Los verdugos:
episodios de represión en Canarias
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Raúl Vega
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Con el caso de Guacimara Vera se ha vuelto a abrir el debate sobre la
criminalización de la protesta social. En Canarias tenemos varios ejemplos de
presión policial en los últimos años.
Hablemos de cultura española. En 1963 Luis García Berlanga estrenó
la genial película “El
verdugo”. En ella se narra la historia de José Luis, un empleado
de funeraria con aspiraciones de irse a Alemania. Sin embargo su suegro es
verdugo profesional y él debe heredar el oficio familiar. El joven acepta el
trabajo, ya que le da derecho a una vivienda, pero confía en que no se dará la
ocasión de ejercer el oficio. Pero se da… El filme de Berlanga es la oda más
cruda y brutal contra la pena de muerte franquista, que vista con la distancia
del tiempo, no se entiende que sorteara a la censura. Seguramente los censores
no eran tan inteligentes como para entenderla…
La vergüenza y los miramientos morales de José Luis no están
generalizados. Algunos aceptan de buen grado el trabajo de los que vinieron
antes. Por ejemplo, los hay que son dignos herederos de los grises, que usaban
la represión en las calles, o de sus abuelos, entendido desde el punto de vista
profesional, que enterraban desafectos en las cunetas o lanzaban rojos en las
simas y los pozos. Hoy la represión se ejerce de manera distinta, pero vive
soterrada bajo el disfraz de una democracia que recibió 6.621
denuncias por torturas y malos tratos policiales desde el año 2004 en
todo el estado. En palabras de Pau
Pérez, asesor del Mecanismo Nacional de Prevención de la
Tortura y perito en tribunales estatales e internacionales para víctimas de
maltrato y tortura, “cuando hablamos de tortura, la gente piensa en la tortura
del franquismo. Esta no existe apenas en 2015. La tortura intimidatoria al
inmigrante, al militante de movimientos sociales es física, pero juega más con
el miedo, las amenazas, el terror. El miedo al dolor es más demoledor que el
dolor”. En “El Verdugo”, José Luis llega al barco que los devuelve a casa
tras ejercer por primera vez el oficio. “No lo haré más”, dice, a lo que
el suegro, que ejerció la profesión durante muchos años, contesta: “eso
dije yo también la primera vez”.
Canarias
no es una excepción al ejercicio de la represión, intimidación, calumnias o
de las denuncias falsas para tapar una agresión policial. En las últimas
semanas se habló mucho del caso
de Guacimara
Vera, una estudiante a la que se imputa un delito de
agresión a un policía durante la inauguración del curso 2012-2013 en la
Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Pero no es el único caso de represión
en Canarias. En los últimos años asistimos a una escalada represiva. A los
hechos me remito: un ciudadano es expulsado de Canarias tras haber protestado en
la sede del PP en Arrecife, un grupo de jóvenes golpeados delante del Cine Víctor,
donde se celebra un Congreso del PP, un conductor de un programa de radio en La
Palma denunciado por conocidos aguatenientes de la isla, una mujer es golpeada
en Agaete por portar una bandera canaria, un grupo de estudiantes es intimidado
y amenazado por agentes de la autoridad o sindicalistas son imputadas por
protestar contra la Reforma Laboral el Día de la Mujer Trabajadora. Son solo
algunos casos, hay muchos más. Dice el diario Público en un artículo sobre la
represión en el conjunto del Estado: “según Amnistía Internacional en España
se tortura. Y no poco. La práctica de la tortura no es sistemática pero
tampoco se trata de casos aislados. De hecho, sólo en los últimos diez años
la Coordinadora para la Prevención de la Tortura ha
recopilado 6.621 denuncias por malos tratos o torturas policiales.
La cifra contrasta con el escaso número de condenas emitidas por la Justicia.
Concretamente, 752, la mayoría por faltas y no por delitos. Además, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha condenado a
España hasta en seis ocasiones por no investigar suficientemente estas
denuncias y el Comité Europeo para la Prevención de la Tortura reprendió a
las autoridades españolas por no investigar las denuncias por malos tratos”.
Con este panorama se entiende que los atropellos policiales en Canarias queden
la mayoría de las veces sin castigo. Algunos, incluso, terminan con los
afectados imputados.
¿Cuándo se erradicó la represión?
La cacareada y celebrada
Transición no fue tan victoriosa en cuanto a práctica de la represión o
incluso del asesinato por causas políticas. Así lo aseguran historiadores como Pierre Villar o Sergio
Millares Cantero. En el caso de Mariano
Sánchez Soler en
su libro “La transición sangrienta”, ofrece cifras de cerca de 3.000
heridos por violencia política y 591 muertos, de los cuales 188 son asesinados por el propio aparato estatal.
Sánchez Soler compara el período convulso con el inmediatamente anterior al
golpe de estado de 1936. Si Amnistía Internacional y otros organismos
internacionales siguen denunciando la práctica de la tortura y la intimidación,
es que estamos ante un problema que nunca se fue.
