EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA
UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS
PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1591-1600
CAPÍTULO XX (VI)
Guayre Adarguma
*
1595.
Un navío en ruta hacia América es atacado a la altura del Puerto de Winiwuada
(Las Palmas), sale en su persecución un bajel canario y logra apresarlo.
1595.
Próspero Casola, en su Discurso de la
fortificación de la isla de Fuerteventura se lamentaba tardíamente, en 1595,
de tan ciega política, que pareciendo que contribuía a repoblar las islas
orientales, contribuía a su verdadera despoblación por el éxodo
ininterrumpido de castellanos viejos, conquistadores y pobladores, que huían de
contaminarse diariamente con la población berberisca; y sin remontamos a tan
lejos, bastará recordar la fuga del morisco lanzaroteño Juan Felipe, en 1552,
con toda su familia y treinta allegados más para comprender el terrible peligro
que sembraban con aquella semilla encizañada los Savedras y los Herreras de
Fuerteventura y Lanzarote.
Los
hechos vendrán en seguida a dar la razón de estas lamentaciones.
Sin
embargo, no fueron los canarios orientales los únicos en acudir al palenque
africano, pues desde las demás islas, y aun desde España, se organizaron en
los siglos XV y XVI múltiples expediciones. Famosos fueron entonces los viajes
del gobernador de Gran Canaria Alonso Fajardo al territorio del Sus en 1483, la
pacífica expedición del gobernador de la misma isla, Lope Sánchez de
Valenzuela, en 1499, y la empresa de ocupación llevada a cabo, sin acompañamiento
de éxito, por el primer adelantado Alonso Fernández de Lugo. Estos dos últimos
acontecimientos merecen ser consignados con particularidad.
El
primero tiene su precedente, título jurídico o, mejor, sanción legal a una
ocupación previa formularia, en la bula Inefabilis del papa Alejandro VI,
expedida en Roma el 13 de febrero de 1495. El intento de ocupación efectiva fue
más bien fruto de las gestiones diplomáticas del gobernador de Gran Canaria
Lope Sánchez de Valenzuela, quede la acción militar anterior o simultánea.
(En: A. Rumeu de Armas, 1991)
1595.
De un padrón levantado par los
inquisidores españoles en la colonia resulta
que había entonces en el Archipiélago 865 moriscos distribuidos en esta
proporción: en Gran Canaria, 142; en Tenerife, 196 ; en La Palma, 77; en La
Gomera, 52; en Lanzarote, 91, y en Fuerteventura, 307; mas téngase en cuenta
que si las primeras cifras dan idea aproximada de la inmigración berberisca en
las islas mayores, las últimas sólo reflejan débilmente la realidad, pues,
aparte de los éxodos voluntarios, algunos tan sonados, como el de Juan Felipe
en 1552, ya se habían producido por aquella fecha las emigraciones que acompañaron
a los ataques e invasiones piráticas de Calafat, Dogolí "el
Turquillo", Morato Arráez y Jaban Arráez a Lanzarote y Fuerteventura.
Pero
la inmigración de esclavos berberiscos no impidió el que, sobre todo en las
islas mayores, Gran Canaria, Tenerife y La Palma, donde el cultivo de los cañaverales
había adquirido tanto desarrollo, la trata de negros fuese una realidad casi
desde los albores de la colonización, pues los ingenios de azúcar reclamaban
abundante mano de obra que se cubría fácilmente acudiendo ala cantera
inagotable de Guinea. Por otra parte, la superior fortaleza de los negros y el
alejamiento de su tierra de origen les daban una superioridad sobre los esclavos
berberiscos, holgazanes e insumisos y siempre prestos a buscar la salvación en
la huída o a servir de adalides a los piratas en sus incursiones. (En: A. Rumeu
de Armas, 1991)
1595.
Los meses iniciales de este año
estuvieron señalados por el número creciente de navíos corsarios que en todas
direcciones surcaban por entre las aguas del Océano, siguiendo los, contornos
de las mal llamadas, en este siglo, Islas Afortunadas.
De
estos robos y depredaciones aislados destacan dos por su notoria significación:
la captura de un navío pirata inglés por el capitán de una de las compañías
de milicias de Las Palmas, Antonio Lorenzo, hijo, y émulo ahora, del almirante
lusitano Simón Lorenzo, y los robos y trepe, lías cometidos por Walter
Raleigh, el famoso caballero, capitán y pirata, a su paso por Canarias, camino
de la Guayana, en febrero de 1595.
El
primero tuvo por escenario el Puerto de la Luz, en Gran Canaria, y es conocido,
con muy escasos pormenores, a través de la descripción del historiador Viera y
Clavijo. “Un bajel de guerra enemigo-dice el ilustre polígrafo-sorprende el
Puerto de la Luz en el mismo año de 1595, y saca otro navío que estaba allí
cargado para la América. Sábelo Antonio Lorenzo; toma otra embarcación que
había lista; sigue al enemigo; acométele; ríndele valerosamente, y quitándole
la presa, la vuelve al puerto con merecido aplauso.” (A.Rumeu de Armas, t.II.
2ª pte. 1991)
1595
Enero 6. Hace testamento Arguenta de
Franquis. Sin duda, una de las figuras coloniales más destacadas en el valle de
Güímar en Chinech (Tenerife) durante el último tercio del siglo XVI fue
Arguenta de Franquis Luzardo, segunda mujer de Pedro de Alarcón. De su infancia
alcanzamos a conocer que procede de Lanzarote, siendo hija de Diego Pérez de
Betancor y de Inés Buenavía Cardona. Tuvo por hermanos a Margarita de Betancor
que casó con Rodrigo de Valdés Melián (padres de Rodrigo de Valdés, el mozo,
Diego de Valdés y Angel Escoto de Valdés y a María de Betancor, que casó con
Luís de León Perdomo.
