“EL OJO DEL SAHARA”

 

Francisco García-Talavera Casañas

(Director del Museo de Ciencias Naturales, OAMC – Cabildo de Tenerife)

 

     En 1995 y con motivo de la celebración del VI Coloquio Internacional sobre estudios del Sahara y Sahel, en Chinguetti –la séptima ciudad santa del Islam– tuvimos la oportunidad de acercarnos a uno de los accidentes geográficos más singulares de Mauritania y, me atrevería a decir, de todo el Noroeste de Africa. Se trata del controvertido cráter Richat, descubierto por el célebre naturalista francés Theodore Monod. A este espacio único los científicos le atribuyeron desde el comienzo de las investigaciones, un carácter enigmático, dadas sus extraordinarias dimensiones y peculiar estructura circular concéntrica. Pero los referidos autores se decantaron finalmente por un origen magmático, definiéndolo como un “domo erosionado”, que sigue prevaleciendo en  la actualidad. En  aquella época, ni se les pasaba por la cabeza la idea de que aquella formidable estructura pudiera tener un origen meteorítico, pues hay que tener en cuenta que fue a finales de los años 80 del siglo pasado cuando se comenzó a hablar de cráteres de impacto.

 

Cráter de Tenoumer (Foto del autor)

 

   En cualquier caso, debemos al profesor Monod y colaboradores el haber dado a conocer, ante la opinión científica mundial, durante el Congreso Geológico internacional de Washington (1952) tan interesante formación, localizada a unos  30 km  al noreste de Ouadane, otra antigua e importante ciudad caravanera del Adrar mauritano, siguiendo una de las rutas turístico-culturales más interesantes del país.

 

   Fue precisamente en el Coloquio internacional de Chinguetti donde presenté una comunicación titulada: “El cráter Richat, un espacio natural a proteger”,en la cual ya hacía referencia a su posible carácter de impacto y proponía a las autoridades mauritanas la protección del cráter y su entorno mediante la creación allí de un Parque Nacional, teniendo en cuenta las extraordinarias singularidades geológicas que concurrían en ese interesantísimo espacio natural.

 

   Situada, como ya hemos señalado, en la meseta de Chinguetti (21º 7’N, 11º 24’W), esta sorprendente estructura –ligeramente elíptica y de unos  48 km  de diámetro desde el borde exterior– está conformada por varios anillos concéntricos. Visto desde el espacio presenta un aspecto muy peculiar y único en nuestro planeta, ya que desde hace décadas constituye un punto de referencia terrestre para los astronautas, que lo han bautizado como El ojo de Africa y que nosotros, desde 1995, preferimos nombrar como “El ojo del Sahara”.

 

 

El cráter Richat (cortesía de  la NASA )

 

 Los cráteres de impacto

 

   La craterización de impacto es un proceso geológico singular en el que se libera una enorme energía en un área pequeña y durante un intervalo brevísimo de tiempo. El tamaño y profundidad del cráter formado tras el impacto depende, a su vez, de las dimensiones y composición del meteorito. El diámetro del cráter suele oscilar entre 10 y 20 veces el tamaño del propio meteorito. Hay que tener en cuenta que la enorme velocidad de caída de un asteroide generalmente sobrepasa los  25 kilómetros  por segundo, lo que provoca una explosión de potencia muy superior a la de los más poderosos ingenios nucleares existentes en  la actualidad. El  efecto inmediato es la volatilización y fusión de las rocas de la zona de impacto, debido a las altas presiones de choque y a las elevadas temperaturas generadas tras la colisión.

   Los fragmentos de roca expulsados al aire, conocidos como eyecta, se depositan en el interior y los bordes del cráter, consolidándose nuevamente y dando origen a unas estructuras (conos astillados, brechas) típicas de impactos meteoríticos. La posterior descompresión de los materiales provoca un inmediato levantamiento de la zona central, que es lo que distingue a los cráteres llamados complejos –con varios anillos concéntricos (como podía ser el caso del Richat), originados por meteoritos de grandes dimensiones– de los simples, como el archiconocido Meteor Crater de Arizona ( 1.200 m  de diámetro) o el de Tenoumer ( 2.000 m  de diámetro), también en Mauritania, visitado y estudiado por nosotros en el 2005.

   Como es lógico, tras un gran impacto el ecosistema de la región se destruye y desaparece todo género de vida. A corto y medio plazo, los efectos se dejan sentir a nivel global, con posibles cambios climáticos.

 

Un proyecto de vanguardia

 

   Varias expediciones programadas y coordinadas por el Museo de Ciencias Naturales del Cabildo de Tenerife (OAMC) al desierto mauritano, con el objetivo de estudiar los cráteres de Aouelloul, Tenoumer y Richat nos han proporcionado el conocimiento suficiente para proponer una novedosa hipótesis, que ya adelantamos en la exposición “Impacto. Cráteres en el Sahara ¿efectos en Canarias?” (Sala de Exposiciones de CajaCanarias, de Santa Cruz de Tenerife, mayo –julio de 2006), que vendría a confirmar la naturaleza de impacto del Richat. Su alineación casi exacta con los cráteres de Tenoumer y Timimichat –un pequeño cráter de  700 m  de diámetro, situado unos  400 km  al noreste– nos hace pensar en un impresionante impacto múltiple, producido por un asteroide fragmentado.

   No cabe duda de que –siempre en  el terreno de las hipótesis– si se confirmara el impacto triple que estamos planteando, los efectos de esta tremenda colisión se dejarían sentir, en alguna medida, sobre los ecosistemas de estas islas. Nuestro archipiélago, a poco más de  600 km  del cráter de Temimichat y a unos  800 km  del impresionante “Ojo del Sahara”, acusaría, casi de manera inmediata, los efectos de la formidable energía liberada tras los impactos, tal vez un millón de veces más potente que la bomba de Hiroshima.  

   Con estos antecedentes estamos trabajando desde el OAMC en un proyecto de investigación multidisciplinar y a gran escala, con la colaboración de científicos del Instituto de Astrobiología (INTA-CSIC) de Madrid y de las universidades de Valladolid, Autónoma de Madrid y  La Laguna. El  objetivo principal es la confirmación de la hipótesis de impacto múltiple que planteamos y su datación más fidedigna. En caso positivo, las repercusiones serían importantísimas y habría que replantearse la paleobiogeografía y la evolución de la fauna y flora de la región noroesteafricana a partir del momento del impacto.

   Es ésta una oportunidad más de ir conociendo el pasado geológico de esta interesantísima región y las relaciones biogeográficas entre Canarias y nuestro vecino continente.

 

Pie de fotos:

 

Foto 1: Cráter de Tenoumer (Foto del autor)

Foto 2: El cráter Richat (cortesía de  la NASA )