EFEMÉRIDES DE LA NACIÓN CANARIA

 

UNA HISTORIA RESUMIDA DE CANARIAS

PERÍODO COLONIAL, DÉCADA 1581-1590

  CAPÍTULO XIX (XI)

Guayre Adarguma *

 

1587 Julio 22. Bajo el gobierno de los mismos Inquisidores Osorio y Lorenzo, se organizó  el   noveno auto de fe llevado a cabo por la secta católica y su Tribunal de la Inquisición en Winiwuada n Tamaránt (Las Palmas de Gran Canaria), sobre el cual poseemos abundantes datos, que vamos á utilizar, porque se conserva el extracto de las causas, que fueron leídas en aquella función.

 

Cuatro fueron los reos quemados; tres en estatua, y uno en persona. Los que lo fueron en estatua, eran restos todavía de los moriscos fugados de Lanzarote y Fuerteventura, y se llamaban: María, hija de Juan Gutiérrez; Francisco Palomar, negro, esclavo de Diego Sarmiento, Gunzalo Espino, morisco, vecino de Fuerteventura. Apóstatas, y viviendo públicamente en Marruecos, fueron declarados herejes y relapsos, saliendo sus estatuas al auto.

 

El relajado en persona, ofrecía una novedad, digna de llamar ciertamente la atención del país. Sustituiremos nuestra humilde prosa con la elocuente y gráfica del Secretario del Secreto, que nos dejó consignados los hechos en el libro de relaciones de causas, conservado en parte, milagrosamente, después de tantas vicisitudes y años. Dice textualmente así:

 

«Jorge Gaspar, inglés, natural de la Ciudad de Lóndres, sastre, de edad de veinte y cuatro anos. Fue testificado por suficiente número de testigos, que estando preso en la cárcel real de la Isla de Tenerife, se puso á rezar una noche, vueltas las espaldas á una imagen de un crucifijo, puestas las manos, y mirando á la luna; y preguntándole á la mañana los testigos, porque rezaba de aquella manera, respondió; que las imágenes no valían nada, ni se había de rezar á ellas, porque eran hechas por pecadores, y que solo a Dios se había de hacer oración. Item dijo, que no se debe de rezar por cuentas de rosarios, porque eran hechas por manos de pecadores, y que estaban ciegos, los que rezaban así. Item, dijo, que la manera de comulgar, era con pan y vino, en remembranza del cuerpo y de la sangre de Jesucristo, y que nosotros andábamos ciegos, íbamos ciegos a misa. Item., que los Santos habían sido pecadores, cuando andaban por el mundo, y algunos más pecadores que los mismos que le rezaban, y que, por consiguiente, no podían hacer milagros, ni Dios por su ruego había de perdonar a los pecadores. Item, que si el confesor era pecador, mejor era confesarse con una piedra que con el.»

 

«Fue preso con secuestro de bienes, y en 1as audiencias confesó, que desde que tenia uso de razón, seguía la nueva religión que ahora se enseña en Inglaterra, y que comulgó cuatro veces, y se confesaba á Dios en su corazón, y á él solo; y que á él le rezaba sin intercesión de Santos; y que creía que aquel para el era la buena religión, y la que estaba más conforme con lo que Jesucristo enseñaba; y que en ella continuaría, hasta que muriese, pues en ella creía salvar su alma.».

 

En la confesión y publicación de testigos, siempre manifestó lo mismo que tenía: confesado. Fue votado á relajar á la justicia y brazo seglar, y se le terminó su causa.»

 

«La noche antes del auto, habiendo el Secretario ido á notificarle, que había de ser relajado á la justicia ordinaria y brazo seglar, puso á Dios por testigo de la injusticia que con él se hacia, y que Dios los había de castigar. Se puso con él un confesor teólogo, porque lo instruyese de sus errores y estuvo con él algunas horas instruyéndole sin que él quisiese convencerse; y que también entendió de él tener otros muchos errores, como era decir: que aquella muerte no la merecía por sus pecados, sino que Dios ordenaba que muriese. De todos los cuales le satisfizo y procuró apartarle de ellos; y así no confesó sacramentalmente. De allí á un rato, dijo al confesor, que le dejase un poco, que quería reposar; y así se apartó; cuando volvió, hallóle desmayado, y revolcándose en el suelo; y volviendo en sí, dijo: que tenia un cuchillo en el cuerpo; y fue así, que acaso en la cárcel había hallado un cuchillo de estuche, y teniale en la faltriquera; y metiósele por la boca del estómago, hasta que no se parecía. »

