La memoria Psicopatología. Epítome
Alteraciones por exceso de la memoria
Miguel
Duque Pérez-Camacho*
El Diccionario Terminológico de Ciencias Médicas la define
como 'capacidad mental que posibilita a un sujeto registrar, conservar y evocar
las experiencias (ideas, imágenes, acontecimientos y sentimientos, etc.)'.
Clásicamente,
la memoria ha venido siendo definida como "el hecho de fijar, de conservar
y de rememorar las informaciones" (J. Barbizet, cit. en Th. Lemperière,
1979).
B.
Llopis (1970) dejó escrito que en el término "memoria" pueden
confundirse conceptos distintos como aprehensión, retención y reproducción,
siendo sólo actos de conciencia el primero y el tercero de esos actos. Y
afirmaba que "la retención, en cambio, tiene lugar fuera de la conciencia,
es un proceso de naturaleza somática y no psíquica, pero es precisamente esa
retención (la capacidad de conservar huellas o engramas mnésicos) el fenómeno
esencial de la memoria, o sea, la memoria propiamente dicha".
Dado
que la memoria ha sido pensada siempre como la más mecánica de las funciones
psíquicas, sus trastornos han participado igualmente de esa simplificación,
por ello la mayoría de los autores han estado de acuerdo en aceptar unos
trastornos por exceso de los procesos de la memoria (hipermnesias) y otros
trastornos por defecto (hipomnesias, y en ellas, las amnesias), concediendo una
suerte de apartado especial a los procesos de distorsión, invención y
falseamiento de los recuerdos y del reconocimiento. Distinguiremos aquí unas
alteraciones por exceso de la memoria o hipermnesias, la psicopatología de las
amnesias y las alteraciones cualitativas del recuerdo (pseudomnesias y
paramnesias).
Se
denomina hipermnesia al trastorno cuantitativo de la memoria consistente en una
capacidad mnémica muy superior al grado más elevado dentro de la normalidad o
en una facilidad exagerada para recordar. Su ejemplo puede encontrarse en la
riqueza asociativa mnémica hacia el pasado de los sujetos maníacos, el
mentismo hipermnésico de Henri Ey.
Una
modalidad de funcionamiento hipermnésico lo constituye el trastorno por estrés
postraumático. Entre sus criterios (DSM-IV-TR) se cuenta que el acontecimiento
psicotraumático vivido sea luego reexperimentado persistentemente de diversas
formas: como son los recuerdos (acontecimiento) recurrentes e intensos que
provocan malestar (incluyendo imágenes, pensamientos, percepciones), o como son
los sueños o pesadillas de carácter recurrente sobre el acontecimiento que
activan y mantienen la ansiedad.
Fenómenos
espectaculares de hipermnesia han sido descritos con el nombre de memoria panorámica
en personas que han vivido situaciones límite, moribundos o condenados a muerte
que han llegado a relatar su experiencia. En ciertas formas de epilepsia: se
trata de una brusca actualización de todo el caudal mnésico en forma de una
visión panorámica del pretérito de la persona.
La
imagen eidética es capaz de reproducir la visualización exacta de escenas ya
vistas.
Ciertos
débiles mentales ligeros, llamados "sabios de salón", muestran unas
extraordinarias dotes hipermnésicas selectivas relacionadas con números,
nombres y cálculos elementales; aquí se incluyen muchos de los que aprenden la
guía de teléfonos (Alonso Fernández).
La
ecmnesia (Pitres), tenida por una verdadera hipermnesia alucinatoria, es
descrita como un tomar el pasado por presente, como la experiencia actual de una
escena pasada (H.Ey, Delay, Pichot).
Psicopatología
de las amnesias
El
trastorno opuesto a la hipermnesia sería la hipomnesia: la disminución de la
actividad mnésica, el debilitamiento del caudal de recuerdos, en su caso más
extremo la pérdida de esa actividad, encontramos los trastornos por excelencia
de la memoria, su patología más cumplida: las amnesias. Las mnesias o
ahipomnesias generales y las hipomnesias selectivas.
El
estudio de las amnesias retoma la clásica separación de las funciones de la
memoria: fijación, conservación y vocación. Habría, pues, mnesias de fijación
o anterógrada a partir del estímulo patógeno (por ejemplo, el traumatismo) no
recuerda nada del accidente y de lo de después del accidente y en la retrógrada
no recuerda nada de lo de antes y del accidente. Ante ese vacío de memoria se
da un mecanismo defensivo consistente en rellenarlo con invenciones, que serían
las llamadas confabulaciones.
En
este ámbito, la articulación de amnesia de fijación, la desorientación
derivada (alopsíquica) y las confabulaciones defensivas conforman el síndrome
amnésico o de Korsakoff.
