LA BARRILLA

Guaire Adarguma *

 

 

1806 Tres naturales del Puerto de la Orotava (Tenerife)  fueron los primeros especuladores con la barrilla. Dn. Carlos Francisco, persona instruida que había viajado por España, Francia e Inglaterra, estuvo algunos días en la isla de Lanzarote el año 1724, donde se hacía con la ceniza de barrilla, sebo de cabras y algún otro ingrediente, un poco de jabón, de mala calidad por lo blanduzco. Conociendo este sujeto la uti­lidad que pudiera sacarse de dicha planta, adelantó algún dinero y efectos a un tal Miguel de Lemos, y al mismo Curras que pasaron a aquella isla, para que estimulasen a la gente de campo a solicitarla y quemarla. Pagábamosla a cuatrarta el quintal de ceniza que es lo que sabían hacer estos naturales, y la hacíamos conducir al P'°. de la Orotava en partidas de ciento a doscientos qqs. Y desde este punto la remitía Dn. Carlos a Inglaterra embarricada, a consignación de la casa de Cólogan, Pollard, Cooper y compañía de Londres.

La exportación de barrilla Kati Alónense desde Lanzarote para Inglaterra y otras partes, en 20 a 30, naves neutrales llegadas por vía de Tenerife, se consideraba en 30.000 quintales anuales; pero no por los libros de Aduana.; porque todo se hacía como Dios sabe. Para dar cabal idea de la introducción progreso e importancia de dicho ramo, copiaré los Párrafos 5. de la memoria que con el nombre del Cap". Mirón se publicaron en el Periódico titulado «El Isleño» N. 2. de 2 de enero de 1840, que es muy exacta. «Deseando saber el origen de la introducción y comercio de la barrilla, KatiAlónense, me pro­porcionaron tener conversación con Dn. Nicolás de Curras y Abreu, vecino de la villa de Teguise, y natural del Puerto de la Orotava, el cual tuvo la bondad de imponerme de la manera siguiente.

 

Por los años de 1785 y 86, se empezó a dar estimación a la yer­ba barrilla en la isla de Lanzarote. Quien introdujo la semilla no lo sabemos; si no es indígena, pudiera siendo tan menuda venir pegada por casualidad en algún fardo de paraje donde se cría. Aunque hay una media tradición fue traída de Alicante por un clérigo.

 

La noticia que allá se estimaba corrió pronto, y con tanta exageración, que se dijo la pagaban a 60 pa qq. y a fines de 1786, ya D". ( a i los Ramírez Casañas tuvo orden y dinero de su tío Dn. Gregorio i muérdante del Pto. de la Orotava, para adelantar a los labradores a i a/ón de ocho rta. por qq. de cuyo proceder se lamentó Curras según rarla original que he visto.

 

En este mismo año solicitó D". Carlos Francisco una instrucción para saber quemarla reduciéndola a piedra como la de Alicante o de Sicilia, porque en Inglaterra no la apreciaban tanto por ser ceniza: Inscribióle dicha instrucción Mr. Benjamín Jenning, químico de Londres de donde se la trajo con mucha reserva el Cap". Samuel Kirkman. D". Carlos la tradujo y se empezó a hacer piedra en la cosecha de 1787, saliendo algunas muy grandes y de buena calidad. Cuenta Curras, que le costó muchos enfados y trabajo para poder persuadir a los cosecheros a que se sujetasen al método de la citada instrucción que es cabalmente el que ya hoy se usa en todas las islas. Y desde en­tonces se empezó a cultivar la planta porque antes era espontánea.

 

En 1789, Curras se lamentó nuevamente de la dificultad de conseguirla, porque un veneciano había estado aquí comprándola, había dejado a su partida mil pesos para lo mismo, remitido igual cantidad de Sla. Cruz para el propio objeto. Por lo que se puede venir en conocimiento de la poca barrilla que se hacía hasta entonces, puesto que con los 3 mil ps. se absorbía un particular toda la cosecha.