 

«Fue Dios servido, que entro por parte que pudo vivir hasta cerca de la noche, que se acabó el auto, y se ejecutó Su sentencia: y él se volvió á confesar; y de allí adelante mostró grandes señales de contrición y arrepentimiento, y después que oyó las cosas contenidas en su sentencia, dijo, que el había hecho y dicho todo aquello que allí se le había leído, y mucho más; y que merecía muy bien aquella muerte, porque había sido luterano hasta aquella hora, y dicen, que murió como católico.» Aquí tenemos un hombre, cuyos únicos delitos eran profesar la religión, buena ó mala, que sus padres le habían enseñado sin querer abjurar de ella, y lo acertado de no comprender las excelencias del catolicismo.

 

Por estos crímenes se le reduce a prisión; se le confiscan sus bienes, se le da tormento ordinario y extraordinario, y se le condena á ser infamado perpetuamente, y quemado vivo en la hoguera.

 

Todavía tiene el valor de los mártires, y sin esperanza de gloria ni de inmortalidad, sino creyendo sencillamente que está en el verdadero camino que conduce al cielo, persiste en sus errores y por escapar pronto a una muerte horrible é ignominiosa se atraviesa las entrañas con un cuchillo.

 

Empero, Dios fue servido de que viviera, y moribundo, arrastrado en una estera, y con el estertor de la agonía, se le arroja en el tablado, presencia en la plaza el auto de fe, oye de nuevo relatar su causa, y las de otros mil, no tan infelices como él, y cuando ya la noche se acerca, sus verdugos, con el crucifijo en una mano y una tea en la otra, lo conducen al quemadero, y sin tomarse el trabajo de atarlo al poste, se apresuran a lanzarle aún  vivo en el bracero temiendo que el fuego devore solo un cadáver. Este hereje tenía entonces 24 años.

 

Creemos pálido todo comentario, junto a la desnuda realidad de los hechos. Juzguen nuestros lectores y comparen la enormidad del crimen con la benignidad de la pena. ¿A qué detenernos en reflexiones inútiles'?

 

Continuemos nuestra relación, y sigamos relatando los sucesos sin comentario alguno.

 

Fueron penitenciados y reconciliados en el mismo auto:

 

María de Lugo, viuda de Sebastián Perdomo, por seguir la ley de Mahoma.

 

Ana Cerezo, morisca, de 25 anos, hija de la anterior, condonada por revelar su dicho.

 

Juana Álvarez, hermana de la precedente, por igual delito.

 

Diego de Munguía, marido de la Ana Cerezo , vecino de Fuerteventura por revelación de secreto.

 

María de Riverol, de 50 años de edad, vecina de Fuerteventura, hilandera, traída de Berbería y bautizada. Habiéndosele acusado por cinco testigos de haber dicho" que prefería casar sus hijas con moriscos, porque los cristianos estaban llenos de vicios, y de haber rezado en lengua mora, fue condenada, a pesar de su negativa, á que abjurase de levi en auto público, y pagase veinte doblas para gastos.

 

Baltazar Martin, lanero, vecino de la Laguna , de 30 años de edad, y su mujer Juana Díaz, por revelación de su dicho, salieron en forma de penitentes, y á la vergüenza pública.

 

Inés de Vega, morisca, viuda de Jorge Ramírez, herrero, fue condenada á un año de reclusión y a 10 ducados de multa, por haber hecho ciertas ceremonias, cuando pasó á Berbería á rescatar un cautivo.

 

Gaspar Delgado, morisco, .empleado en un ingenio de azúcar. Fue acusado de que, trabajando un día, dijo.-«Reniego de Dios; no habrá aquí un cristiano que me saque, pese á San Juan Bautista, y á quien me parió.»-Su sentencia fue: que salga al auto público de fe, en forma de penitente, con una mordaza en la boca, y ser desterrado de esta Isla por tres años.

 

Cristóbal Hernández, alias seis dedos, zapatero, de 40 años, y vecino de la Laguna. Fué condenado porque un día de cuaresma, y á la hora de vísperas, dijo; que el Demonio había pedido á Dios las ánimas de los que muriesen desde la hora que tocaban á alzar, hasta la de vísperas, y que el Señor le respondió, no te daré yo ese gozo.

