Canarias necesita su moneda propia
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Rayco
Madrid
siempre ha querido manejar a su antojo sus plazas de soberanía. Este
comportamiento es una de las causas por las que el Reino de España, más allá
de Gibraltar lo ha ido perdiendo todo.
La
decisión (sin referéndum democrático) de introducir a Canarias en la Unión
Europea en 1986 tendría consecuencias en Canarias tarde o temprano. Jamás
se consultó a los isleños si queríamos ser o no, miembros de aquella
Comunidad Económica Europea, lo cierto es que entramos sin más.
El
año 2000, desparece la moneda que existía en circulación en Canarias: la
peseta. Se incorpora esa moneda que generaba ilusión pero al mismo tiempo
dudas: el euro.
Ni
se nos consultó si queríamos ser euro-peos ni tampoco si queríamos tener su
moneda. A día de hoy sabemos que no tenemos control de nuestra política
monetaria, cuya sede es el Banco Central Europeo (Frankfurt, Alemania). El
Banco Central Europeo está a
Reconozco
que en ocasiones busqué y encontré bondades en la conveniencia de tener un
pasaporte europeo. Pero el tiempo ha dado la razón a Antonio Cubillo. Nos
advertía de los engaños a los que se sometía Canarias desde España y
Europa.
El
desastre de nuestras fronteras isleñas, invadidas a mansalva con toda clase de
pretextos de legalidad europea y española, sumado a la debacle económica, ha
sido estrepitosos.
Todos
los expertos coinciden en comunicar: si España hubiera tenido la peseta, se
hubiera devaluado y no se habría sufrido tanto en la depresión económica que
atravesamos. No se habría destruido tanto empleo desde el crack del 2008.
Los
canarios debemos ir más allá
¿Con una moneda propia sufriríamos tanto como con el euro o con la peseta?
España,
con sus desmanes, mantenía cautiva a la economía de sus provincias de
ultramar. Sin embargo las Cortes españolas aprobaron y permitieron que
Cuba, Puerto Rico y Filipinas tuvieran algo que lamentablemente jamás tuvo
Canarias: la posibilidad de emitir papel moneda, el peso. Existió el Banco Español
de Cuba, el de Filipinas y el de Puerto Rico; todo ello para dar respuesta más
eficaz a las necesidades financieras de dichas colonias españolas en la
segunda mitad del siglo XIX.
Las
singularidades de Canarias como archipiélago cercano a África y entre
continentes como Europa y América, rodeados por el Océano Atlántico, son
razones más que suficientes para considerar con urgencia histórica, la
necesidad de tener una política monetaria propia y con nuestra moneda: el Áfrico.
Mantener
nuestra realidad monetaria y financiera sometida por Europa, ha sido un grave
error. Incluso la Confederación Helvética anunció, el jueves 15 de enero, su
ruptura con el euro. El Banco Nacional de Suiza (BNS), acaba de liberar el
cambio del franco suizo, evitando así males mayores a su situación financiera.
El
Áfrico como moneda canaria, fluctuaría acorde a nuestra realidad
archipielágica, con personalidad; evitando que Canarias vuele en burbujas y con
descontrol.
Lo
que si me preocuparía es la factura energética, el barril de petróleo y
determinadas importaciones nos serían más caros. Pero al mismo tiempo nos haría
impulsar las energías renovables y sería todo un revulsivo para la regeneración
de la actividad productiva interna, lo que generaría empleo y, como
consecuencia, disminuiría el paro. Nueva Zelanda tiene su propia moneda, están
más aislados del mundo que Canarias y, sin embargo, sus habitantes tienen mejor
calidad de vida que nosotros.
Canarias
necesita su moneda propia: el Áfrico. Me
gustaría que la Universidades de La Laguna y la Las Palmas de Gran Canaria,
elaborasen un concurso entre sus alumnos de bellas artes y arquitectura para
elegir los modelos de billetes y monedas del Áfrico.
Finalmente,
desde el punto de vista turístico, Canarias quedaría fortalecida ya que
el áfrico al ser de menor valor que el euro o la libra esterlina, permitiría
aumentar el gasto a los turistas, consumirían con mayor intensidad. Del mismo
modo, habría más ingresos en la economía canaria como consecuencia del cambio
de divisa.
El
nombre del Áfrico, en alusión a la moneda, está postulado por
determinados sectores del independentismo canario, pero entiendo, al mismo
tiempo, que ilustres de la sociedad canaria y las letras, deberían barajar
distintos nombres y finalmente la sociedad canaria elegir el que se expondría
como nombre de nuestra moneda.
16
de enero del 2015.