Delay
y Brion (1969) hablaban de una tétrada característica del síndrome de
Korsakoff: la amnesia para los hechos recientes, la desorientación témporo-espacial,
las confabulaciones y los falsos reconocimientos, a cuya constelación
psicopatológica se añadía "frecuentemente" un ánimo eufórico,
constante con el cuadro de origen alcohólico.
En
la amnesia de conservación, la imposibilidad de conservar determina la pérdida
de los recuerdos que constituían el patrimonio de la memoria, comenzando esa pérdida
por los recuerdos más inmediatos, según la ley de Ribot.
La
amnesia antero-retrógrada (forma mixta o global) es la que observamos en clínica
con mayor frecuencia. La imposibilidad de adquirir nuevos recuerdos se asocia a
un eclipse parcial o global de los antiguos; esta amnesia se observa
esencialmente en los síndromes demenciales.
En
la amnesia de evocación las dificultades para evocar están en primer plano. La
afasia amnéstica, citada como una amnesia de evocación: se trata de
dificultades para la evocación de algunos conceptos como efecto de una patología
cerebral. Alonso Fernández la describe como el modelo más importante de
amnesia de evocación, observable ligeramente entre epilépticos temporales y en
tumores cerebrales parietales y en la enfermedad del Alzheimer.
En
la literatura quedan descritas otras formas de amnesias, como es el caso de la
amnesia involutiva, con la que se designa el debilitamiento fisiológico de la
memoria durante el envejecimiento, afectándose primero los hechos más
recientes adquiridos, según expresa Ribot. Se observa cómo se recuerdan bien
detalles concernientes a épocas pasadas de la vida, ocurridos hace décadas,
mientras se han olvidado sucesos acaecidos en los últimos días o meses.
Una
forma singular de amnesia son las amnesias lacunares, descritas en literatura
como obedeciendo a alteraciones dependientes de la fijación, de la conservación
o de la evocación. En estas amnesias lacunares se asiste al paso de un estado
crepuscular de la conciencia del que no se recordarán los hechos acaecidos. Una
amnesia lacunar es, por tanto, la pérdida de los recuerdos de un período
preciso y recortado de tiempo en el que se padeció un trastorno singular de la
conciencia; lo que sucede preferentemente en epilépticos e histéricos, así
como en secuelas de agresiones cerebrales.
Delay
y Pichot designan como amnesias sensoriales a las agnosias, entendiendo bien que
se trata de un trastorno del reconocimiento (el enfermo siente pero no reconoce
lo que siente). Por describirse el fenómeno agnósico como una amnesia de los símbolos
se le conocería también con el nombre de asimbolia.
Estos
autores, designan como amnesias motoras a ciertas apraxias, significando
"el olvido de los ademanes".
Como
dismnesia o amnesia letológica (incapacidad transitoria para recordar apellidos
o nombres propios) se describe la dificultad para la rememoración de
determinados materiales en cierto momento, mientras que más tarde esos
contenidos pueden recordarse sin dificultad. Sucede en situaciones de
agotamiento, estados febriles, ansiosos, etc.
Alteraciones
cualitativas del recuerdo
Veremos
en la patología del recuerdo dos órdenes de trastornos, distinguidos los unos
por el carácter fabulado de los recuerdos mismos (invenciones de recuerdos) y
los otros por las distorsiones y falseamientos que pueden sufrir en su simple
evocación o el proceso que los insume a través del reconocimiento
(falseamientos de recuerdos y del reconocimiento).
I.
Invenciones
de recuerdos
El
denominador común de esta patología podría describirse con el enunciado de K.
Schneider: "Aquí, puras fantasías alcanzan el carácter de
recuerdos", lo que quiso calificar con el apelativo pseudomnesias.
El
trastorno de más entidad aquí es la confabulación, una invención que viene a
rellenar vacíos de memoria. Karl Jaspers llamaba confabulaciones a "todos
los recuerdos engañosos alternantes, no sostenidos o sostenidos sólo
brevemente".
Kraepelin
(1856-1926) se refería a las confabulaciones en estos términos: "Estos
relatos no guardan uniformidad alguna, cambian con frecuencia, brotando uno
nuevo e independiente cuando apenas ha acabado el último. A las pocas horas de
conservación ya no recuerda los asuntos de su conversación anterior".
Delay
y Pichot distinguen fabulación de confabulación. Fabulación serían las
producciones imaginarias más o menos ricas que son tomadas como recuerdos, y
confabulaciones (Pick, 1859-1942), una variedad especial de fabulación de los
amnésicos.