 

Marcos Hernández vecino de la Gomera , y de 30 años; fue acusado por su mujer de haber dicho, que Dios no había padecido por los pecadores. Negó el reo obstinadamente, pero fue condenado á abjurar de levi, á ayunar tres días, y rezar tres veces el rosario en cada día.

 

Rodrigo de Silva, mozo trabajador de 23 años, vecino de la Orotava ; fue acusado de haber dicho, que quebrantar el sexto mandamiento con mujer soltera no era pecado. Fue condenado á abjurar de levi, y á salir desterrado por tres años.

 

Sebastián García, vecino de Canaria, y de 50 años; fue testificado de haber tenido tratos con unos piratas ingleses, y se le condenó a ser expuesto a la vergüenza.

 

Bartolomé, negro, esclavo del Marqués de Lanzarote, de 40 años de edad. Fué acusado de que en la invasión que Amurat hizo en Lanzarote en Julio de 1586, estuvo sirviendo a los moros. Negó y fue puesto en el  tormento. Dice a este propósito la relación que vamos extractando:

 

«y preguntándole si pensaba y creía que en volverse moro había de salvar su alma, é irse al cielo, no supo responder, aunque se le hicieron muchas preguntas, ni supo dar razón donde iban las almas, después que salían de los cuerpos; ni que cosa era gloria, ni purgatorio ni infierno; ni tampoco supo signarse, ni santiguarse, ni cosa alguna de la doctrina cristiana y por parecer TAN BOZAL, se suspendió el tormento.» Se le condenó a que saliese en auto público de fe en forma de penitente, abjurase de levi y otro día se le diesen cien azotes.

 

Domingo González, trabajador, vecino de Tejeda de 32 años de edad; condenado por bígamo; se huyó de la cárcel, y preso de nuevo, se le condenó a recibir 100 azotes, y á galeras por seis años.

 

Juan del Río,  morisco, esclavo del Capitán Tomas de Cangas, Gobernador de Canaria, de 25 años de edad. Se le procesó por falta de obediencia a los preceptos del Santo Oficio, y fue condenado á recibir 100 azotes, y á cinco años de destierro.

 

Bartolomé Rodríguez, alias Diez, trabajador, vecino de la Palma , y de 28 años. Castigado por bígamo. Dieronsele doscientos azotes, y se le envió a galeras.

 

Pedro Hernández, vecino de Buenavista, y de 31 años. Condenado por testigo falso a recibir cien azotes, y a  tres años de galeras.

 

Diego Rodríguez de Ayala, procurador, vecino de  La Laguna y de 50 años. Fué procesado por haber dicho, tratando de disculpar a Jorge Gaspar; «que lo mismo era adorar la imagen del Crucifijo, que á Dios, que está en el cielo.» Fue desterrado perpetuamente, y á una multa de diez ducados, después de abjurar de levi.

 

Duarte Francisco, inglés, de 24 anos, y pescador. Se le encontró herido y abandonado en un barranco de las costas de Tenerife. Acusado de luterano, y puesto en el tormento se declaró ferviente católico, y que solo por temor á su Reina profesaba la nueva religión. Fue condenado, sin embargo, á recibir doscientos azotes, y á servir al Rey católico seis años en galeras.

 

Juan Stnith, inglés, marinero del navio Prima Rosa, de 30 años de edad. Fue acusado por un sacerdote católico de haberle oído decir que en su tierra los frailes se casaban, y preguntado porque lo hacían, contestó:-«por que es mejor, que tomar la una mujer y la otra.»  negó siempre, votóse á tormento y antes de ejecutarse, murió.» Su estatua salió en el auto con insignias de reconciliado.

 

Tomás Jiménez, flamenco, marinero del mismo buque, de diez y nueve años de edad.  Fue acusado de luterano, y de haber dicho que la Reina de Inglaterra era mejor cristiana que la Reina de España. Negó todo y se votó á tormento. Dice la relación de su causa: -«y después, en dicho tormento (no se olvide que el reo tenia diez y nueve años) y puesto en el potro, á las dos vueltas, confesó lo mismo que los testigos habían dicho, y que había observado la nueva religión de Inglaterra, y que había callado todo hasta aquel momento, de miedo de lo que le podían hacer, y que todo le pesaba, y pedía conmiseración; suspendióse el tormento, y ratificóse.» Fue condenado á recibir cien azotes, y á cinco años de galeras,

 

Juan Huer, inglés, marinero, del mismo buque, de 17 años de edad. Fue acusado también de ser luterano, y de haber entrado en la iglesia sin hacer reverencia, y contestó.-«que no hizo reverencia, porque no sabia si era bueno ó malo; que no se le había enseñado nada de la religión católica; que de todo pedía perdón á Dios, porque todo lo había hecho jgnorante de si era malo ó bueno,» La misma pena que el anterior.

