UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 165I-1650

CAPÍTULO XIX - I

Guayre Adarguma *

 

Guayre Adarguma *

1652. El criollo Diego Grimón, vecino de Winiwuada (Las Palmas) se ve sorprendido de noche en casa de Gabriela de Herrera, hija de Beatriz de Herrera que era manceba del Oidor Alonso Gil de la Sierpe. Para evitar el escándalo, el Oidor propone al joven el casamiento con Gabriela; pero el joven Diego Grimón prefiere ir a la cárcel.

1652. Ana de la Peña funda un mayorazgo en Agulo, isla de La Gomera.

1652. Fue entregado al “Santo Oficio” el fraile de la secta católica de los dominicos Fray Juan de Armas, probablemente judío convertido, hizo un viaje en el navío de Conrado de Brier, de Garachico, Chinech (Tenerife) a Amsterdam. Durante el viaje Brier sondeó los antecedentes de su pasajero. El fraile se llamaba a bordo Diego Perrera de Castro y tenía parientes en La Eguerew (Laguna). El mismo era criollo natural del Tanque, Chinech, y tenía libros judíos de oraciones. De regreso a Cádiz se vestía de seglar. Fue denunciado al desembarcar y se le incautaron los libros que traía y los versos que había escrito él mismo. En el dorso de sus poesías firmaba: Juan Perera Carrasco.

 

Sus poesías se han conservado, pero no figuran en la «Bibliografía de autores canarios».

 

1652 Enero 2. Fue bautizado por el rito católico el criollo Luís A. Anchieta. Jesuita de la secta católica y pariente de José de Anchieta. Fue natural de La Orotava. Ingresó en la Compañía de Jesús en 1676 y residió en los Colegios de Jerez y de Córdoba, con fama de excelente orador. En 1678 regresó a Canarias y falleció en Las Palmas el l0 de febrero de 1683.

 

Escribió y publicó en Jerez Excelencias y antigüedades de las siete islas de Canaria, 1679. Salió esta obra en nombre de don Cristóbal Pérez del Cristo, cura beneficiado de Icod, sin que viera la luz pública el segundo tomo. Falleció en Las Palmas el lo de febrero de 1685 a los 37 años de edad, y fue sepultado en la iglesia del convento de San Ildefonso.

 

Ediciones: l. Excelencias y Antiguedades de las Siete Islas de Canaria. Primera parte en que se comprenden las excelencias de estas Islas en los renombres que les dio la Antiguedad. Dala a luz don Christobal Perez de el Cristo, Doctor en Sagrada Teología y natural de la isla de Tenerife.- Xerez de la Frontera, por Juan Antonio Tarazona, 1679.- 8 hs. + 129 pp. + 1 h. Segunda edición: La Laguna, Biblioteca de "La Laguna", 1906.- XIV + 149 pp.

 

1653. Era frecuente el arribo de navíos dedicados a la  trata de esclavos en la colonia de Canarias. Uno de aquellos buques apareció á la rada de Winiwuada (Las Palmas), llevando consigo doscientos negros que se vendieron en pocos días á elevados precios.

 

Los Inquisidores, que no pudieron tomar la parte que deseaban en la compra, trataron de imponerle trabas, alegando que los negros se morían sin bautizar, por lo que la Audiencia hizo una información, que elevó al Rey de la metrópoli, quejándose del “Santo” Oficio. Este Tribunal, entonces, contestando á este cargo, dice, en una carta que dirigia al Consejo: «Lo que en esto pasó fué, que el Tribunal no impidió el comercio y venta de los dichos esclavos, y esto se verifica, pues siendo muchos, se vendieron todos aquí, y solo por no venir bautizados tratamos de llamar al Capitán y mercader, fuera del Tribunal, y les pedimos, como particulares, que pues había compradores de la tierra para todos los esclavos, y más que trajesen, no los vendiesen á herejes, sino es en caso que les faltasen compradores católicos; y también, por omisión del Obispo, viendo que en muchos días que estuvo aquí el dicho navío, no trató de que estos infieles fuesen catequizados é instruidos por el bautismo, dimos orden en la Aduana , porque morían muchos sin él, ni tener noticia de nuestra fé, que se detuviesen hasta que se diese forma en esto, y para esta diligencia, no se detuvieron una hora entera, ni se pudo causar perjuicio, porque luego llamamos á los Curas y Prelados de los Conventos, y encargamos la instrucción y catecismo de dichos esclavos, y esta diligencia se hizo para este fin solamente, y nó para comprarlos, pues solo una esclava compré y el Inquisidor D. Francisco Messía, y otra Miguel de Collado, notario, del Secreto; cuando el dicho Doctor Álvaro Gil compró, según dicen, públicamente, quince esclavos, que parte envió á vender á Tenerife, y parte a España; y un criado del dicho D. Alonso de Larrea, luego que  el dicho navío llegó, compró once, y los trajo del puerto para su amo, y sus compañeros, que algunos de ellos ha vendido el dicho D. Alonso» .

