FEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1601-1610
CAPÍTULO XXI (XIII)
1604 Marzo 24. Carta de S.M.
en la que dice al Cabildo quedar enterado del aviso que se le dio en una
comunicación de 1 de Octubre acerca del estado en que quedaba la fortificación
y lo que convenía hacer en su prosecución, y que queda advertido para acudir
sobre ello, cuyo encargo se confiará al Gobernador D. Francisco de Benavides
por la satisfacción que tenía de su persona, en Valladolid á 24 de Marzo de
I604, folio 92.
1604 abril 2. Orden real a los jueces de Indias en la colonia de
Canarias para que no despachen navíos y
personas extranjeras. (Cedulario, II, 12).
1605.
La caída de la producción azucarera supuso un «crac» para la economía
grancanaria. Si a ello unimos el acoso pirático cada vez más intenso y
destructivo, el desplazamiento de la actividad económica hacia las Canarias
Occidentales y las epidemias de peste de principios del s. XVII encontraremos la
explicación de los hechos que determinaron una importante reducción de los
efectivos humanos de las islas orientales en los inicios del seiscientos. En
efecto, en 1605 la población de esta parte del Archipiélago se fija en 9.090
personas, consignándose una pérdida de más de un millar de habitantes
respecto a 1587. Ello repercute también en la densidad que se sitúa en 2,23
habitantes por kilómetro cuadrado. En estos años, las Canarias Orientales
representan un promedio de tan sólo 23,33 por ciento respecto al conjunto
regional. Estas cifras expresan mejor que cualquiera otra cuestión el alcance
de la crisis.
Sin
embargo, una vez superadas todas las adversidades impuestas al desarrollo demográfico
en el último tercio de la centuria, la recuperación se presentó como el signo
más sobresaliente. En 1676 la población canario-oriental ascendió a 23.928
habitantes lo que supuso un aumento neto de unos 14.838 nuevos pobladores. La
recuperación iniciada en la mitad del XVII no se detuvo ahí ya que en 1688 los
recursos humanos de las islas orientales eran ya de 30.549 habitantes, o sea, el
29,07 por ciento del total de la colonia, con una ocupación de 7,5 habitantes
por kilómetro cuadrado. La distribución de estos recursos humanos es bastante
disimétrica ya que nada menos que un 72 por ciento estaba establecida en Tamaránt
(Gran Canaria) en tanto que el 18 por ciento restante se distribuía a partes
iguales entre Erbania (Fuerteventura) y Titoreygatra (Lanzarote) (Ramón Díaz
Hernández; 1991).
1605. Juan
Rodríguez Talavera, piloto de la carrera de
Indias, casado con Isabel Perdomo, ambos vecinos de Santa
Cruz, falleció en la costa de Campeche, “yendo de Angola a Indias”,
dejando como bienes propios su soldada y tres piezas de esclavos (AHP: 469/118).
1605.
Durante el s. XVI) Erbania (Fuerteventura) va a conocer un aumento de su población
duplicando sus efectivos. Este hecho tiene más importancia dado que en estos años
persistían con igual o peor intensidad los obstáculos seculares impuestos al
desarrollo demográfico. En 1605 la población majorera era de 280 vecinos, o
sea, unas 1.260 almas aproximadamente que venían a resultar una densidad de sólo
0,73 habitantes por kilómetro cuadrado y un menguado porcentaje de 3,1 sobre el
total de la colonia. En 1624, el inquisidor Santalix informa que Erbania
(Fuerteventura) y Titoreygatra (Lanzarote) «eran muy pobres y despobladas,
abiertas donde de ordinario andan moros y otros corsarios».
En
1629, las Sinodales del Obispo Cámara y Murga aseguran que «...toda la isla
tendrá como 500 vecinos divididos en muchas caserías; solo
Eso
significa una densidad de 2,25 habitantes por kilómetro cuadrado y un
porcentaje de 3,81 respecto al conjunto de la población en la colonia canaria.
