Violencia en el campo (y II)

Institucionalizan la Pobreza...

 

«» El Padre Báez. *

... Nos dejan al margen, y se nos empuja hacia la exclusión social; nos excluyen, sin posibilidad de integración alguna laboral. Las personas aquí están en sus carencias múltiples, por culpa de las tabaibas. Los precariados son una consecuencia de la crisis que padecemos, en gran medida por culpa de las tabaibas, que han ocupado todos los terrenos de pastoreo y de cultivo.

¿Dónde ha quedado la dignidad de nuestra gente, en otros tiempos en el campo? Es más que difícil, poder levantarnos. Se incrementa el número de los excluidos, y también el de los inexistentes (gentes, como si no existieran), y sin embargo, están ahí. Están, los sobrantes o tenemos y hay excedente humano (¡esto es más que grave!). Personas que sobran, y han de morir, para que las tabaibas se expansionen a sus anchas, sin límite y freno alguno por parte del cabildo que las protege con el miedo ambiente y el seprona. Las tabaibas, son productivas y rentables y muy beneficiosas para ellos.

Las tabaibas son necesarias para ellos (ya saben a quienes me refiero, por las multas y sanciones). Repito: en la sociedad tabaibera, los humanos sobramos; hay excedente humano. Las tabaibas, producen excedentes humanos. Sobran las personas (sobramos). Estamos o nos echan a la periferia de la existencia (afueras de las grandes poblaciones), generada por las tabaibas y quienes las protegen y defienden.

Crece a ritmo acelerado la desigualdad (los que son ricos, cada vez más ricos; y los pobres, cada vez más pobres), y no hay equilibrio. Cada vez, hay más y mayor desigualdad, y todo esto, nos lleva a la tragedia de la crisis alimentaria, pues se anula la materia prima (nada producimos). Se compra todo lejos; lo que comemos da la vuelta al mundo; al que produce algo (alguna minucia), lo obligan a vender más caro, y así lo hacen dependiente, dependientes. Esto, está perfectamente planificado, para acabar con el pequeño productor, al que arruinan. Si algo existe o hay injusto, es el comercio (y quienes mantienen este estado de cosas [buscando egoístamente solo sus beneficios]). Vivimos en una comercialización planificada, con prácticas que son insostenibles e inhumanas. Y, todo esto está contaminado.

Y la causa de las tabaibas, es la militarización creciente, que mata a los civiles (miedo ambiente, el seprona, bomberos, el cabildo, etc.). Sí, se mata; nos matan las tabaibas, nos aumentan el dolor. Y la gente se refugia, se desplaza, huye. Esto, es insostenible. Vivimos momentos muy críticos (nos entretienen con el fútbol a todas horas, todos los días), y ¿qué futuro nos aguarda? Como digo en el título, se ha institucionalizado la pobreza, que crece y va a más, y nos lleva a la emigración. Emigramos, para comer. Las tabaibas nos postergan y desasisten. Las tabaibas han desplazado, también a Dios (de lo religioso, se ha pasado a lo solo social [o material])...

 

“... a perseguir... nos persiguieron... y persigan...” (del libro del Éxodo 14, 5-18). “... y desde lo alto amenazan... acumulan riquezas...” (del salmo 72). “... nos causan penas... y tristezas...” (de la segunda carta de san pablo a los Corintios 1,15-2-11). “... no os dejéis engañar...” (de la carta de san Ignacio de Antioquía,  obispo, a los Manganesios). “... nos afligen... ¿hasta cuándo?... (del salmo 89). “... oh Dios, que encomendaste al hombre la guarda y el cultivo de la tierra...” (de la oración de laudes del lunes IV). “... me domina la opresión...” (del salmo 118). “... ¿hasta cuándo vamos a caminar a oscuras?...” (del salmo 81). “... en mi aflicción... labios mentirosos...” (del salmo 119). “... dueño de viñas y sembrados... que reparte tareas y... el justo salario...” (de la oración de la hora intermedia (Sexta) del lunes IV). “... ¡ánimo...! gritad para ver si os libráis del poder del enemigo...” (del profeta Baruc 4, 21-22). “... el campo dé semillas y cosechas...” (del himno de Vísperas del lunes IV).

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52. La deuda externa de los países pobres se ha convertido en un instrumento de control, pero no ocurre lo mismo con la deuda ecológica. De diversas maneras, los pueblos en vías de desarrollo, donde se encuentran las más importantes reservas de la biosfera, siguen alimentando el desarrollo de los países más ricos a costa de su presente y de su futuro. La tierra de los pobres del Sur es rica y poco contaminada, pero el acceso a la propiedad de los bienes y recursos para satisfacer sus necesidades vitales les está vedado por un sistema de relaciones comerciales y de propiedad estructuralmente perverso. Es necesario que los países desarrollados contribuyan a resolver esta deuda limitando de manera importante el consumo de energía no renovable y aportando recursos a los países más necesitados para apoyar políticas y programas de desarrollo sostenible. Las regiones y los países más pobres tienen menos posibilidades de adoptar nuevos modelos en orden a reducir el impacto ambiental, porque no tienen la capacitación para desarrollar los procesos necesarios y no pueden cubrir los costos. Por eso, hay que mantener con claridad la conciencia de que en el cambio climático hay responsabilidades diversificadas y, como dijeron los Obispos de Estados Unidos, corresponde enfocarse «especialmente en las necesidades de los pobres, débiles y vulnerables, en un debate a menudo dominado por intereses más poderosos»[31]. Necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana. No hay fronteras ni barreras políticas o sociales que nos permitan aislarnos, y por eso mismo tampoco hay espacio para la globalización de la indiferencia.

VI. La debilidad de las reacciones

53. Estas situaciones provocan el gemido de la hermana tierra, que se une al gemido de los abandonados del mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo. Nunca hemos maltratado y lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos. Pero estamos llamados a ser los instrumentos del Padre Dios para que nuestro planeta sea lo que él soñó al crearlo y responda a su proyecto de paz, belleza y plenitud. El problema es que no disponemos todavía de la cultura necesaria para enfrentar esta crisis y hace falta construir liderazgos que marquen caminos, buscando atender las necesidades de las generaciones actuales incluyendo a todos, sin perjudicar a las generaciones futuras. Se vuelve indispensable crear un sistema normativo que incluya límites infranqueables y asegure la protección de los ecosistemas, antes que las nuevas formas de poder derivadas del paradigma tecnoeconómico terminen arrasando no sólo con la política sino también con la libertad y la justicia. (de la encíclica de Francisco: Laudato si).

 

* Fernando Báez Santana, Pbtero.

Artículos del Padre Báez  publicados en El Canario.net y en El Guanche.info