 

Podemos pues, asegurar, que después de la invasión y conquista, y durante los siglos XVI y XVII, la organización de la sociedad colonial isleña, ofrecía en su conjunto la discordante amalgama de unos pocos propietarios, dueños de los mejores terrenos, con tendencias  vincularlos para asegurar eternamente su supremacía en el país; la de algunos trabajadores, dedicados á aquellos oficios mecánicos, más necesarios á los usos de la vida, condenados por su triste condición á voluntaria servidumbre; y la clase esclava, que servia en los campos y lugares, ocupándose, yá en las rudas faenas de la explotación de azúcar, de que cada propietario tenia entonces uno ó más Ingenios; y en  el laboreo de los campos, y tala de los bosques, para roturar nuevas fincas; y ya, por último, en el servicio doméstico, en el interior de las poblaciones.

 

No existía todavía clase intermedia, que sirviera de contrapeso al excesivo .poder de la nobleza y clero. Estaba rota la cadena, y un abismo separaba las dos extremidades del cuerpo social colonial.

 

La instrucción que recibía el obrero y el esclavo, se circunscribía á recomendarles la paciencia en este transitorio valle de lágrimas, y la obediencia más completa á la voluntad de sus Señores; pero, entretanto, se les negaba los medios de mejorar su condición, y la esperanza de adquirir su libertad, considerándoles en todas ocasiones, como si tuviesen un alma inferior a la de los demás.

 