Por
medio de cálculos indirectos se deduce que Arguenta nace entre 1527 y 15 30 y
se casa entre 1546 y 154 7, en la época que Pedro de Alarcón era Regidor en La
Palma. Ya estaban casados cuando en 1548, Pedro arrendó el ingenio del
Adelantado en Los Realejos y Los Sauces, en La Palma, en compañía de Marcos
Roberto y del Ldo. Juan de Sta. Cruz, con quien luego establece lazos familiares
por medio del matrimonio del hijo de éste Luís, con su hija Leonor de la Peña.
Años
más tarde, en 1556, Pedro de Alarcón, mayor y envejecido, y Arguenta de
Franquis una mujer joven y llena de energías, compran el ingenio de Güímar.
En ese tiempo han tenido dos hijos: Leonor y Hernando.
En
marzo de 1568 muere Pedro de Alarcón, tomando Arguenta la administración del
ingenio hasta la zafra del año 1570. En el testamento reconoce que todos los
bienes fueron multiplicados durante el matrimonio, por ello a Arguenta le
pertenecía la mitad de toda la propiedad y al ser menores sus hijos, concentra
en sus manos la administración de la mayor parte de la hacienda de Güímar.
En
medio de grandes dificultades, con numerosas deudas e hipotecas, lleva adelante
el negocio siendo capaz incluso de mejorar el rendimiento del mismo. Siempre
refleja en sus actuaciones una gran visión comercial y antepone la hacienda a
cualquier otro interés, para ello no duda en manipular y luchar contra todo lo
que desvíe el camino que se ha trazado.
Ese
mismo interés lo muestra en la formación de Hernando intentando que su hijo
fuera una persona fuerte y capaz de tomar con garantías las riendas del
heredamiento y así cuando él plantea, en 1573, retirarse a Castilla para
estudiar y hacer vida religiosa, Arguenta no descansa insistiendo hasta que
cambia de parecer. De hecho, le promete 2500 doblas y mejoras en el tercio y
quinto de sus bienes si se casa en dos años. Sin duda un estímulo que le
llevará al matrimonio con María de Fonseca hija del gobernador d. Juan Álvarez
de Fonseca y Beatríz Mexia.
Esta
relación, a veces tormentosa, no está falta de afectos. A pesar de las
discrepancias, no duda en salir en defensa de Hernando y pagar la fianza cuando
éste fue encarcelado bajo la acusación de haber forzado a Mariana, la hija de
Luís Perdomo.
Las
deudas agobiaban a Arguenta, por eso en junio de 1574, ante Sancho de Urtarte,
vendió su parte del ingenio y heredamiento (la mitad de la hacienda), a Diego
de la Peña vecino de Cartagena de Indias, por 20.000 ducados. Buscaba una
defensa frente a los acreedores. Al día siguiente, Diegootorgó poderes para
que Arguenta siguiera administrando la propiedad.
Las
tensión de las relaciones entre Arguenta y Hernando llegan a su cenit en 1580,
cuando éste plantea un pleito a su madre. Los motivos de la reclamación se
basaban en 1a promesa que antes mencionamos., referida a que en el momento de su
matrimonio, María de Fonseca, Arguenta le prometió en dote 2500 doblas además
de otras mejoras. Una vez que el matrimonio tuvo efecto y los plazos pasaron,
Hernando, hizo reclamación dado que su madre no había cumplido lo estipulado.
Por la Justicia se falló a su favor y se pusieron los bienes de Arguenta a
remate en pública almoneda. En la subasta fueron adjudicados a Pedro de
Hinojosa por 25 l01 doblas ( diez más que la supuesta deuda) y Arguenta alegó
inmediatamente que sus bienes, con dolo, habían sido infravalorados y, además,
estableció en recurso que la tal deuda reclamada no existía, ya que su hijo
había cobrado en demasía lo acordado, no abonándole
cuatro pagas de 800 doblas de las rentas como arrendatario de la parte que ella
tiene en el heredamiento de Güímar. Al final
renunciaron al pleito y acordaron que Arguenta vendiese a su hijo la mitad de su
parte en el heredamiento por unas 4000 doblas
y éste las pagara haciéndose cargo de una larga lista de deudas.
Otro
de los personajes más interesantes en esa etapa del heredamiento de Güímar es
Luís Horosco. Realmente es el verdadero administrador de la hacienda,
conjuntamente con Francisco de Alarcón. Son los que están en las tierras y al
frente del ingenio ejecutando, contratando y administrando. Mientras que
Hernando pertenece a la clase absentista, viviendo en San Cristóbal y cobrando
las rentas. Detrás de las actuaciones de Arguenta intuimos la mano de Luís
Horosco, quien va a consumir en la hacienda
de Güímar el saneado patrimonio que trajo de La Palma, cuando se casó
con Leonor de la Peña.
Nos
encontramos también, en el entorno del ingenio, familiares de Arguenta y de
Pedro de Alarcón, con algunos de los cuales
están continuamente en pleitos.
En
primer lugar estaban los hijos de su marido del primer matrimonio con Juana Ramírez:
Francisco de Alarcón, casado con Juana Ramírez, su prima hermana y Martín de
Alarcón, los hijos de Arguenta y de su marido: Leonor de la Peña, casada en
1572 con Luís Horosco de Santa Cruz, que había sido regidor en La Palma, hijo
del Ldo. Juan de Santa Cruz y socio de Pedro de Alarcón durante muchos años, y
Hernando de Alarcón casado con María de Fonseca, hija del Gobernador d. Juan
Álvarez de Fonseca.
Martín
deja a su hermano como administrador de su parte de la hacienda porque él se
dedicará al comercio con Indias, frecuentemente está de viaje, siendo vecino
de Ayamonte y Lanzarote. El testamento de su padre nos da a conocer algunas de
sus diferencias. En 1578 corre el rumor que Martín de Alarcón había muerto en
Indias y Hernando de Alarcón intenta convertirse en su heredero enfrentándose
con Francisco de Alarcón, terminando por reconocer que no tenía derecho a la
herencia. Estas noticias
eran
falsas porque cuando fallece su hermano Francisco en 1602, Martín aparece en
Tenerife para reclamar su parte del heredamiento.
