DESDE ULTRAMAR
CANARIAS Y CATALUÑA: ¿UN
AGRAVIO COMPARATIVO?
«por» Ramón Moreno Castilla
---
Mapas de Portugal y de España con sus
posesiones
[La
cuestión estriba, en pura praxis del Derecho Internacional, en que el tema de
Cataluña es un problema de secesión; mientras el asunto, no abordado todavía,
de Canarias es un inaplazable proceso de descolonización… ¿No tiene también
el pueblo canario, con más motivos si cabe, el derecho inalienable e
imprescriptible a poder decidir su futuro en paz y armonía, sin tutelas ni
dictados de la “Madre Patria”?
¡¡Pues de eso se trata!!... ¡Que aprendan de “Junts pel Si” y la
“Cup”, que con notorias diferencias ideológicas negocian la implementación
de la hoja de ruta establecida, que no es otra que constituir en Cataluña un
Estado libre y soberano, sujeto de Derecho Internacional. ]
Antes que nada, queremos remitir a los amables y fieles lectores a
un artículo anterior titulado “Cataluña y Canarias: dos referéndum asimétricos”[1], que resulta bastante esclarecedor y nos sitúa en el verdadero
contexto. Porque vistas desde Canarias las recientes elecciones catalanas, y
dando por sentado que esa controversia es un asunto interno del Estado español
o, en todo caso, una cuestión bilateral Cataluña-España; no resistimos la
tentación de comparar en clave política la realidad de ambos territorios,
teniendo en cuenta que en la Península Ibérica existen actualmente tres
Estados: Portugal, España y Andorra; lo que, en el caso del Principado, es un
ejemplo paradigmático que ahonda aun más en el monumental agravio comparativo
que supone para Canarias esas realidades. Por un lado, la de un minúsculo país
que es un Estado independiente; y por otro, una nación que tiene continuidad
territorial con España, pero que quiere independizarse de ésta y formar un
Estado aparte.
Sin embargo Canarias, a 2000 km de la metrópoli, sigue siendo una
“posesión” de España en África; un territorio de ultramar, o sea, una
descarada colonia desde hace casi seis siglos. Todo un anacronismo en pleno
siglo XXI, que la legalidad internacional ya no contempla ni ampara, en virtud
del principio emergente de “localización geográfica” (población y
territorio) consagrado en el Derecho Internacional contemporáneo a partir de la
finalización de la Segunda Guerra Mundial; sustituyendo al decimonónico y ya
periclitado criterio de “soberanía política”, mediante el cual las
potencias colonizadoras -entre ellas España- daban visos de legalidad a la
apropiación de territorios por la fuerza de las armas, como fue el caso
flagrante de Canarias: conquistada y evangelizada en un cruento proceso por los
vándalos mercenarios castellanos y los monjes cristianizadores; y
posteriormente colonizada por la España surgida de la conquista de Granada por
los Reyes Católicos en 1492, hasta nuestros días...
Pero Cataluña también nos coloniza dentro del Estado español;
y como prueba irrefutable, ahí está la Caixa, a la que se entregó todas las
oficinas e infraestructura en el Archipiélago del desaparecido Banco de las
Islas Canarias, constituido mediante una siniestra operación de ingeniería
financiera con la compra de la Banca Garriga Noes. Ha sido una paulatina
escalada de claudicaciones y despojos: en la historia más reciente, primero fue
el Banco de Canarias, vendido en su día al Banco Central; luego el citado BIC;
después las propias Cajas de Ahorro: la Caja Insular de Ahorros de Las Palmas
entregada a Bankia, y Cajacanarias de Tenerife entregada a la propia Caixa. Sin
contar UNELCO, el buque insignia de la industria eléctrica canaria, entregada a
ENDESA. Y sin olvidarnos de que el sector productivo está en manos foráneas,
la flota de pesca ha desaparecido prácticamente; la agricultura está en trance
de desaparecer (no tenemos garantizada la necesaria e imprescindible “soberanía
alimentaria” establecida por la FAO); y aquí se importa casi todo, con una
economía subvencionada, supeditados al monocultivo del turismo etc. etc. ¿No
son todos estos parámetros inequívocamente coloniales?