1654 Junio 15. Aunque otros habrán informado V.M. del grave perjuicio y daños, que contra la corona de V.M. y su real servicio, se han de seguir de ejecutarse la comisión, que el licenciado D. Pedro Gómez del Ribero, fiscal de la casa de la Contratación de las Indias, que reside en la Ciudad de Sevilla, ha traído a estas islas de V.M., para impedirlas el comercio con las Indias, proceder contra los que con ellas han comerciado, y los que destos han comprado; por ser el Santo Oficio desta Inquisición el más favorecido de V.M., no hallamos obligados a representarlos más en particular. Estas islas necesitan precisamente del trato para su conservación, por faltarles todo género de ropa de lino, lana, y sedas, aceite y otros mantenimentos, que no se cogen en ellas, y esto lo suplen con lo que procede del vino, se arriesgan, por ser fundamento y sustancia con que se conservan. Las partes adonde solían navegar losvinos, eran Cabo Verde, Angola, Guinea y el Brasil, y otros puertos de la Corona de Portugal, y por haberlas faltado este comercio, es forzoso comerciar con las Indias, por no haber otras partes adonde navegar los dichos vinos, porque los ingleses, sólo cargan las malvasias de los beneficios de Taoro y Daute, de la Isla de Tenerife, que están a la parte del Norte, y destas tan solamente las que son de calidad, siendo así, que solo en la Isla de Tenerife, se suelen coger de los dichos vinos, que se navegan para las Indias, mas de diez y seis mil pipas; y no siendo de utilidad las dichas viñas, los dueños no las cultivarán, y las dejarán, por no perder los tributos, censos y fundaciones y legados, que sobre ellas están impuestos a favor de las iglesias, monasterios, hospitales, capellanías, aniversarios y obras pias y otras personas. Los diezmos de todas estas Islas, que hasta el año pasado, comunmente han valido a V.M. por sus reales tercias veinte mil ducados, no podrán contar siete mil. El Obispado que estos años han valido treinta mil ducados cada año, no valdrá diez mil; las Prebendas y beneficios curados, cada año, no valdrá diez mil; las Prebendas y beneficios curados, para la administración de los Santos Sacramentos, que en estas Islas no hay otros beneficios, han de bajar sus rentas respectivamente dos tercias partes, y del todo han que faltar veinte y dos mil doscientos y treinta y dos reales, y veinte y ocho maravedises, que el fisco Real de V.M. desta Inquisición tiene de réditos de censoa, por 72 escrituras, que gravitan sobre las dichas viñas, para los salarios y gastos desta Inquisición, y solo le quedará la prebenda que tiene en esta Iglesia, que al respecto de las demás, montará cada año 300 ducados, y necesitará V.M. tiene en sus Reinos, siendo éstas las partes más frecuentadas de las Naciones extranjeras, y de enemigos de nuestra religión católica, pues sólo en la Isla de Tenerife, hay más de 1.500 protestantes, ingleses y holandeses, que con terror y respeto de este Tribunal, y nuestro cuidado y vigilancia, les tenemos en las acciones esteriores, compuestos, y en sus procedimientos morigerados, para que no den escándalo, ni perviertan a los fieles católicos vasallos de V.M., y a los que muestran voluntad de apartarse de sus errores, y reducirse a nuestra Santa Fé, los instruimos, y con toda benevolencia los recibimos y disponemos para la perseverancia, y por estar tan cerca de Berberia, los captivos cristianos, que por fragilidad humana, con el temor de los tormentos, renegaron, en veinte y cuatro horas se pasan a estas Islas, porque saben la caridad y benignidad, con que en este Tribunal los tratamos. De lo dicho se sigue, que a muchos de los naturales de estas Islas, porque saben la caridad y benignidad, con que en este Tribunal los tratamos. De lo dicho se sigue, que a muchos de los naturales destas islas, viéndose sin hacienda ni con qué sustentarse, les será forzoso desampararlas, y quedando deflaquecidas, los enemigos de la Corona de V.M., y de nuestra sagrada religión, se apoderarán de ellas fácilmente, para que les sirvan por lo menos de cueva, refugio y atalaya, para ofender las armadas de V.M. e impedir el comercio de sus Indias, por ser el país forzoso para ellas; y en tal caso, cesará del todo, no solo el ejercicio del Santo Oficio de la Inquisición , sino el culto divino, y alabanzas que continuamente se dan a Dios Nuestro Señor, en estos cortos riscos, en medio del mayor golfo del mundo, con tanta decencia y autoridad, como si fuera dentro de Madrid; y la hacienda real de V.M., perderá más de 60.000 ducados, que comunmente saca cada año de estas Islas, pagados todos sus ministros de justicia y guerra; para cuyo remedio, parece conveniente, que S.M. fuese servido concediese a estas Islas, tan solamente por el tiempo que durare la conquista del reino de Portugal, que en navios propios de los naturales dellas, puedan navegar a las Indias cada año, 1.500 toneladas de vino, y que lo procedido de ellas, lo puedan traer a estas Islas en otros géneros, escepto oro, plata, perlas, cochinilla, y añil, señalando V.M. los derechos que se deben pagar de dichos géneros, a más del 6 por 100, que pagan, atendiendo en cuanto a la cortedad destas Islas, y riesgo que han de tener los dichos navios en venir a ellas sin escolta; y para que en esto no haya exceso, se sirva V.M. de poner en estas Islas, ministros que sean de toda satisfacción. -(15 de Junio de 1654).- SS. Messia y Badarán. (Millares Torres, A. 1874, t.III,pp.153-157.).

 

1655 Enero 15. Ya no volvió el Cabildo a nombrar a más Castellanos del Castillo de Garachico. D. García del Hoyo Calderón y Espinosa de los Monteros, fué nombrado Castellano Perpetuo por Real Despacho del Consejo de Guerra, tomando poseción el 15 de Enero de 1655, recabando de la Corona fuese el cargo hereditario en favor de la rama primogénita de la Casa, lo que logró despues de sostener un litigio con el Cabildo de Tenerife, recabando que este no tenía derecho a nombrar Castellano por deber serlo los ldescendientes de D. Fabián Viña Negrón que lo edificó a su costa. En un viaje dejó encargado de la Castellanía a su hijo primogénito D. Alonso del Hoyo quien fue asesinado a puñaladas mientras dormia en su propia casa en 1669. (José María Pinto de la Rosa, 1996)

