De Los Sauces a Hermigua
«» Wladimiro Rodríguez Brito
Los Sauces, plataneras en la costa
Plataneras en
el Valle de Hermigua
Hasta
hace pocos años, el municipio de Hermigua, en La Gomera, y Los Sauces (junto al
valle de Aridane), en La Palma, eran los núcleos de referencia de la
agricultura en sus islas respectivas.
Tanto Los Sauces como Hermigua
tienen una orografía abrupta, llena de barrancos, con orientación abierta a
los alisios que subían desde la costa nordeste, y ambos están agraciados por
manantiales naturales. Pese a esas semejanzas, la evolución de ambas
poblaciones ha sido muy diferente. En Los Sauces, los campesinos supieron ganar
importancia, logrando la propiedad y la gestión de la tierra y el agua y
poniendo en marcha una comunidad de regantes a principios del siglo XX.
Hermigua, sin embargo, sufrió graves conflictos sociales en los años treinta,
situación que no se resolvió tras la Guerra Civil y ha sido un lastre por la
separación entre la propiedad de la tierra y los que la cultivaban bajo el
sistema de medianería, quedando el
campo dotado de infraestructuras muy deficientes.
En Los Sauces se avanzó rápidamente en el sistema de gestión y
transporte del agua, incluyendo canalizaciones y depósitos, pasando de turnos
de riego cada 30 días a solo 12, mejorando el control y reduciendo pérdidas.
En Hermigua, por desgracia, esos avances han llegado demasiado tarde.
Ambos municipios han tenido una evolución similar en sus poblaciones a
lo largo del último siglo. En 1900, Hermigua contaba con 2.920 habitantes, por
los 3.600 de Los Sauces. Ambos municipios, en los cincuenta, subieron hasta las
6.000 personas: Sin embargo, en la década de los setenta, mientras Los Sauces
subía a 7.000, Hermigua sufrió el principio de un éxodo que parece no
terminar.
Actualmente, en Los Sauces
viven más de 4.000 personas, mientras que Hermigua se ha quedado con unas
2.100. Esto se traduce en 300 hectáreas de plátano en Los Sauces y 60 en
Hermigua. La historia de ambos pueblos pone de manifiesto que el equilibrio
demográfico y social pasa en Canarias por la optimización de los recursos
rurales. Es absurdo que, con la actual situación económica, el campo continúe
perdiendo población, capacidad productiva y estabilidad social.
La gestión de nuestras administraciones ha de ser más solidaria y
previsora: el reparto de las ayudas del Poseí ha de tener presente los
problemas socio-ambientales. Asprocan gastará en publicidad este año cuatro
millones de euros, el equivalente al precio que perciben los agricultores por
16.000 toneladas de plátanos, y los gastos de personal supondrían unas 4.000
toneladas a precios del verano. No podemos ni debemos continuar perdiendo
recursos económicos y humanos en el sector. Hermigua y Los Sauces son ejemplos
que hemos de analizar constructivamente: está claro que La Gomera necesita
recuperar su campo. En su reunión pasada, Asprocan no ha dedicado tiempo a
hablar de los precios de ruina que han recibido los agricultores por sus plátanos
entre abril y agosto.
Evidentemente, tampoco han analizado cómo corregir esa situación. Otro campo
es posible. Adaptémonos a los tiempos y gestionemos mejor.
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