Ejemplar respuesta canaria al saqueo petrolero

 

 

 

El dieciocho de octubre de 2014 queda marcado en los anales de la historia de Canarias con letras libertarias, pues en la convocatoria para rechazar el previsto saqueo por la empresa petrolera española Repsol en las futuras aguas canarias destacó de forma notable la única consigna libertaria en una colonia, como es el caso de Canarias, o sea, descolonización e independencia y es que cada vez nuestro pueblo tiene más claro, afortunadamente, cuál es el origen de nuestros problemas y, lo que es más importante, cuál es la solución.

 

La coreografía no pudo ser más impresionante y es que en las distintas manifestaciones, desde la Graciosa hasta Nueva York, el pueblo enarboló la bandera tricolor con siete estrellas verdes, la verdadera: “este bandera es la verdadera”, en su cincuenta aniversario, lo que significa un rechazo a la bandera de los perros lamiendo la corona de la monarquía medieval española, asumida por los autonomistas y un rechazo igualmente a la bandera de Franco y que actualmente representa al Estado español.

 

Fueron cientos de miles los manifestantes que en cada rincón de este planeta, donde quiera que hay un canario, una canaria, un anticolonialista, manifestaron su frontal rechazo a las perversas intenciones del colonialismo de seguir esquilmando esta afortunada tierra, porque lo es, dándose la desafortunada coincidencia de que nuestra experiencia en la lucha anticolonialista es exactamente la misma que la experiencia del colonialismo en aherrojar a nuestro pueblo.

 

Sabe el totalitario gobierno del anacrónico reino medieval español que, en esta tierra, tiene los días contados, de ahí la urgencia en hacerse con las reservas de combustibles fósiles, gas y petróleo, existentes entre las islas Canarias y la costa continental africana, aunque para ello estén vulnerando la legislación internacional, pues España pretende ejercer su jurisdicción en las aguas que sólo a Canarias corresponden una vez que, descolonizado el territorio y proclamada la independencia, se erija en un Estado Archipelágico, denominado así por la zona marina denominada pelágica.

 

Mientras esto no ocurra España, como responsable de la administración de esta desdichada colonia, tiene jurisdicción en doce (12) millas náuticas alrededor de cada isla, excepto la Gomera, la isla rebelde, que nunca fue sometida por el colonialismo, motivo por el cual el Estado español no ha podido acreditar, ni siquiera en las Naciones Unidas, el sometimiento de nuestra entrañable y querida isla Gomera, para honra y orgullo de los gomeros y de todos los canarios.

 

Lo sorprendente es que nadie haya recurrido la autorización de prospecciones ante el Tribunal Internacional del Mar de la Naciones Unidas, pues las citadas autorizaciones, mientras Canarias no sea un Estado Archipelágico, pueden ser recurridas tanto por la monarquía alahuí como por el gobierno de Canarias.

 

Marruecos no ha recurrido ante el citado Tribunal por dos motivos principales: en primer lugar porque nada menos que en el Comité de descolonización de las Naciones Unidas figura el Sahara Occidental como una colonia y en segundo lugar por el acuerdo establecido con la monarquía borbónica de repartirse los posibles recursos fósiles a costa de la soberanía de Canarias.

 

Hacemos un llamamiento al gobierno marroquí y especialmente el pueblo marroquí en el sentido de que, además de ser vecinos debemos ser buenos vecinos, acorde con el ordenamiento jurídico internacional y nada nos haría alardear mejor de buena vecindad que un recurso ante el Tribunal Internacional del Mar referente a la concesión española a Repsol.

 

Con respecto el pseudogobierno canario es obvio que no recurre ante ese Tribunal porque de facto sería reconocer la situación colonial de Canarias y en consecuencia el derecho que nos asiste, internacionalmente reconocido, a la descolonización e independencia, por lo que su actitud en contra de las prospecciones, con consulta incluida, no deja de ser una cobarde y demagógica pataleta por no haber repartido con ellos la tarta petrolera.

 

Por último felicitar al pueblo canario por el éxito conseguido hasta el momento en contra de los abusos del colonialismo, no decaer en el ánimo de nuestra lucha anticolonial (“faita, faita”, era el grito de ánimo de Doramos a los suyos contra en su lucha contra los invasores”), que ya queda menos a nuestro sendero libertario.

 

Movimiento por la Unidad del Pueblo Canario

Movimiento UPC