 

1655. Ermita de San Juan en Icod.

 

El capitán Blas de Alzola mandó a su heredero, en el testamento que hizo en el mes de abril del año 1655, que dentro de tres años después de su fallecimiento fabricara la ermita. que no se había podido hacer en el sitio que señaló su padre en la finca de La Acequia, y la dotase para sus reparos y que hiciera la fiesta perpetuamente si los vecinos no quisieren hacerla. Señaló de limosna para la procesión y misa cantada con diáconos dos ducados e impuso al prior del convento de San Agustín la obligación de sacar de las trescientas sesenta y dos misas rezadas que fundó en la iglesia del convento las que su heredero pidiere en los días de fiesta y domingos que estuviere en la casa de La Acequia.  Alzola nombró heredera a su sobrina Doña Francisca de Alzola y Gallegos, mujer del maestre de campo Don Jerónimo Francisco de Alzola y Angulo, la cual de conformidad con la voluntad de su tío, expresada en su testamento, fabricó la ermita y señaló dos ducados para sus reparos, que impuso sobre una heredad de viña que tenía abajo del lugar de Ycode. (Espinosa de los Monteros y Moas, 2006)

 

1656. Una vez iniciadas las hostilidades de la Inglaterra de Cromwell contra los intereses españoles, y conocido el bloqueo de Cádiz por la escuadra del almirante inglés Robert Blake, en las islas (Canarias) se aprestaron a redoblar las medidas de seguridad y vigilancia ya que estas acciones forzarían  a los navíos en ruta a acogerse en Canarias como único refugio posible.

1656. La Batería de La Cruz o del Calvario fue construida  sobre la misma Huerta de los Melones algo a mediodía y en lugar eminente que con el tiempo sería la calle de La Marina, estaba esta batería artillada con tres piezas de hierro. Ésta fue reemplazada posteriormente por la batería de Santa Isabel. (José María Pinto de la Rosa, 1996)

 

1656. El Reducto o batería de La Candelaria en Santa Cruz de Tenerife, fue construido en  esta fecha por orden del General Dávila y Guzmán y era análogo al de San Miguel, situado en la margen izquierda del barranco de Almeyda, artillado con 8 piezas, 4 de hierro y otras 4 de bronce; tenía por tanto la orma circular y en lugar muy a propósito para impedir un desembarco enemigo entre San Miguel y la Batería de los Melones. A comienzos del siglo XIX, estaba en estado de ruina y desapareció en el aluvión de 1826 al desbordarse el barranco de Almeyda. En 1788 estaba artillada con 3 cañones de a 16 y guarnecido por I Sargento, I Cabo y 5 Hombres, previsto su aumento en caso de guerra 1 Oficial, I Sargento, 2 Cabos y 35 hombres. Como esta Batería estaba inútil afines del siglo XVIII se propuso construir otra en la llamada Huerta de los Melones. (José María Pinto de la Rosa, 1996)

 

1656. Un navío que acababa de partir del Puerto de Añazu (Santa Cruz) con 96 personas a bordo es capturado por Piratas Argelinos.

 

1656. Se construyó la muralla que resguardaba la marina de Santa Cruz, edificándose por donativos Reales y ayudas del vecindario varios fortines, lunetas y reductos. Consistía la muralla en un parapeto de tierra revestido interior y exteriormente con muros de piedra y barro, y un espesor medio de doce pies, todo muy mal hecho, sin banquetas y siguiendo las sinuosidades del terreno. (José María Pinto de la Rosa, 1996)

 

1656. Es construida la Batería de San Antonio en Santa Cruz de Tenerife. Fue construida en 1656 por orden del Comandante General Dávila Guzmán en la Huerta de los Melones por lo que también se le conocía por este nombre. Era una plataforma almenada a la altura del suelo o ligeramente elevada con unas construcciones a la espalda para depósito de material y alojamiento de la tropa. Tenía 3 piezas de bronce y en 1755 fue reconstruida por el Ingeniero D. Francisco Gozar.

 

En 1788 estaba artillada con 4 cañones de a 24 y 4 de a 16, guarnecida con 1 oficial, 1 sargento, 1 cabo y 10 hombres, previsto su aumento en tiempos de guerra a 3 oficiales, 3 sargentos, 3 cabos y 90 hombres.

