,
Tihuya y Aridane) la separación territorial entre unos y otros plantea
ciertas dificultades debido a la ausencia de accidentes geográficos destacados, como puede ser la
inexistencia de barrancos de gran entidad, tal y
como sucede en la mitad norte de
Si las dudas son razonables a la hora de situar los límites
geográficos en el frente
septentrional, la cuestión se vuelve mucho más espinosa para separar los
cantones de Tigalate y Ahenguareme,
donde no hay barrancos profundos y, ni
siquiera, montañas destacables, puesto que no debemos olvidar que el Volcán Martín es histórico. Por ello,
nos hemos decantado porque sus fronteras
fuesen muy similares a las actuales que separan los municipios de Fuencaliente y Villa de Mazo. La separación prehistórica podría encontrarse en el reborde que marca por el sur la hondonada
gigantesca en que se emplaza el caserío de Montes de Luna. Este accidente geográfico supone una fuerte discontinuidad respecto al
resto del paisaje del señorío de Ahenguareme,
de tal forma que pudo convertirse en una marca que sería
reconocida por los benahoaritas que vivían en estas zonas.
La escasa fiabilidad de los datos que nos
proporcionan las fuentes etnohistóricas se
ponen claramente de relieve al analizar las contradicciones que aparecen reflejadas en muchos pasajes de sus
escritos. La gran mayoría de los
autores antiguos y cronistas de la conquista señalan que Benahoare estaba compartimentada en doce bandos independientes que
eran: Aceró, Aridane,
Tihuya, Tamanca, Ahenguareme, Tigalate, Tedote, Tenagua, Adeyahamen, Tagaragre, Tagalguén y Tijarafe. Sin embargo, esos mismos autores se contradicen cunado hablan del bando de Gazmira, situado en
Las Cuevas de Herrera y que, según J. Abreu
Galindo, servía de límite con el bando de Aridane.
Tras analizar este texto tan confuso no sabemos si se trataba
de dos zonas diferenciadas e independientes o si, por el contrario, hace
referencia a un topónimo concreto (Gazmira) que formaba parte de una entidad geográfica más amplia (Aridane).
No obstante, estas noticias aparentemente contradictorias se adecúan
perfectamente a una teoría que ya apuntaba el Dr. Mauro Hernández Pérez y que
nosotros también queremos reivindicar: "...Podría
ser, y es sólo una hipótesis, que cada uno de los llamados reinos se compusiese de uno o más
bandos..." (1977: 32).
Las referencias anteriores las hemos traído a colación
porque son plenamente compartidas en nuestra Tesis Doctoral (F. J. PAÍS PAÍS;
1996: 64) y porque son
perfectamente aplicables al bando prehispánico de Tigalate que, como ya hemos
apuntado, era gobernado por una jefatura compartida de dos hermanos: Juguiro y Garehagua. Es muy probable que esta asociación
en el poder político estuviese motivada por la necesidad de evitar los
problemas sucesorios y las luchas por el control del gobierno. Pero, también
es plausible suponer que este tipo de régimen político-administrativo tenía la facultad de facilitar la goberaabilidad de
unos territorios tan extensos como los que
comprendía el cantón de Tigalate que, no lo olvidemos, era uno de los mayores de Benahoare. El poder de
decisión e influencia de un solo capitán
para unos dominios tan vastos hubiese sido muy frágil ante la lejanía del jefe. En nuestra opinión, Juguiro y
Garehagua tendrían máximas competencias en
zonas diferentes del bando prehispánico, si bien las decisiones más
importantes, que afectaban a todos sus subditos, serían tomadas de forma colegiada y consensuada.
