La depuración de aguas fecales en Canarias:

Un asunto que huele mal

 

Rukaden Ait Anaga

 

 

Recientemente ha salido en los papeles una supuesta disputa entre los municipios de La Laguna y Santa Cruz a cuenta de la depuración de aguas fecales; El problema es extensible a toda Canarias, por lo que no voy a entrar en detalles concretos de este fingido “rifirrafe”, pues como es natural en esta tierra, se resolverá con la consiguiente partida presupuestaria a costa de todos nosotros, para no resolver el problema, sino esperar a la consiguiente “futuras movida” que se encarguen de obtener nuevas partidas presupuestarias que, lógicamente no van a solucionar nada del verdadero problema, como me propongo demostrar con sencillos ejemplos.

 

Los Ayuntamientos canarios, en general se han despreocupado absolutamente por una planificación urbanística respetuosa con el Medio Natural, y no han dudado en cargarse la mayor parte de la Red de Barrancos y torrenteras circundantes a los núcleos de población, en un afán urbanizador que ha hipotecado no solo la vulnerabilidad de esos territorios de cara a Fenómenos Meteorológicos Adversos, sino que además ha hecho inviables las Depuradoras de Aguas Fecales que se han construido con los años.

 

Imaginemos que en nuestra casa generamos mensualmente 1.000 litros de agua fecales [Por poner una cifra], y que cada vez que llueve, entre la azotea y el patio, superficies no absorbentes, se juntan otros 2.000 litros , que van directamente a los desagües de las alcantarillas con las aguas negras; Esto supone que de nuestra casa se vierten 3.000 litros de agua mensuales a las alcantarillas que llegan hasta la Depuradora, sobrecargándola. Las consecuencias de sobrecargar estas Instalaciones con una carga de trabajo inútil es que acaban siendo inoperantes, pues terminan no cumpliendo los objetivos para los que fueron construidas; Veamos, si solo tuvieran que potabilizar las aguas fecales, podríamos obtener un agua aceptable para regar los jardines públicos sin apestar los núcleos urbanos, y podrían verterse al mar con una “calidad más o menos aceptable”, pero al tener que manejar un volumen extraordinariamente superior, para el que no están diseñadas, estas Instalaciones no solo se ven desbordadas por la ingente cantidad de aguas, sino que además la “calidad promedio” es bastante mala, y todo el mundo se da cuenta de ello cada vez que se riegan los jardines públicos, merced al desagradable “pestazo” que se percibe en el ambiente.

 

Los barrancos y torrenteras, no existen porque sí, por un capricho de la Naturaleza, sino que se han originado por la acción erosiva de las aguas de escorrentías procedentes de la lluvia a lo largo de milenios y millones de años. Es decir, son desagües naturales, por lo que taponarlos o reducir sus cauces, es un peligro seguro que aumenta la vulnerabilidad del terreno, sobre todo cuando las construcciones de viviendas e Infraestructuras de todo tipo no cuentan con la adecuada canalización de  las aguas que reúnen; Debemos tener en cuenta que, desaparecida la capa vegetal y sustituida la tierra absorbente por cemento y asfalto, el agua no se distribuye de forma natural como antes, sino que fluye libremente por carreteras, calles y avenidas. Como además no se cuentan con los desahogaderos naturales que eran los barrancos y torrenteras, el volumen de agua se va incrementando a medida que desciende por nuestra empinada orografía, siendo mayor el volumen a medida que alcanza cotas cada vez más bajas, causando destrozos de todo tipo y poniendo en peligro la seguridad humana, ya que tampoco se ha previsto que este caudal se distribuya y vaya siendo absorbido por un sistema de alcantarillado eficaz, encontrándonos en la mayoría de las calles con desagües iguales a los de cualquier fregadero casero, por muy ancha que pueda parecernos su boca.

 

En definitiva, la ineficacia de los “ilustrados políticos que tenemos”, al sobrecargar las Depuradoras de Aguas Fecales con un volumen hídrico superior al que pueden tolerar, la mayoría del cual es de aguas limpias, aptas para riego o para consumo humano con el debido tratamiento, si se canalizaran y recogieran adecuadamente con la Planificación correspondiente que se le supone al personal técnico municipal. Por si fuera poco, este enorme caudal de agua limpia se pierde en el mar, llevándose por delante todo lo que coja, con lo que se tiene que recurrir al agua potable para riegos y otras finalidades, desperdiciando el líquido recurso y acelerando su agotamiento. Y por último, se ha desperdiciado un enorme “caudal” de recursos públicos en construir Infraestructuras de potabilización ineficaces que no cumplen los objetivos para los que fueron diseñadas y construidas.

 

Tanta competencia no puede por menos que “apestar...”

 

3 septiembre 2015

 

Desde la Vieja Fortaleza Menceyato de Anaga

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