La Palma: ¿espejo de La Gomera?

 

«» Wladimiro Rodríguez Brito *

 

 

[… La agricultura palmera está profundamente enraizada en la sociedad: es una cultura de ilusión, con importantes inversiones personales y familiares. Muchos palmeros, al volver de la emigración, han comprado una o dos fanegadas por familia, creando un tejido de pequeños agricultores que se autoemplean…]

 

La Palma es actualmente la isla canaria con mayor producción agrícola por habitante. El campo es la actividad económica insular más importante y da trabajo a un amplio porcentaje de su población. Sin embargo, la tendencia de los últimos años nos recuerda la evolución del campo en La Gomera. En la isla colombina, las zonas cultivadas han quedado reducidas a una mínima expresión.


En los años cincuenta del pasado siglo, la producción platanera gomera era el 50% de la palmera; actualmente supone apenas el 5%. Por ejemplo, la cooperativa agrícola Gomera ha pasado de 1.700 socios en 1980 a tan solo 353, con 90 hectáreas . La Palma representaba el 10% de la producción platanera canaria en 1940, el 26% en 1980. Supera en estos momentos el 35% del total. La agricultura palmera está profundamente enraizada en la sociedad: es una cultura de ilusión, con importantes inversiones personales y familiares. Muchos palmeros, al volver de la emigración, han comprado una o dos fanegadas por familia, creando un tejido de pequeños agricultores que se autoemplean. Aún hoy quedan muchos celemineros, familias que producen menos de 20.000 kilogramos de plátanos al año. La Palma cuenta con el 50% de los agricultores de plátanos de Canarias, pese a ser e1 36% de la producción.

Este año se está profundizando en la crisis del mercado de los plátanos. Entre los meses de abril y agosto, los precios que han obtenidos los agricultores han sido de media unos 0,25 euros por kg. Esta situación no cubre los costes de producción. Solo los abonos químicos y productos fitosanitarios, sin incluir estiércol yagua, representan unos 300 euros anuales por celemín, si tomamos la producción media en unos 2.000 kgs. Solo esos gastos suponen unos 0,15 euros/kg. Las fincas que han cortado la fruta entre abril y agosto están soportando una situación ruinosa. La sufren sobre todo las explotaciones al aire libre de la costa norte, y cotas medias al sur: precisamente las que más justifican las ayudas europeas desde el punto de vista social, ambiental y paisajístico.

 

Las ayudas por pérdida de renta (141 millones) no pueden ser idénticas para todos, sino que deben distribuirse de manera proporcional, ajustando la cantidad en función de los ingresos obtenidos por los agricultores. Al agravio sufrido por las explotaciones de verano, se añade el coste que Asprocan ha cargado a los agricultores por envíos al Banco de Alimentos. Asprocan, asociación que pagan todos los agricultores, debe ser más justa y solidaria con los agricultores que lo pasan peor.

 

Hoy en La Palma hay agricultores que no se pueden permitir abonar las fincas, dada su situación económica; también se está reduciendo significatívamente la venta de fitosanitarios. Esto va a suponer una caída de la calidad de la producción y mayor incidencia de plagas. Esta situación no solo ataca el bolsillo; también la ilusión. Seamos solidarios, que, entre todos, esto puede resolverse. Luchemos por cambiar de pautas insolidarias.

 

* DOCTOR EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA

 

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