FEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA

 

UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1601-1610

CAPÍTULO XXII (IV)

 

Guayre Adarguma *  

1608. Se atribuyó proyecto de saqueo al turco, que indica el orden de las islas. Empezarían por Titoreygatra Lanzarote) y Erbania (Fuerteventura), siguiendo a chinech (Tenerife) "que es la más rica", para rematar en las Terceras. Alejados los puertos canarios entre sí, salieron de Sanlúcar cinco pataches simultáneamente, con avisos para Tmarán (Gran Canaria), Chinech (Tenerife) y Benahuare ( La Palma ).  (L.Al. Toledo)

1608. Juan de Cervantes, médico, colono, Licenciado, vecino de Garachico, fue denunciado al “Santo Oficio” por dos mujeres que le denunciaron por ser moro y relajado. No consta que se le haya formado causa.

 

1608. Cristóbal de Cibieza, capitán de una nao, vecino de Lisboa, recibe de José de Llarena Cabrera mil reales para mercar, con interés de 80%; llevará mercancías a Lo­anda, donde comprará esclavos que venderá en Indias como cosa propia,  (AHP: 260/150).

 

1608. Gestiones diplomáticas sobre queja de mercaderes ingleses, que las autoridades de Canarias exigen diez ducados de cada na­vío inglés que entra (AEA, I [1955], p. 566 - 7).

 

1608 septiembre 23. Entre los años 1599 y 1608 se construyo en el Puerto de la Orotava una ermita dedicada a la advocación de San Juan Bautista, cuyos gastos fueron sufragados por el Almojarife de la Real Aduana D. Juan Texeira que por entonces era propietario del mencionado recinto religioso, el 23 de septiembre de 1608 D. Juan Texeira que había edificado la ermita con el fin de que se estableciese en ella una vicaria de dos o tres sacerdotes, sugetos al guardián de La Orotava para que dijesen misa, confesasen y ayudasen  en lo espiritual a los vecinos, que siendo en numero de cuarenta y cinco, no había clérigo que quisiese bajar a este puerto a darles misa por la distancia.

El Doctor D. Gaspar Rodríguez del Castillo previsor y vicario general por el Obispo Fray Francisco Sosa, concedió la licencia a los Franciscanos del convento de San Lorenzo de La Orotava el día 23 de Septiembre de 1.608 y aunque algunos de los mismos vecinos la contradijeron fuertemente, se sentencio el proceso el 6 de Abril de 1609 mandándose a debido efecto la fundación, en cuya consecuencia D. Francisco de Molina, sindico del convento de La Orotava , tomo el 11 de Mayo del mismo año posesión de la ermita que fue visitada inmediatamente por el provincial Fray Luis de Quirós, con comisión del vicario general del Obispado, en este convento conviven unos veinte religiosos.

La Iglesia presenta una planta bastante original ya que contiene nave y media, correspondiendo la media a la antigua ermita, por lo que es la parte más antigua del convento. Se divide interiormente en varias capillas con sus respectivos retablos y con una cubierta a base de artesonados de madera de par y nudillo para la nave principal, mientras que el resto de las capillas, al ser independientes, tiene cada una su correspondiente retablo y artesonado. La separación de las naves es a base de arquería de medio punto, salvo en la parte más antigua donde los arcos de medio punto están rebajados. 

Su fachada presenta dos portadas de medio punto con marcos de cantería y un pequeño campanario en cantería con arcos de medio punto para campanas. Se accede a él por una escalinata desde el coro alto, al pie de la nave principal. La portada más antigua es muy sencilla, de medio punto, mientras que la de la nave principal está rematada por frontón triangular partido, en cuyo vértice aparece una cruz. Sobre ambas portadas se abren un óculo y una ventana, respectivamente. En la fachada lateral se abren ventanas ojivales.