Erbania (Fuerteventura) a lo largo del diecisiete nunca contó con poblamiento
continuo e importante. Disponía de unas 892 casas habitadas, concentradas
sustancialmente en Betancuria y Antigua en el centro mismo de la isla. Más al
norte se encontraba el caserío de
Estos
tres enclaves fueron los primeros asentamientos de los colonos europeos con
desplazamiento de los naturales asentamientos en donde se constituyeron las
bases de la ocupación moderna de Erbania (Fuerteventura). A ellos debe añadírseles
Pájara que de ser un modesto caserío al finalizar el s. XV se va a expandir
con posterioridad hasta convertirse en un pueblo relativamente importante.
Tuineje, en la zona sur, era en 1590 un modesto pago que con el tiempo se
transformaría también en núcleo urbano próspero. Las bases económicas de
Erbania (Fuerteventura) eran de corte tradicional. Descansaban en la explotación
agrícola en «oasis» y la práctica de la ganadería extensiva, pesca de
bajura, artesanía y comercio. El régimen feudal señorial, el eclesiástico y
sus constantes depredaciones obstaculizaban el desarrollo económico y social.
La isla de Lanzarote inicia el s. XVII con 1.215 habitantes según la estimación
realizada en 1605. Desde el último recuento sólo consiguió añadir 215 nuevos
pobladores, persistiendo la baja densidad como se desprende de la cifra de 1,45
habitantes por kilómetro cuadrado. (Ramón Díaz Hernández; 1991)
1605.
Esero (El Hierro) la isla más occidental del Archipiélago canario contaba con
922 habitantes. La población herreña aparece concentrada básicamente en su
capital Valverde y en la zona agrícola del norte de la isla conocida por El
Golfo. La densidad se fijaba en unos 3,5 habitantes por kilómetro cuadrado. Los
efectivos humanos herreños no puede atraer población, ni siquiera podía
impedir la emigración ante el poco halagüeño panorama económico y social de
estos años. Sin embargo, la situación va a cambiar en la segunda mitad de la
centuria de referencia.
En
efecto, en 1676 vemos cómo la población bimbache (herreña) se triplica
alcanzando las 3.434 almas que determinan una densidad de 13,02 habitantes por
kilómetro cuadrado, de las más altas de toda Canarias. Con ligeros altibajos,
los sucesivos recuentos poblacionales ven aumentar las cifras reseñadas. En
1688 la isla contaba ya con 3.956 bimbaches (herreños) que significaban un
promedio de 3,76 por ciento sobre el total regional y una densidad de 15
habitantes por kilómetro cuadrado. Estos efectivos mantienen la tónica de
concentrarse en Valverde y toda la comarca de El Golfo.
1605.
La población en la colonia canaria ascendía aun total de 40.702 habitantes. En
1688 se registra un fuerte incremento y se sitúa en 105.075, con un ritmo de
crecimiento acumulado de 1, 1 anual. De 51 núcleos concentrados en 1605 se pasó
a más de 61 al finalizar el diecisiete. Por consiguiente, nos encontramos con
que Canarias experimenta un notable desarrollo demográfico, cuando en la metrópoli
sucedía todo lo contrario.
1605.
“A partir de información reflejada
en distintas actas notariales, sabemos que el Barranco de los Negros se
encontraba en el Barranco de Tirajana en el tramo desde Cueva Grande a la Cuesta
de Garrotes, y entre Los Cuchillos y El Gallego, estos dos últimos, topónimos
que todavía existen y se sitúan a menos de dos kilómetros de la población de
Aldea Blanca, por lo que pensamos que esta “aldea negra” pudiera tener
alguna relación con el nombre que se le dio a “Aldea Blanca”.
Los
documentos notariales nos indican la compraventa de los terrenos donde se situaría
la población negra, en 1605, por Antón Pérez Cabeza, negro libre que compró
la propiedad al regidor Marcos de León y en ella se estableció con sus hijos y
nietos. Según los documentos, fue el primer negro que se estableció en el
lugar y anteriormente vivía en una casa terrera lindante con la ermita de San
Antón en Agüimes. Casó en primeras nupcias con Juana García y, en segundas,
con Antonia Mendoza.