 

Pedro Jansen, inglés, marinero del mismo buque, de 19 años de edad. Acusado de los mismos delitos, abjuró y prometió vivir en adelante como buen católico. Sin embargo, se le dieron cien azotes como recuerdo, y se le envió por cinco años á galeras a aprender allí sin duda la verdadera doctrina.

 

Eduardo Estred, inglés, marinero del mismo navío, y de 21 años de edad. Abjuró del luteranismo, y fue condenado a tres años de galeras.

 

Juan Gold, ingles también, y tripulante de la misma nave; puesto en tormento, reconoció sus errores y se convirtió al catolicismo. Se le impusieron tres años de galeras.

 

Guillermo Vaquer, Marcos Colman, Ricardo Sánchez, Cristóbal Thermar., Guillermo Roger y Cristóbal Tristán, marineros todos del mismo buque, e ingleses. Abjuaron también de sus errores, y fueron reconciliados con prisión y galeras.

 

Juan Reman, inglés, de 29 años, marinero del navío Falcon. No supo signarse y santiguarse, y solo dijo el padre nuestro y el credo. En cuanto á los mandamientos los recitó adicionados, notándose que principió con estas palabras:-«Dios dijo, yo soy tu Dios y Señor, no tendrás otro Dios que yo, no harás imágenes alguna.»

 

Diósele a entender que no podía salvarse sino en nuestra Santa fé católica, y habiéndolo entendido, pidió penitencia de sus errores. Y continua así la relación. -«Salió de las cárceles secretas por no tener de que le sustentar, hasta que fue llevado a la cárcel pública de la Ciudad; y estando allí, le dio licencia el Gobernador para salir fuera, y entró en casa de unas dos mujeres, mayores de veinte y cinco años cuales le testificaron que había dicho, que Nuestro Señor Jesucristo había muerto, y dejando el  cuerpo la  tierra, y con sola el ánima había subido a los cielos; y advirtiéndole ellas, que había subido en cuerpo y en ánima, les respondió, que no lo entendía y luego echó los ojos en unas imágenes, que tenían en las paredes, las cuales eran de un Cristo y de Nuestra Señora, y dijo, para que queréis estas imágenes; y la una le respondió, que era la semejanza de Dios; y el dijo, que bien sabia que había Dios, pero que aquellas imágenes no eran de Dios, porque nadie sabía como era Dios; y que ellas le habían respondido, y no dijo más.»

 

A toda esta relación estuvo negativo, y repetido el tormento, dijo: «que había sido siempre luterano, hasta que vino á esta Isla, y que estando en Inglaterra le pareció bien todo cuanto allá hizo.»- Y mandando los Inquisidores tirar de la garucha, se desmayo, y se suspendió el tormento. Abjuró con señales de contrición, y pidió misericordia. Fue reconciliado se le dieron doscientos azotes, y se le envió á galeras por diez anos.

 

Juan, morisco, esclavo de Marcial Cabrera, de 20 años de edad. Y Pedro Berrera, esclavo del Marqués de Lanzarote, procesados ambos por haber tenido trato con los moros, fueron condenados á galeras. 

 

Miguel Cameros, natural de Medina del Campo, se denunció espontáneamente por haber renegado en Argel, siendo cautivo. Fue reconciliado con la pena de cincuenta azotes y cuatro años de galeras.

 

Isabel González, viuda de Alfonso Sánchez, vecina de La Laguna. Fue acusada por dos jóvenes de 17 y 19 años, de haberles enseñado a rezar una oración a Santa Marta, por medio de la cual podían obtener el cariño de cualquier hombre. Fue condenada a recibir doscientos azotes, y á confiscación de bienes.

 

Tal fue este famoso auto, en el que se vio el espectáculo, ya nuevo en el país, de un reo> relajado en persona, y de un número tan considerable de procesados por delitos tan horribles, como los que dejamos expuestos.

 

Sin embargo, nos consuela ver, cuan pocos eran los canarios que arrostraban las iras del Santo Oficio. Todos, ó casi todos, eran ingleses, flamencos, moriscos y judíos, nacidos fuera de nuestro suelo afortunado, á quienes su buena suerte conducía á estas. playas.