Que se lo pregunten a José
Morales, ciudadano uruguayo afincado en Lanzarote que fue
deportado en junio de 2012. Se le acusó de provocar altercados frente a la sede
del Partido Popular en Arrecife, donde se realizó una protesta contra las
prospecciones petrolíferas. En el vídeo de la
protesta podemos ver
que no hay ningún acto punible que imputar a los manifestantes. Si vemos el otro vídeo,
lo que sí podemos observar es la actitud provocadora de los militantes del PP
que van saliendo de la sede. Lo cierto es que José Morales y seis manifestantes
más fueron acusados de alterar el orden público, sin identificaciones de por
medio, lo que les extrañó sobremanera. Meses después, José Morales fue
detenido en Tenerife y deportado a Uruguay sin oportunidad de pasar por su casa,
de despedirse de su hija o de arreglar algún trámite. Directamente deportado
desde Tenerife a Uruguay, vía Madrid. Morales sigue a día de hoy en el país
sudamericano.
En la otra punta del Archipiélago, Pedro Pérez conocido
como ‘Pedro el Gasio’ fue
denunciado por los aguatenientes de La Palma por decir en su programa que La
Palma estaba dominada por caciques y por denunciar repetidamente el monopolio
del agua. Los Rosendos (Rosendo
Luis Cáceres y Rosendo Luis Brito), no solo denunciaron a Pedro, sino a siete
personas más, entre ellos al dueño de Radio Murión. Desde esta radio del
Valle de Aridane se venía criticando el dominio que tienen sobre este preciado
bien la familia de los Rosendos, monopolio que
ejercen generación tras generación y que ahoga al pequeño agricultor. Radio
Murión estuvo luego cerca del cierre, por culpa del manido concurso de
licencias radiofónicas del Gobierno de Canarias.
En el Cine Víctor de Tenerife tenía lugar el Congreso del Partido
Popular en Tenerife. Fue una mañana de verano en la que un grupo de activistas
protestaron contra los recortes, la precariedad y las prospecciones petrolíferas,
ante el partido político valedor de todo ello. También debía haber una
protesta de la guardia pretoriana del Partido Popular, porque delante del Cine Víctor
habían casi tantos agentes de Policía como manifestantes. La pacífica
protesta y los abucheos a Soria derivaron en carga policial tras el supuesto
lanzamiento de un petardo. Varios heridos y dos detenidos, los dos miembros de Azarug. En comunicados posteriores de
algunas organizaciones, como ANC, se criticó que los agentes estaban buscando
justamente a los jóvenes independentistas. A los dos pibes los tuvieron en
Comisaría durante horas sin ni siquiera ofrecerles agua e insultándolos
continuamente.
¿Se imaginan alguien golpeada en una fiesta por portar una bandera
canaria? Pues esto le sucedió a Dunia
Ramos Medina en Agaete,
durante la Fiesta
de la Rama. Dunia en un momento de lo que debía ser un día de
fiesta, se dio la vuelta y vio como un agente de la Policía Local le rompía la
enseña. Al preguntarle por qué hacía eso, el agente le propinó un empujón
que le produjo la rotura del peroné derecho. El supuesto delito de Dunia Ramos
fue portar una bandera canaria cuando llegaban las autoridades, entre ellos el
alcalde de Agaete Antonio Calcines, del Partido
Popular. Calcines ya ha protagonizado varios actos parecidos por la presencia de
un símbolo habitual en la Rama, pero que debe ser que no tolera. El agente de
la Policía pudo ser identificado gracias a que otro facilitó los datos del
agresor. El perito dedicado a temas de maltrato y tortura, Pau Pérez, dice que
“los policías no se dedicarían a efectuar estas prácticas si en el ambiente
no respiran una cierta impunidad”. Lo cierto es que no hay noticias de que el
policía haya recibido ninguna sanción.
Los Estudiantes
Pre-Parados no
solo reciben golpes por parte de los agentes, también amenazas, hasta de
muerte. Durante la celebración de una asamblea cerca de la parada de guaguas en
la zona de la Escuela de Arte, varios miembros fueron vejados y amenazados por
miembros de la UIP (Unidad de Intervención Policial).
Los miembros de la Policía Nacional registraron y empujaron a los jóvenes,
mientras proferían amenazas de muerte a los estudiantes y a sus familiares.
Recordemos lo que decía Pau Pérez más arriba: “la tortura es física, pero
juega más a amedrentar en el plano psicológico”. Cualquiera que sepa sumar
sabe que por el acoso policial muchos activistas y estudiantes abandonan la
movilización, por esa máxima de no buscar problemas.
Los agentes se contradicen.