Este Antón
Pérez Cabeza tuvo que ser descendiente de esclavos pertenecientes a otro Antón
Pérez Cabeza, propietario de plantaciones de caña en Sardina, quien en 1527,
arrienda a Alonso de Matos el ingenio azucarero de Aguatona en Agüimes (que se
situaba en el actual Ingenio), pues se solía poner a esclavos, nombre y
apellidos de sus dueños.
Bartolomé
Cabrera “el negro santo”, era nieto del primer negro del Barranco, Antón Pérez,
hecho que se refleja en un documento de compraventa en 1667 cuando dicho
Bartolomé vende un día y una noche de agua de sus posesiones del barranco al
capitán Francisco Amoreto, ascendiente de los futuros condes de la Vega Grande,
(Francisco Tarajano: Memorias de Agüimes ).
Cuando los
documentos indican que Antón Pérez fue el primer negro de esta aldea negra,
pensamos que es posible que se refiera al primer negro de esa zona del barranco,
o al primer propietario de color, pues en el siglo XVI en el curso alto del
Barranco, en el ingenio azucarero de Santa Lucía, y en Sardina, donde había
plantaciones de azúcar, con toda seguridad debió haber mano de obra esclava,
de color, como era habitual en la época.
Los
ingenios azucareros necesitaban gran cantidad de leña para hacer funcionar sus
calderas y mano de obra para traerla. Fueron la causa, en buena parte, de la
desaparición del pinar en Amurga.
Existen
además, topónimos por todo el sur, relacionados con personas de color: Los
Moriscos en Santa Lucia, Hoya de la Negra, Cueva de la Negra, Casa del Negro
Santo, Ladera de los Negros, Soco del Negro, lo que nos indica lugares donde vivían
personas de esta raza, con toda seguridad apartados de los blancos.
En 1677 la
ciudad hace nombramiento de capitán alférez y demás oficiales de una compañía
de negros y mulatos que no constaban en las listas por ser esclavos. Se hizo
capitán de ellos a un cristiano viejo y negro libre, de Taidía, (Santa Lucía)
llamado Juan Felipe Liria. A él se le encargó de hacer una lista por toda la
isla y halló un número de 648 negros, que con los mulatos, criollos, esclavos
y otros, llegaron a 6.478, con los cuales acudía a la plaza de armas el día de
la ocasión, a ponerse a las ordenes del capitán a guerra. (Suarez V., Rivero
B., Lobo M., González A.: (1995). “La comarca de Tirajana en el antiguo Régimen”.)
También en
la fortaleza y salinas de Santa Cruz del Romeral había esclavos. En el acto del
Pleito homenaje que realiza el teniente general de artillería Luis Romero de
Xaraquemada en 1704 se dice:
“...Y
en dicha Casa-Fuerte hallé cuatro ayudantes artilleros que reconosco eran
capaces para el manejo de dicha artillería, y asimismo hallé cuatro soldados
de centinelas, sin los salineros y esclavos del dicho Don José que tiene para
el servicio de su casa...”
Entre las
posesiones de Antonio Lorenzo Bethencourt, fundador de la casa fuerte de Santa
Cruz, a finales del siglo XVII: tenemos que:
“...
Se le contaban ocho esclavos negros y una mulata que le trabajaban la finca y le
atendían la casa….; en los Montes de Amurga, ganado salvaje, donde todos los
años se hacían las apañadas.”
(Santiago Cazorla León, Los Tirajanas de Gran Canaria, 1995)
Pedro
Agustin del Castillo describe refiriéndose a Tirajana: "...su vecindad,
de cuatrocientos dieciséis vecinos, muchos de ellos negros, que se mantiene su
color tan atezado como si vinieran ahora de Guinea...". (Descripción
histórica y geográfica de las Islas de Canaria. 1737).