 

Creemos que en las galeras de S. M. completarían su educación religiosa, bajo el látigo del cómitre, y bendecirían á cada instante la misericordia de un Tribunal, que así se desvelaba por la salvación de sus almas. (Agustín Millares Torres; 1981)

1587 Agosto 20. El ingeniero cremonés al servicio de la corona de las españas Leonardo Torriani visita la isla de Benahuare (La Palma) para inspeccionar sus fortificaciones. Uno de los primeros actos de Torriani fue dirigirse al Cabildo insular para que designase un regidor, como delegado de la corporación que le prestase en su labor las asistencias necesarias. Reclamando de paso los elementos necesarios para el cumplimiento de su misión: oficiales de carpintería, albañiles, peones, bestias de carga, barcos, etc.; pero el ingeniero obtuvo el más indiferente silencio por respuesta. Otro segundo escrito de Torriani (sin fecha también como el primero) volvía a reiterar análoga petición. Suplicaba ahora que habiendo de visitar las fortalezas, ver la artillería, calcular los gastos de las reparaciones y los materiales para ellas precisos, el Cabildo designase varios "caballeros" de su seno que le acompañasen para facilitar la tarea. En este oficio planteaba también Torriani al Cabildo la necesidad de nombrar la persona a cuyo cargo debían quedar las obras del muelle, arbitrar los fondos necesarios para ellas y acordar cómo habían de realizarse -si a jornal o a destajo-, con objeto de ganar tiempo, mientras él visitaba las demás islas, hasta volver a residir en Tedote n Benahuare (Santa Cruz de La Palma), en espera de las órdenes regias. En vista de ello Leonardo Torriani entretuvo los días que corrieron entre primeros de septiembre y mediados de noviembre en estudiar los problemas concernientes a la fortificación de la capital, pues recorrió una a una sus tres fortalezas, visitó el llano de la Caldereta, tomó nota puntual de su artillería, calculó lo necesario para dejarlas en buen estado de defensa e inspeccionó sus milicias y armamento. Por sus informes, minuciosos y precisos, conocemos el estado militar de Benahuare (La Palma) en 1587 mejor que en ninguna otra época de su historia, ya que nos brindan datos sobre las milicias de la isla, los artilleros y la artillería.

“Sólo tiene esta isla, en la costa, tres pequeños castillos que guardan la marina. El uno está en la parte que mira hacia El Hierro. Tiene forma de torre hexagonal, con una planta alta descubierta, capaz para tres piezas de artillería que defienden el puerto. El segundo, entre éste y el puerto, llamado de Santa Catalina, con quince piezas, entre cañones y culebrinas, alcanza por un lado hasta el muelle y por el otro lado poco más allá del tercer castillo. Este último es el más pequeño, situado algo fuera de la ciudad, más allá del barranco, posee dos sacres, con cuyo tiro domina apenas el último desembarcadero, que se haya por aquella parte”.

 

1587. A finales del siglo están definidas las denominaciones de la mayoría de los actuales barrios del municipio de Mazo en Benahuare (La Palma). Las más antiguas corresponden a aquellas que entroncan con la etapa precolonial, caso de Tigalate y Tiguerorte. San Simón y La Sabina se registran en el mapa de Benahuare (La Palma) elaborado, a finales del siglo XVI, por Torriani. Precisamente nombres como el de La Sabina y Poleal hacen referencia a la vegetación que debió abundar en estos parajes y que sirvió para bautizarlos. La Rosa es una derivación del primitivo nombre Roza, en clara alusión a la corta o limpia de matorrales que se hacía para obtener tierras con destino al cultivo. Callejones, donde son característicos los muros de piedra seca que delimitan las pequeñas parcelas de cultivo, conecta con los topónimos vinculados al trasiego de la vida cotidiana local, en este caso se relaciona con las comunicaciones (caminos estrechos y entre paredes). Con mayor evidencia se muestra la toponimia que surge del relieve. Las características del mismo, montañoso, pedregoso y volcánico, quedan reflejadas en los nombres de Monte, Monte Breña, Monte Pueblo, Montes de Luna, Malpaíses y Lomo Oscuro. Este último, con la especificidad del color, viene dado por una corriente lávica que, por su juventud, se diferencia del terreno que la rodea.

 

Marzo de 2011.

 

* Guayre Adarguma Anez Ram n Yghasen.

 

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Bibliografía

     

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