La
depuración de aguas fecales en Canarias:
Un
asunto que huele mal
Recientemente
ha salido en los papeles una supuesta disputa entre los municipios de La Laguna
y Santa Cruz a cuenta de la depuración de aguas fecales; El problema es
extensible a toda Canarias, por lo que no voy a entrar en detalles concretos de
este fingido “rifirrafe”, pues como es natural en esta tierra, se resolverá
con la consiguiente partida presupuestaria a costa de todos nosotros, para no
resolver el problema, sino esperar a la consiguiente “futuras movida” que se
encarguen de obtener nuevas partidas presupuestarias que, lógicamente no van a
solucionar nada del verdadero problema, como me propongo demostrar con sencillos
ejemplos.
Los
Ayuntamientos canarios, en general se han despreocupado absolutamente por una
planificación urbanística respetuosa con el Medio Natural, y no han dudado en
cargarse la mayor parte de la Red de Barrancos y torrenteras circundantes a los
núcleos de población, en un afán urbanizador que ha hipotecado no solo la
vulnerabilidad de esos territorios de cara a Fenómenos Meteorológicos
Adversos, sino que además ha hecho inviables las Depuradoras de Aguas Fecales
que se han construido con los años.
Imaginemos
que en nuestra casa generamos mensualmente
Los
barrancos y torrenteras, no existen porque sí, por un capricho de la
Naturaleza, sino que se han originado por la acción erosiva de las aguas de
escorrentías procedentes de la lluvia a lo largo de milenios y millones de años.
Es decir, son desagües naturales, por lo que taponarlos o reducir sus cauces,
es un peligro seguro que aumenta la vulnerabilidad del terreno, sobre todo
cuando las construcciones de viviendas e Infraestructuras de todo tipo no
cuentan con la adecuada canalización de las
aguas que reúnen; Debemos tener en cuenta que, desaparecida la capa vegetal y
sustituida la tierra absorbente por cemento y asfalto, el agua no se distribuye
de forma natural como antes, sino que fluye libremente por carreteras, calles y
avenidas. Como además no se cuentan con los desahogaderos naturales que eran
los barrancos y torrenteras, el volumen de agua se va incrementando a medida que
desciende por nuestra empinada orografía, siendo mayor el volumen a medida que
alcanza cotas cada vez más bajas, causando destrozos de todo tipo y poniendo en
peligro la seguridad humana, ya que tampoco se ha previsto que este caudal se
distribuya y vaya siendo absorbido por un sistema de alcantarillado eficaz,
encontrándonos en la mayoría de las calles con desagües iguales a los de
cualquier fregadero casero, por muy ancha que pueda parecernos su boca.
En
definitiva, la ineficacia de los “ilustrados políticos que tenemos”, al
sobrecargar las Depuradoras de Aguas Fecales con un volumen hídrico superior al
que pueden tolerar, la mayoría del cual es de aguas limpias, aptas para riego o
para consumo humano con el debido tratamiento, si se canalizaran y recogieran
adecuadamente con la Planificación correspondiente que se le supone al personal
técnico municipal. Por si fuera poco, este enorme caudal de agua limpia se
pierde en el mar, llevándose por delante todo lo que coja, con lo que se tiene
que recurrir al agua potable para riegos y otras finalidades, desperdiciando el
líquido recurso y acelerando su agotamiento. Y por último, se ha desperdiciado
un enorme “caudal” de recursos públicos en construir Infraestructuras de
potabilización ineficaces que no cumplen los objetivos para los que fueron diseñadas
y construidas.
Tanta
competencia no puede por menos que
“apestar...”
3 septiembre 2015
Desde
la Vieja Fortaleza
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