Juan Francisco de Franchi Alfaro y Lugo, fue primer patrono del Convento de San Francisco del Puerto de la Orotava en 1644, hijo de Antonio Franchi  y Fonte del Castillo y de Beatriz Alfaro Marmolejo y Lugo, casó con Agustina Interian de Ayala y Zuñiga, su padre Luis Interian Zurita del Castillo, descendiente de Agostino Interiano, banquero genoves afincado en Garachico despues de la conquista de la isla, su madre Mariana de Ayala Zuñiga y Guzmán, el fue Maestre de campo que junto con su esposa eran señores de la casa Interian y patronos del convento de San Diego del Monte en la ciudad de La Laguna. Juan Francisco es el quinto de nombre y cuarto poseedor de la casa Franchi, con sus mayorazgos y antiguos patronatos, regidor perpetuo de Tenerife en 1637 y alguacil mayor del Santo Oficio de la inquisición, consagró toda su vida al servicio de rey y de su patria, en cuya historia le ganaron sus hechos un honroso lugar. A imitación de su padre, hizo construir en el Puerto de la Orotava un reducto capaz para seis piezas de cañon, sirvio en la defensa de la isla contra los ingleses, contribuyó con 22.400 reales de plata, cantidad importante en aquella época, a la formación del tercio de Canarias que pasó a hacer la guerra en extremadura contra Portugal y colaboro con su peculio a la fabricación del castillo de San Felipe del Puerto de la Orotava , costeo de su propio caudal el diputado que envió Tenerife a la corte del rey, puso a su costa gran numero de familias canarias en la isla de La española, despachó aviso a la Habana de los propósitos de la armada holandesa en 1624, que pasando por Canarias se dirigia a la Gran Antilla y tomó a su cargo la dificil misión, que realizo cumplidamente de solicitar de la provincia el donativo que exigía las necesidades de la corona en 1635, sin que jamas obtuviese sueldo alguno, antes al contrario con no pequeños sacrificios. La Orotava le nombró su diputado en Madrid en 1647, ganando entonces para su pueblo el privilegio de Villa el 28 de noviembre de 1648, confirmando en cedula de 4 de diciembre de 1650. Testó en La Orotava el 27 de septiembre de 1647 e hizo agregación de sus bienes libres al mayorazgo antiguo de su familia.

En el siglo XVIII la fundación por parte de la familia Nieves-Ravelo, de la Capilla de Las Ánimas, que se encuentra en la nave más pequeña adosada al muro que da hacia la calle de Quintana. Al pie de este retablo se encuentra el sepulcro de dicha familia (1709)  

En 1732 D. Juan de Montemayor Almojarife de la Real Aduana del Puerto de la Orotava , les entrega a los franciscanos un cuadro místico, el cual pusieron adornando la baranda de su coro. Juan de Montemayor, hijo de Francisco Montemayor  natural de Sevilla y de Teresa Gamero Castro, natural de la villa de Mansalvas Toledo. Casó en el Puerto de la Orotava el 30 de junio de 1725 con Mariana de Vera Cisneros, hija del capitán Lorenzo de Vera y de Mariana Antonia Cisneros, residía en la Calle Santo Domingo junto al Convento dominico de San Telmo, falleció en 1743.

D. Tomas Linch se estableció en el Puerto de la Orotava a principios del siglo XVIII, estaba emparentado con los Cologan y los Blanco, logro amasar una inmensa fortuna en el comercio al por mayor, se inserto plenamente en la sociedad  Portuense y ofreció un legado importante al convento de San Francisco, fue enterrado en la capilla de los Irlandeses  en la Iglesia   de Nuestra Señora de la Peña de Francia en 1.777.

 El 1 de Abril de 1808 no habiendo local para los soldados de guarnición, fueron alojados en el convento de San Francisco.

 En Noviembre de 1818 se rompió una de las campanas del convento de San Francisco.

Con fecha 28 de Abril de 1.827 y por Real Orden en el Boletín Oficial nº 148 de 31 de Octubre de 1.835, en atención a la solicitud hecha por este Ayuntamiento, le concedió el uso del convento de San Francisco, para Hospital de Caridad, si los frailes no lo necesitasen y estos reservaron para si el claustro ultimo del lado de abajo al naciente, para guardar algunos enseres o tener  alojamiento cuando decidiesen quedarse en el pueblo.

Para fondos de este convento los monjes recibieron  la cantidad de 24.000.- pesos que ofreció al legar el Doctor en Medicina D. Juan García, portugués natural de la isla de la Medeira , muy anciano y sin herederos.

El 28 de Enero de 1.830 el Alcalde Real D. Bernardo Benítez y Alzola, como autoridad prohibió  decir misa en la iglesia conventual de San Francisco, por haber caído algunas piedras de la capilla de ánimas, la cual amenaza ruina.

Su iglesia es de dos naves, y la menor de ellas amenazaba ruina, pero en 1831 a 1832 se edificó parte de la pared quitándole una gran vidriera de arco que daba a la calle de Quintana, y sustituyéndola por un marco de luz pequeño. Sus cortisímas rentas apenas llegaban a 1666 reales antiguos.

Este convento quedó sin frailes cuando regio la Constitución de 1820 a 1823, y pasó a servir de hospital de pobres con permiso del Rey, por Real Orden de 1827, en 1828 pasó como sala constitucional por disposición del Ayuntamiento, para cuyo último objeto se abrió puerta por la calle de la Oposición (hoy Agustín de Betancourt). También sirvió de cuartel desde noviembre de 1826 a 1828.