Denominamos
aquí recuerdos delirantes, siguiendo a Weitbrecht, al trabajo interpretativo de
carácter delirante sobre materiales del pasado, los recuerdos no quedan sólo
interpretados o incluidos en una trabazón delirante, sino también deformado y,
en lo que importa aquí, inventados. Alonso Fernández cita como fenómenos básicos
las "percepciones delirantes mnésticas" (una percepción pretérita,
esto es, un recuerdo es actualizado con un nuevo significado) y las
"inspiraciones mnésticas" (una corazonada delirante que se sitúa en
el pasado, como vivida entonces).
En
las alucinaciones del recuerdo, Jaspers caracterizó esos recuerdos alucinados
con la sensación del sujeto de recordar algo olvidado.
Dentro
de las invenciones del recuerdo (pseudomnesias, de K. Schneider) describimos, a
modo de puente con el apartado siguiente (falseamientos de recuerdos), las
llamadas mentiras patológicas ("relatos de la fantasía sobre el pasado
son creídos al fin realmente por el inventor", Jaspers) o su modalidad más
psicopatológica, la pseudología fantástica, en la que se "urden
invenciones muy complicadas y fantásticas para conquistar la estimación de los
demás" (Alonso Fernández).
II.
Falseamientos
de recuerdos y del reconocimiento
III.
Esta
patología podría describirse como "la producción de recuerdos
falseados", lo que Vallejo Nágera llamara paramnesias y que a la par
compromete directamente la función de la memoria que llamamos Reconocimiento.
En
el ámbito de las alteraciones cualitativas del recuerdo deben ubicarse las que
denominamos distorsiones selectivas, que Kurt Schneider llamó también
alomnesias. Se citan aquí las hipomnesias selectivas o alomnesias histéricas,
o las de los sujetos depresivos y maníacos, con el borrado de materiales mnésicos
al dictado de sus estados de ánimo singulares.
En
este campo se han denominado reminiscencias las evocaciones de recuerdos que no
resultan reconocidos, pareciendo tales ideas originales y personales. Se trata
del falseamiento de un material evocado, no es un objeto presente como en la
ilusión de lo nunca visto "Jamais Vú".
Tal
falseamiento del reconocimiento de materiales evocados era designado
antiguamente como criptomnesias. Bleuler designa con el nombre de criptomnesia
(memoria oculta), en virtud del cual los recuerdos pierden su calidad de tales y
aparecen al paciente como hechos nuevos. Los sujetos normales se encuentran a
veces incapacitados para distinguir si una determinada idea es original de ellos
o lo han tomado de otro.
Ilusión
mnémica es la rememoración parcialmente concreta de una imagen, a la que se
agregan accidentes falsos o se sustituye por otra más o menos homóloga.
Ilusión
de lo ya visto (Déjà Vu) es un fenómeno común a muchas personas sin
significación anormal; otras veces dependiente de una patología cerebral.
Designa el contacto con objetos o situaciones vividas como acaecidas antes y
conocidas. En la psicopatología francesa fue denominado fenómeno del Déjà
vu, una certidumbre errónea de haber vivido en su integridad la situación
presente. El fenómeno de signo contrario sería la Ilusión de lo nunca visto,
es la Ilusión del Jamais Vu.
Otras
paramnesias son Déjà pensé (pensado), Déjà entendu (oído) y el
palimpsesto.
Como
una modalidad de falso reconocimiento describió Pick, bajo el nombre de
paramnesia reduplicadora, la duplicación en la memoria del enfermo de una misma
serie de acontecimientos, creyéndose realmente como si fuera doble.
Termino
este resumen con los falsos reconocimientos que se han llamado los errores del
reconocimiento consecutivos al falseamiento de los recuerdos. Debiendo
designarse como confusión de personas cuando el sujeto equivoca una y otra vez
a personas de su entorno más cercano incluso. Otros autores la citan en la
patología de la conciencia formando parte de los estados confusionales,
mientras otros la describen de preferencia como un producto delirante.
Cuando
el trastorno de la memoria es el que subyace a estos falsos reconocimientos o
confusión de personas, el fenómeno tendría las características de las
confabulaciones: "Los falsos reconocimientos son vividos por el enfermo con
escasa convicción y abandonados bastante rápidamente, a diferencia de lo que
sucede en los falsos reconocimientos delirantes". Entre estos últimos se
hallarían las creencias delirantes en "dobles", tal como en la ilusión
de Sosias o síndrome de Capgras.
*
MIGUEL DUQUE PÉREZ-CAMACHO, PSIQUIATRA, DIRECTOR DEL INSTITUTO CANARIO DE
PSIQUIATRÍA (ICAPSI) Y PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD ESPAÑOLA DE PSIQUIATRÍA
SOCIAL (SEPPS)