Con
Francisco de Alarcón vivía su suegra, Inés de Betancor, hermana de Juana Ramírez
(primera mujer de Pedro de Alarcón), que en unión de varios cuñados tuvieron
que salir de Lanzarote ante los ataques de los piratas berberiscos, perdiendo
casi todo y viviendo de su caridad.
Inés
de Betancor mantenía diversos pleitos con Arguenta y los hijos de Pedro de
Alarcón, alegando, entre otras cosas, que éste compró el ingenio y
heredamiento de Güímar con dinero aportado, en parte, por Diego de la Peña,
su marido, por lo tanto a ella ya sus hijos les pertenecía la mitad de la
hacienda (no lo podía demostrar porque las escrituras que lo confirmaban habían
sido quemadas en uno de los numerosos ataques de piratas moriscos a Lanzarote) ,
allí encontraremos también a una hermana de Arguenta llamada Margarita
Betancor que estaba casada con Rodrigo de Valdés. Este conjunto personal y
familiar establece unas pautas de convivencia bastante «sui géneris» con
tensiones fácilmente detectables en la lectura de los documentos.
En
1590 al fallecer Hernando, su mujer, María de Fonseca, otorgó poder a su
hermano Alonso de Fonseca para que tomara posesión en nombre de sus hijos de la
parte de sus bienes en el heredamiento recuperados de Juan de Vega. Alonso va a
terminar comprando la parte de los herederos de Hernando y algunos de los que
pertenecieron a Francisco de Alarcón y así a partir de ese momento va a estar
presente la rama de los Fonseca en la gestión de una parte de las tierras del
heredamiento, tomando parte, de una forma activa, en la vida local del valle de
Güímar (figura como alcalde del lugar en las primeras décadas del siglo
XVII).
Arguenta
se retiró para vivir sus últimos años en Candelaria, en las casas que tenia
junto a un mesón propiedad del heredamiento, dejando a Luís Horosco como
administrador de su parte. Otorgó testamento el 6 de enero de 1595, ante el
prior del convento de Candelaria, fray Francisco de Carvajal O.P., siendo
protocolizado luego por el escribano Lucas Rodríguez Sarmiento el 9 de marzo.
En sus últimas voluntades dice entre otras cosas, que quiere ser enterrada con
su marido Pedro de Alarcón, en la Iglesia del Monasterio de Sto. Domingo en San
Cristóbal, también que su hijo Hernando y a era difunto, no asi su hija
Leonor, que la nombra albacea. En su testamento está presente y. firma como
testigo su nieto, Pedro de Alarcón Fonseca.
En
enero de 1597, cuando muere Luís Horosco, la mayor parte de las tierras que
antes se dedicaban a cañas habían sido destinadas a otros cultivos introduciéndose
paulatinamente cereales, frutales y viñas. En su testamento, declara que hace
dos o tres años que administraba la hacienda de Güímar con poder de Fadrique
de Vargas, lo que nos confirma que las deudas de los censos debidos habían
determinado una retrocesión de la propiedad.
1595
de Febrero 6. Parte del
puerto de Plymouth una flota inglesa al mando de Sir Walter Raleigh. El objetivo
de esta Flota era las colonias españolas en América, pero antes de dar el
salto en el Atlántico, Raleigh se entretuvo merodeando por aguas de la colonia
española de Canarias posiblemente con el objetivo de aprovisionarse de de los
excelentes vinos de las islas. El 20 de Febrero desembarco en la isla de Erbania
(Fuerteventura) para hacer aguada y de camino robó el ganado suficiente para
abastecer su flota. En una de las caletas de la isla capturo a dos navíos, uno
estaba cargado de armas de fuego que enviaba el Rey castellano para las milicias
de las islas y el otro flamenco con un gran cargamento de vinos de Canarias.
Ambas presas fueron de gran valor para Raleigh, armas y licores, dos de las más
poderosas ayudas para emprender correrías navales. Tras esto, Raleigh partió
hacia América. Tomó parte en
1596 en la expedición contra Cádiz donde resultó gravemente herido y en 1597
se apoderó de Fayal, agriándose una vez más las relaciones con Essex, entablándose
entre ambos un duelo a muerte que sólo terminó con la ejecución de éste en
1601. Dos años después falleció la Reina Isabel sucediéndole Jacobo I cuyo
advenimiento señaló el término de su preponderancia; fue encerrado en la
Torre de Londres y murió decapitado el 29 de octubre de 1618. (J.M. Pinto y de
la Rosa. Antiguas fortificaciones de Canarias)
1595
Febrero 13. Con el destino al gobierno
de Galicia del virrey Luís de la Cueva Benavides, las islas se vieron por fin
libre de uno de los mayores déspotas dictadores enviados por la metrópoli para
su gobierno colonial.
“Uno
de los más entusiastas en expresar su alegría el Cabildo de Tenerife, quien en
su sesión de 13 de febrero de 1595 acordó “que se escriba por la ciudad al
Rey nuestro Señor y al Presidente del Consejo Supremo, besando a S. M. las
manos por la merced que ha fecho a estas islas en quitarles el presidio e que la
Audiencia volviese a lo que solía...”
(A.Rumeu de Armas, t.II. 2ª pte. 1991)
1595
Febrero 27. Algunos de los procesos
incoados por la Inquisición española en Canarias fueron extraordinariamente
ruidosos, como el que se abrió contra el alguacil de guerra por el capitán
general Luís de la Cueva, contra Diego de Castroverde, absuelto por la Suprema
después del retorno de don Luís a la metrópoli.
Actuó
de calificador en el proceso fray Basilio de Peñalosa, y depuso a favor de
Castroverde, Gonzalo Argote de Molina.
La
sentencia absolutoria, expedida en Madrid el 27 de febrero de 1595, era una dura
amonestación para los inquisidores en canarias. Decía asi: “... y pudierales
excusar el ayer tenido preso al susodicho en las cárceles secretas tanto
tiempo, pues el negocio no lo requería, de que estareis advertidos para
adelante”. (M. C.: Inquisición,
signats. VIII-2 y Cvrll-7.)
