Separata de Efemérides canarias

 

 

George Glas y su descripción de Canarias

 

 

Guayre Adarguma *  

 

 

1764. Es editado en Londres (Inglaterra) "A description of the Canary Islands, including the modern history of the inhabitants..."- Un libro del célebre y nunca bien ponderado marino y aventurero escocés George Glas quien recorrió e investigó toda la costa del continente y también el Archipiélago Canario, plasmando sus conocimientos en dicho libro fue quien mejor y más temprano recogió el testimonio de la azarosa vida de nuestros pescadores:


"El número de barcos empleado en la pesca de la costa de Berbería es de 30; tienen de 15 a 50 toneladas de capacidad; el más pequeño tiene una tripulación de quince hombres y el mayor de cincuenta. Están construidos en las islas y tripulados por los isleños."


Glas resalta en varias ocasiones las excelencias del Banco Canario – Sahariano, comparándolo, en cuanto a la calidad del pescado, al de Terranova, pero al que supera en todas las demás características: abundancia de especies de interés comercial, temperatura, clima y buen tiempo. El viajero escocés llega a decir: "La combinación de todas esas circunstancias hace que se puedan considerar como las mejores pesquerías del mundo", opinión también sostenida por otros estudiosos del tema como Berthelot que, al compararlas con las de Terranova, comenta: "La cantidad de pescado cogido por un canario en las costas del Sáhara es equivalente al cogido por 26 hombres en Terranova. Y sin embargo, ni los pescadores del país, ni los comerciantes de estas islas, han tratado de obtener ventajas de este inmenso campo de riqueza, quedando satisfechos con limitar su industria exclusivamente a las necesidades del consumo local."


"El método de preparar una barca para la pesca en el Sáhara es el siguiente: Los dueños proporcionan un barco para el viaje y llevan a bordo la cantidad suficiente de sal para curar el pescado, con pan (gofio) bastante para la tripulación durante todo el viaje. Cada hombre lleva su propio aparejo, que consiste en unas cuantas liñas, anzuelos, un alambre de cobre, un cuchillo para abrir el pescado y una o dos fuertes cañas de pesca.

 

Si alguien de la tripulación lleva vino, aguardiente, vinagre, pimientas, cebollas, etc., debe ser por su cuenta, pues los dueños no proporcionan sino gofio."  Con respecto a su vestimenta nos comenta Berthelot: "Los pescadores canarios no tienen por qué precaverse contra la intemperie de aquellos parajes; vestidos a la ligera, con una camisa de algodón y un simple calzoncillo de tela, pueden trabajar sin que nada les incomode.

 

Las playas arenales del Gran Desierto han cesado de ser para ellos inhospitalarias y desde hace tres siglos se aventuran alegremente sobre aquellas costas que les proporcionan la subsistencia."


”Carecen de lo más necesario; su equipo de navegar está reducido a las cosas más indispensables, la mayor parte ni siquiera tienen bitácora; el patrón se provee de una brújula de mala apariencia, que guarda en uno de los baúles de su camarote; por la noche el timonel se guía por las estrellas y solamente cuando el tiempo está cubierto, manda consultar el instrumento abandonado. Las jarcias y cabullería de maniobra de esos barcos está generalmente en estado lastimoso y, a pesar de este abandono, cuando llega el momento, la tripulación está siempre dispuesta para la maniobra y sabe crearse recursos inesperados.

 

Tienen estos hombres de mar un instinto providencial que los guía y los hace adivinar todos los cambios en la navegación; la íntima seguridad que tienen en sí mismos produce en ellos ese abandono que les caracteriza."

 
Una vez en tierra, descargada la pesca y vendido el pescado, el reparto era el siguiente: La cantidad neta, una vez deducido el gasto de la sal y el gofio, se dividía en partes. Una parte se entregaba al propietario del barco, el resto se repartía entre la tripulación según sus méritos: los pescadores veteranos una parte, los jóvenes, los de tierra o los novatos, media parte o un cuarto, de acuerdo a sus habilidades, y el patrón o capitán, una parte, más otra que le dan los dueños por cuidar del barco.”

 

1764. George Glas, escocés, marino y mercader, en su Descripción de Las Islas Canarias, describe a Eguerew (La Laguna) como una ciudad a la que se llega después de una "subida bastante pronunciada" desde Añazu (Santa Cruz), uno de los aspectos que constantemente fueron repetidos por los visitantes y que contribuyeron, de alguna forma, a esa condición de ciudad poco accesible frente a la vecina Añazu (Santa Cruz), que siempre se califica como poseedora del mejor y más tranquilo de los puertos de la Isla. Aunque Glas habla de Eguerew ( La Laguna ) como la capital de Chinech (Tenerife), la presenta como una ciudad conventual, alejada de las actividades comerciales y de negocios. Sí habla de las hermosas casas y de algunos de sus habitantes que califica como "gente acomodada"; también comenta su carácter administrativo y burocrático estableciendo una viva comparación entre Añazu (Santa Cruz) y Eguerew (La Laguna) con las ciudades holandesas de Amsterdam y Delft. Esta percepción de una ciudad detenida, sin dinamismo económico y que pierde población se apunta en otros tantos libros de viajeros que a lo largo del siglo XIX visitan la Isla. El declive demográfico y de la actividad económica, la escasa vida social, el despoblamiento y abandono progresivo son destacados descriptores y confirman que Eguerew (La Laguna) a lo largo del siglo XIX sufrió un proceso continuado de decadencia.

 

1764. Un buen marino y excelente conocedor de Canarias, el inglés George Glas autor de la “Descripción de las islas Canarias 1764” , libro que le costó el ser encarcelado por orden del Comandante General de Canarias de aquel momento, ante la posibilidad de que iniciara una empresa de pesquería en el banco canario - sahariano, nos narra con la visión propia de un marino experimentado, sus impresiones sobre el desembarcadero de Santa Cruz: “...A corta distancia de la punta nordeste de la isla, llamada Punta de Anaga, hay algunas altas rocas perpendiculares;  a cinco o seis leguas , de allí, en el lado sudeste de la isla. Está la bahía o puerto de Santa Cruz, el más frecuentado de todas las Islas Canarias; la mejor ruta para navegar hasta aquí se encuentra entre la mitad de la ciudad y una especie de castillo, aproximadamente a una milla hacía el norte de aquella. En todo este espacio, los barcos anclan a una distancia de un cable de la playa, a seis, siete u ocho brazas de profundidad, o a media milla, con veinticinco o treinta brazas.”..., hace unos años, casi todos los barcos que navegaban por esta ruta fueron lanzados hacía la costa por uno de estos temporales: algunos barcos ingleses se encontraban en aquel momento en la bahía, pero sus tripulaciones cortaron prudentemente las amarras, y así salieron del temporal con seguridad. En aquella ocasión, algunos marineros españoles declararon allí públicamente que habían visto al diablo en lo más alto de la tormenta muy atareado en ayudar a los heréticos”. (Eduardo Pedro García Rodríguez)

 

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