ME VOY A AGARRAR A LA VIDA
Pedro
Molina: "Si el cáncer me da una oportunidad, me voy a agarrar a la
vida"
"Estas enfermedades hay que vivirlas con mucha dignidad y humildad", asegura el presidente de la Cooperativa del Campo La Candelaria y la Asociación de Ganaderos de Tenerife.
[...La
mayor reivindicación que tenemos es que el sector primario sea reconocido como
productor de alimentos. Llevamos muchos años sin lograr que la población, y en
particular los políticos, tome conciencia de que somos fundamentales para la
subsistencia. Nuestros alimentos tienen que tener las mismas condiciones que los
que se producen en otros sitios...
El
lagunero Pedro Molina es la cara visible del sector primario en la Isla desde
hace tres décadas. Fue uno de los impulsores de la Feria de Ganado de San
Benito, de la Liga de Arrastre y es presidente desde hace más de 20 años de la
Asociación de Ganaderos de Tenerife y de la Cooperativa del Campo La
Candelaria, que reúne a 2.600 productores[1]. En diciembre del año pasado, su
vida dio un vuelco.
El 30 de diciembre a las cuatro de la madrugada le dijeron que tenía un cáncer de páncreas.
Lejos de hundirse pensó entonces que "había tenido la suerte
de tener una vida muy intensa" y que aquello "no era una
tragedia".
¿Cuántos
días estuvo ingresado?
Pasé
40 días en el hospital. En ese tiempo bajé 30 kilos. Me diagnosticaron un cáncer
de páncreas, me operaron para quitarme un tumor y ahora estoy con
quimioterapia.
¿Qué
síntomas tenía?
Ninguno.
Lo único que me pasaba era que no me apetecía comer. Perdí el apetito a
mediados de diciembre del año pasado. Yo siempre me hago controles, porque
tengo diabetes. Me hicieron unas pruebas y el día 23 de diciembre todo daba
normal. El día 29 me dio una ictericia. Vine a trabajar a la Cooperativa [La
Candelaria] y las compañeras me dijeron que de pronto se me pusieron los ojos y
la piel totalmente amarillos. Fui al ambulatorio y el médico me derivó urgente
al hospital. Esa misma noche me diagnosticaron una obstrucción en el conducto
biliar. Gracias a eso salvé la vida, por lo menos por ahora. Si el tumor me
hubiera aparecido en otra parte del páncreas no lo hubieran detectado. Apareció
en el conducto y eso hizo que se inflamara y aumentara el nivel de bilirrubina.
Si a usted le hicieran una analítica ahora lo normal sería que tenga la
bilirrubina en 0,5. Cuando me ingresaron a mí esa noche la tenía en 11.
¿Estaba
al borde de un shock?
Sí
pero incluso estando ingresado las analíticas hepáticas no indicaban que
tuviera nada extraño en el páncreas. Fueron las pruebas de escáner las que
revelaron que tenía un tumor y un mes después me lo quitaron.
¿Cuando
se lo diagnosticaron estaba en una fase temprana?
Sí,
tuve la suerte de que no se hubiera extendido fuera del páncreas. De las
posibilidades que había, la que me tocó fue la menos mala. Si lleva a
extenderse a otros órganos solo me hubieran podido dar cuidados paliativos [se
le entrecorta la voz].
¿En
qué consistió la operación que le hicieron?
La
técnica que utilizaron se llama whipple. Me quitaron la mitad del páncreas, el
conducto biliar, el duodeno, la vesícula, un trozo de intestino y otro de estómago.
¿Se puede hacer una vida normal después de una intervención de este tipo?
Sí,
hay muchísima gente que ha escapado y no tiene ninguna complicación. Con la
operación me dejaron todo limpio pero me darán quimioterapia de forma
preventiva durante seis meses. Cada dos semanas tengo que ir al hospital para
una sesión de quimio y cada tres meses me hacen un escáner porque este tipo de
tumores son muy agresivos. Igual que hay gente que con la quimioterapia va bien
y cinco años después le dan el alta, hay otros a quienes le aparecen tumores
en otros sitios. Pero ya pararlo fue importantísimo. El día que me lo
diagnosticaron era como una lenteja y un mes después tenía tres centímetros y
medio. Me hubiese comido [dice con la voz rota]. Perdí 30 kilos y el médico me
decía sorprendido: Tienes una analítica perfecta.
¿Tenía
antecedentes en su familia?
Mi
hermana murió de cáncer hace siete años. Tenía 51 años. También se dio la
coincidencia, para mí muy importante, que es que mi madre murió en la misma
fecha en la que yo enfermé. Falleció hace justo 40 años, cuando tenía la
misma edad que tengo yo ahora, 55 años. Mi padre también murió de cáncer.
¿Cambió
mucho su vida a partir de este diagnóstico?
No.
Me he quedado absolutamente sorprendido porque no tuve ningún tipo de reacción.
¿Confiaba en que todo saldría bien?
