«» Jaime Bethencourt Rodríguez
[…Ante
la prevista buena cosecha de votos, todo vale, y así hasta la emergente, Si Se
puede, con plaza en la isla de Tenerife y que mantiene su incomprensible
indefinición ideológica sobre la cuestión nacional canaria, no se lo ha
pensado dos veces y ha cruzado el Atlántico para ir a Madrid, visitar el
Oráculo y tras hacerle la venia a la cúpula dirigente de Podemos, rendirle y
jurarle pleitesía para…]
El sensible respaldo en votos que las encuestas vaticinan al fenómeno
político de Podemos, ha frenado en gran medida la exteriorización de los ácidos
análisis críticos que hoy se están produciendo entre los militantes y
dirigentes de la izquierda histórica, nos referimos a esos sectores,
inicialmente curtidos por la represión del régimen franquista y la lucha por
la recuperación de las libertades y a la que posiblemente las huestes de Pablo
Iglesias también considera como parte de “la casta” a la
que hay que combatir.
Si
a los hechos nos remitimos, la organización liderada por Pablo Iglesias, frente
a su teórico y objetivo de acabar con el bipartidismo, lo que sí ha
logrado en este cortísimo espacio de tiempo es fagocitar y debilitar,
precisamente, a una gran parte de los colectivos organizaciones y movimientos
enemigos de “la casta”, entendidos como aquellas organizaciones que por su
ideario político transformador o de izquierdas, han venido haciendo, reconózcase
o no, de muro de contención frente a los embates con los que el
envalentonado sistema capitalista y sus brazos políticos del PP y el PSOE
continúan castigando a las clases populares del Estado Español, y
especialmente a las canarias.
Sin necesidad de hacer un detallado recorrido por las nacionalidades del Estado
y enumerar los colectivos disueltos o con conflictos internos inducidos directa
o indirectamente por Podemos, nos referiremos sólo a Izquierda Unida y el acoso
al que le han venido sometiendo los seguidores de don Pablo Iglesias. La prueba
cualitativa y cuantitativa nos la da Andalucía donde en las recientes
elecciones, el partido de Cayo Lara pierde el mismo número de diputados que
gana Podemos. Nada digamos de la acometida que sufre el nacionalismo
gallego del BNG o la preocupación ya admitida por los líderes de la
izquierda revolucionaria
Euskadi,
incluida Bildu, ante un previsible “empoderamiento” de los profesores
universitarios en el interior de las filas abertzales. Cuando transcribimos el
presente análisis, IUC se enfrenta también a sus primeros síntomas de
desplome en Canarias, inducidos también desde Podemos.
No le falta razón a sus adversarios cuando, aparte de su marcada petulancia,
acusan al nuevo movimiento del Sr. Iglesias de falta de precisión en su elástico
ideario político, pero mayor preocupación debe producir el hecho de no saber
qué directriz ideológica, estratégica o política van a llevar a las
instituciones los potenciales cargos electos bajo la influencia de Podemos. Y
esto lo afirmamos por el variadísimo e inmaduro perfil de sus innumerables y
desconocidos candidatos y candidaturas que se han subido al tren de Podemos.
La situación puede convertirse en esperpéntica si consideramos la inexistencia
de cualquier hilo conductor orgánico que pueda coordinar u ordenar las
voluntades de los miles de concejales o diputados con los que las encuestas
premian a las diferentes franquicias de Podemos.
Ante la prevista buena cosecha de votos, todo vale, y así hasta la emergente,
Si Se puede, con plaza en la isla de Tenerife y que mantiene su incomprensible
indefinición ideológica sobre la cuestión nacional canaria, no se lo ha
pensado dos veces y ha cruzado el Atlántico para ir a Madrid, visitar el
Oráculo y tras hacerle la venia a la cúpula dirigente de Podemos, rendirle y
jurarle pleitesía para, después, rogarle autorización para incluirse en
las listas electorales de los anti casta. Como vemos la política de relaciones
entre Podemos y la clase política canaria no dista mucho de lo que históricamente
ha sido los vínculos coloniales y de subordinación política del País canario
a Madrid, pero, miren por dónde, ahora agravadas a ser Podemos-Madrid y sus
tres profesores universitarios quién tiene la última palabra para imponer la
política de alianzas que establezca con cualquier otro colectivo que con ellos
pretendan concurrir a las elecciones.
Puestas así las cosas, ni los dirigentes españoles de Podemos ni sus
delegados en Canarias, nos han dicho aún cuál es su programa político para el
País canario ni cuál va a ser su actuación en las instituciones para combatir
el desempleo, la pobreza, los peores salarios y la precariedad en el mundo del
trabajo de las islas. Nada han dicho tampoco de cuál va ser su modelo cultural
y de promoción de nuestra identidad, ni tampoco, a juzgar por el alto número
de docentes en sus listas, cómo van a combatir el inadmisible fracaso escolar y
universitario en las Islas. O tampoco qué es lo que piensan del derecho a
decidir de los canarios y si admitirían la posibilidad de un Estado
independiente para el Archipiélago tras observar que la descafeinada democracia
que nos ofrece España, continúa anclando el futuro económico y social de
nuestra tierra para hacerla depender más de los intereses foráneos.
Para concluir, otra preocupación nos embarga y está relacionada con el
irresponsable segundo paso de intervención social que proyectan los líderes de
Podemos y que tendría como objetivo la configuración de una organización
sindical que visto lo ya ocurrido, trataría de absorber y desmantelar también
a las organizaciones de trabajadores existentes para constituir un sindicato único.
Y esa posibilidad, visto lo que ha ocurrido con la fagocitación que ya han
practicado con los movimientos sociales organizados, nos acercaría a la
“democracia orgánica” del pasado régimen que sólo necesitaba para sus
objetivos la existencia de un partido y sindicato único. ¿Quién lo diría?