 

Inscrita en el Registro de la Propiedad el 24 de Enero de 1896 al folio 118 del tomo 307, libro 89 del Ayuntamiento, finca n° 5922, inscripción 1ª, ocupando una superficie de 1.605,00 m2 de los que 280,00 estaban edificados y lindaba al N. con el barranco de San Antonio, al S. con la costa, al E. con la mar y al o. con la carretera que conduce a Taganana. El solar era de forma irregular ya comienzos del siglo xx el parapeto se hallaba derruido quedando sólo en pie el muro de gola y adosados a él dos tinglados de teja vana dedicados a almacén de efectos de Artillería.

 

A mediados del siglo XIX servía de Batería de Salvas con l0 piezas que tenía montadas sobre una buena explanada de sillería, tenía Repuesto, tres Cuerpos de Guardia para Oficial, Artillería e Infantería y el tendal, que comprendía toda su gola, se hallaba en buen estado. Por R.O. de 11 de Abril de 1924 se le cedió en usufructo al Ministerio de Fomento a quien se le entregó el 14 de Agosto del propio año. «Se hallaba situada casi  á flor de agua», avanzada sobre la línea de la muralla y con dificultad podía el enemigo destruir su muro de frente de doce pies de alto, mientras que ella podía dirigir sus fuegos rasantes y de rebote a los buques enemigos; tenía en cambio los defectos inhe- rentes a su situación baja, estando como estaban sus piezas descubiertas y a barbeta.  (José María Pinto de la Rosa, 1996)

 

1656. Por escritura ante Luís Ascanio escribano de Las Palmas, el General D. Alonso Dávila -cuyo mando duró hasta 1659- vendió unas tierras en Sardina para levantar la muralla del Sur de la ciudad de la portada de los Reyes, pero con tan poca solidez y mala dirección que cincuenta años después apenas quedaban vestigios de ella.

 

1656. Una vez iniciadas las hostilidades de la Inglaterra de Cromwell contra los intereses españoles, y conocido el bloqueo de Cádiz por la escuadra del almirante inglés Robert Blake, en las islas (Canarias) se aprestaron a redoblar las medidas de seguridad y vigilancia ya que estas acciones forzarían  a los navíos en ruta a acogerse en Canarias como único refugio posible. (Jesús M. Lorenzo Arrocha, 1999)

1656 Junio 28. Conoció el Cabildo de Tenerife una carta-orden de S.M. fechada en Madrid a 30 de Mayo, por la que se con cede por 6 años más el arbitrio del donativo del 1% para Fortificaciones, y para que se haga un Castillo que corone la ciudad (San Cristóbal de La Laguna), con motivo de que los ingleses quisieron invadir la isla.

 

El 5 de Julio del mismo año, en el Cabildo general se dice que como se han hecho las fortificaciones en el Puerto de Santa Cruz y sobre la cuesta de dicho camino, que se suplique a S.M. se sirva extender por doce años el donativo para la construcción del Castillo sobre la dicha Cuesta, además de lo que darán los vecinos en la medida de sus posibles. (José María Pinto de la Rosa, 1996)

1656 Noviembre 26.  Un navío que había salido de Añazu (Santa Cruz) con 96 personas a bordo, había sido apresado por los "turcos" a la vista del puerto. El capitán general de Castilla en Canarias Alonso Dávila y Guzmán tocó a rebato, y buscó él mismo en Añazu (Santa Cruz) a los oficiales y gente de guerra, yendo a casa de algunos de ellos, para organizar rápidamente una expedición de rescate; pero sólo logró reunir cinco personas; así, no se pudo hacer nada y los piratas llevaron a sus cautivos a Argel.

1656 Diciembre 28. Llega a Tenerife el primer navío que, procedente de América, toma la decisión de protegerse en Canarias, el “Madama del Brasíl”; transportaba un cargamento de plata de medio millón de pesos desde Puerto Rico. Por seguridad las autoridades isleñas deciden transportar la  plata a tierra, y se encuentran de contrabando 19 barras de plata y 17 piñas.

 

Mientras esto sucedía la Flota de Nueva España que había zarpado de La Habana con retraso a fines de Diciembre de 1656, cruzaba el Atlántico con rumbo al Archipiélago.