No,
ni confié ni desconfié. No sé si todavía no he tomado conciencia de esta
enfermedad o si tengo demasiada conciencia. Lo único que hice, cuando me
dijeron lo que tenía, que fue el 30 de diciembre a las cuatro de la madrugada,
fue mirarme al espejo decirme: Llevo mucho tiempo esperándote, que sea lo que
tenga que ser.
También
le tocó pasar por esto en unas fechas muy especiales.
Sí,
pero no me he desquiciado. No he tenido un solo día en el que me sintiera
hundido ni me he preguntado por qué me pasó esto a mí. He visto las cosas
positivas que tiene esta enfermedad.
¿Cuáles
son?
Que
no lo haya tenido mi hijo sino que lo he tenido yo. La segunda, que no sea mi
mujer quien ha enfermado porque si hubiera sido ella, mi hijo tal vez se hubiera
tenido que criar, como me pasó a mí, sin su madre.
¿Qué
edad tiene su hijo?
22
años.
¿Cree
que sigue siendo un tabú hablar de cáncer?
No
debería. Es una enfermedad normal que la padece muchísima gente. Y estamos
todos dentro del bombo. Lo único que me planteé el primer día fue que si este
era mi final, yo había tenido la suerte de tener una vida muy intensa. Y si el
cáncer me da una oportunidad, sin duda, me voy a agarrar a la vida.
¿Su
día a día tampoco cambió después de una experiencia tan fuerte como esta?
No,
lo único distinto es que cuando me dan la quimioterapia paso uno o dos días en
los que me siento mal. No es una tragedia. Piense que cada año se diagnostican
3.600 nuevos casos en Canarias. Lo que creo es que este tipo de enfermedades hay
que vivirlas con mucha dignidad y mucha humildad. No podemos ser soberbios. No
somos mejores que nadie. Aquí, en el consejo rector de la Cooperativa, hay un
compañero que lleva 11 años dándose quimioterapia y está perfectamente. De
hecho, ahora vamos juntos.
¿Cree
que mantener una actitud positiva es la clave?
Claro.
Yo fui concejal del Ayuntamiento de La Laguna cuando tenía 21 años, junto con
Pedro Félix González Martín, que tenía 22. Durante toda la vida hemos hecho
de todo juntos, hasta huelgas de hambre, y ahora nos enfermamos juntos. En la
misma fecha le diagnosticaron una leucemia y hemos estado ingresados en la misma
planta del hospital [vuelve a emocionarse]. Nos hemos reído mucho y hemos
estado mucho tiempo juntos. Así es la vida. No hay que buscar compasión de
nadie.
¿Esos
40 días que pasó ingresado fueron la peor parte?
No,
no me desesperé. Me pasaron cosas importantísimas en esos 40 días. Cuando me
enfermé era época de siembra y como yo no podía trabajar, entre un grupo de
agricultores me sembraron todos los terrenos. Mi hijo, que está estudiando Económicas,
se encargó de mis animales. Todos los actos del arrastre se hicieron con la
colaboración de otros compañeros, lo que demuestra que es un proyecto sólido.
La verdad es que no he tenido razones para hundirme. De momento he visto mucha
solidaridad, amistad por parte de las personas que me conocen y afecto de mi
familia.
¿Hubo
alguna llamada o alguna visita que lo conmoviera especialmente?
Todas.
Muchísima gente vino a verme al hospital y a mi casa. Pero no me he
desquiciado. Sigo participando en las tertulias radiofónicas con Mayer Trujillo
como hacía antes y cumpliendo con todos los compromisos que tengo.
¿Notó
el colapso que afecta a la Sanidad pública?
No.
Entré por urgencias y me mandaron directamente a planta. Yo trabajé en el
hospital como jardinero, hace más de 30 años. Fue después de ser concejal. Y
tengo que reconocer que el personal que me atendió ahora me ha tratado muy
bien.
¿Con
esos 30 kilos menos se siente más ágil?
[Risas]
Mucho más ágil no, porque no tengo la vitalidad que tenía antes de enfermar,
pero estoy bien.
¿Tiene
que cuidarse con las comidas o seguir alguna dieta?
Como
lo que el cuerpo me va pidiendo. No tengo tratamientos farmacéuticos ni médicos
salvo la quimioterapia, que la terminaré en noviembre cuando complete las 18
sesiones que me tocan.
¿Pensó
en algún momento dejar alguno de los puestos de representación que ocupa?
No.
Lo primero que hice al salir del hospital fue ir a la Cooperativa, antes de ir a
mi casa, y vengo cada día.
¿Cuánto
hace que está al frente de Agate?
Todo
empezó el 2 de julio de 1977, en el Club Juvenil San Benito. Juan Miguel Mena
era el presidente y nos convenció de hacer la primera exposición de ganado por
las fiestas de San Benito, de la que ya vamos por la 37º edición. Hace 26 años
creamos la Asociación Canaria de Arrastre; hace 24 años, la Asociación de
Ganaderos de Tenerife, Agate; y hace 22 que presido la Cooperativa La
Candelaria.
¿A
cuántos productores representa en La Candelaria?
Entre
agricultores y ganaderos somos 2.600 socios
¿Ganas
de seguir?
Todas.
Ahora
que estamos cerca de las elecciones, ¿ya tiene claro a quién va a votar?
