Institucionalizan la
Pobreza...
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El Padre Báez. *
...
Nos dejan al margen, y se nos empuja hacia la exclusión social; nos excluyen,
sin posibilidad de integración alguna laboral. Las personas aquí están en sus
carencias múltiples, por culpa de las tabaibas. Los precariados son una
consecuencia de la crisis que padecemos, en gran medida por culpa de las
tabaibas, que han ocupado todos los terrenos de pastoreo y de cultivo.
¿Dónde ha quedado la dignidad de nuestra gente, en otros
tiempos en el campo? Es más que difícil, poder levantarnos. Se incrementa el número
de los excluidos, y también el de los inexistentes (gentes, como si no
existieran), y sin embargo, están ahí. Están, los sobrantes o tenemos y hay
excedente humano (¡esto es más que grave!). Personas que sobran, y han de
morir, para que las tabaibas se expansionen a sus anchas, sin límite y freno
alguno por parte del cabildo que las protege con el miedo ambiente y el seprona.
Las tabaibas, son productivas y rentables y muy beneficiosas para ellos.
Las
tabaibas son necesarias para ellos (ya saben a quienes me refiero, por las
multas y sanciones). Repito: en la sociedad tabaibera, los humanos sobramos; hay
excedente humano. Las tabaibas, producen excedentes humanos. Sobran las personas
(sobramos). Estamos o nos echan a la periferia de la existencia (afueras de las
grandes poblaciones), generada por las tabaibas y quienes las protegen y
defienden.
Crece
a ritmo acelerado la desigualdad (los que son ricos, cada vez más ricos; y los
pobres, cada vez más pobres), y no hay equilibrio. Cada vez, hay más y mayor
desigualdad, y todo esto, nos lleva a la tragedia de la crisis alimentaria, pues
se anula la materia prima (nada producimos). Se compra todo lejos; lo que
comemos da la vuelta al mundo; al que produce algo (alguna minucia), lo obligan
a vender más caro, y así lo hacen dependiente, dependientes. Esto, está
perfectamente planificado, para acabar con el pequeño productor, al que
arruinan. Si algo existe o hay injusto, es el comercio (y quienes mantienen este
estado de cosas [buscando egoístamente solo sus beneficios]). Vivimos en una
comercialización planificada, con prácticas que son insostenibles e inhumanas.
Y, todo esto está contaminado.
Y
la causa de las tabaibas, es la militarización creciente, que mata a los
civiles (miedo ambiente, el seprona, bomberos, el cabildo, etc.). Sí, se mata;
nos matan las tabaibas, nos aumentan el dolor. Y la gente se refugia, se
desplaza, huye. Esto, es insostenible. Vivimos momentos muy críticos (nos
entretienen con el fútbol a todas horas, todos los días), y ¿qué futuro nos
aguarda? Como digo en el título, se ha institucionalizado la pobreza, que crece
y va a más, y nos lleva a la emigración. Emigramos, para comer. Las tabaibas
nos postergan y desasisten. Las tabaibas han desplazado, también a Dios (de lo
religioso, se ha pasado a lo solo social [o material])...
“... a perseguir...
nos persiguieron... y persigan...” (del
libro del Éxodo 14, 5-18). “... y desde lo alto amenazan... acumulan riquezas...” (del
salmo 72). “... nos causan
penas... y tristezas...” (de la segunda
carta de san pablo a los Corintios 1,15-2-11). “... no os dejéis
engañar...” (de la carta de san
Ignacio de Antioquía, obispo, a los
Manganesios). “... nos afligen...
¿hasta cuándo?... (del salmo 89). “... oh Dios, que
encomendaste al hombre la guarda y el cultivo de la tierra...” (de
la oración de laudes del lunes IV). “... me domina la
opresión...” (del salmo 118). “... ¿hasta cuándo
vamos a caminar a oscuras?...” (del
salmo 81).
“... en mi aflicción... labios mentirosos...” (del
salmo 119). “... dueño de viñas
y sembrados... que reparte tareas y... el justo salario...” (de
la oración de la hora intermedia (Sexta) del lunes IV).
“... ¡ánimo...! gritad para ver si os libráis del poder
del enemigo...” (del profeta Baruc 4,
21-22). “... el campo dé
semillas y cosechas...” (del himno de Vísperas
del lunes IV).
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52.
La deuda externa de los países pobres se ha convertido en un instrumento de
control, pero no ocurre lo mismo con la deuda ecológica. De diversas maneras, los
pueblos en vías de desarrollo, donde se encuentran las más importantes
reservas de la biosfera, siguen alimentando el desarrollo de los países más
ricos a costa de su presente y de su futuro. La
tierra de los pobres del Sur es rica y poco contaminada, pero el
acceso a la propiedad de los bienes y recursos para satisfacer sus necesidades
vitales les está vedado por un sistema de relaciones comerciales y de propiedad
estructuralmente perverso. Es necesario que los países desarrollados
contribuyan a resolver esta deuda limitando de manera importante el consumo de
energía no renovable y aportando recursos a los países más necesitados para
apoyar políticas y programas de desarrollo sostenible. Las regiones y los
países más pobres tienen menos posibilidades de adoptar nuevos modelos en
orden a reducir el impacto ambiental, porque no tienen la capacitación para
desarrollar los procesos necesarios y no pueden cubrir los costos. Por eso, hay
que mantener con claridad la conciencia de que en el cambio climático hay responsabilidades
diversificadas y, como dijeron los Obispos de Estados Unidos, corresponde
enfocarse «especialmente en las necesidades de los pobres, débiles y
vulnerables, en un debate a menudo dominado por intereses más poderosos»[31].
Necesitamos fortalecer la conciencia de que somos una sola familia humana. No
hay fronteras ni barreras políticas o sociales que nos permitan aislarnos, y
por eso mismo tampoco hay espacio para la globalización de la indiferencia.
VI. La debilidad de las reacciones
53. Estas situaciones provocan el gemido de la hermana tierra, que se une al gemido de los abandonados
del mundo, con un clamor que nos reclama otro rumbo. Nunca hemos maltratado y
lastimado nuestra casa común como en los últimos dos siglos. Pero estamos
llamados a ser los instrumentos del Padre Dios para que nuestro planeta sea lo
que él soñó al crearlo y responda a su proyecto de paz, belleza y plenitud. El
problema es que no disponemos todavía de la cultura necesaria para enfrentar
esta crisis y hace falta construir liderazgos que marquen caminos, buscando
atender las necesidades de las generaciones actuales incluyendo a todos, sin
perjudicar a las generaciones futuras. Se vuelve indispensable crear un sistema
normativo que incluya límites infranqueables y asegure la protección de
los ecosistemas, antes que las nuevas formas de poder derivadas del paradigma
tecnoeconómico terminen arrasando no sólo con la política sino también con
la libertad y la justicia. (de la encíclica de Francisco: Laudato
si).
* Fernando Báez Santana, Pbtero.
Artículos
del Padre Báez publicados en El Canario.net y en El Guanche.info