1595
Abril 3. Toma posesión de su cargo
como gobernador de Canaria Alonso de Alvarado de Gran Canaria. Inmediatamente
procedió este soldado a inspeccionar las fortalezas y castillo al mismo tiempo
que señalaba el domingo de Pontecostés, 14 de mayo, para la concentración en
Las Palmas de todas las milicias de la isla con objeto de revistarlas en alarde
general.
La
visita de las fortalezas demostró que se hallaban deterioradas y faltas de
diversas reparaciones, motivo por el cual Alvarado encargó al ingeniero Próspero
Casola el estudio de diversos proyectos de reparación.
En
la fortaleza de las Isletas, en cuya plaza de armas había construído el
anterior gobernador Melchor de Morales un alto parapeto, con el parecer en
contra de Casola, que se negó en redondo a dirigir las obras, fue preciso
reconstruir por completo éste, al mismo tiempo que se reparaban la plataforma y
otros deterioros de la vieja construcción militar. Por orden del mismo Alvarado
“se encavalgaron los cañones que estaban apea- dos” y se reparó toda la
artillería restante.
Mayor
importancia tuvieron las obras ejecutadas en el castillo de Santa Ana, cuya
“plataforma [consta] que estaba arruinada sin poderse disparar la artillería,
ya que tenia una grieta por donde entraba agua de mar”. De idéntica manera
dispuso Alvarado la inmediata reparación del castillo, cosa que se realizó,
merced a su diligencia, en breve tiempo.
Por
último, en la torre de San Pedro dispuso el gobernador la construcción de un
parapeto en su plataforma, con la misma celeridad levantado.
La
dirección técnica de todas estas obras correspondió al ingeniero militar Próspero
Casola y la ejecución material al maestro de obras Andrés Luzero.
El
domingo 14 de mayo, fecha señalada para el alarde general, se verificó en la
plaza mayor de Santa Ana la más amplia concentración de milicias que se
recordaba en la isla.
Don
Alonso de Alvarado, a caballo, en compañía del teniente de gobernador Antonio
Pamochamoso y seguido por el sargento mayor Jerónimo de Aguilera Valdivia
(nombrado por la Audiencia con carácter provisional para sustituir a Juan de
Ocaña, recién fallecido), maniobrar
durante largo rato a las distintas compañías de la ciudad y del interior de la
isla, a las cuales revistó seguidamente en medio de la mayor marcialidad.
Se
hallaban presentes ese día en Las Palmas las cuatro compañías de infantería
de la ciudad, sus capitanes Antonio Lorenzo, Baltasar de Armas, Juan Martel
Peraza de Ayala y Francisco de Cabrejas Toscano; las compañías de la Vega,
Teror, Arucas, Guía y Gáldar, sus capitanes Francisco de Torres, Baltasar de
Arancibia, Clemente Jordán, Melchor de Aguilar y Francisco de Carvajal; las
cuatro compañías de Telde y Agüimes con el cabo capitán José Hernández Muñiz
y los tres restantes capitanes, Andrés de Betancor, Juan Jaraquemada y Juan de
Tubilleja; la compañía de caballería con su capitán, el tercer alférez
mayor de Gran Canaria, Miguel de Múxica Lezcano Ramírez, al frente, y la compañía
de artillería al mandó del capitán Pedro de Serpa, auxiliado por los
artilleros veteranos, el cabo Juan Negrete y los artilleros Pedro Bayón y
Bartolomé Martín Pavón.
Igualmente
estuvieron presentes ese día en el alarde general los cuarenta soldados del
presidio, con su cabo y ayudante de sargento mayor Alonso de Aguilera Valdivia
al frente.
Estas
medidas militares, que demostraban la pericia y previsión de Alvarado, no eran
exageradas para el momento ya que moros e ingleses amenazaban sin tregua al
Archipiélago.
En
efecto, cuando apenas habían transcurrido unos días del alarde general, se
recibió en Las Palmas un aviso urgente de don Alonso Pérez de Guzmán el Bueno
y Sotomayor, VII duque de Medina Sidonia, “capitan general del Mar Océano y
de la costa del Andaluzia” de la Invencible-, escrito en Sanlúcar el 19 de
mayo, dando cuenta al regente de la Audiencia, don Antonio Arias, de que Xaban
Arráez se aprestaba en Salé con sus galeotas para caer de improviso sobre las
Islas Canarias.
Desde
Gran Canaria la saetí del duque se trasladó a Tenerife, pues llevaba idénticos
pliegos para el gobernador don Tomás de Cangas.
La
fama de las atrocidades cometidas por Xaban Arráez en Fuerteventura dos años
antes., despertó una general conmoción en todas las islas, donde las medidas
de guerra llenan toda la primavera y el verano de 1595.
No
sólo se redoblaron las atalayas y vigías, sino que en las distintas caletas se
montó guardia permanente por las compañías de milicias. Así sabemos que en
Las Palmas durante todos Aquellos meses las cuatro compañías se turnaron en
guardias constantes, especialmente nocturnas, y en maniobras y ejercicios para
el mejor adiestramiento de los soldados.
Mayor
importancia tienen las medidas tomadas en las distintas fortalezas. Contaban 1os
castillos de Las Palmas con una guarnición fija de ocho artilleros veteranos:
Juan Negrete, cabo de ellos, Diego Ternero, Pedro Bayón, Lope Hernández,
Bartolomé Martín Pavón, Francisco López Millán, Juan Calzada y Roque Díaz,
y veíntiocho ayudantes fijos instruidos por aquéllos, y entre todos se
estableció un turno de rotación de manera que cada noche quedaban un artillero
veterano y ocho ayudantes en la fortaleza de las Isletas, y un artillero y
cuatro ayudantes en las otras dos de Santa Ana y San Pedro. Ello sin contar con
que muchas veces pasaban la noche en ellas sus respectivos alcaides, que lo eran
en 1595 Serafín Carrasco de Figueroa, Alonso Venegas Calderón y Jerónimo
Baptista Maynel.
