¿Innato
o adquirido?
Rocío Celis
["…, la epigenética
demuestra que las personas, dependiendo de nuestro estado de ánimo, del entorno
en que nos criamos, de la educación que recibamos de quienes nos rodean, etc.,
somos capaces de activar o desactivar parte de nuestro material genético"…]
Me
he estado divirtiendo viendo imágenes de padres y madres con sus hijos o hijas
fotografiados a la misma edad siendo niños, y en algunos casos la semejanza es
tan asombrosa que parecieran gemelos a pesar de que disten veinte o treinta años
de diferencia. Aquí es cuando se piensa que las leyes de la genética no
fallan. Sin embargo, me pregunto hasta dónde llegan esas "normas" que
vienen descritas en nuestro ADN. Hay hijos e hijas que no comparten nada con sus
progenitores, o con alguno de ellos, más allá de un parecido físico
incuestionable o razonable. ¿Cómo explica esto la genética? ¿Qué es
herencia y qué es aprendido?
Tengo
la impresión de que, en ocasiones, vivimos pendientes de la genética tratando
de explicarlo todo o casi todo. Para justificar habilidades o carencia de ellas,
para hábitos y hasta para tics compulsivos alguien aparece y da alguna
explicación más o menos acertada basada en los genes. A veces, incluso, solo
le falta añadir: "Y poco más se puede hacer", en una especie de
pronunciamiento inevitable y fatal, en caso de que la herencia genética no sea
muy favorable.
En
una entrevista que realicé a Mario Alonso Puig acerca de si el liderazgo es una
cualidad con la que se nace o algo que se aprende, el cirujano explicó que hoy
día "la epigenética demuestra que las personas, dependiendo de nuestro
estado de ánimo, del entorno en que nos criamos, de la educación que recibamos
de quienes nos rodean, etc., somos capaces de activar o desactivar parte de
nuestro material genético". El descubrimiento de la epigenética, decía
Alonso Puig, ha dado un vuelco a toda nuestra comprensión de hasta qué punto
ciertas capacidades nacen o ciertas capacidades se hacen. "De tal manera
que al final es un mix entre los dos", concluye. A él le gusta resolver el
dilema diciendo: "El liderazgo se entrena".
Lo
que me entusiasma de esta "era de la epigenética" que ya han titulado
algunos es que la ciencia está demostrando que hay algo que sí podemos hacer.
Courtney
Griffins es una investigadora en genética. Imbuida de su trabajo en el
laboratorio, cuando se le pidió que tomara partido entre innato o adquirido, es
decir, entre lo que nos viene dado por la naturaleza y lo que aprehendemos con
la crianza y el transcurrir de los años, ella apostó por el lado genético del
debate. Y esto fue así hasta que quedó embarazada de gemelos idénticos y la
experiencia puso a prueba sus convicciones. Cosa que, por otra parte, creo que
es la mar de común. Tienes una idea, crees en esa idea y luego llega la vida
arrolladora e impredecible, y por la vía rápida de los hechos te desafía el
pensamiento y te obliga a recolocarte de nuevo, a repensarte de nuevo. Y, quizás,
te conduce a un posicionamiento completamente distinto.
Ahora
Griffins está convencida de una tercera e importante influencia en nuestras
vidas: la epigenética. Interesándome por este tema del que lo desconozco todo,
la he visto en una charla TED aportando detalles de su investigación. Griffins
aclara qué significa y cómo afecta a nuestras vidas la epigenética. Si te
interesa la explicación completa que yo soy incapaz de reproducir aquí,
encontrarás el vídeo en Youtube. Su conclusión es que las marcas epigenéticas
pueden verse influenciadas por el ambiente y así activar o no un determinado
gen. Para la investigadora, "este concepto de poder modificar nuestros
genes es muy profundo y fortalecedor".
Ya
lo creo. Se me ocurre pensar que dejar abierta la posibilidad de
"despertar", activar y entrenar capacidades con las que nacimos es
tanto como dejar abierta la posibilidad de "volver a nacer".
Fuente:
www.cuentasconmipalabra.com
@rociocelisr