Nuestra tarea
como anticolonialistas
Según el diccionario, el colonialismo es
una forma de dominación mediante la que un país o metrópoli mantiene bajo su
poder político, económico, cultural y militar a otro ubicado fuera de sus
fronteras. Es la situación en la que actualmente se encuentra Canarias con
respecto a España. El adversario del colonialismo es el nacionalismo: todo
individuo, toda sociedad, genera historia, ciencia y cultura, vive en un
territorio y lo defiende. Ese es el origen del nacionalismo, de tal manera que
es un fenómeno natural, al que incluso no son ajenos el resto de los animales,
que defienden igualmente el territorio en el que viven, se alimentan y se
reproducen, son territoriales, en definición de la Ecología, del griego OIKOS
casa y LOGOS tratado o estudio.
Por lo tanto el
nacionalismo no es una ideología, no es de derechas o de izquierdas como,
interesadamente, pretenden algunos, es un derecho de las naciones oprimidas por
el colonialismo. El deber de los anticolonialistas es por lo tanto acabar con la
opresión, el aherrojamiento, la expoliación y el sometimiento de las colonias.
El colonialismo no es una cosa del pasado, como el propio colonialismo, también
interesadamente, pretende hacer creer utilizando los esbirros a sus servicio,
fundamentalmente de los medios de comunicación masiva. Ese es el motivo por el
que las Naciones Unidas han aprobado ya hasta tres resoluciones tendentes a la
erradicación de la lacra del colonialismo. Así lo definen. Por lo tanto sigue
habiendo opresión colonial, para oprobio y vergüenza de la humanidad entera.
El caso de Canarias es emblemático al constituir la colonia más antigua del
mundo, sometida aún por el medieval, obsoleto y caduco régimen monárquico y
colonial español.
Como dijimos anteriormente, la fuerza política adversaria a la bestia
del colonialismo es el nacionalismo y para acabar con la bestia hay que formarse
como nacionalista y ejercer como un nacionalista consecuente, como un
anticolonialista verdadero. El anticolonialista que no ejerce es como un
pediatra, un psicólogo u otro profesional cualquiera en excedencia o en el
paro. Al no ejercer no actúa como lo que dice ser. Por lo tanto la tarea
primordial es prepararse concienzudamente estudiando, aprendiendo. La primera
tarea y la más natural parece ser que todos los que quieran acabar con la lacra
del colonialismo, tienen que aprender el nacionalismo.
Pero esta respuesta, "'aprender el nacionalismo", es
demasiado general ¿Qué hay que hacer para aprender el nacionalismo? De entre
la suma de conocimientos generales ¿qué es lo que hay que escoger para
adquirir la ciencia del nacionalismo? Aquí nos amenazan una serie de peligros,
que surgen por doquier en cuanto se plantea mal la tarea de aprender el
nacionalismo o cuando se entiende de una manera demasiado simplificada.
A primera vista, naturalmente, parece que aprender el nacionalismo es
asimilar el conjunto de los conocimientos expuestos en los manuales, folletos y
trabajos nacionalistas. Pero esta definición sería demasiado burda e
insuficiente. Si el estudio del nacionalismo consistiera únicamente en saber lo
que dicen los trabajos, libros y folletos nacionalistas, esto nos daría fácilmente
exégetas o fanfarrones nacionalistas, lo que muchas veces nos causaría daño y
perjuicio, porque estas personas, después de haber leído mucho y aprendido lo
que se expone en los libros y folletos nacionalistas, serían incapaces de
coordinar todos estos conocimientos y de obrar como realmente demanda el
nacionalismo.
En Canarias tenemos muchos ejemplos para ilustrar lo que decimos, desde
el nacionalismo mercantilista de “Colisión” Canaria, en palabras de su
cofundador Manuel Hermoso (fundación que ocurrió, por lo oído, bebiendo
whiski con Adán Martín en la Rambla de Anyashw n Chinet), los Centros Canarios
Nacionalistas y los nacionalismos de izquierda, con los famosos eslóganes
“Canarias libre y socialista”, “Canarias libre y comunista”, etc., todos
ellos del gusto y regusto del colonialismo ¿Qué tendrá el nacionalismo que
tanto lo desean todos?
Uno de los mayores males y calamidades que nos ha dejado en herencia la
arcaica sociedad colonialista, es un completo divorcio entre el libro y la vida
práctica, pues tenemos libros en los que todo está expuesto en forma perfecta,
pero en la mayoría de los casos no son sino una repugnante e hipócrita
mentira, que nos pinta un cuadro falso de la sociedad colonialista, a la que por
cierto nunca llaman por su nombre, muy al contrario, hasta falsean la historia y
la geografía, divulgando falsedades como que somos españoles y europeos,
recuadrando el mapa de Canarias y colocándolo debajo de las Baleares o de
Portugal y divulgando la infamia de que los guanches fueron exterminados, cuando
según los datos de la moderna genética de poblaciones más del setenta (70)
por ciento de la actual población canaria es de origen guanche, estadística
hecha sin tener en cuenta los más de dos millones de canarios desplazados del
archipiélago, que en ese caso asciende al 88 por ciento, desplazados por españoles
y otros extranjeros, concretamente más de 150.000 canarios han sido desplazados
de Canarias recientemente, sin contar los que no se han inscrito en los países
de destino, desplazamientos que vulneran El Estatuto de Roma de la Corte Penal
Internacional, lo que ha sido puesto en su conocimiento por el Movimiento por la
Unidad del Pueblo Canario (Movimiento UPC), organismo que ha abierto un
expediente a España, al que podemos añadir todos los casos que nos hagan
llegar que infrinjan El Estatuto de Roma.