No
contento con esta vigilancia, Alvarado ordenó todavía reforzar la guarnición
nocturna de los castillos con los soldados del presidio, mientras la vigilancia
de las caletas, en particular la de Santa Catalina, cuyas trincheras había
ordenado reconstruir por completo, quedaba encomendada a las compañías de
milicias.
No
fué menor: el cuidado y la diligencia que puso el gobernador cerca del Cabildo
y del tenedor de bastimentos y municiones de guerra Gaspar Sorio para el
abastecimiento de los castillos de cuanto precisasen para la defensa:
municiones, pólvora, cuerda, bizcocho y agua. Serafín Cairasco de Figueroa
declara haber recibido en junio de 1595, para la fortaleza de las Isletas,
“balas, plomo, cuerdas..., cinco quintales de polvora, doze de bizcocho,
cantidad de agua y otros bastimentos”.
Por
su parte el obispo de Canarias, don Fernando Suárez de Figueroa, que ya el año
anterior por la misma amenaza había hecho alistamiento de “armas y criados...
para defender la isla de los moros y otros enemigos que nos amenazan”, volvió
a reiterar en 1595 análogas medidas militares, al paso que encargaba para
asegurar el abastecimiento de la tropa veinte quintales de bizcocho. Como ya
sabemos, la hueste eclesiástica tenía por capitán al deán de la catedral,
por alférez al canónigo más antiguo y por sargento al racionero de la misma
condición, quienes velaban, en la medida de lo posible, por la mejor disposición
guerrera de sus subordinados, eclesiásticos y fámulos.
En
el mes de julio de 1595 llegó a Las Palmas la flota de Indias, que si al
principio alarmó a los vigías, pronto sirvió para calmar los ánimos de todos
con su alarde de fuerza y potencia.
En
este mismo mes hubo también rebato general a causa de “ciertos fuegos que se
vieron”, pero se comprobó el error y las milicias retornaron a sus distritos,
a montar guardia permanente en los mismos.
En
este mes de julio acordó también la Audiencia que el ingeniero Próspero
Casola se trasladase a Fuerteventura, como la isla más amenazada por Xabam Arráez,
para reconocer sus cuevas y refugios, trayendo “relación de la grandeza de
ellas y de sus calidades y de la forma que se debía tener para ponerlas En
defensa”. Próspero Casola abandonó Las Palmas el 4 de julio de 1595 con
rumbo a la isla mencionada, lleno de te-
mor
“a caer en poder de los moros”; y después de una breve estancia en la villa
de Santa María de Betancuria, redactó su conocido Parecer sobre la fortificación
de Fuerteventura al que aludiremos con la extensión debida cuando estudiemos en
el tomo la fortificación de esta
isla.
Sin
embargo, tantos temores eran vanos. No entraba en los cálculos de Xaban Arráez
emplear sus galeotas ese año contra las Canarias,
buscó para escenario de sus sanguinarias empresas el Mediterráneo.
Resultaron erróneos y equivocados los informes que, a través de sus espías,
había recibido el duque de Medina Sidonia sobre las intenciones de los
corsarios moros; pero en cambio no fueron vanos los preparativos de
guerra
que se tomaron en el Archipiélago. Cuando Xaban Arráez aprestaba en Salé sus
galeotas para el crucero veraniego, ya hacía tiempo que los almirantes ingleses
Francis Drake y John Hawkins se preparaban para la última de sus expediciones a
América. Canarias seria una vez más 1a escala obligada de los famosos piratas.
(A.Rumeu de Armas, t.II. 2ª pte. 1991)
1595
Junio 5. En el Museo Naval de
Madrid-colección Medina Sidonia-se conserva una carta repuesta de Felipe II al
duque alabando su diligencia al avisar de un posible ataque a la colonia por
parte de corsarios del continente. Dice así:
“El
Rey. = Duque de Medina. Sidonia, Primo; mi capitán general del Mar Océano y de
la costa del Andaluzla. Muy bien ha sido haber hecho la diligencia que avisais
en vuestra carta de 1os 21 del passado con el Regente de Canaria, y el
Gobernador de Te-nerife y La Palma para que si porr alla aportase Xavan Arraez y
las demas galeotas, que os escribe Baltasar Polo, los hallen prevenidos, y
esten las demas Islas; y procurareis saber quando salen las dichas
galeotas y avisareis dello y de lo que os pareziere convendra hazer, con el
cuidado con que os empleais en todas las cosas de mi servicio.
De
Madrid a 5 de Junio de 1595. = yo el Rey. = Por mandado del Rey nuestro Señor.
= Andres de Prada."
1595
Junio 20.
Acta bautismal por el rito católico, de la parroquia de Garafía, Isla
Benahuare (La Palma). // Yo q som 20 dias del mes de junio da era de 1595
beptizei a Ma hija de bertholome peres y de su Muger fca
Martim fueram padrinos Migel Sanches y madrina Ma peres y por verdad
lo firme de mi nombre. Mmarquez.
1595
Septiembre 7. Parte una
nueva flota, con intención atacar los Galeones castellanos de la Flota de
Indias. La mandan al alimón Drake, con insignia en el buque
Defiance y Hawkins, en el
Garland. Las Tropas de desembarco las manda Sir Thomas Baskerville,
en total entre marinos y soldados suman 2.800 hombres.
El 6 de octubre se avistó en las costas de Tamaránt (Gran Canaria)
El
objetivo era atacar la ciudad de Winiwuada (Las Palmas) y para tal fin preparan
una fuerza de desembarco de 1.400 hombres al mando del Capitán Baskerville a
bordo de 30 lanchas y embarcaciones ligeras.