La barrilla fue subiendo de precio y extendiéndose su cultivo de manera que en el año 1798, además de la que iba para Londres también se exportó alguna para Venecia, y Dn. Manuel Josef Alvarez lle­vó otro cargamento a la ciudad de Lisboa, estableciendo su casa en el Puerto del Arrecife al año siguiente, con lo que se dio todavía más impulso a este tráfico por las grandes compras que anualmente hacía para diversas casas y para sí. Tres o cuatro años después, se avecindó Dn. Francisco Aguilar, y ya tuvimos dos personas que supiesen el idioma inglés, que antes era la mayor incomodidad para entender por señas con los Sres. extranjeros. Otros sujetos más se fueron domi­ciliando: Y supe que sólo por cuenta de los mercaderes del Puerto de la Orotava, se compraron dicho año 1798 más de 43.000 qq. entre esta isla y la de Fuerteventura. Cuyo dato también conviene con el que da Monsieur Bory de Sn. Vincent que pone 43.373 qqs. en su En­sayo sobre las Afortunadas, pág. 205, quien tuvo oportunidad de saberlo por los mismos comerciantes del Puerto de la Orotava que se lo participaron. Y suponiendo que una tercera parte más se compra­se por el comercio de Sta. Cruz serían 57.333 qqs. u 80.000 ps. corr'. que entraron en el país a razón de 12 rta. qq. sobre cuya suma debió percibir la Rl. Hacienda el 13 '/2 por % que sería 162.000 rvn. Pero en esto hay su manejo, y ella siempre es la que pierde.

 

Este año (de 1806) se consigue a 3 y 4 ps. corr1. de primer costo. Pero se requiere precaución porque los camponeses para que pese le mezclan arena y otras hierbas que se calcinan con la barrilla hacién­dola perder su buena cualidad: Otros le ponen piedras, que cuando se descubren dan lugar a reclamaciones ante las autoridades. Siendo alcalde en el año prox° pasado dicho Dn. Manuel Alvarez, le presen­taron callaos hasta de 15 Ibs. encontrados dentro de una piedra de barrilla de dos qq. con que iban a engañar a Dn. Lorenzo Cabrera su compadre. Pero el delincuente echó a huir y se libró de ser preso, único castigo que dan aquí a esta clase de ladrones.

También hay otras hierbas de semejante calidad pero no tan buenas, a que llaman Cosco y Pata, que suelen mezclar a la barrilla o quemarlas separadas y se venden algunos cuartos más baratos que la verdadera barrilla.

 

Pregúntele a Curras, que premio le había dado su gobierno y sus ronciudadanos y a su principal D". Carlos Francisco en Tenerife. Que­dóse sorprendido, como si le hubiese dicho un desatino. Más viéndome atento, me dijo: Sor. Capitán, piensa Vd. que está en Europa o en los lis­tados Unidos, donde dicen que se premia a los que proporcionan ingresos al Estado y riqueza a sus compatriotas? Aquí no hay nada de eso, si no disgustos e incomodidades, como las tuvimos nosotros: Primero re­sistiendo al marqués o su apoderado que me exigía el derecho de Quinlos, es decir de cada 5 qqs. uno, por la piedra de barrilla que se hacía; romo si pardiez nos hubiese proporcionado su señoría algún auxilio para efectuarlo. Después la Rl. Hacienda que en 1790, la valorizó a 22  rvn. quintal, y sobre este importe cobra el 13 '/2 por % de derecho de exportación. Luego los eclesiásticos que opinan debe pagar diezmo, más hasta ahora no han instado: Y finalmente las justicias que si son parien­tes de los deudores no "hay ley que los estimule.

 

Yo le aseguré que cuando el país se fuese ilustrando serían más listos sus conciudadanos y a la manera que en otras partes manifestarían su reconocimiento por alguna atenta recompensa para los que habían fomentado su opulencia o para sus hijos. En efecto, los habi­tantes de aquellas islas les son deudores del crecido valor que hoy logran sus terrenos y de sus comodidades.

 

Por todos estos antecedentes se puede venir en conocimiento do la ninguna protección con que el Gobierno español mira este país, y do la ignorancia en que está de las fáciles ventajas que de él se po­drían sacar en manos de un pueblo inteligente e industrioso». (J. Álvarez Rixo, 1982:132135)

 

* Guayre Adarguma Anez Ram n Yghasen.

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