El doble juego de la troika financiera

 

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Todo imperio tiene sus fisuras y quien está al frente sabe que su autoridad se verá menoscaba tarde o temprano dentro de un ejercicio de progresiva erosión del poder y de nuevos vientos de cambio. La Eurozona es en realidad uno cuyos miembros han sucumbido al embrujo de la denominada troika financiera, integrada por la Comisión Europea, el Banco Central Europeo y el Fondo Monetario Internacional, la cual entiende los países que la integran como si fuesen colonias, estableciéndose una relación de intercambio y explotación que beneficia siempre a aquella. Este poder está garantizado por la toma de decisiones unilaterales de los distintos Gobiernos afectos a su política con el fin de defender sus intereses a cambio de someter a sus habitantes a través de préstamos destinados a reflotar sus maltrechas economías.

Esta realidad acentúa los desequilibrios ya existentes porque quienes se lucran de esta práctica son las entidades bancarias, presentadas como garantes de la economía de cada país, que a su vez ya han sido reflotadas con la aportación de dinero público, sin olvidar su enriquecimiento previo gracias a la política especulativa inserta antes de la correspondiente crisis económica.

La mala gestión de muchos de esos Gobiernos, amparada por el propio electorado que los encumbró al resistirse a apoyar políticas de cambio y vivir en la falsa esperanza que les proporcionaba partidos con el mismo programa, se solucionaba aparentemente con los famosos rescates provenientes de la Unión Europea, que en nada incidían en sus habitantes, sino que ayudaban a paliar la situación de los bancos, al mismo tiempo que se implantaban medidas de austeridad que ahogaban a las economías familiares, ya de por sí castigadas por la situación de crisis en las que se desarrollaban.

Por eso el referéndum de Grecia ha sido un terremoto necesario en todo este entramado, ya que sus habitantes han decidido recuperar de manera democrática su dignidad como país y plantear alternativas razonables para tratar de solucionar su delicada situación. No se pueden entender las relaciones entre las personas basándolas únicamente en el dinero -tal y como lo hace la troika- porque entonces lo que se crean son esos desequilibrios imposibles de superar, y tampoco existe la solidaridad financiera internacional porque los rescates como los que ha padecido Grecia y otros países son solo una cortina de humo tras los cuales se busca generar una dependencia que garantice la circulación de capitales públicos para enriquecer a su vez a las entidades privadas nacionales y transnacionales.

Se trata de la punta de lanza para dinamitar todo el sistema que nos atenaza, ya que son aquellas -representadas por los gobernantes de turno y la cobertura que estos les prestan- las que han tomado hasta ahora las decisiones que creían más oportunas para satisfacer sus intereses, sin que el pueblo tuviese voz ni voto, circunstancia que ha cambiado con este tortazo heleno que no solo afecta a la troika, sino a sus gobiernos satélites, resquebrajándose parcialmente ese dominio y el mensaje basado en el miedo como fórmula para continuar esclavizándolo económica y socialmente.

Hay mucho camino por andar, pero de ningún modo se puede permitir que se exploten y expolien los países -se habla ya de que Grecia pague su deuda vendiendo su patrimonio nacional- frente a la garantía de los derechos y libertades. Aprendimos a escribir en la escuela y a ser libres en la calle, allí donde también perdimos el miedo a decidir para mantener la dignidad.

* Licenciado en Geografía e Historia

08.07.2015

 

[1] troika