PATRIA

 

Yaiza Afonso Higueras

 

 

Murió Carlos Pinto Grote y recuerdo más que nunca su patria en forma de negro malpaís, flor y retama.

 

Hoy también me emociono con José Antonio Ramos, siete años sin él, nos quedamos con la patria de su timple, con la magia de su Chipude.

 

Además, está la patria silbada de Pedro García Cabrera, la que silba a la sal y al agua, la que silba al pan y las penas. Y la de María Rosa Alonso susurrando “Soy una mujer atlántica, porque es la isla, es el mar” Y la de Estévanez en forma de almendro…, hay tantas formas en las patrias.

 

Cuando Véntor me pregunte por esa palabra me gustaría responder con una canción como la de Rubén Blades, esa que dice “flor de barrio, hermanito, patria, son tantas cosas bellas, como aquel viejo árbol que nos habla y renueva, como el cariño que guardas, después de muerta la abuela…”

 

¡Ay! mi abuela, mi madre y mi padre, ellos sí que hicieron patria al criarnos amando hasta las piedras de las huertas, al hacernos ver que lo más importante de la patria no son las banderas sino las justicias, el cuidado minucioso de los árboles, de las montañas, de las aves en su cielo, de los niños y las niñas… Al hacernos ver que una patria no es mejor que otra, que podemos incluso inventarnos las nuestras.

 

Quizás tu patria no sea sino una calle que antes era de tierra y hoy está cubierta de piche y defenderla signifique la dignidad de los que la habiten.

 

Quizás tu patria sea el sol, la arena negra y desnuda de basuras.

 

Por eso, mi patria no son los himnos caducos y entiendo que haya muchas personas que los reciban con pitadas. Y resulta que en breve tengo el honor de ser nombrada concejala de Sí se puede en el Ayuntamiento de Santa Cruz y me comentan que dentro del protocolo del acto tenemos que escuchar el himno español y levantarnos por respeto. Pero yo prefiero levantarme ante los océanos, ante las canciones de José Antonio Ramos, ante los poemas de Pinto Grote o de García Cabrera. Levantarme ante las voces olvidadas en las esquinas de los barrios. Prefiero elevarme por los sueños de esas patrias cubiertas de tabaibas, cardones y tajinastes.

 

Cuando suene me quedaré sentada e imaginaré a mi padre contándome sus sueños. Me quedaré sentada y despierta de ideas. Me quedaré sentada imaginando un ayuntamiento de patrias conformadas por la poesía…