El primer intento de Barkerville en la playa de Santa Catalina acaba en fracaso,
la Fortaleza de la Luz responde con su artillería al fuego ingles y las
milicias isleñas, bien atrincheradas, repelen la ofensiva. Drake ordena un
segundo ataque más al sur, fuera del alcance de la artillería del Castillo.
Observada la maniobra por las fuerzas canarias, el Gobernador Alvarado desplaza
sus fuerzas, en el momento de efectuar el segundo desembarco ya están esperando
las milicias en las playas. Tras dos horas de combate, los ingleses se retiran
con más de 200 bajas y 4 naves maltrechas sin haber conseguido infligir graves
daños ni a las tropas ni a
El Gobernador Alvarado fleta un buque rápido que parte hacia Puerto Rico y
llega antes que
1595
Septiembre 9. La metrópoli ordena la
construcción de cuatro baluartes en la ciudad de Telde en Gran Canaria.
Esta
ciudad, situada en la costa oriental de la isla, un poco al Norte del Paralelo
de 2.8° N. ya unos
El
Ingeniero de S.M. Juan Alonso Rubián llegó a España como hemos visto en 1569
y al terminar la rebelión de los moriscos, se le destinó a Canarias donde, según
hemos visto en su biografía, construyó los fuertes de La Concepción y Santo
Domingo en las Palmas, el Castillo principal de las Isletas y fortificó con
varios fuertes la ciudad de Telde. Como de ellos no ha quedado vestigios ni
noticias concretas, suponemos que fueron obras ligeras de campaña.
El
Capitán General D. Luís de la Cueva y Benavides pensó en fortificar la
Iglesia principal de San Juan Bautista, añadiéndole cuatro baluartes en las
esquinas, como se ve en el plano, para que sirviera de refugio a la población
en caso de desembarco. Leonardo Turriano cree en cambio que la Iglesia que debe
fortificarse es la de Santa María, al Este de la ciudad, situada en sitio
ventajoso y dominante.
Por
Real Cédula expedida en Madrid el 9 de Septiembre de 1595 se ordenaba construir
cuatro baluartes pequeños en la ciudad de Telde, que no llegaron a hacerse, según
consta en carta de Próspero Casola a S.M. el 8 de Octubre de ese año donde decía
que el Regente D. Antonio Arias había gastado el dinero asignado para ello en
otras atenciones.
La
entrada se hace por una escalera de mano al Cuerpo Principal que tiene dos
ventanas para luz y ventilación, una á cada lado de la puerta de 3 por 4 1/2
pies y bajo este Cuerpo está el repuesto que es de 3 por 4 varas y
Observaciones.-
Esta Torre defiende el fondeadero entre la punta de Gando y la de Arinaga que es
muy limpio y de mucho fondo hasta bien cerca de la playa, y seguro de los
vientos que no son del Sur, mas consistiendo su seguridad en sí misma, por no
tener protección alguna y estando en una localidad sin habitantes por no ser el
terreno inmediato propio para cultivo, solo se puede considerar como torre-vijía,
y para dar protección á algún buque que se abrigue bajo sus fuegos perseguido
por algún Corsario.
Esta
Torre fue declarada inútil por R.O. de 27 de Febrero de 1895 disponiéndose su
enajenación por subasta con arreglo al R.D. de 24 de Mayo de 1893, fue
adjudicada provisionalmente, pero se anuló su venta por R.O. de 1896. El 5 de
abril de 1930 y por orden del Excmo. Sr. Capitán General de Canarias, se entregó
a la Comandancia de Marina de la Capital para instalación en ella de oficinas y
servicios de aquellas playas. (En: José María Pinto y de la Rosa. 1996)
1595
Octubre. Amaneció frente al puerto de
1595
Octubre 6. Los ingleses con la armada
de John Hawkins en la que iba
asimismo el célebre pirata Drake que decidieron atacar la isla de Gran Canaria
y más concretamente su capital Las Palmas, un historiador asegura que uno de
los capitanes propuso a Drake que se echasen en la noche quinientos o
seiscientos mosqueteros por una caleta poco distante del puerto y emboscados
esperasen la salida de los isleños a defender la desembarcacion y los
acometiesen de improviso con que turbados huirian, pero el pirata rechazó esa
sugerencia por dificultades materiales de la empresa, pues para llegar a la
caleta había que pasar por unos baxios y barras, y añade el mismo cronista que
Drake dixo para animar a sus capitanes que no había de entrar en aquella isla
como ladrón de noche, sino de dia, con desembarcacion pomposa y los canarios se
le habían de ofrecer rendidos reconociendole por señor y pidiendo merced de
las vidas -que tal decoro y reverencia se debia guardar a la armada de su Reina
y Señora- y en las Casas de la Audiencia habia de levantar su trono y hacer
actos de soberanía, poner sus armas y su efigie, por eterno blason y padron de
los venideros.
En
la mañana del 6 de Octubre de 1595 pudieron apreciar los vecinos de la ciudad
que en el monte de La Atalaya -hoy Vigía- en la más alta cima de la Isleta ardía
una hoguera coronada por largo penacho de humo, como era costumbre siempre que
se viese acercarse a tierra más de cinco velas, y poco después el Castillo de
las Isletas, disparó un cañonazo que conmovió y despertó la ciudad.
