La colonialidad canaria y Podemos

 

«» Josemi Martín

 

Pasó Iglesias por Canarias y dejó dicho que “Canarias debía dejar de ser un ejemplo de colonialidad, desigualdad y corrupción” para convertirse en referente de las energías renovables. La afirmación, que algunos medios han convertido en titular, no es baladí. El político español, al tanto de los principales debates intelectuales contemporáneos, usó de manera nada inocente uno de los conceptos centrales del pensamiento en las humanidades y ciencias sociales en los últimos años. Ahora bien, ¿qué es eso de la colonialidad?

 

Citando a Estermann, “La “colonialidad” representa una gran variedad de fenómenos que abarcan toda una serie de fenómenos desde lo psicológico y existencial hasta lo económico y militar, y que tienen una característica común: la determinación y dominación de uno por otro, de una cultura, cosmovisión, filosofía, religiosidad y un modo de vivir por otros del mismo tipo. En sentido económico y político, la “colonialidad” es el reflejo de la dominación del sector extractivo, productivo, comercial y financiero de los estados y sectores “neo-colonizados” (“Sur”) por parte de los países industrializados (“Norte”), lo que lleva a la dependencia y del “desarrollo del sub-desarrollo”, la sub-alternidad y marginalidad de las “neo-colonias” frente al dominio de los imperios dominadores.” Polis. Revista Latinoamericana. 38.2014 Queda claro, por tanto, que no hablamos de colonialismo o colonización, sino de otra cosa o, para ser más exacto, de otras cosas.

 

Como pueden suponer, no asistí al mitin de Iglesias. Mi seguimiento del mismo se limita a la cobertura de los medios digitales canarios. Si tenemos que creer lo que dicen, no puedo dejar de señalar que Iglesias se quedó corto, muy corto al limitar la colonialidad canaria al ámbito energético, sin dejar de tener razón. Pudo también haber citado los escandalosos niveles de dependencia alimentaria o la estructura productiva del sector turístico, primera industria del país, como claros ejemplos de colonialidad en el ámbito económico. En el plano estrictamente político, también pudo haber mencionado como rasgo inequívocamente característico de la colonialidad, el fenómeno propio de Coalición Canaria, el creciente proceso de sucursalización de la izquierda canaria que desemboca tan convenientemente en su partido, Podemos o incluso la docilidad y sumisión con que las bases canarias de su partido aceptan que desde Madrid les revoquen el resultado de sus tan cacareadas primarias imponiéndoles la candidata. También nuestro injusto sistema electoral o la escasa autonomía que demuestran las cúpulas de las sucursales canarias de los partidos políticos españoles. Ya en la esfera cultural, podría haber citado el doble fenómeno de banalización, deformación y saturación de la lectura colonial de tantas manifestaciones canarias en el espacio público junto con el ocultamiento y hasta persecución de tantas otras, por genuinas o cuestionadoras de la propia colonialidad canaria. O en lo psicológico/existencial, el sempiterno complejo de inferioridad que aún existe en algunos sectores de nuestra sociedad, la marginación creciente del habla canaria en el ámbito público, la diglosia oficial en ámbitos como la publicidad, los medios de comunicación, el mundo eclesiástico… Cómo no recordar a Ángel Sánchez cuando dijo aquello de “cuando hay complejo de inferioridad, hay colonia”. Por último pero no por ello menos importante, nuestro sistema educativo, extravertido y descentrado, también debiera haber sido nombrado.

 

En fin, Pablo Iglesias pudo haber dicho tantas cosas sobre este asunto y, sin embargo, sin dejar de tener razón, prefirió limitarse al terreno de las energías renovables, sabedor de que una afirmación de ese estilo dice mucho pero compromete a nada y menos a una fuerza que con toda seguridad estará en la oposición en la próxima legislatura. Sin embargo, no carguemos las tintas contra Iglesias. Sería injusto y erróneo, pues los canarios no podemos perder de vista que somos nosotros los que debemos poner en pie un discurso con contenidos como los arriba mencionados. Que de nada vale que vengan de fuera a decírnoslo, que tenemos que ser nosotros mismos los actores del cambio. Aunque lo dudo, todo eso lo podrían haber dicho los candidatos canarios de Podemos, si no hubieran sido una minoría testimonial, sin apenas repercusión mediática, en escenarios plagados de recién llegados del Norte, dominante, desarrollado y dependentista, que les elige los candidatos a dedo y golpe de llamada telefónica; o sea, si Podemos no fuera también un ejemplo práctico de la colonialidad de la que supuestamente Pablo Iglesias nos quiere liberar.

 

Fuente: tamaimos / blog Nación Canaria