Rukaden
Ait Anaga
¡Coño!,
¡Jablen bien que no cuesta nada carajo! [Menos mal que hice propósito de ser
diplomático]
Se supone que una persona inteligente, cuando adopta un comportamiento,
el que sea, lo hace siendo consciente de los posibles riesgos y consecuencias
que ello pueda acarrearle, sea o no consciente de ello; Se supone también, que
detrás de ese comportamiento, existe una base justificativa, coherentemente
razonada y razonable que respalde actitudes y hechos. En caso de que sea solo la
“mala idea” visceralmente
empleada, se corre el riesgo no ya de meter la pata, sino que quedar públicamente
en el más escandaloso de los ridículos y tener que afrontar el escarnio de
verse convertido en el hazme reír
de tirios y troyanos, o que, como vulgarmente se dice, “te meen hasta los
perros...”
Entre uno que quedó sonado, el otro que parece habérsele escapado de los
brazos a la madre cuando chico, y algunos otros más que como mínimo, se
aferran a cualquier dato o argumentillo encontrado en el “rastro de
Internet” para estar continuamente jodiendo al resto de conmatriotas, con
cosas que a veces, hasta un mago asilvestrado de las montañas de Anaga como yo,
le dan vergüenza ajena; Es como si en una
joyería te quisieran vender a precio de oro lo que no son sino baratijas de
bazar chino, queriendo aparentar ilustración y dominio de la retórica- ficción
orweliana, envalentonados por cuatro culichichis [No son más] que les bailan en
la palma de la mano y asienten como fanatizados adeptos del gurú de turno que
pontifica desde su columna, al modo de aquellos primeros monjes mendicantes del
cristianismo que
se subían a una columna, a predicar y escupir su odio visceral sobre quien
tuviera la desgracia de pasar por allí o cruzarse en su vida.
Cuando alguien va de frente, sin malicia, no cabe duda que puede equivocarse y
cometer errores, pues de humanos es equivocarse; Pero cuando se viene de
malas, de forma rastrera y además dándoselas de listos, queriendo ser los más
chulesca o fanfarronamente chachis, se suelen cometer errores de bulto y cálculo
que pueden resultar bastante perjudiciales para el Ego propio, y quedar patente
a la vista de todo
el mundo que toda “la fama” que tienen no es más que “autobombo y
soberbia” y una capacidad innata para manipular, insultar, amenazar,
chantajear, ver y entender solo lo que les interesa. Así pues, uno espera que
cuando alguien intercambia argumentos y o razonamientos, debería tener en
cuenta todo esto, porque lo mismo que uno puede ser razonablemente “diplomático”,
lo mismo puede emplear las
palabras con su verdadero significado, usando calificativos en lugar de insultos
[Aunque vengan a significar lo mismo] que emplearlas como si fueran disparos
“a quemarropa”, sin abandonar las buenas formas, educación, etc. Que, si lo
cortés no quita lo valiente, la corrección y asertividad no quitan la razón,
sobre todo, cuando se tiene. Y la razón no requiere de fuerza para brillar con
luz propia.
Esto debería tenerlo en cuenta la miserable rata que, salida de las
alcantarillas del estado espanol y dirigido por una alimaña vengativa que acaba
siendo expulsada de todos los sitios donde recala, ha tratado de difamarme
usando un Post donde sencillamente digo que una parte del Movimiento
independentista apuesta por participar en elecciones y que otra parte apuesta
por la abstención, que no llegan a acuerdos y la situación está bloqueada y
no se avanza, por lo que me parece bien que la gente se reúna y debata y
acuerde cosas al margen de esos grupos enfrentados y que no solucionan nada.
Esto lo presenta el sonado este como “colaborar con espana y me tilda de
traidor”; Él y cuatro rebenques más, uno de los cuales, en el Puerto de la
Cruz, nos endilgó a mí y al amigo Eduardo Pedro García Rodríguez, un
discurso
sobre que el Movimiento Independentista tenía que elegir y formar candidatos
competentes y serios que presentar a las elecciones. Y ahora me llama traidor
por decir supuestamente algo que no dije y que cualquiera puede comprobar en mi
artículo de opinión ¿Influir o Confluir?
[1]
a propósito de la Buciada del 31
de Agosto en Güimar, que creo publiqué un día antes en los diferentes grupos
donde suelo hacerlo.
Si esos “son los errores que cometo”, totalmente inexistentes y esa es la
calidad humana y moral de los enemigos que tengo, que me echen diez camiones más
o los que quieran, puesto que quiere decir acierto en mis valoraciones y
opiniones. Se ve que los cuatro acólitos de la mini secta de este gurú sonado
por los estampidos recibidos, no leyeron nada salvo las acusaciones difamatorias
de este fanfarrón mal
intencionado y cobarde, como buenos y fieles seguidores sectarios.
También que al “gurú no se le puede pedir más, y que viene a dárselas de
listo, quizá creído de su supuesta capacidad intelectual que no posee, que una
cosa es tener maña para la maldad, el insulto, la difamación etc., y otra muy
distinta proponer alternativas, propuestas coherentes, respetar opiniones ajenas
y cumplir los acuerdos y la palabra dada; Me daría pena de este miserable y
pobre diablo ignorante
si no fuera por el daño que hace. No me siento para nada ofendido salvo en una
cosa, en que consideren al resto de conmatriotas tan ignorantes que acepten sin
más sus descabelladas y falsas acusaciones sin leer mi Post, y en que crea que
con niñerías y triquiñuelas de patio de guardería va a conseguir que me
sienta herido o deje de publicar mis artículos de opinión en todos los Grupos
donde habitualmente me lo permiten; Me maravilla la simpleza de quien se cree un
artista, un intelectual, un referente ideológico o cualquiera sabe si hasta el
salvador de la Matria.
Debería hacer caso de lo que le dijeron un día: Apúntese a la escuela de
adultos y sobresalga por su formación y conocimientos, no por ser un despojo
humano, simplón y mal intencionado. Chiquita falta de ignorancia que diría
acertadamente Pepito Monagas...
[1]
¿Influir o confluir’ (I)?
¿Influir
o confluir? (II)
19 Septiembre 2015
Desde
la Vieja Fortaleza Menceyato de
Anaga
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