La Laguna y el campo
Wladimiro Rodríguez Brito *
[…Hay que facilitar que nuestros jóvenes
puedan luchar justamente en esta dura pelea por la supervivencia del campo…
Tenemos que hilvanar estructuras de comercialización que acerquen los pequeños
agricultores al consumo local… Apostemos por nuestros agricultores para que
tengan sostenibilidad económica y nuestro campo vuelva a recuperar la fisionomía
y la vida que tenía hace unos años.]
Hablar de La Laguna es hacerlo del municipio que ha tenido la mayor
superficie cultivada de todo el Archipiélago. Es un territorio que reúne las
mejores condiciones y en el que su población ha mantenido un emporio agrario de
primer orden. Aquí hemos tenido desde los cultivos más exigentes en trabajo y
esmero, como flores, plantas ornamentales, horticultura para la demanda interior
o para la exportación, o los cultivos más tradicionales, desde cereales a
platanera, viña, papas; etcétera.
Igual que en tantos otros puntos de Canarias, hay en La Laguna un número
importante de invernaderos y de parcelas sorribadas hace unos años y hoy
ocupadas por la maleza, por no hablar de las tierras de "pansembrar"
de secano, antaño dedicadas a cereal y pastos. ¿Por qué el campo lagunero está
en crisis? ¿Hay razones qué expliquen que un recurso tan valioso como este no
esté aprovechado, más ahora que batimos máximos en pobreza, paro y
dependencia del exterior?
A pesar de ser La Laguna el mayor municipio cerealista y forrajero de
Canarias en este momento, las más de
Hemos perdido un patrimonio humano importante, que tenemos que recuperar
con una cultura de iniciativa y empuje, tal y como La Laguna de antaño siempre
fue. Aún nos queda un importante legado humano y material aprovechable. Hay que
facilitar que nuestros jóvenes puedan luchar justamente en esta dura pelea por
la supervivencia del campo. Apostemos por las más de
Tenemos que hilvanar estructuras de comercialización que acerquen los
pequeños agricultores al consumo local. Hemos de cuidar al máximo la calidad
de lo que producimos y comercializamos. Hoy no hay razones económicas para una
crisis del mundo rural: tenemos oportunidades reales dadas las demandas interior
y exterior de papayas, plátanos, plantas ornamentales, aguacates, leche, carne,
etcétera. Apostemos por nuestros agricultores para que tengan sostenibilidad
económica y nuestro campo vuelva a recuperar la fisionomía y la vida que tenía
hace unos años. Nuestro campo y nuestra gente se merecen otra política
agraria, para ser menos dependientes y menos pobres en lo cultural y lo económico.
*
DOCTOR
EN GEOGRAFÍA POR LA UNIVERSIDAD DE LA LAGUNA
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