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Ramón Moreno Castilla
Antes
que nada, y en los albores de este nuevo año, quiero desearles a todos los
amables y fieles lectores un venturoso 2015 lleno de paz y prosperidad.
Pero en el mundo este en el que nos ha tocado vivir,
“porque no hay otro mejor para mudarse” (cómo decía la entrañable
Mafalda, heroína de los cómics del genial humorista argentino, Quino), está
claro que poco importan nuestras creencias, nuestros deseos y mucho menos
nuestras ideas políticas; el sistema establecido, que sigue vigente muy a
nuestro pesar, descansa en el acuerdo tácito de un tipo de contrato, no
escrito, aprobado por los ciudadanos en general, cuyas cláusulas, de las cuales
me excluyo por principios éticos y morales, son las siguientes:
1.- Acepto la competitividad como base de nuestro sistema, aunque soy consciente de que este funcionamiento engendra frustración y cólera a la mayoría de los perdedores.
2.- Acepto que me humillen o me exploten a condición de que se me permita humillar o explotar a otro que ocupe un lugar inferior en la pirámide social.
3.- Acepto la exclusión social de los marginados, de los inadaptados y
de los débiles porque considero que la carga que puede asumir la sociedad tiene
sus límites. 4.- Acepto ingresar en los bancos para que ellos inviertan mis depósitos
a su conveniencia y que no me den ningún dividendo de sus gigantescas ganancias
(ganancias que servirán para atracar a los países pobres, hecho que acepto
implícitamente). 5.- Acepto también que me descuenten una fuerte comisión por
prestarme dinero, dinero que proviene exclusivamente de todos los clientes. 6.-
Acepto que congelemos o tiremos toneladas de comida para que los índices bursátiles
no se derrumben, en vez de ofrecérsela a los necesitados, y permitir por ello
que cada año mueran de hambre centenares de miles de personas, sin que los
gobiernos se inmuten lo más mínimo.
7.-
Acepto que sea ilegal poner fin a tu propia vida rápidamente; en cambio, tolero
que se haga lentamente inhalando o ingiriendo sustancias tóxicas autorizadas
por esos mismos gobiernos. 8.- Acepto que se haga la guerra para así hacer
reinar la paz. 9.- Acepto que en nombre de la paz, el primer gasto de los
Estados sea el de defensa. Entonces acepto que los conflictos sean creados
artificialmente para deshacerse de los stock de armas y así permitir a la
economía mundial seguir avanzando, esquilmando las riquezas de los países
subdesarrollados. 10.- Acepto la hegemonía del petróleo en nuestra economía,
aunque es una energía muy costosa y contaminante y estoy de acuerdo en impedir
todo intento de sustitución si se demostrara que hemos descubierto un medio
gratuito e ilimitado de producir energía. Acepto que sería nuestra perdición.
11.- Acepto que se condene el asesinato de otro humano, salvo que los gobiernos
decreten que es un enemigo y me animen a matarlo. 12.- Acepto que se divida la
sociedad creando unos partidos políticos de derecha e izquierda que tienen como
pasatiempo las peleas entre ellos, haciéndome creer que el sistema está
avanzando.13.- Además acepto toda clase de división posible con tal de que
esas divisiones me permitan focalizar mi cólera hacia los enemigos designados
cuando se agiten sus retratos ante mis ojos.
14.-
Acepto que el poder de fabricar la opinión pública, antes ostentado por las
religiones, esté ahora en manos de hombres de negocios no elegidos democráticamente
que son totalmente libres de controlar los Estados, porque estoy convencido del
buen uso que harán de él. Es la llamada “opinión publicada”, en
detrimento de la “opinión pública”. 15.- Acepto que la idea de la
felicidad se reduzca a la comodidad; el amor al sexo y la libertad a la
satisfacción de todos los deseos, que es lo que me repite la publicidad cada día.
Cuanto más infeliz, más consumista soy. Cumpliré mi papel contribuyendo al
buen funcionamiento de nuestra economía. 16.- Acepto que el valor de una
persona sea proporcional a su cuenta bancaria, que se aprecie su utilidad en
función de su productividad y no de sus cualidades, y que sea excluido del
sistema si no produce lo suficiente. 17.- Acepto que se remunere espléndidamente
a los futbolistas y a los actores de Hollywood y mucho menos, a los profesores y
a los médicos encargados de la educación y la salud de las futuras
generaciones. 18.- Acepto que se destierre de la sociedad a las personas mayores
cuya experiencia podría sernos útil, pues, como somos la civilización más
evolucionada del planeta (y del universo) sabemos que la experiencia ni se
comparte ni se transmite. 19.- Acepto que todos los días se me presenten
noticias negativas y aterradoras del mundo, para que así pueda apreciar hasta
qué punto nuestra situación es normal y cuánta suerte tengo de vivir en
Occidente. 20.- Acepto que los hombres de negocios, industriales, militares y
jefes de Estado celebren reuniones regularmente para, sin consultarnos, tomar
decisiones que comprometen el futuro de la humanidad y del planeta como el
famoso “Club Bilderberg”.