Corría el 13 de septiembre de 2012. Los estudiantes acuden al acto
de inauguración del curso académico 2012/2013, al que por cierto, estaban
invitados. El recibimiento distó de ser cordial. A los alumnos se les prohibió
el acceso, reitero que estaban invitados. La Universidad es mucho más de ellos
que de políticos, empresarios y autoridades militares y eclesiásticas que poco
o nada han visto una Universidad en su vida. Los jóvenes se colocaron delante
de la entrada para protestar contra los recortes en Educación, la aplicación
del Plan Bolonia y la mercantilización de una enseñanza cada vez más privada.
Allí estaban algunos adalides de boquilla contra estos recortes, entre ellos José Miguel Pérez, consejero
canario de Educación, pero no movió un dedo para defender que los estudiantes
protestaran contra ellos. La cosa se fue caldeando hasta que llegaron las
primeras cargas. Varios heridos, entre ellos uno de carácter grave por
traumatismo cerebral a causa de los golpes (el joven de la foto que encabeza la
entrada) y otra estudiante sufrió un esguince cervical. Guacimara Vera, una de las
estudiantes concentradas ese día, recibió varios porrazos, entre ellos uno en
la zona trasera, que le produjo una herida bastante visible.
Docentes, padres y alumnos denunciaron el exceso de fuerza. Algunos
medios se hicieron eco, otros callaron y entre los profesores hubo algunos
bastante oportunistas que recriminaron a los estudiantes. Todos se fueron a
casa, pero la historia no acabaría en los porrazos recibidos para Guacimara. Un
policía de considerable altura y se supone que portando el casco, le denunció
por una agresión en la que supuestamente le rompió un diente. Guacimara Vera,
para quien no la conozca es una muchacha de baja estatura. La conozco hace años
y he compartido con ella mesa de debate y conversaciones varias. Nunca le he
visto ningún tipo de actitud violenta, ningún atisbo de perder los papeles,
incluso en las situaciones más tensas. Pero lo que yo diga no vale nada. Al
juez tras ver el vídeo tampoco le convenció lo que veía:“yo
ahí no veo nada”. Mientras tanto, los tres policías
que hablaron por la acusación se contradecían. Para completar el relato
apurado y desordenado de esta imputación, apareció el dentista. Eso sí, por
videoconferencia y desde Cantabria, aunque el hombre dijo que cada tres meses
venía a Canarias. Ante la falta de herida en el labio tras el presunto golpe,
el dentista aseguró que “puede ser que tuviera la boca abierta”.
Los policías montaron
una trama digna de culebrón que no se cree casi nadie, ni siquiera el juez.
Pau Pérez señala que “muchos policías utilizan denuncias falsas de
resistencia y atentado a la autoridad como estrategia disuasoria frente a
denuncias de malos tratos”. Prosigue Pérez sentenciando que
“no me cabe ninguna duda de que el Consejo General del Poder Judicial tiene
perfecta constancia del uso de denuncias falsas de resistencia y atentado a la
autoridad como estrategia disuasoria frente a las denuncias de malos tratos y de
la tolerancia pasiva de muchos jueces por razones que no atisbo”. La Fiscalía
sigue sin ver delito en el caso Guacimara, pero los policías siguen erre que
erre. Ahora piden cuatro años de cárcel en vez de tres por otro nuevo delito
de lesiones. El juez ha dado un
mes de plazo para que
se vuelva a celebrar una nueva vista, de un caso que se está convirtiendo en
dantesco.
Es evidente que el caso de Guacimara Vera no es un hecho aislado.
La represión, principalmente en el ámbito de los movimientos sociales, ha
vivido un repunte importante en los últimos años en Canarias. Los verdugos que
mataban en la Guerra y posguerra y los que practicaban la tortura en el
Franquismo y posfranquismo, siguen vivos en la actualidad. Las caras son
distintas y las formas han cambiado, pero las casi 7.000 denuncias en todo el
Estado desde 2004, es solo la punta del iceberg de un ejercicio sistemático en
plena supuesta democracia. Muchos apuntan que la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida
popularmente como la Ley
Mordaza, acentuará la criminalización de la protesta social. Algunos se
creen que viven en una democracia plena, pero en este caso se evidencia el hecho
de que, como dijera Rosa
Luxemburgo, “quien no se mueve no siente las cadenas”.
Periodista.
Graduado en Periodismo por la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid, también
estudió Historia en la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria. Experiencias
en Canarias Radio La Autonómica, 7.7 Radio y en periodismo digital. Muy
interesado en política, sociedad y cultura. Esforzado en reclamar la necesidad
de que Canarias tenga un pensamiento propio.
Imágenes:
[1]
Guacimara Vera delante concentración (La Provincia)
[2]
El estudiante y joven sindicalista, Dani Casal, conmocionado tras recibir una
agresión policial el día de la Apertura del Curso Universitario 2012/2013.
Fuente: Canarias Semanal
Galería
imágenes: laprovincia.es/galeria-multimedia-Guacimara-Vera
Fuente:
tamaimos.com/2015/02/05