Por todo ello, pensamos que el cantón de Tigalate
pudo estar dividido en dos comarcas naturales que tendrían cierta
autonomía la una respecto de la otra. Estos
lugares se podrían denominar sector septentrional y meridional, a cuyo frente se encontraba uno de los dos
hermanos. Es muy difícil establecer unos límites
geográficos precisos, pero se trataría de amplias áreas que se pudiesen controlar con cierta facilidad y que
tuviesen unas características geográficas homogéneas (relieve, vegetación,
clima, etc.). A modo de hipótesis nos
atrevemos a establecer una línea divisoria que podría tener como punto de referencia
Tanto Juguiro como Garehagua tendrían bastante
autonomía en cada una de sus zonas de influencia. Sin embargo, es evidente que
deberían convocar asambleas o reuniones de
todos los nobles y ancianos de ambas demarcaciones para tratar todas aquellas cuestiones que afectaban a toda
la comunidad: celebración de fiestas solsticiales
relacionadas con ritos agrícolas y ganaderos;
declaraciones de guerra; actuaciones en épocas de calamidades naturales;
repartición de pastizales y campos de pastoreo; regular las relaciones con sus vecinos; etc. Esta teoría se contradice con la
leyenda de que
Guerras y Razzias
Aparte de la cita literal sobre los límites geográficos
y los reyes del bando de Tigalate,
que ya vimos anteriormente, los autores antiguos hicieron muy pocas referencias a otros aspectos específicos
de este lugar o que se
desarrollaron dentro de su demarcación para referirse al conjunto de los benahoaritas. Aún así, los dos reyes de Tigalate
van a formar parte activa en una serie de episodios puntuales que vamos a estudiar
seguidamente. Según todos los cronistas, uno de los rasgos más característicos
de la personalidad de los
antiguos palmeros era su carácter pendenciero y belicoso. Por ello no debe extrañarnos que los episodios bélicos
fuesen relativamente frecuentes entre
los distintos cantones independientes.
Sin duda, la guerra fratricida más importante, que
ha sido muy bien descrita por los cronistas de la
conquista, fue la que enfrentó a Atogmatoma (capitán de Tijarafe) con Tanausú (jefe de Aceró). En esta contienda
se vieron implicados todos los demás bandos de la isla, ya que sus cabezas visibles tomaron partido por uno u otro cabecilla
teniendo en cuenta, sobre todo, los lazos de
parentesco que les unían. Como no podía ser menos, en esta guerra insular también intervinieron Juguiro y
Garehagua, cuya participación no fue
excesivamente importante aunque, eso sí, se aliaron con el bando vencedor. Las únicas referencias claras a
estos guerreros están en las siguientes
palabras: "...Pero, como Tanausú vio que cada día venía gente de
refresco en favor de Atogmatoma, salióse de Acero con su gente y subiéronse al roque de Benehauno, y de allí pidió
socorro al capitán Chenauca y Aganeye
y a Suquahe y Juguiro y Garehagua, que eran sus primos; los cuales juntaron su gente para ir en
socorro de Tanausú..." (J. Abreu Galindo; 1977: 273). De esta cita se desprende
que la ayuda prestada a Tanausú por Juguiro
y Garehagua, entre otros, fue suficiente para decidir la contienda en favor de esta coalición.
Una de las historias más hermosas de la etapa
precolonial palmera tuvo por escenario
los paisajes del cantón de Tigalate.