Los decretos Ley de 19 de febrero y 8 de marzo de 1836 la llamada Desamortización de Mendizábal, de Juan Álvarez de Mendizábal ministro de Hacienda, que pasó al Estado las propiedades improductivas y en poder de la iglesia y las órdenes religiosas y esto obliga al cierre del convento, permaneciendo al culto solamente la iglesia, que ya en 1830 y 1832 había sido objeto de alguna restauración

El Ayuntamiento del Puerto de la Orotava había solicitado desde principios de siglo el uso de los conventos para distintas funciones, como Hospital, escuelas, cuna de expósitos, cárcel, o salas consistoriales, durante las etapas liberales se dispuso de parte de las edificaciones conventuales, pero la propiedad definitiva para el Municipio no llego hasta  el año 1.866.             

Este convento de San Francisco desapareció pasto de las llamas en el año 1967 estaba como ciudadela desde hacia bastantes años, donde vivian innumerables familias. La iglesia  de San Francisco y ermita de San Juan permaneció cerrado al culto después del incendio hasta principios de los años ochenta.  A raíz del expediente de conservación iniciado por el Excmo. Ayuntamiento del Puerto de la Cruz en 1981, la actual iglesia de San Francisco es declarada monumento histórico artístico cinco años más tarde, siendo objeto de restauración por parte de la Consejería de Cultura del Gobierno de Canarias.

(Bernardo Cabo Ramón. Miembro de la Agrupación Ranillera).

1608 octubre 16. Notas en torno al asentamiento europeo en el Valle Sagrado de Aguere, hoy ciudad de La Laguna en la isla Chinech (Tenerife).

La sustitución de los gobernadores coloniales.

Parte de los gobernadores/corregidores nombrados no llegó a fi­nalizar su mandato. Un fallecimiento prematuro, las más de las veces. Un nombramiento que fuerza la ausencia de la isla o algún conflicto que degenera en suspensión del cargo en otras ocasiones, ocasionan si­tuaciones de vacío e interinidad.

 

La siguiente relación de este tipo de coyunturas proporcionará una idea más ajustada de la realidad: Hernando de Cañizares muere en 1559, al año siguiente de su posesión. Su sucesor, el licdo. Pedro de Plaza, murió en octubre de 1562, a los casi 3 años de su gobierno. D. Francisco de Benavides fallece el 5-X-1608, cuando le faltaba poco para que expirase su segundo mandato. D. Jerónimo Boquín murió en 1632 a los 7 meses de gobierno. D. Jerónimo de Roxas Sandoval, que había tomado posesión el 18-V-1633, murió el 22-V-1634. D. Antonio Girón fallece durante su segundo trienio, en 1653. D. Alonso Moscoso tuvo un efímero mando, pues apenas superó el mes en su cargo (1660). D. Pedro de Aguilar también encuentra la muerte en su segundo perío­do de gobierno (1689). Óbitos aparte, hay varias separaciones del cargo: las de Diego de Figueroa (1548), d. Juan de la Hoya (1635), d. Gabriel de la Puebla (1638), d. Juan López de Utrera (1697). Hasta se dio el curioso caso del gobernador d. Melchor Ruiz de Pereda, que casi a mediados de su ejercicio se fue a Toledo para contraer matrimo­nio y no regresó más80. Aunque se trate de un caso diferente, mencio­nemos aquí la situación que plantea el corregidor d. Juan de Laredo y Pereda, que tenía tantos deseos de retornar a la Península al estar a punto de finalizar su trienio de mando, en 1678, que no aguarda a la llegada de su sucesor.

Las interinidades causadas por fallecimiento o ausencia del gober­nador las solucionaba el Ayuntamiento mediante el nombramiento, por lo general, del propio lugarteniente de aquél, designación que la Corte siempre revalidaba al conocer la noticia, aunque en las primeras déca­das del s. xvi se suplicó otro procedimiento. Se ha exaltado esta intervención capitular, que es una merced real, como devolución o reintegro del poder al Concejo, que goza interinamente, en el vacío de poder, de plena soberanía municipal. Quienes no tomamos los documentos tan al pie de la letra más bien pensamos que se trata de un pacto implícito monarquía-municipio, en el que la primera se beneficiaba de la inme­diata reacción de los regidores, a fin de cuentas oficiales de nombra­miento real —no conviene olvidarlo—, para solventar una coyuntura imprevista mientras se procedía a la búsqueda de la persona idónea, como así solía ocurrir, pues el teniente apenas duraba un año en el de­sempeño de una gobernación que no le correspondía. Sencillamente, era un servicio más que se prestaba a la Corona por unos y por otro. Tal es así que el Ayuntamiento actuará con una cautela —más bien pa­rece temor— inexplicable en esas situaciones, de suerte que si se halla por azar en la isla un representante de la R. Audiencia, consulta con éste lo que debe hacer o incluso le ofrece el mando. Así, en 1562 se ofrece la interinidad al visitador de la Audiencia, dr. Hernán Pérez de Grado, que diplomáticamente la rechaza, y en 1608 las autoridades co­rren a rogar al Regente de la Audiencia —a la sazón en Tenerife— que se dignase participar en la elección de gobernador interino junto con una comisión de cinco regidores diputados.

