No, no
quiero ser europeo. No quiero que me etiqueten, no quiero que me asignen
valores, costumbres o tradiciones, no quiero que me definan, no quiero que me
separen del resto del mundo, no quiero más banderas.
No quiero
que levanten fronteras en mi nombre, no quiero que me protejan, no quiero su
seguridad, no quiero que me digan a quién temer, no quiero que me digan hasta dónde
se puede ayudar, no quiero su moral.
No quiero
sus leyes ni sus reglamentos, no quiero sus cuotas, no quiero sus mecanismos de
estabilidad, no quiero hacer míos sus compromisos, no quiero sus guerras, no
quiero sus daños colaterales, no quiero sus memorandos.
No quiero
que me digan lo que me conviene, no quiero que hablen ni que decidan por mí, no
quiero que me representen, no quiero que me adoctrinen, no quiero que me regulen
ni me clasifiquen, no quiero que me vigilen, no quiero que me amordacen, no
quiero que me repriman.
No quiero
sus estadísticas, no quiero su contabilidad, no quiero sus acuerdos
comerciales, no quiero su legalidad, no quiero sus instituciones, no quiero sus
tecnócratas, no quiero sus mercados, no quiero su moneda.
No quiero
las deudas que crearon otros, no quiero su prima de riesgo, no quiero
devaluaciones internas, no quiero humillaciones públicas, no quiero terroristas
económicos, no quiero ladrones de guante blanco e intenciones negras.
No quiero
que me vendan en transacciones opacas, no quiero ser un segmento de mercado, no
quiero ser la “Marca España”, no quiero que me inventaríen, no quiero ser
parte de un stock, no quiero ser un asiento contable, no quiero ser una pérdida
por rotura, no quiero ser de su utilidad particular.
No quiero
su democracia, no quiero que reescriban la historia, no quiero que alteren el
orden de los factores, no quiero que eludan sus responsabilidades, no quiero ser
el nuevo estado del amigo americano.
No quiero
que hagan de mis derechos privilegios, no quiero más desigualdad, no quiero que
compren los pedazos en los que nos rompen, no quiero que nos dicten, nos roben y
nos reformen por encima de nuestras posibilidades.
Y lo cierto
es que lo que no quiero para mí, tampoco lo deseo para los demás. Pero me temo
que a final de año, millones de votos avalarán esta Europa. Más hipócrita y
autocomplaciente. Mucho menos libre y capaz.
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