El fraile
mercedario Medinilla escribe acerca del Barranco de los Negros (1750-1761): “Hay
en Tirajana muchos negros y mulatos avecindados y muy antiguos. Vi a un negro y
lo traté llamado Francisco Liria de 108 de edad cumplidos, cabal en su juicio y
buena razón, está casado y no ha tenido más matrimonio que el presente, su
mujer no tiene tanta edad... El suegro de este negro murió en esta parroquia de
115 años, llamábase Pedro de la Cruz, era negro también.” (Santiago
Cazorla León, Los Tirajanas de Gran Canaria, 1995)
Las negras y mulatas eran grandes artesanas en los trabajos de la palma y en los
hilados, pero sobre todo eran tenidas como brujas y hechiceras. En el siglo
XVIII son procesadas como tales la mulata María Morales y la negra Maria
Mostaza, quienes hacían oraciones con el fín de hacer sortilegio. En el mismo
caso se hallaban Ana de Santiago, denunciada en 1698, Francisca Pérez, Lucía
Alemán y Margarita de Cabrera. De ellas fueron encauzadas la mulata María del
Pino, que se ocupaba en hacer escobas y esteras, que fue desterrada cuatro años
de la isla, además de aplicársele otras penas, y María de Morales, también
mulata; la negra e hilandera María Mostaza fue condenada a 200 azotes y
desterrada a Lanzarote y la negra y esterera Margarita de la Cruz a 200 azotes y
tres años de cárcel. Entre los hombres de color sólo se cita como dedicado a
estas prácticas al mulato Sebastián García de León, molinero y pastor, que
fue condenado a 200 azotes, vergüenza pública y a tres años de galeras.
(Fajardo Spínola, F: “Hechicería y brujería en Canarias en la Edad
Moderna”. 1992)
En 1817
tenemos constancia del poblado de los negros por el problema que tuvieron con el
cura de Tunte porque este no les dejó sacar en procesión la imagen de San
Sebastián como lo venían haciendo tradicionalmente cada año por esas fechas y
menospreciando a las gentes de color. (Santiago Cazorla León, Los Tirajanas de
Gran Canaria, 1995)
Hasta 1880,
existió la esclavitud en España. En ese año Alfonso XII sanciona la ley de
abolición, que se extingue definitivamente en 1886.
Entre
1884-1888 Verneau visita las Islas Canarias y describe todavía la existencia de
la aldea negra como hemos relatado al principio del artículo.
Volviendo a
la hipótesis del poblado de negros que vivían apartados en contraposición al
de blancos de Aldea Blanca, tenemos que comentar las discriminaciones que sufrían
las personas de color en las islas. Si la vida de los blancos, pertenecientes a
las clases bajas, se podría considerar miserable, la de los negros, lo debió
de ser en mucha mayor medida.
De hecho y
según revela Ana Viña Brito y colaboradores, la instalación de los esclavos
en las islas preocupó en gran medida a las autoridades locales y por ello se
dictan una serie de disposiciones tendentes a su control, como fueron la
prohibición de andar por los caminos después de “campana tañida”, llevar
marcas visibles en el hombro para ser fácilmente reconocibles, algunos fueron
herrados en la cara e incluso se autorizó “cortarles las orejas si sus culpas
lo merecían”.(La organización social del trabajo en los ingenios azucareros
canarios (siglos XV-XVI)
El poblado
que después se llamó Aldea Blanca, ya existía en el tiempo de los aborígenes
canarios, pues según Suarez Grimón y Andrés Quintana: "El 27 de mayo de
1616 presentó escrito en el Cabildo el regidor Pedro Espino Castellano pidiendo
se le hiciese merced de 300 fanegadas de tierra en el Llano de Aldea Blanca,
unos solares de “casas de canarios” que estaban en las cabezadas de dicho
Llano y la mitad del agua que salía del Barranco de Tirajana. Esta solicitud
fue contradecida por Juan Alonso Romero y Lope Franco, alegando eran suyas
dichas tierras y aguas. Por ello el Cabildo acordó darle al regidor Espino solo
las casas canarias." (Historia de la Villa de Agüimes).