Alonso
Alvarado atravesó ésta dirigiéndose a La Isleta, y en el lugar llamado El
Golfete comenzaron a aparecer las naves enemigas, por lo que dispuso se avisase
a Pamochamoso tocase la campana y que reunida la tropa con las seis piezas de
artillería existentes, se dirigiesen todos fuera de la muralla a los arenales
de Santa Catalina en espera de órdenes; se enviaron dos hombres a La Atalaya,
quienes contaron 28 navíos y galeones gruesos, y otras tantas lanchas. Se
dispuso cerrar la puerta de la fortaleza, y entre 7 y 8 de la mañana, la
escuadra inglesa había fondeado en El Golfete a cubierto de los fuegos del
Castillo de las Isletas y de la Torre de Santa Ana. Alvarado dispuso combatir
fuera de la ciudad impidiendo el arribo a la marina del enemigo; entre lo y 11
de la mañana se adelantó de la armada una carabela pequeña y junto a ella una
lancha en la que iba Drake; la carabela reconoció el puerto y caleta de Santa
Catalina, y desde la lancha fueron sondando y dejando boyas por señales para
facilitar el ataque y desembarco, regresando después a unirse a la armada
anclada en El Golfete, continuando la carabela reconociendo la costa hasta la
caleta de San Pedro. Reforzadas las guarniciones de los Castillos y dispuesta la
ciudad a resistir el ataque, rompió el fuego el enemigo a las 12 del día acercándose
con sus lanchas, y el cronista Cabrera de Córdoba asegura que pelearon los isleños
con tal coraje, que muchos entraron en el mar hasta llegarles el agua a los
pechos para herir a sus enemigos. Sir Thomas Baskerville
cubierto de todas armas, con morrión y coselete, exhortaba a los
marineros a bogar para alcanzar la playa próxima y sus subordinados Arnold y
Nicholas Baskerville así como Nicholas Clifford daban muestras de
extraordinario valor queriendo ganar a nado la caleta, pero el fuego de la
artillería y arcabucería estableció una infranqueable cortina, contra la que
se estrellaron todas las heroicidades del enemigo, dejando el mar regado de
sangre y las lanchas cubiertas de muertos y heridos. Ayudaba la armada con sus
fuegos al desembarco pretendiendo neutralizar la acción del Castillo de las
Isletas, pero fracasó el empeño por lo que las lanchas comenzaron a retirarse
para refugiarse en la armada; hora y media duró el ataque y la escuadra alzó
velas para ir a hacer aguada a algún paraje desértico del Sur de la isla. El sábado
7 de Octubre al ver que el enemigo había desaparecido, el Gobernador Alonso
Alvarado al frente de sus tropas realizó su entrada triunfal en la ciudad.
El
domingo 8 de Octubre dio Drake fondo con sus naves en Arguineguín, y desembarcó
con 500 hombres de la tripulación, hizo levantar una espaciosa tienda y pasó
aquel día en tierra entregado al descanso y disfrutando de las delicias del otoño,
y atacado allí por los canarios que le hicieron nueve muertos y algunos
prisioneros, la escuadra partió aquella misma noche se alejó de Canarias para
internarse en el Océano. (En: José María Pinto y de la Rosa. 1996)
1595
Octubre 8. Discurso sobre las
fortificaciones de la isla de Erbania (Fuerteventura) por el Ingeniero militar
del ejército colonial encargado de las obras de fortificación, Próspero
Casola
“Señor:
La
montaña de Cardona que es en la y sla de Fuerteventura, está una legua á la
mar á donde está el puerto de la Pared que es muy seguro para las galeras y
probeido de mucha agua del barranco de Tamaratilla y de mucha carne por que en
esta agua bebe la mayor cantidad del ganado manso y por esta razon podra estar
el enemigo de presidio sobre la dicha montaña todo el tiempo que le pareciere,
la cual está de la Villa de Santa Maria de Betancuria siete leguas sin ninguna
comodidad de paja y cebada, ni pasto para caballos por estar tan lejos de las
vegas de las sementeras y casas de pan, y ni mas ni menos de los puertos de
barlovento para ser socorridos con alguna gente de la isla de Canaria y como es
forzoso esperar los rebatos y entrada del enemigo que es incierta en el lugar; y
los puertos mas cercanos á la montaña son los de las Galeras que es la parte
de giloviento hacia el levante y toda la isla no puede vivir en la dicha montaña
por que es incomoda la subida y bajada, es incomoda para socorrer la gente con
bastimentos por tener casi una legua de subida muy aspera y para el enemigo
facil por tener cerca sus galeras. El dia que saliese la gente del lugar corria
grandisimo riesgo, por estar la montaña siete leguas del puerto mas ó menos,
con una legua de cumbre de subida y bajada que tiene este pueblo en contorno,
todo lo cual es de mayor dilacion y peligro para hir á buscar la montaña que
son mugeres y niños enfermos y gente inutil todo lo cual combendrá que el
enemigo camina y esta distancia de hir á buscar la poblacion principal causará
que el enemigo llega cansado y hallar el Castillo y la gente guardada en el y no
poder estar de presidio por temor de sus galeras, que hay mas de cinco leguas de
costa por que los forzados no imaginan sino como levantarse con las galeras á
dar con ellas á la costa, y si no lo han echo á sido por entender que no hay
Castillo en la Ysla ni lugar seguro donde ampararse y por esta razón los moros
no pueden estar mas de una noche fuera de sus galeras con todo este peligro y
con el que les amenaza qualquier socorro de España que benga sobre sus galeras
estando ellos en tierra y tan lejos. La mesma dificultad tienen los demas sitios
que son fuera de la poblacion principal, como son el risco del rio de palmas, el
de intajaire, el de tetir en los cuales para hacer qualquier edificio es de
inmenso trabajo donde no solo la municion se corromperá y perderá y estaran
desamparados de gente pero los que las abitaren se queran ver en cualquier
riesgo antes de estar en ellos de dos dias arriba, por que son llenos de
humidades y vientos, lejos del lugar y cerca del enemigo, desacomodados para los
caballos y sustento de los hombres; el sitio del llano á sido visitado y señalado
por todos los Ministros de Vuestra Magestad que han venido á esta Ysla, Como
fueron el Ingeniero Amadeo, Tomás de Cangas, el Maestro mayor de Canaria,
Bartolomé Dias, Leonardo Turriano y D. Luis de la cueba y de Benabides,
Governador y Capitan General que fije de estas Yslas, y antes dellos por los
naturales y señores pasados de aquella Ysla de ochenta años á esta parte, por
que este dicho llano está encima del lugar y superior á todo ello á donde se
puede limpiar las entradas que las tiene todas á caballero y ni mas ni menos
las casas, á todas las cuales se alcanza con un mosquete por estar en un valle
conforme al modelo que llevó Leonardo Turriano echo por mi mano y otro que me
pidio el Regente par embiar á Vuestra Magestad y el dicho discurso, tiene el
dicho llano la tirra, piedra y agua al pie, y la piedra en el propio sitio,
extremado lo uno y lo otro, el agua á tiro de piedra, la cal á media legua de
muy buen camino, á Cuarto de legua adonde se han de hacer los hornos, y la
madera á donde llaman rio de Palmas que puede venir por camino llano, á una
legua del sitio de muy lindas palmas para la plaza darmas y asiento de todo el
edificio que no tendrán mas que hacer las cortas y traerlas los vecinos con sus
juntas de bueyes y en estas se aoraran mas de mil ducados. Justo con esto los
vecinos oficiales y bestias de servicio hay vendrán todas por la orden y forma
que se les diere y en otra parte no lo podra hacer ni aun venil; tiene este
llano la canteria á una legua de camino llano y los puertos de Canaria á poco
mas de una legua para tener socorro y aviso y poderlo dar siendo necesario.