Sería una gran equivocación limitarse a aprender el nacionalismo
simplemente de lo que dicen los libros. Nuestros discursos y artículos de ahora
no son simple repetición de lo que antes se ha dicho sobre el nacionalismo,
porque están ligados a nuestro trabajo cotidiano en todos los terrenos. Sin
trabajo, sin lucha, el conocimiento libresco del nacionalismo, adquirido en
folletos y obras nacionalistas, no tiene absolutamente ningún valor, porque no
haría más que continuar el antiguo divorcio entre la teoría y la práctica,
que es el más nocivo rasgo de la rancia sociedad colonialista.
El peligro sería mucho mayor todavía si quisiéramos aprender
solamente las consignas nacionalistas. Si no comprendiéramos a tiempo la
importancia de este peligro, si no hiciéramos toda clase de esfuerzos por
evitarlo, la existencia de medio millón o de un millón de jóvenes de ambos
sexos, que después de semejante estudio del nacionalismo se llamasen
nacionalistas, causaría un gran perjuicio a la causa del nacionalismo.
Se nos plantea, pues, la cuestión de cómo debemos
coordinar todo esto para aprender el nacionalismo ¿Qué debemos tomar de la
vieja escuela, de la vieja ciencia? La vieja escuela declara que quiere crear
personas instruidas en todos los dominios y que enseña las ciencias en general.
Ya sabemos que esto es pura mentira, puesto que toda la sociedad colonialista se
basa y cimenta en la explotación colonial de la sociedad sometida. Como es
natural, toda la vieja escuela, saturada de espíritu colonialista, no da
conocimientos más que a los hijos de los colonialistas. Cada una de sus
palabras está adaptada a los intereses del colonialismo. En estas escuelas, más
que educar a los jóvenes, los preparan para mayor provecho del colonialismo. Se
educa con el fin de formar servidores útiles, capaces de aumentar los
beneficios del colonialismo, sin turbar su ociosidad y sosiego. Por eso, al
condenar la antigua escuela, nos hemos propuesto tomar de ella únicamente lo
que nos es necesario para lograr una verdadera educación. Repetimos, la vieja
escuela forja los servidores necesarios para el colonialismo; de los científicos
y de los profesores hace personas obligadas a escribir y hablar al gusto del
colonialismo ¿quiere esto decir que no debemos tomar de ella todas las cosas
necesarias que ha acumulado la humanidad? ¿Quiere decir que no debemos saber
distinguir entre lo que necesita el colonialismo y lo que necesita una sociedad
libre?
Hay que estudiar detalladamente la historia colonial
y precolonial de Canarias. Hay que estudiar la psicopatología que produce el
colonialismo en los pueblos sometidos, en los que provoca “El síndrome del
colonizado” en definición del psiquiatra Frank Fannon e implicar en
consecuencia a la Organización Mundial de la Salud (OMS) en la erradicación de
la lacra del colonialismo como medida higiénico-sanitaria. Hay que estudiar el
desarrollo económico de Canarias, que debe incluir los estudios de historia
cuantitativa, así como la economía extractiva de los sistemas colonialistas.
Fue Jerónimo Saavedra (autor de la consigna colonialista “socialismo es
libertad”, que derivó en “Canarias libre y socialista”, pero con las
mismas connotaciones coloniales) el que, mediante el mal denominado “pacto de
progreso”, confiscó las aguas canarias, acabando con la agricultura y la
ganadería, haciendo más dependiente nuestra economía. Liquidaron los puertos
francos; desguazaron nuestra flota pesquera y acabaron con la industria
conservera de pescado, al no reconocer los derechos históricos de pesca
adquiridos por los pescadores canarios, que Hassan II estaba dispuesto a
reconocer; desmantelaron las fábricas de tabaco; han dejado el turismo y el
comercio en manos de las multinacionales; pactaron un REF para arruinarnos a
toda velocidad; entregaron los ahorros de los canarios depositados en las cajas
de ahorro a la Caixa y Bankia, siendo presidente Paulino Rivero y vicepresidente
de la Caja Insular Román Rodríguez, respectivamente: ambos viven del
nacionalismo. No podemos ejercer nuestra privilegiada posición geoestratégica
al no tener reconocido en los organismos internacionales rango de Estado
archipelágico.
Los anticolonialistas tenemos que terminar de
desalojar de todos, absolutamente todos los órganos de poder a los
representantes del colonialismo y sus esbirros, ejerciendo como auténticos
anticolonialistas, sin excusas, pues no es suficiente con dar cuatro gritos en
función del estado de ánimo, dado que la dignidad no es un estado de ánimo
precisamente, desalojándolos decimos desde las asociaciones culturales,
sociales, deportivas, vecinales hasta los municipios, cabildos y parlamento,
construyendo las instituciones de la ya vigente República
Democrática Federal Canaria.
Movimiento
por la Unidad del Pueblo Canario
Movimiento
UPC