 

Estas vacantes eran aprovechadas por los tenientes para asumir plenamente las facultades de gobierno, y hubo alguno que en más de una oportunidad fue corregidor interino, como el licdo. Juan Cornejo, el regidor Alonso de Llarena y el licdo. Tabares de Cala.

La «facultad» para nombrar gobernador interino no siempre fue tolerada de buen grado por otras instancias, como la R. Audiencia, lo que explica el extraordinario tacto de los regidores cuando se encuen­tra en la isla el Regente o un oidor. De hecho, en 1608 se produce un enfrentamiento de la corporación con el Regente porque éste no acepta que el Cabildo, conforme era costumbre, proceda al nombramiento in­terino84. Podía ocurrir también que el Ayuntamiento, amilanado por la autoridad (a veces brutalidad) del capitán general, designase como in­terino a una persona de su agrado, como durante el vacío dejado por la rápida salida del corregidor d. Juan de Laredo —que no esperó la llegada de su relevo—, en que nombra a d. Martín de Balboa, amigo del general Velasco.

 

En caso de faltar el teniente, es el regidor decano el que asume la gobernación, pero en el caso que conocemos no es el Ayuntamien­to, sino otra instancia, la que utiliza este mecanismo. Nos referimos a la interinidad originada por la prisión de d. Juan de la Hoya —co­rregidor interino por fallecimiento de Roxas y Sandoval— en 1635, con motivo de la cual pasó a la isla el teniente de Gran Canaria con comisión de la R. Audiencia para tal efecto. Como el apresado era precisamente el teniente que ejercía provisionalmente la goberna­ción, el comisionado nombra al regidor decano, Llarena, como co­rregidor de ausencias. No obstante, la costumbre no siempre se si­guió: en 1671 protesta el regidor más antiguo, d. Bernardino del Hoyo, porque se había nombrado como teniente de ausencias a otro compañero con menos antigüedad, d. Alvaro de Mesa, quien argu­menta que en otras ocasiones los corregidores habían designado li­bremente a esos tenientes sin tener en cuenta su antigüedad y sin que se impugnase dicho nombramiento. Pero la costumbre retorna al año siguiente, con ocasión de los achaques que afectaban con fre­cuencia al corregidor Pérez Valcárcel, que por lo demás a veces se ausentaba de la capital, en la que seguía faltando un teniente de au­sencias. De ahí la solicitud que se le formula, atendida por esa auto­ridad, de comisionar al regidor decano para presidir las sesiones y ejercer el oficio de justicia.

 

No se aviene con lo expuesto la ordenanza que figura en la reco­pilación de 1670, según la cual serían los diputados de meses los alcal­des ordinarios, asesorados en orden a la administración de justicia por un letrado. Sólo se explica tal disposición si se entiende el escaso tiempo, que quizá no llegaba a dos o tres días, en que el Regimiento se reunía para nombrar corregidor provisional, en cuanto no era automá­tica la sustitución por el teniente.” (Miguel Rodríguez Yánez. La Laguna 500 años de historia Tomo I. Volumen I.:160 y ss.).

 

1608 octubre 16. El Cabildo colonial de Tenerife, inicia una campaña de control en el pequeño comercio de la ciudad de La Laguna.

 

En el mesón de Pedro Díaz se encontraron gallinas y pollos sueltos, y además tenía ya caducada la cédula de la postura de la cebada y le faltaba la cédula de la pos­tura de la paja.

 

Se le mandó que no criase las aves sueltas y que tuviese las posturas al día. La tienda de María Martín carecía de licencia para vender sal y la estaba vendien­do sin postura. La venta de Jacomina García expendía ajos, sal y vinagre sin postura. La tienda de Francisco Delgado no tenía cédula de aferimiento, y la de Catalina de Andrada no exhibía postura de ningún producto.

 

Diciembre de 2011  

 

* Guayre Adarguma Anez Ram n Yghasen.

 

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Bibliografía

     

http://elguanche.net/dedomovil.gif (1387 bytes)  Capítulos publicados

 

---» Continuará...