La Ganadería (II)

 

Soberanía Alimentaria VII

 

Rucaden Ait Anaga

 

En mi anterior publicación sobre este tema, decía que dado que ya no podemos sino confiar en tener nuestro ganado en granjas al uso o en áreas ganaderas semi estabuladas, era precisa la producción de pastos en aquellos lugares donde otras actividades no sean posibles y que ahora son patrimonio de zarzales y otras malezas que, aunque cumplan una función de sujetar el terreno y que este no se pierda por la erosión de los elementos atmosféricos, resultan peligrosos al incrementar el riesgo de Incendios Forestales. Recuerdo cuando se segaba la hierba y se almacenaba en parvas, y más o menos cada cual tenía su reserva de pasto para lo más crudo del invierno.

 

Esta costumbre debe recuperarse, porque entre otras cosas permite la recogida de semillas de estas especies y su posterior siembra, al mismo tiempo que proporciona abundante y excelente pasto, totalmente natural y libre efectos secundarios, tanto para los animales como para quienes consuman los productos de ellos derivados.

 

Lo que definió como áreas ganaderas, serían aquellas parcelas donde no fuera perjudicial la estancia del ganado en pequeñas temporadas, que estarían acotadas y continuamente vigiladas y evaluadas, para prevenir que esta modalidad pusiera en riesgo los ecosistemas locales, del mismo modo que se recuperaría las antiguas vías pecuarias para el tránsito del ganado de unas a otras, recurso que es posible rentabilizar para el turismo.

 

Con un control veterinario, la comercialización de estos productos también estaría regulada y protegida frente a productos foráneos de ínfima calidad, porque lo barato termina por costar caro; Ya sé que con una economía domestica pobre o inexistente, no queda más remedio que echar mano de marcas blancas, pero es intolerable y hasta perseguible legalmente, el vender basura como alimento sano. He trabajado en unos frigoríficos y sé de qué hablo; Como muchos he podido constar la diferencia entre nuestros productos tradicionales y los que se nos venden como la panacea natural más sana.

 

Dicen nuestros campesinos jocosamente que de cuatro cartones de leche y unas cucharada de mantequilla se puede hacer un litro de leche de vaca y, aunque pueda parecer “una magada”, no dejan de tener razón; Si a la leche pura se le quita la grasa, solo queda el suero de la misma, con lo que con el cuento de la leche desnatada, compran a precios de hambre la leche pura, le sacan la mantequilla y nos venden el suero por leche y encima a precio de esta y con el rollo de que es sanísimo incluso, después de haberla despojado de todo. Lo mismo pasa con la carne de cochino, que solo produce colesterol “del bueno”, pero con el rollo del colesterol nos inflamos de pollo hormonado [Con hormonas femeninas] y vaca vieja criada con algo de hierba y muchos desechos de carne y pescado molidos, a precio de ternera, llegando a cotas trapientas cuando de carne molida para hamburguesas se trata, pues entre los desechos de carne molida se incluyen toda la grasa que le quitan al animal sacrificado ¿O es que creen que se tira? Y encima, te las sirven quemadas que no asadas, para que el gusto de la parte quemada disimule su auténtico sabor, o después de estar sumergida en salsas picantes días enteros, con el mismo fin de disimular el sabor que tienen. Es indudable que si comes mucha carne y no quemas esas calorías con trabajo o ejercicio engordas, pero no es lo mismo comer carne de un animal bien alimentado y sano, que de uno alimentado con piensos industriales, chocolates y hormonas de crecimiento y engorde rápido, de lo que no se salva ni el pavo, con todo el cuento de que es la carne con menos grasa.

 

Con la producción avícola pasa exactamente lo mismo que con la ganadería; Quizás el único problema que podría surgir en este terreno, sería la gran producción de los excrementos de ave, que una excesiva filtración hacia el acuífero podría perjudicarlo, pero de nuevo se nos ofrece una solución en la fabricación de abonos orgánicos para consumo interno y exportación de los excedentes a lugares donde las tierras sean de escasos nutrientes. A este respecto, decir que el popular “guano” que se usa en nuestros campos, sencillamente es excremento de aves marinas, traído del Cono Sur americano, tras acumularse durante millones de años en las costas de aquellas latitudes.

 

---» [Continúa]

12 Abril 2015.  

 

Desde la Vieja Fortaleza

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