Para
poder Vuestra Magestad sacar dineros para toda esta fábrica en razon y justicia
debe Vuestra Magestad mandar al Marques de Lanzarote que es Señor de onze
dozavos de esta dicha Ysla y lleva el quinto en especie de todas las cosas que
salen de aquella Ysla, que pague el costo de la fabrica y los oficiales de la
artilleria, Alcayde y los demas ministros, municiones y reparos perpetuos desde
dicho quinto, que lleva en las dos Yslas de Lanzarote y Fuerteventura por ser
todas dos su estado y señorio y no tratarse hagora de fortificacion de
Lanzarote señalando Su Magestad primero y ante todas cosas que el sueldo del
Alcayde y artilleros y la persona que recoje los dichos quintos, que no sea
natural de estas dos Yslas ni de las demas de Canaria y asi mesmo que se cojan
las orchillas para este efecto, pagando el costo á quien la cogiere y lo demas
sea para la fortificacion del Castillo y haciendo Vuestra Magestad merced á
esta Ysla de alguna parte de esto para este Castillo capaz de 3.000 personas Con
las baratijas y cosas que tubieren será limosna y lo demas necesario á quien
está en frontera como lo estan los de aquella Ysla lo pague y contribuye la
renta del dicho Marques anteponiendo la fortificacion á todas sus deudas y
embargos y tributos por lo que importa al remedio de aquellas cristianas que
estan en tanto peligro de salvación por que de cuatro entradas que los moros
han echo en estas dos y slas se an llevado á Berberia mas de 800 almas de las
cuales no an buelto 20 las demas y estan en Berbería a todo riesgo.
La
licencia que los Señores de esta Isla piden á Vuestra Magestad para hacer
entradas en Berberia para de lo procedido hacer el castillo, es la cosa mas
perniciosa del mundo la cual sale de algun pecho descomulgado y maldito, por que
el tiempo que estos hombres ban á Berberia es desde Julio hasta Setiembre, y se
bán todos á Berberia con los Señores y dejan las Islas solamente con la gente
inutil, y en este mesmo tiempo bienen las Galeotas estando ellos ausentes el
enemigo cauptivara libremente las hijas y mujeres y sabiendo que estan en
Berberia les esperaran en cualquier caleta desta Isla ó hiran sobrillos á
Berberia en medio dia y haciendo sus entradas en navios mancos los captivarán
á todos y esto es particular provecho de los Señores.
Otro
si sirven las entradas de haber poblado estas dos yslas de moros moriscos y
hereges maometanos y despoblarlas de cristianos viejos honrrados y ricos
decendientes de conquistadores y pobladores de estas siete Yslas, por que por
orden de sus Reyes vinieron á ellas de familias muy principales de España y de
Francia los cuales las an dejado por berlas pobladas de moros y se an hido á
las otras Yslas y á las Yndias y otros an muerto en Berberia y otros de pobreza
de pesares y de enfermedades de tal manera que hay hoy en estas dos y slas mil y
quinientas cabezas de moriscos hijos de moros y entrellos setenta casas de
sanbenitados y quemados en estatuas de quien descienden los mas destos moriscos.
Otro
si sirven las dichas entradas de traer espias y adalies para cuando vengan los
moros como lo han echo los que se hallaron en aquella Ysla quando vino á ella
Javan Araez que vendieron á los cristianos y descubrieron sus dineros y pobreza
y estos propios moriscos y los moros digeron que se rescatarian los que estaban
captivos y incitan al Jarife á que hagan las entradas en estas Yslas por la
inquietud y daño que dan á sus alarbes deste mar Atlantico, los Señores de
estas dos Y slas como lo hizo Juan Felipe y
sus
hermanos que siendo el morisco mas rico de Lanzarote se fué á Berbería con
toda su casa y familia que fueron mas de cuarenta personas y lo mesmo an echo
otros y otros y asi conviene que Vuestra Magestad les haga merced de ayudar á
la fabrica deste Castillo y que remita la fortificacion á sus criados y
Ministros y no á otra persona, y este es mi parecer remitiendome á los que en
este particular supieren mas que yo. Se acaba esto con que nuestro señor la
Catolica Real Magestad guarde muchos años y en estado acreciente como puede y
la cristiandad á menester.
De
Canaria 8 de Octubre de I595. Prospero Casola”
1496.
Una vez que los castellanos dan por finalizada la invasión y conquista de las
tres islas denominadas realengas,
Los
núcleos de población que se van configurando en las islas hasta 1700 ascienden
a 15 en Tamaránt (Gran Canaria), 10 en Benahuare (
En
Tamaránt (Gran Canaria), los pueblos existentes a fines del XVII son, además
de la ciudad de Winiwuada (Las Palmas), Agaete, Agüimes, Aldea, Arucas,
Artenara, Firgas, Gáldar, Guía,
Junio
de 2011.
*
Guayre
Adarguma Anez Ram n Yghasen.
--»
Continuará...