Combatir la “recentralizacion”

 

 

Juan Jesús Ayala

 

[…Y mientras tanto el nacionalismo canario, absorto en fracturas que atomizan y desvirtúan un proyecto, se aleja de su esencia conceptual, que no es otra que la conclusión en una nación, apartándonos de esa idea fundamental con brotes insularistas, que es una vuelta atrás al escapismo de nosotros mismos como nacionalistas que somos, o que al menos pretendemos ser…]

 

Ese fue el motivo de la reciente reunión entre Artur Mas y Urkullu, dado el encono que mantiene el PP, que no cesa en su empeño de recentralizar el poder del Gobierno con la intención de rescatar competencias de los diferentes territorios que hoy integran el Estado español.

 

Estos dos mandatarios representan a CiU y al PNV, que junto al BNG firmaron el 16 de julio de 1998 la Declaración de Barcelona, que constituye una reflexión y una propuesta de los nacionalistas periféricos para recomponer el modelo de Estado y tender hacia otro, que sería el Estado confederal.

 

Con la presencia de Podemos en el escenario político, esta recentralizacion será más acentuada por su posicionamiento contranacionalista, de ahí que tanto Mas como Urkullu estén atentos a lo que se avecina y hacer un frente común reforzando el documento de la Declaración de Barcelona, donde el nacionalismo canario ni hemos hecho fuerza por estar ni por mostrar, en ese ámbito, la disconformidad a lo que se avecina. Solo se ha tocado en la puerta de esos nacionalismos en las elecciones europeas, que ha quedado como una mera alianza coyuntural que se ha diluido en el tiempo y en el espacio.

 

El nacionalismo canario ante esta "recentralización" que viene debería plantearse, y con urgencia y paralelamente, la unidad nacionalista, si queremos sobrevivir y establecer contactos con los otros nacionalismos del Estado, porque si no fuera así continuaremos siendo testigos mudos de una historia donde no nos han dado ni siquiera lápiz y papel para escribirla.

 

O nos movemos con agilidad política y buscamos a los iguales, o los contrarios, que vienen con ínfulas de grandeza y de poder omnímodo nos barrerán del mapa, lo que puede ser pronto. El tiempo corre en contra del nacionalismo canario y este o se mueve con presteza y con inteligencia nacionalista o de lo contrario será personaje de banquillo.

 

Vascos, catalanes y tal vez los gallegos conseguirán, porque son fuertes electoralmente, lo que pretenden, que es, al menos, una componenda de ese Estado confederal que propugnan, llegándose a un federalismo asimétrico como antesala de lo que pueda acontecer más tarde. Pero algo es algo.

 

Y mientras tanto el nacionalismo canario, absorto en fracturas que atomizan y desvirtúan un proyecto, se aleja de su esencia conceptual, que no es otra que la conclusión en una nación, como los otros, apartándonos de esa idea fundamental con brotes insularistas, que es una vuelta atrás al escapismo de nosotros mismos como nacionalistas que somos, o que, al menos pretendemos ser.

 

Perder el tiempo en debates baladíes ante lo que se barrunta, que es esa recentralizacion reforzada por los que están y por los que llegan, es andarnos por las ramas y muy alejados de la raíz del verdadero problema que está a la vuelta de la esquina.