Estas
“casas de canarios” se situaban en lo que hoy es el pueblo de Aldea Blanca,
y el topónimo lo conocemos como tal, por vez primera, el 8 de noviembre de
1511, cuando se da en Burgos merced a Lope Conchillos, de seis caballerías de
tierra con el agua necesaria para su riego: “…agua que ha de tomar de la
que aprovechan los canarios en Varvega, debajo de Aldea Blanca, y luego fue
adjudicada a Luis de Armas, por estar desaprovechada,…” (Carta Arqueológica
de SBT).
Se podría
considerar que si se le asigna ese nombre al poblado, en razón de que hay otro
poblado donde viven los negros, este podría existir en esas fechas.
Abundando
en la hipótesis vemos que los terrenos de Sardina comienzan a cultivarse a
principios del siglo XVI. En 1523, Antón Pérez Cabeza (del que posteriormente
toma nombre el primer negro del barranco) ya tenía plantaciones de caña de azúcar
en Sardina, que molía en su ingenio de Agüimes (Aguatona- Ingenio), que era
también de Alonso de Matos (el Viejo), aunque debieron de molerse también en
el ingenio de Santa Lucía . (Azúcar. Los ingenios en la colonización canaria.
Ana Viña Brito y colaboradores).
Desconocemos
la fecha de construcción del ingenio de Santa Lucía, aunque debió ser a
principios de siglo. Su fundador fue Tomás Rodríguez de Palenzuela, hecho que
conocemos porque su hijo, Lorenzo Palenzuela, que poseía tierras en Sardina
donde tenía la plantación de caña de azúcar, pretendió trasladar el ingenio
desde Santa Lucía a Sardina, hecho que creemos finalmente no sucedió, pues no
tenemos noticias de que se instalara y llegase a funcionar.
Así,
el 29 de octubre de 1554, se le concede una data a Lorenzo Palenzuela por el
Cabildo secular: "Se concede licencia a Lorenzo de Palenzuela para hacer
una acequia desde el barranco de Tirajana a las tierras que el Cabildo le había
dado en Sardina para hacer un ingenio":
“Petición de Lorenzo de Palenzuela, vecino de la isla, le hagan merced de
dar licencia para hacer una acequia por donde pueda llevar sus aguas del
barranco de Tirajana a las tierras que le hicieron merced en el lomo que dicen
de Sardina, la cual acequia ha de comenzar desde la cueva de Juan Adobar, por
donde pueda hacerla, hasta sus tierras" Es edificio que ha de hacer por
riscos y gastar mucho dinero y soltar su agua y deshacer su hacienda de Tirajana
y pasarla abajo", y por ello suplica que ya que le dieron las tierras y
sitio de ingenio, le den titulo del salto por donde ha de ir la acequia, que sea
suya como lo son las tierras y aguas, y de sus descendientes, y lo manden
asentar. Se le da el asiento y sitio de ingenio, y el sitio de acequia.”
Por ello, debieron de haber en la zona personas de color, desde esas fechas, que
podrían vivir separadas y de ahí el nombre de Aldea Blanca, para indicar la
población blanca en la zona. Según Manuel Lobo, los cálculos para Gran
Canaria establecen una media de 30 ó 35 esclavos entre hombres y mujeres por
ingenio y plantación que representarían entre un 10% y un 12%, de la mano de
obra, lo que nos indica la probable población de la zona. (Azúcar. Los
ingenios en la colonización canaria. Ana Viña Brito y colaboradores)
Por último, según Santiago Cazorla León (Los Tirajanas de Gran Canaria,
1995), existe una tradición oral que afirma que los negros llegaron al Barranco
de Tirajana procedentes del naufragio de algún barco hundido por aquellos mares
y nos explica en su obra los pleitos de los curas de Tirajana y Agüimes
(1690-1694) por la jurisdicción de estos negros del barranco que nos aportan
bastante información.