 

Estaba formada por dos galeones como capitana y almiranta: el “Jesús y María” al mando del capitán General Don Diego de Egues y Beaumont, y la “Concepción” con el almirante don José Centeno. Los otros nueve navíos eran de carga y armados por cuenta de sus dueños: “Nuestra Señora de los Reyes”, “San Juan Colorado”, el “Santo Cristo del Buenviaje”, “Campechano Grande”, “Campechano Chico”, la “Vizcaina”, el “Sacramento”, “Nuestra Señora de la Soledad”, y el “Patache”.

 

El 18 de Febrero de 1657 la flota llega a Santa Cruz de la Palma donde don Diego de Egues pregunta si habían llegado órdenes de Madrid para la escuadra que dirigía. Al obtener noticias en la isla, la flota se dirige a Tenerife. Arriba al puerto de Santa Cruz el 22 de Febrero. Como tampoco recibe noticias de Madrid, se plantea el desembarco del tesoro a la espera de órdenes del Rey.

 

Realiza varios intentos de regresar a la península, pero Blake  matenia el bloqueo de las costas españolas. El día 2 de Marzo decidió desembarcar el  tesoro y resguardarlo, así como repartir los veinte y cuatro cañones de los mercantes en diversos fuertes de la costa.

 

Las dudas ante la posibilidad de un ataque enemigo se convertirían pronto en realidad. La escuadra del almirante Robert Blake , alertada de la llegada de una Flota de Indias cargada de tesoros a Canarias, arriba el 28 de Abríl y, cerciorados los ingleses de la presencia de la flota española en la bahía, Blake Barrunta  inmediatamente su plan de ataque.

 

La escuadra inglesa entra en la bahía y de los nueve mercantes indefensos cuatro se salvaron arrimándose a tierra y encallando; tres fueron pastos de las llamas, y dos capturados por los ingleses. Los dos galeones ofrecieron una heroica pero inútil resistencia; se van a pique envueltos en llamas.

 

Dominado el puerto, los ingleses entablaron una lucha feroz contra las defensas de Santa Cruz, con intenciones de desembarco en busca del tesoro, pero Blake se daría cuenta a lo largo del día de que sus esfuerzos eran inútiles. El inglés, avergonzado por conseguir sólo como botín de guerra aquellos dos mercantes, dio orden de incendiarlos. La escuadra enemiga se retira el 30 de Abril de 1657. (Rumeu de Armas. Antonio. Canarias y el Atlántico)

 

1657. Se construye por las autoridades militares de ocupación el reducto de San Joaquín, en La Cuesta de Arguijón, entre Añazu (Santa Cruz) y Eguerew (La Laguna) para impedir la subida de otros enemigos al interior de la Isla.

 

1657 Julio. Se recibe en las Islas Canarias la noticia del bloqueo de Cádiz, en la metrópoli por la Escuadra inglesa del Almirante Blake. Esto forzaba a todos los navíos procedentes de América a acojérse a los Puertos Canarios como único refugio posible. Se esperaba a la Flota de Nueva España en los próximos meses.

 
El 28 de Diciembre llegaba a Añazu n Chinech (Santa Cruz de Tenerife) el buque Madama de Brasil, procedente de Puerto Rico y transportando medio millón de Pesos. El 18 de Febrero llegaba a Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma) la Flota de Méjico al mando de Don Diego de Egues. La Flota, cargada con Plata Mejicana por importe de 10 millones de Pesos y otras mercancías valiosas, había partido en diciembre del Puerto de la Habana. Egues, partió de Benahuare (La Palma) con la intención de llegar como fuera a Cadiz, pero después de unos días de navegación se supo que Blake lo estaba esperando por el camino. De acuerdo con el Capitán virrey General de las Islas, Alonso de Dávila, decidió dar media vuelta y resguardarse en el Puerto de Añazu n Chinet (Santa Cruz de Tenerife) al amparo de sus fortificaciones el 2 de Marzo. La Flota de Diego de Egues se componía de 9 navíos mercantes y 2 buques de guerra como escolta.

