La cueva de Belmaco (Benahoare)

 

Este yacimiento arqueológico está situado en el barranco de las Cuevas o de Belmaco. Discurre por el término municipal de Mazo, en la isla de La Palma, habiendo estado ubicada dentro de la demarcación del que fuera el territorio del bando de Tigalate, según los datos provenientes de las fuentes etnohístóricas. Aunque la cueva de Belmaco fue conocida desde el siglo XVIII gracias a los grabados rupestres que se encuentran en ella, también parece haber sido empleada como lugar de morada por los habitantes precoloniales de La Palma, tal y como lo demuestran los restos materiales rescatados en las excavaciones arqueológicas practicadas en su día.

 

Se han realizado multitud de investigaciones sobre los orígenes y motivos de estos hallazgos. Las últimas teorías los vinculan con las sociedades atlánticas aunque también hay aportaciones que establecieron las relaciones externas con el cercano continente africano y el ámbito saharíano, mientras otros los englobaba en el mundo líbico-beréber situado entre los años 200 a .C. y 700. Este último autor insiste en reiterar los parentescos atlánticos europeos al relacionar las espirales con los exponentes rupestres bretones e irlandeses, entroncando los motivos de Belmaco y de otras zonas de La Palma con la representación iconográfica del culto al agua. Pero, por norma general, han preferido relacionar estos motivos rupestres espiraliformes, circuliformes y meandriformes con marcadores alineados de una supuesta trashumancia ganadera estacional.

 

Otros autores han decidido ahondar en los componentes arqueoastronómicos que, aparentemente, subyacen en las representaciones rupestres en función de gradientes de orientación e inclinación referencial.


De esta forma, se estaría haciendo patente la presencia de un culto al sol, a la luna o a otros elementos astronómicos coincidentes con la llegada de los solsticios, estrechamente vinculados con el mundo ganadero que caracterizaba a la sociedad palmera prehispánica y con el comienzo/fin del ciclo anual de su calendario. Esta relectura global de las inscripciones rupestres podría indicar que la Cueva de Belmaco no fue sólo un lugar de habitación y residencia, sino que tal vez pudo tener en algún momento una significación cultual más amplia y compleja.

 

Galería de Arte de José Carlos Gracia.

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Fuente: Ilustración y texto publicado en el suplemento La Prensa del periódico El Día,04-01-2015