Siempre otros han decidido por nosotros

 

Juan-Manuel García Ramos *

[¿Cuándo termina el periodo colonial en Canarias?, ¿no lo hubo nunca?, ¿cuándo concluye la colonialidad del poder?]

 

Leo con atención el artículo publicado por el presidente de CC y del Gobierno de Canarias, Paulino Rivero Baute, en la prensa del lunes 13 del mes que corre, y me anima a seguir reflexionando sobre algunas de las cuestiones nucleares que se plantean allí. Porque para los que pensamos que, a lo largo de los cinco siglos de historia occidental del Archipiélago, siempre otros han decidido por nosotros, se nos hace necesario seguir meditando sobre cuáles pueden ser las estructuras políticas idóneas para la mejor y más provechosa convivencia de todos los canarios y de todos aquellos que hayan decidido quedarse a vivir entre nosotros.

 

¿Cuándo termina el periodo colonial en Canarias?, ¿no lo hubo nunca?, ¿cuándo concluye la colonialidad del poder? ¿Cuándo comenzamos realmente a pensar por nosotros mismos?

 

Todas las conformaciones políticas adoptadas por Canarias desde su descubrimiento por los europeos siempre fueron impuestas desde fuera: desde considerarnos islas realengas y de señorío entre los siglos XV y principios del XIX, provincia única en el siglo XIX, dos provincias en el XX y una autonomía más de las diecisiete en las que queda configurado el Estado español resultante de la Constitución de 1978.

 

Al hilo de lo planteado por el presidente de Coalición Canaria, el Partido Nacionalista Canario (PNC) tiene que sopesar en estos momentos si persiste en su proceso de convergencia con otras fuerzas políticas, pero también en preservar sus siglas de manipulaciones desleales que atrofien su trabajo o que puedan desviarlo de la deseada, estatutaria y auténtica unidad nacionalista.

 

En el Manifiesto Nuevo Siglo, el PNC basaba el particular proceso de autodeterminación de Canarias en un uso inteligente del artículo 150.2 de la Constitución Española de 1978, artículo sobre el que debería pivotar un Pacto de Canarias con el Estado Español y una progresiva consolidación de nuestras estructuras políticas, económicas, sociales y culturales (las naciones se asientan sobre las culturas no solo sobre las demarcaciones territoriales). Un proceso jurídico-político de soberanía compartida sin salirnos de la Constitución. Soberanía entendida como "autoridad del poder público", segunda acepción contenida en el DRAE. Esta sería la hoja de ruta de un nacionalismo responsable y posible en estos momentos. Con respecto a Europa, la tarea es resituarnos en ella como una nación atlántica, no como una más de las regiones ultraperiféricas. Nuestro objetivo político central es el de llegar a gobernarnos sin tutelas externas, pero también sin perder de vista que los Estados del siglo XXI han constituido unas relaciones de cooperación de las que no podemos desentendernos: en lo militar, en lo financiero, en lo tecnológico, en lo comercial, en lo medioambiental, en lo educativo, en lo cultural, en lo correspondiente a la solidaridad internacional, en lo monetario o en lo aduanero, si pensamos en la Europa de nuestros días.

 

El PNC no ha sido un partido de gran militancia, pero hemos demostrado durante muchos años que seguimos haciendo política sin necesidad de ostentar cargos institucionales. Sabemos hacer política fuera del poder. Éramos más cuando combatíamos contra el nacionalismo opaco de CC entre 1998 y 2005. os acuerdos electorales posteriores con CC han debilitado nuestras filas. Hoy la gente se acerca a los partidos en busca de poder institucional, de puestos de trabajo, y nosotros no tenemos demasiada capacidad de satisfacer esas apetencias. Es más, alguna disidencia cercana y alguna otra no tan cercana, las sufrimos porque algunos de nuestros comilitantes se sintieron preteridos en listas electorales o en los repartos de cargos no electos. Esta es la realidad de la que debemos partir. El egoísmo y la ambición forman parte de la política y, a veces, se colocan por encima de cualquier ideología.

 

Uno de los mayores peligros que corremos en Canarias es el de convertirnos en siete tribus insularistas, en siete reinos de taifas. La cultura es un instrumento indispensable para consolidar una ideología nacional, un proceso de autoconocimiento. ¿Quiénes somos los canarios, qué nos define en nuestro diálogo con otros pueblos, cuál es nuestro proyecto colectivo?

 

Canarias necesita avanzar en sus conquistas de autolegislación y de autogobernación. Desde el PNC nos sentimos satisfechos de algunos avances experimentados en las últimas legislaturas, aunque los instrumentos de autolegislación y de autogobernación obtenidos nos exijan un constante perfeccionamiento.

 

En los gobiernos nacionalistas de CC-PNC en los que hemos participado desde que pactamos en 2006 con esa organización se han llevado a cabo conquistas nacionalistas que valoramos, aunque no nos dejen satisfechos. Conquistas nacionalistas como: Policía autonómica, Radio y Televisión autonómicas, Trabajo para los canarios (contemplada en parte de la legislación de nuestro Parlamento; por ejemplo: para hoteles que amplíen sus plazas, que deben contar con un 60 % personal canario y también contemplada en la próxima revisión del REF), Trabajo para las empresas canarias (UTES -Unión Temporal de Empresas- donde haya mayoría de empresas canarias sobre las empresas foráneas, en una proporción de 60/40), Bonificaciones al transporte interinsular para facilitar la cohesión territorial y bonificación de tasas a compañías aéreas que traigan turismo a Canarias, Control poblacional y control inmigratorio respaldados por acuerdo Parlamento Europeo de mayo 2009 tras informe europarlamentaria francesa Margie Sudre, Bilateralidad política y económica fiscal (REF), Definición aguas territoriales mediante Ley Estatal (Ley 44/2010, de 30 de diciembre, de Aguas Canarias), traspaso competencias políticas de Empleo e inspección de Trabajo, posibilidad de legislar sobre IGIC, transferencia Parques Nacionales... Y, como colofón, la redacción del nuevo Estatuto de Autonomía en fase de ser debatido y aprobado por las Cortes.

 

Tras estas experiencias de gobierno y de trabajo legislativo conjunto, queda aún mucho por hacer, y, en ese sentido, suscribimos la invitación del presidente de Coalición Canaria y del Gobierno de Canarias por oportuna e inaplazable: «Necesitamos una Canarias fuerte, autogobernada, donde las decisiones las tomemos los canarios y las canarias. Esta aspiración legítima y respetable se debe traducir normativamente en la regulación de un estatus específico de Canarias en el contexto del Estado. Para ello debemos hacerle ver al Estado y a la UE que la situación estratégica de Canarias es mucho más aprovechable de lo que en la actualidad lo es y se convierte en una oportunidad privilegiada para España y para Europa, si se le reconoce y se le concede a Canarias un estatus fiscal diferenciado».

 

* Presidente del Partido Nacionalista Canario

 

Fuente: canarias7.es