50
años bajo el foco de la represión
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Pedro González Cánovas *
Cuando
una bandera de total aceptación popular lleva 50 años sin reconocimiento
oficial es que se está haciendo historia. Mientras incontables personas se han
enterrado arropados por ella, los más oficialistas juegan a no verla: a
ignorarla.
En
efecto, fueron casi una docena de años bajo el régimen franquista y la opresión
política generalizada. También una época de supuesta transición a la española,
que nunca se sabe si de verdad acabó, de tantos restos del nacionalcatolicismo
que aún podemos apreciar en España y su colonia. Pero es que ahora, después
de haber inventado otra, con clara intención de sustituir a la tricolor
sietestrellada, sin haber podido calar en el reconocimiento popular que en
Canarias se le hace a nuestra bandera; seguimos viendo a aquellos inventores y
sus herederos que ya no saben de dónde sacar una rueda de repuesto para hacerse
pasar por parte de este Pueblo, parafraseando sin sentido a antiguos
independentistas y cruzando hasta la vista, al lanzar acusaciones de
colonialismo y caciquismo, con la boca torcida, como a quién mucho le cuesta,
pero dejando pasar nuestra bandera y nuestro sentimiento de pueblo, nuestra
necesidad real de independencia, posiblemente a cambio de cuatro perras.
Y
quizá no son cuatro perras, seguramente serán unas cuantas migajas más. Pero,
eso sí, no buscan dinero para los que habitamos el Archipiélago, que cada vez
estamos en peor situación mientras ellos se aumentan el sueldo. Ellos se
aferran al asiento en las casas donde cuelga la bandera de los perros. La de las
siete lapas, hecha para disfrazarse de canarios y presentarse como gobierno de
Canarias, pasando por alto cada 22 de octubre, el aniversario de la verdadera
bandera Canaria, cuyas estrellas inundan nuestro cielo y cada vez son más su
pesadilla. Al final, es realidad que los perros y las lapas del asiento político
ya no representa ni a los que les votaron, engañados por su apariencia, ni a la
España colonialista ni a las petroleras que les dieron la espalda, mientras su
apatía política y su silencio cómplice los delata.
Mientras
tanto, este año cumplimos 50. Cincuenta también con letras. Que son años de
bandera, de las que hoy sin miedo toman la calle, la prensa, las redes, los
ordenadores, las tablet y los móviles de la gente joven y la más vieja,
abiertas a la dignidad y el orgullo que significa enarbolar nuestra bandera: la
blanca, azul y amarilla con siete estrellas.
La
bandera que ha llenado los corazones de patria. De sentimiento de Canarias, como
otros no han sabido hacerlo, ni con el dinero que nos roban ni con el gastan las
empresas o la propia España. Porque el sentimiento de Pueblo en Canarias tiene
un sólo símbolo que lo representa. Una sola bandera. La que cumple 50 en este
22 de octubre y tiñe cada corazón del Archipiélago de Canarias.
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Miembro de ANC