Según Manuel Guedes (Coplas de Laito. 2002. Proyecto Vivencias. IES Santa Lucía)
pastor, hijo y nieto de pastores, que fue vecino de Casa Pastores, y
descendiente de los Guedes de Castillo del Romeral, la historia de los Guedes en
Gran Canaria se inició con una embarcación portuguesa que llevaba esclavos
negros para América, en el barco venían Guedes y Torres. El mal tiempo hizo
que la embarcación zozobrará en la costa sureste de Gran Canaria, donde
desembarcaron por la costa de Las Salinas. (Castillo del Romeral).
En
este artículo hemos pretendido aportar información sobre la extraña aldea
negra que existía en la comarca, en la que con toda probabilidad debieron vivir
ascendientes de muchos vecinos de Castillo del Romeral, en los que todavía hoy
podemos observar rasgos de sus ascendientes de color, así como de otros vecinos
en los que no se observan estos rasgos que tienden a desaparecer a raíz del
mestizaje, tras el paso de varias generaciones.
Por
nuestras venas corre sangre de estos negros, descendientes de esclavos, que
estaban en nuestra comarca desde el siglo XVI, signo inequívoco de nuestro
mestizaje así como del de la población canaria en general.” (Pablo Guedes,
2011)
1605.
La Gomera contaba con 1.035 habitantes, es decir, unos 230 menos que en 1585. La
densidad, por lo tanto, había descendido por debajo de 3 habitantes por kilómetro
cuadrado. La mayoría de los gomeros residían en San Sebastián (86, por
ciento) y un porcentaje ínfimo residía en Vallehermoso. Como puede verse, la
decadencia de la Go mera parece incuestionable. Abandonada por los señores
feudales de la isla y por los poderes centrales en la metrópoli no sale de la
postración. En 1607 los señores feudales suscriben pactos con 16 vecinos de
Chinet (Tenerife) a los que se les dan tierras a renta anual en Etime, Lomo del
Merlo, Agulo y Tamargada. Pero esta repoblación-colonización no consigue
reanimar la economía isleña basada en la agricultura y fracasa
estrepitosamente puesto que en 1620 no quedaba más que un solo vecino tinerfeño
cultivando 1700 fanegadas por una renta de 24 fanegas de trigo anual. La
severidad del dominio feudal señorial, la escasez de tierras para labrantío
por la peculiar orografía, la ausencia de artesanía unido al carácter periférico
y marginal de la Gomera respecto a las grandes rutas comerciales, conducirán a
una situación de crisis permanente con una economía siempre en la frontera de
la precariedad.
Al
finalizar el XVII parece haberse producido un cambio de rumbo por cuanto en 1676
«la Isla Colombina» disponía de 4.231 almas, distribuidas en 6 poblaciones
del interior y en la villa capital Ipalam. En 1688 se apreciaba un nuevo
incremento elevándose esta vez a 4.661 habitantes. Las localidades de
Vallehermoso y Hermigua llegaban ya hasta superar a Ipalam (San Sebastián).
Vallehermoso, situada en el noroeste de la Gomera, da muestras de despegar económica
y demográficamente. Es por lo que en 1635 construye una iglesia parroquial de
la secta católica para el creciente vecindario. Al consumarse la centuria, la
Gomera parece desperezarse mejorando sus bases económicas y alcanzando una
densidad de 10 habitantes por kilómetro cuadrado. Eso supone que también
mejora su porcentaje -4,43 por ciento- respecto a la población de la colonia
canaria de estos años. Hasta entonces nunca esta isla había llegado a alcanzar
semejantes magnitudes. (Ramón Díaz Hernández; 1991).
Octubre
de 2011.
*
Guayre Adarguma Anez Ram n Yghasen.
--» Continuará...