Otro
bufo más de Paulino Rivero
Isidro
Santana León
[…, tanto en
la Plena autonomía interna como en el Estado libre asociado, las competencias en
materia de defensa y diplomacia quedan en posesión absoluta de la metrópoli,
por lo que las maniobras militares en mar, tierra y aire, en nuestra nación,
quedarían a merced de España y de la banda terrorista OTAN…, apele, usted,
Paulino, a la resolución 1514 apartado 3 de la carta fundacional de las
Naciones Unidas, que habla del derecho de la libre determinación de los
pueblos, y el aparatado 3 que dice que el derecho a la soberanía de los pueblos
es inalienable y no se puede cuestionar ni cercenar tal derecho, por falta de
preparación o cuales quiera que sean la circunstancias que atraviese ese
pueblo...]
Lo digo, porque cada vez que este hombre abre la boca
no suelta sino malos olores. Cuando habla, ya no sólo hay que taparse los
oídos, la vista y otros sentidos para la orientación, pues también hay que
taparse la nariz porque se hace insoportable el hedor que desprende.
Me parece más que ignominioso –asqueroso–,
que este personaje, recién venido de celebrar el Día de la Hispanidad (Día de
los crímenes contra la humanidad) donde estuvo acompañando en el séquito, como
fiel bufón de la Corte, sin haber pasado 24 horas de la necrófila
conmemoración, suelte en la prensa que le va a pedir al reino de España la
soberanía compartida. Ya no le queda pólvora ni para el mechero, por lo que
recurre desesperadamente con inútil ladrido, para los ya impedidos oídos de los
canarios, pues la gran cagada con la pregunta de la consulta sobre las
prospecciones petrolíferas le ha dejado sin nutrientes algunos para restituir
su opaca credibilidad.
Después de no sé cuántas legislaturas asumiendo y
defendiendo el colonialismo más cruel y el abuso más abominable de la metrópoli
sobre nuestro pueblo; después de tanta mendicidad a la Europa de los mercaderes
para llenar las arcas de sus amigos mediante subvenciones; después de no hacer
nada por elevar la conciencia nacional del pueblo canario para que se defienda
con voz y criterio propio; después de consentir una invasión bestial que nos ha
llevado casi a la extinción como pueblo…, de súbito, se nos convierte en Superguanche y va directo a solicitar –en el periódico– la Plena autonomía interna.
Por lo visto, no se ha acordado o no sabía, en todo
este gran episodio de sufrimiento para los canarios, que existían herramientas
internacionales para darle salida a nuestra nación. Está claro que se va y nos
deja, diciendo adiós con las orejas, pero de conejo acobardado, tal y como le
recordará la historia. No obstante, hasta la Plena autonomía interna, igual que
el Estado libre asociado, tiene sus grandes inconvenientes para nuestra patria.
Por todo ello, la soberanía total o lo que es lo mismo, el Estado archipielágico, es el estatus natural que precisa Canarias,
ya que por su condición de colonia no se le puede hacer parangones con las
aspiraciones de Euskal Herria, reivindicación en la que se ampara, timorato,
nuestro magno presidente, idéntico al que espera que uno se tire al mar, por si
hay tiburones, para después tirarse él. Si Superguanche
dijera alguna vez la verdad, igual le menguaría la nariz, pero hay vicios tan
arraigados en política que, cuando quieres ser honesto, también mientes.
Como antes señalé, tanto en la Plena autonomía interna
como en el Estado libre asociado, las competencias en materia de defensa y
diplomacia quedan en posesión absoluta de la metrópoli, por lo que las
maniobras militares en mar, tierra y aire, en nuestra nación, quedarían a
merced de España y de la banda terrorista OTAN, además de que en las cuestiones
importantes de conflictividad bélica, Canarias sería un convidado de piedra.
(Téngase en cuenta que nuestra nación la han convertido en un campo de
maniobras militares, lo que es contradictorio con el monocultivo turístico que
defiende el Gobierno de Canarias y sus adláteres para
la consulta de la prospecciones). Que el experimento pudiera valer como un
sucedáneo a nuestra situación, yo no lo dudo, pero que no saque este apaño
colonialista como algo novedoso, pues, tal y como van los acontecimientos, esos
estatus ya son anacrónicos con respecto a nuestra realidad y más aún con
nuestros legítimos derechos: la soberanía nacional.
Ya que, en el periódico colonial que ladra, se jacta
de conocer los convenios de las Naciones Unidas (como el artículo 305. 1 apart. E) de la Convención del Mar de Montego Bay de 1982,
ratificada por España en 1997, apele, usted, Paulino, a la resolución 1514
apartado 3 de la carta fundacional de las Naciones Unidas, que habla del
derecho de la libre determinación de los pueblos, y el aparatado 3 que dice que
el derecho a la soberanía de los pueblos es inalienable y no se puede
cuestionar ni cercenar tal derecho, por falta de preparación o cuales quiera
que sean la circunstancias que atraviese ese pueblo. Me parece que hemos
escrito sobre este tema, hasta para que se lleva a la enseñanza primaria, pero
el Presi lo utiliza de forma distorsionada, para
tirar de una parte del electorado que se lo está poniendo feo u oscuro: creo
que ninguno de los partidos que han gobernado hasta ahora lo podrán hacer más y
otros que hasta desaparecerán. Por ello, Superguanche
sigue buscando subterfugios que bordeen la legalidad y el conocimiento de
nuestro pueblo, porque sus intereses y los de su laya están intrincadamente
unidos a los de la metrópoli.
Entre otras cosas, el PSOE, socio de gobierno de CC,
anuncia que no participará del debate de la soberanía compartida. Creo que, a
priori, con eso contaría Superguanche, ya que el PSOE
tiene preparado pactos de gobierno con el PP para las venideras elecciones y
que, igual que CC, están en los gobiernos por una cuestión clara de
mamandurria, para sacar rédito electoral del asunto del petróleo y no por
defender los intereses de los canarios: ¡qué vas a esperar de un partido
español y corrupto! Pero lo más llamativo del caso, es que también se fracciona
y se fractura por las declaraciones de Rivero los nacionalistas españoles de
CC, quienes han utilizado en exclusividad la situación colonial de nuestra
patria, para oponerse a que algo digno se mueva o se promueva y tenerla bajo
absoluto control y sometimiento para perpetuarse en las poltronas y vivir como
auténticos chupópteros.
“No sacralicen la soberanía compartida”, dice el
ínclito y colaboracionista de esta situación de perversidad contra el pueblo
indefenso, Juan Manuel García Ramos, saltando a la palestra en defensa de Superguanche. Aquel sujeto, que depuró a muchos
independentistas del PNC para posteriormente secuestrar unas siglas históricas
que no le pertenece, quiere aparecer como que es él el padre de la criatura que
Paulino enseña al público estupefacto. Me consta, que son otros fuera del
Gobierno de Canallas quienes han trabajado en el meollo de la Plena autonomía
interna, igual que lo hicieron en su momento, con el Estado libre asociado,
algunos compatriotas que después de salir del engendro de CC, se convirtieron
en el Grupo de opinión Canarias Nación. Sí, este hematófago, es otro que quiere
pasar a la historia dejando una parida colonial, como es la “Atlanticidad” –por eufemismos que no sea–
(tal si fuera Canarias la única nación o archipiélago que se sitúa en el
atlántico), sofismas los de este hombre que también le ha venido de perillas al
sistema colonialista español. Canarias sólo tiene una salida natural: la
independencia, la soberanía nacional, convertirse en un Estado independiente con
la misma voz y voto que el resto de los Estados del mundo. No hay más agua que
la que corre.
15/10/14
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