Siempre
voto por los amigos.
¿Se
ha reunido con los diferentes candidatos?
La
inmensa mayoría de los partidos siempre nos piden reunirse con nosotros y
vienen con sus candidatos a la Casa del Ganadero. Ellos nos exponen su programa
y nosotros, nuestras reivindicaciones. Cuando empiece la campaña nos reuniremos
con ellos.
¿Cuáles
serán sus reivindicaciones prioritarias?
La
mayor reivindicación que tenemos es que el sector primario sea reconocido como
productor de alimentos. Llevamos muchos años sin lograr que la población, y en
particular los políticos, tome conciencia de que somos fundamentales para la
subsistencia. Nuestros alimentos tienen que tener las mismas condiciones que los
que se producen en otros sitios.
¿Se
refiere usted a las subvenciones?
A
las subvenciones y a las exenciones de aranceles que existen en Canarias hace 22
años a través del REA (Régimen Especial de Abastecimiento). En este marco,
todos los productores de la Unión Europea rechazan el acuerdo con Mercosur, que
permite que se liberalice el mercado para la entrada sus producciones.
¿Esto
demuestra que el nacionalismo está más en el discurso que en los hechos?
El
problema es que al sector primario lo han considerado el de los primos. Tiene
que haber coherencia entre lo que se dijo ayer y lo que se hace hoy. No puede
ser que todo el mundo tenga un discurso precioso y hagan otra cosa.
Lo
que se ha argumentado hasta ahora es que poner restricciones a este de
importaciones aumentaría el coste de la cesta de la compra. ¿Está de acuerdo?
No
me parece una excusa válida. Si un político me dijera esto le contestaría que
igual que el pollo que viene de Sudamérica es más barato, también quiero
traerme un senador, un alcalde y el presidente de gobierno que cobren aquí lo
mismo que cobran allí. Así tendríamos un coste de la vida mucho más bajo. O
imagínese que se abrieran las fronteras y que alguien que se está haciendo una
casa fuera a Marruecos y trajera mano de obra pero pagando los 27 euros que
ganan allí al mes de media. Lo que no se puede hacer es vivir en un territorio
y querer para otros lo que no queremos nosotros, o para nuestros hijos, que es
que empiecen a trabajar de niños, o para nuestros mayores, que es que no tengan
derecho a una jubilación.
¿Qué
tipo de granjas son más rentables, las que crían qué especie de ganado?
No
varía en función de la especie sino de la escala. No es lo mismo cuidar cinco
vacas que 100.000 gallinas. Todos los animales rumiantes monogástricos se
alimentan de cereales molidos, que llamamos pienso, y los rumiantes comen
forraje. La inmensa mayoría del forraje se importa, con lo cual todos estamos
sujetos a las variaciones de los costes de producción que marcan los mercados y
el monopolio de la proteína vegetal, que es la que estamos obligados a comprar
a multinacionales americanas que cotizan en la Bolsa de Chicago. Hace cuatro años,
los cereales aumentaron y las granjas sufrieron muchísimo porque eso hizo que
se dispararan los costes de producción un 150%. Luego, cuando bajaron los
precios, la ganadería volvió a ser un poquito rentable pero hasta que ellos
quieran. Esto demuestra que somos dueños de nuestros animales pero no del
resultado de nuestras explotaciones.
¿El
cliente decide más por el céntimo que teniendo en cuenta el origen de los
alimentos?
Se
ha impuesto una cultura diferente. Nuestras abuelas separaban de los ingresos
que había en la casa para la comida y el resto era para lo que llamaban lo demás.
Ahora es lo demás y lo que quede, para la comida. Eso hace que tengamos que
competir con alimentos que no siempre son de la mejor calidad. No seríamos
capaces que ponerle al coche una gasolina que nos costara un céntimo el litro
porque nos daría desconfianza. En cambio, cuando hubo aquí unas tiendas, que
afortunadamente ya están cerradas, que vendían un huevo a cinco pesetas la
gente no se cortaba en comprar eso para que sus hijos comieran. No comemos papas
negras cultivadas aquí porque valen cuatro euros el kilo pero no tenemos
problemas en comprar papas fritas en restaurantes de comida rápida donde el
kilo lo cobran a 25 euros. No tenemos conciencia de que el municipio en el que
vivimos nos pone en nuestra casa
¿Se
han quedado conformes con los cambios que se hicieron al nuevo Plan General de
La Laguna en base a las alegaciones presentadas por Agate?
Presentamos
alegaciones para garantizar que el suelo rústico tuviera la menor cantidad de
afecciones posibles y estamos de acuerdo en un 80% con los cambios que se han
hecho. De todas maneras, no estamos de acuerdo con el Plan General en su
conjunto.
Después
de modificar el Plan General el equipo de Gobierno dijo que habría más campo
en La Laguna, ¿será así?
Es
imposible que lo haya porque La Laguna no ha crecido. Lo que ha pasado es que
suelo que estaba calificado como urbano ahora está como rústico.
[1] COOP-DEL-CAMPO-LA-CANDELARIA
Fuente: laopinion.es/tenerife/2015/04/26