 
Ante tal estado de cosas, se reforzaron las defensas de Añazu (Santa Cruz). Se construyeron dos nuevas baterías al norte de la Bahía, para Abril de 1657, Añazu (Santa Cruz) estaba defendida por 99 bocas de fuego. Egues decidió desembarcar la plata y guardarla en el interior de la isla para mayor seguridad. Enterado Sir Robert Blake de la llegada de la Flota de Egues a Chinet (Tenerife) decidió atacar Añazu (Santa Cruz) y apoderarse de la naves, cargamento y del propio Puerto.

 
El 29 de abril, se divisa a la Flota de Blake, compuesta por 36 buques. Se preparan Flota, castillos y milicias para la defensa. El 30 Blake se acerca a la plaza con 28 naves y comienza a bombardear a la Flota y las fortificaciones.  Durante varias horas se sucede el cañoneo por ambas partes.

 
Los ingleses intentar abordar con lanchas a los mercantes y apoderarse de ellos. Mientras los dos galeones de guerra con que cuenta Egues, el Jesus Maria, y el Concepcion, son acribillados durante mas de 4 horas por el fuego ingles. Imposibilitado de seguir defendiéndose y en total inferioridad, Egues ordena abandonarlos y para no darlos como trofeo al enemigo da orden de volarlos, causando la explosión muchas bajas a los atacantes. Los buques mercantes son incendiados, unos por el fuego ingles y otros por el propio Egues. Egues tenia como orden principal dada por el propio rey español Felipe IV el defender a toda costa el Tesoro de Nueva España a un a costa de perder sus barcos.

 
La Escuadra de Don Diego de Egues quedo reducida a cenizas. Blake siguió batiendo la Plaza con saña todo el día sin poder quebrantar la resistencia ni poder intentar el desembarco. Al llegar la noche se retiro sin poder obtener ninguna presa ni beneficio.

 

Los Españoles habían perdido la Flota de Méjico, pero no el Tesoro que era lo importante para la corona española, aun así las bajas inglesas fueron cuantiosas. Entre muertos y heridos las bajas pasaron de las 400 y muchos navíos sufrieron serios desperfectos, el Insignia de Blake, el  Speaker, quedo fuera de combate. En Tierra se contaron 3 muertos por las milicias canarias. La flota de Egues si tuvo mas bajas, sobre todo murieron algunos destacados oficiales.

 

El objetivo de Blake, apoderarse del Tesoro y rendir la plaza, no fue cumplido, aunque la Flota Española fue totalmente destruida. Por parte Inglesa se exagero mucho esta batalla. La flota de Egues de solo dos navíos de Guerra fue aumentada a 10 buques y se dio a entender que los Galeones no habían sido volados por los Españoles sino incendiados por el fuego ingles. El Parlamento Ingles premio en Junio a Blake por esta  Gran Victoria.

 
1657. Concluye en la colonia canaria el período de los Jueces de Registro de mercancías había concluido en sucedidos aquéllos por un único juez superintendente con residencia en Chinech (Tenerife) y subdelegados en Tamarant (Gran Canaria) y Benahuare ( La Palma ).  Entre sus facultades no entraba el entender en los casos de arribadas ni visitar a los barcos que iban a las posesiones portuguesas, pero sí despachar y registrar navíos, cobrar impuestos y entender en los pleitos originados en el comercio en la colonia. El cargo fue vitalicio y hereditario desde 1711 para la familia Casabuena. En ausencia del superintendente actuaba el corregidor. Aparte del juez superintendente existían otros funcionarios vinculados al tráfico como el guarda mayor que supervisaba la carga y descarga; seis guardas menores; el alcalde de Mar, étc. El juez tuvo roces con las autoridades -capitán general- y cometería irregularidades en la concesión de permisos, por lo que su actuación estuvo acompañada de polémica y de la enemistad de muchos. Más de uno solicitaba su extinción, pero la metrópoli mantendría al juez superintendente hasta 1808.

    

* Guayre Adarguma Anez Ram n Yghasen.

eduardobenchomo@gmail.com  

 

Bibliografía

 

   dedomovil.gif (1387 bytes)  Capítulos publicados 

[Nota: Los capítulos están publicados por orden numérico, lo que permite acceder a los anteriores con solo cambiar en la barra de navegación el número del capítulo, por ejemplo: http://elcanario.net/Benchomo/efemeridescanarias297.htm; anterior: cambiar el número 297 por el 296]

---» Continuará