21.-
Acepto consumir carne de vacuno o bovina tratada con hormonas (supongo que la
carne de cabra y de “cochino” negro de Canarias, son “naturales”), sin
que explícitamente se me avise. Acepto que el cultivo de OGM (Organismos Genéticamente
Modificados) se propague en el mundo entero, permitiendo así a las
multinacionales agroalimentarias patentar seres vivos, almacenar ganancias
considerables y tener bajo su yugo a la agricultura mundial. 22.- Acepto que los
bancos internacionales presten dinero a los países que quieren armarse y
combatir, y que así elijan los que harán la guerra y los que no. Soy
consciente de que es mejor financiar a los dos bandos en sus compras de material
bélico para estar seguro de obtener pingües beneficios y prolongar los
conflictos el mayor tiempo posible con el fin de saquear sus recursos si no
pueden reembolsar los préstamos. 23.- Acepto que las multinacionales se
abstengan de aplicar los progresos sociales de Occidente en los países
desfavorecidos. Considerando que ya es una suerte para ellos que los hagan
trabajar. Prefiero que se utilicen las leyes vigentes en estos países que
permiten hacer trabajar a niños en condiciones precarias e infrahumanas. En
nombre de los derechos humanos y del ciudadano, no tenemos ningún derecho a
ingerirnos en sus asuntos.
24.-
Acepto que los laboratorios farmacéuticos y las industrias agroalimentarias
vendan en los países subdesarrollados productos caducados o utilicen sustancias
cancerígenas prohibidas en Occidente. 25.- Acepto que el resto del planeta, es
decir más de 4.000 millones de individuos, puedan pensar de otro modo a condición
de que no vengan a expresar sus creencias en nuestra casa, y todavía menos a
intentar explicar nuestra historia con sus primitivas nociones filosóficas.
26.- Acepto la idea de que solo existen dos posibilidades en la naturaleza, a
saber: cazar o ser cazado; y si estamos dotados de una conciencia y de un
lenguaje, ciertamente no es para escapar de esa dualidad, sino para
justificar por qué actuamos de ese modo. 27.- Acepto considerar nuestro pasado
como una serie ininterrumpida de conflictos, de conspiraciones políticas y de
voluntades hegemónicas, pero se que todo esto ya no existe porque estamos en la
cúspide de nuestra evolución, y porque las reglas que rigen nuestro mundo son
la búsqueda de la felicidad y la libertad para todos lo pueblos, como lo oímos
sin cesar en todos los discursos políticos. 28.- Acepto sin discutir y acepto
como verdades, todas las teorías propuestas para la explicación de los
misterios de nuestros orígenes. Y acepto que la naturaleza haya podido dedicar
millones de años para crear a un ser humano cuyo único pasatiempo es la
destrucción de su propia especie en unos instantes.
Este
contrato virtual, contiene un Anexo especial para el pueblo canario que acepta
de buen grado esta sumisión voluntaria: a) Acepta que Canarias siga siendo, en
pleno siglo XXI, un “territorio nacional español” en el continente
africano. Por tanto, acepta que a Gibraltar se le quiera aplicar la Resolución
1514 (XV) de la ONU, y se niegue su aplicación a Canarias. b) Acepta la libre
circulación de personas impuesta por la UE, pese a los estragos que ello supone
de laminar las señas de identidad del pueblo canario. c) Acepta que Canarias
sea un mercado cautivo, consumidor de excedentes comunitarios y destino de las
exportaciones españolas, en perjuicio evidente de los sectores primarios de
nuestra economía. d) Acepta, que por ello, Canarias no tenga la tan necesaria e
imprescindible “soberanía alimentaria”, establecida por la FAO. Y, en
consecuencia, acepta que el aparato productivo canario esté en manos foráneas;
y, además, que nuestras Cajas de Ahorros hayan caído en manos de Bankia y la
Caixa, y que Canarias no posea siquiera una sola entidad financiera propia,
cuando aquí operan todas las españolas y europeas. e) Acepta que nuestros
activos financieros no estén en manos canarias, y que las grandes empresas españolas
de diversos sectores no coticen a la Hacienda canaria, lo que supone un continuo
e insoportable drenaje de recursos. f) Acepta que las decisiones que afectan a
los intereses de Canarias se tomen a