En este episodio se dan cita buena parte de los rasgos que caracterizan la
personalidad de los antiguos palmeros:
valentía, honor, venganza, amor a su tierra, pasión, odio, etc. Nos estamos refiriendo a los sucesos
protagonizados por un bimbache (nombre que reciben
los primitivos habitantes de El Hierro) llamado Jacomar. No contamos con fechas precisas sobre el desarrollo
de los acontecimientos, aunque a través de una serie de referencias indirectas
podemos situarlos en un momento muy cercano a
la conquista de la isla por las huestes de Alonso Fernández de Lugo. Sabemos
que ya la isla estaba dividida en doce bandos independientes y, si tenemos en cuenta los datos aportados por
J. Álvarez Delgado sobre que esta
compartimentación ocurrió a partir de 1440, es obvio que la
historia tuvo que desarrollarse entre esa fecha y 1493. Por esos años ya hacía bastante tiempo que las islas de
Lanzarote, Fuerteventura,
Según nos informan los autores antiguos, los
herrenes tenían la costumbre de organizar frecuentes razzias
a
Las razzias de los primitivos herrenes eran tan
frecuentes y dañinas que los benahoaritas buscaron la forma de poner freno a
estos episodios sangrientos. A ello contribuyó,
sin duda, la feroz defensa de su territorio que hacían los antiguos palmeros, como lo demuestra la trágica muerte
del colono Guillen Peraza en las playas
de Tihuya. Finalmente, se firmó una
paz que facilitaba las transacciones comerciales
entre ambas islas. Este tratado posibilitó
la vuelta a
272). Esta historia novelesca y envuelta en cierto
halo de misterio y leyenda debió ocurrir en
la realidad. El hecho de que sucediese en Tigalate
no debe extrañarnos, puesto que sus moradores serían unos
de los más afectados por este tipo de
razzias y saqueos, habida cuenta de la abundancia de pequeñas calas y playas arenosas que jalonan sus costas y donde los desembarcos
no plantearían excesivas dificultades.
En esta parte de la isla tuvieron lugar algunos
episodios relevantes de la conquista, ya que en esta zona se desarrollaron las
primeras escaramuzas serias y sangrientas
que tuvieron que enfrentar las huestes de Alonso Fernández de Lugo. Tras el desembarco de las tropas en el Puerto de Tazacorte
(cantón de Aridane) quedó bastante
claro que el sometimiento de la isla no sería
un paseo militar y que entrañaría grandes dificultades. Los rebeldes
estaban liderados por el capitán de Aceró
y hacia sus territorios infranqueables
se retiraron la gran mayoría de los insurgentes.
Antes de iniciar un enfrentamiento directo con Tanausú, el jefe de la expedición castellana decidió recorrer otras partes
de la isla para conocer el grado de oposición
a su empresa de conquista. Por eso "...les invio otro mensage ysla por
muy malos passos, quebradas, barrancos y despeñaderos, llegando a los cilios o territorios de Tigalate
y Mazóte dos esquadras de palmeros armados
de gruesos palos, astas y piedras como los de las demás yslas, invioles su
recado Alanzo de Lugo con Juan Palmero interprete a los capitanes Jaguiro, y Jarajagua, y antes
de oír la razón respondieron que por ningún modo les dexaran
pasar ni admitirles de paz, ni dejar de pelear, y sin mas esperar se vinieron
entrando por las armas, tocóse a el arma
sin perdonar aiuda y empesando primero a lansearlos, que
se dispuso lo bastante para escarmentarlos I matando a muchos y cautivando
no pocos, y otros se fueron retirando a una sierra llamada Tinibucar y
haviendo ido en su alcance fueron de nuevo allí muertos, y cautibos, y los
que huieron fueron apellidando por toda la ysla el estrago que los xristianos
les havian hecho y assi fue muí alterada la parte que havia quedado
por correr, mas los cautivos viendo el buen trato y cariño que les mostraban
los xristianos fue causa de quietar los ánimos alterados; prosiguióse
castigando cruelmente algunos reveldes y este fue motivo de mas prisa a
entregarse a el dominio español..." (T. A. Marín de Cubas; 1986: 236). Así pues, los benahoaritas mazucos
fueron los primeros que sufrieron la arbitrariedad y
brutalidad de los conquistadores castellanos.
A partir de esos momentos, sólo quedaba afrontar una heroica resistencia a un
grupo de personas que tenían como ideal común el amor profundo
a su tierra y unas ansias ilimitadas de libertad. Pero ésa es otra historia, cuyo
triste final es de sobra conocido por todos. (Felipe
Jorge País País, 1998:37 y ss.).
Enero
de 2013.
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