Garafía, abandonada y
empobrecida
René
Acosta *
De lo más
profundo del corazón de Garafía, del barrio del Palmar, nace este cuadro
reflejando la Furia de un caballo pintado con la propia materia prima de la
zona; los tres componentes son cochinilla, azafrán, y el carbón del fogón
donde se cuece un gran potaje hecho con las verduras de la rica huerta de El
Palmar, y con la carne del cochino negro tan apetecido.
En la rica Garafía, que tan olvidada la tienen,
en la época del hambre y la miseria, a tantos hogares y estómagos calmó
en La Palma y en toda Canarias, hoy se encuentra castigada con un 80% de la
reserva de la biosfera y el 20% restante queda para la especulación urbanística,
como en una ocasión lo intentaron en el barrio Llano del Negro y
afortunadamente no se llegó a hacer nada de lo tramado.
Una Garafía triste, donde la juventud desde que nace se va,
aunque sea gateando, pero se van porque saben que no hay futuro, porque no ha
sido bien hecha la gestión política para este municipio tan rico, y así lo
está demostrando este emigrante que marchó muy pequeño a Venezuela con sus
padres, pero no olvidó su tierra y su barrio, volviendo a él como una furia,
limpiándolo de sus malezas por el olvido y la obligación de partir cerrando su
casas. Hoy son abiertas sus puertas y todas sus huertas limpias y llenas de
vida.
Aunque
sobreviviendo con mil sacrificios, y con la burocracia de una política que
lleva gobernando el municipio, cada vez más ruinoso y con menos habitantes,
perdiendo incluso el párroco y quedando a la merced del de Barlovento o el de
Punta Gorda, el que más desocupado esté.
Una Garafía
traicionada por sus propios políticos que no han sabido defender las maravillas
y fuentes de trabajo de este municipio, que se encuentra apuñalado, como en la
foto, y hasta la luz de la esperanza se ha perdido...
Su nombre, el de
Garafía, se recordará solamente en el universo por el de una estrella
bautizada por el Astrofísico que en lo más alto de sus cumbres tiene la
vigilancia al espacio
sideral.
*
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