¿A dónde nos lleva Europa?

«» El Padre Báez *

“¿Sembrar entre tabaibas, P. Báez?”...  

Como se ve, Canarias no está ni es Europa, Espana incluida…

¿A dónde nos lleva Europa? A nuestra desgracia. Solo tenemos producción potencialmente, no real. Nos han planificado; nos han restringido; nos ha empobrecido; ¿dónde el sector empresarial?; nos han derrumbado; nos han traído al pleno desempleo; importamos todo, no exportamos nada; solo tenemos demandas, no ofertas; el superávit para ellos, para nosotros el déficit (en plural ambos); aumenta el malestar de la población (entretenida con el fútbol); tenemos el riesgo de las excesivas entradas (¡de todo [¡y todos!]!); nuestra estructura productiva, ha sido astutamente distorsionada (con las tabaibas, se sobreentiende, pues -les recuerdo- subyace en todo lo que digo)

La grave crisis que padecemos, tiene nombre: falta de producción; y nada sugiere la clase política que nos gobierna, y los aspirantes a hacerlo, vayan a cambiar la situación (seguirán como vecinas que se pelean: “¡y tú, más que yo!”, echándose trapos sucios a la cara, fijo); dependemos totalmente de las importaciones; con nadie competimos; nuestra economía, está totalmente desacelerada; no se ve en el horizonte cercano, un cambio de política (para nuestra desgracia creciente); difícil sostenernos; progreso y desarrollo, imposible así; nada innovamos; tampoco avanzamos (vamos como los cangrejos); faltan gestores; estamos en quiebra; solo hay sector público, sin el privado; tenemos reservas acumuladas, autoprotegidas, y tanto, que como si nada tuviéramos; desperdiciamos lo que otros querrían; mientras todos trabajan duro fuera, aquí nos rascamos las barrigas; alternativas hay, pero: frenadas, obstaculizadas, prohibidas, castigadas, multadas; nuestra voz, solo se oye en los campos de fútbol; tenemos recursos, pero los políticos prefieren los globales; no hay transición.

 Hace falta un drástico cambio de política y políticos; peor que la guerra, es el suicidio de un pueblo; desgraciadamente sobre esto, no se discute (solo de goles y jugadores); no hay creación, porque no hay sector privado; pagan, por no hacer nada (o hacer que hacen); la solución pasa por un radical cambio estructural; deprimidos permanentemente, no se crea empleo; nos gobiernan médicos, profesores, parados, analfabetos..., en lugar de políticos formados; nos engañan acerca de una vuelta a la normalidad, ¡mentiras!; no se han preparado para diseñar política, no saben; no encuentran el camino para una sana economía (y existen [los caminos]); incapaces de hacer reformas radicales, se conforman con parches; miremos a la Historia, miremos hacia el futuro... Y me preguntan -el título de este comentario- “¿Sembrar entre tabaibas, Padre Báez?”

El Padre Báez.  

“…bajan lalluvia…, empapa la tierra, la fecunda y la hace germinar, dando semilla al sembrador y pan”… (Is. 55,10-11).  

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212. No hay que pensar que esos esfuerzos no van a cambiar el mundo. Esas acciones derraman un bien en la sociedad que siempre produce frutos más allá de lo que se pueda constatar, porque provocan en el seno de esta tierra un bien que siempre tiende a difundirse, a veces invisiblemente.  Además, el desarrollo de estos comportamientos nos devuelve el sentimiento de la propia dignidad, nos lleva a una mayor profundidad vital, nos permite experimentar que vale la pena pasar por este mundo.

213. Los ámbitos educativos son diversos: la escuela, la familia, los medios de comunicación, la catequesis, etc. Una buena educación escolar en la temprana edad coloca semillas que pueden producir efectos a lo largo de toda una vida. Pero quiero destacar la importancia central de la familia, porque «es el ámbito donde la vida, don de Dios, puede ser acogida y protegida de manera adecuada contra los múltiples ataques a que está expuesta, y puede desarrollarse según las exigencias de un auténtico crecimiento humano. Contra la llamada cultura de la muerte, la familia constituye la sede de la cultura de la vida»[149]. En la familia se cultivan los primeros hábitos de amor y cuidado de la vida, como por ejemplo el uso correcto de las cosas, el orden y la limpieza, el respeto al ecosistema local y la protección de todos los seres creados. La familia es el lugar de la formación integral, donde se desenvuelven los distintos aspectos, íntimamente relacionados entre sí, de la maduración personal. En la familia se aprende a pedir permiso sin avasallar, a decir « gracias » como expresión de una sentida valoración de las cosas que recibimos, a dominar la agresividad o la voracidad, y a pedir perdón cuando hacemos algún daño. Estos pequeños gestos de sincera cortesía ayudan a construir una cultura de la vida compartida y del respeto a lo que nos rodea. (del obispo de Roma, el papa Francisco, en una de sus encíclicas, la LAUDATO SI).

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* Fernando Báez Santana, Pbtero.

Artículos del Padre Báez  publicados en El Canario.net y en El Guanche.info