Por tanto, si Cataluña quiere independizarse de España, ese es un
asunto estricto del pueblo catalán. Porque, que nadie se lleve a engaño: el
proceso independentista de Cataluña seguirá adelante, faltaría más. La
cuestión estriba, en pura praxis del Derecho Internacional, en que el tema de
Cataluña es un problema de secesión; mientras el asunto, no abordado todavía,
de Canarias es un inaplazable proceso de descolonización. Y la pregunta es más
que obligada: ¿No tiene también el pueblo canario, con más motivos si cabe,
el derecho inalienable e imprescriptible a poder decidir su futuro en paz y
armonía, sin tutelas ni dictados de la “Madre
Patria”? ¡¡Pues de eso se trata!! Ya lo recordó en la celebración del
Aberri Eguna el lehendakari vasco, Íñigo Urkullo, al proclamar en su discurso
que “España tenía dos problemas: Euskadi y Cataluña”, señalando que
“aunque hayan elegido caminos distintos, el objetivo es el mismo”, o sea, la
independencia. Obviamente, se le olvidó Canarias, porque Euskadi, como no,
también nos coloniza.
Otra cosa es la sustancial diferencia existente entre Canarias y
Cataluña, que sería ocioso, por obvio, analizar ahora. Empezando por el hecho
incuestionable de la “conciencia de pueblo” de los catalanes, cuyo
nacionalismo viene de nación no de “nacionalidad” como es el caso del
espectro pseudo nacionalista canario; aparte de que aquí la conciencia de
pueblo brilla por su ausencia. El pueblo canario sigue preso del “síndrome
del colonizado”, y esa patología crónica requiere un tratamiento psiquiátrico
dado el grado de alienación del pueblo canario (ver al respecto, “La
psicopatología social de Canarias”, Atalayar, 1 de junio de 2015) [2].
Pero hay más. En el proceso autonómico español a Canarias se la
metió de cabeza por el Artículo 149, cumplimentada con la famosa LOTRACA (Ley
Orgánica de Transferencias a Canarias), ante el temor al resultado del referéndum
que implicaba la vía del Artículo 151, por el que accedieron los llamados
“territorios históricos”, Cataluña y Euskadi fundamentalmente, al que
luego se sumaría Andalucía. Recuérdese que por esa época estaba en pleno
apogeo el MPAIAC de Antonio Cubillo que, por cierto, fue objeto de un criminal y
execrable atentado en Argel (terrorismo de Estado por el que fue condenado el
Gobierno español de Adolfo Suárez y su ministro de Interior, Martín Villa)
cuando el líder independentista se disponía a viajar a Nueva York para
presentar ante el Comité de Descolonización de Naciones Unidas el
“dossier” canario.
En el caso catalán se ha puesto una vez más de manifiesto que
tanto el PP, como Ciudadanos, como el PSOE, y Podemos, son partidos
nacionalistas españoles. Los dos primeros de derecha o centro derecha; y los
dos últimos de centro izquierda e izquierda radical, respectivamente. De ahí
que haya aflorado de nuevo el conflicto no larvado de nacionalismo español vs
nacionalismos periféricos; donde se manifiesta de forma implacable un
fundamentalismo español sin concesiones; lógica consecuencia de la cohesión
artificial y artificiosa del llamado Estado español, nación española y demás
eufemismos. El problema de fondo es que España siempre pretende amores a la
fuerza. No se da cuenta de que en los matrimonios mal avenidos hay una solución
que es el divorcio; que será más o menos traumático en función del talante
dialogante y conciliador de los “cónyuges”. Ahora bien, lo que no es de
recibo es que los familiares y allegados de una parte opinen y se opongan a la
separación y a los términos de la misma, alegando “consanguinidad”.
En Canarias mientras tanto, el espectro auténtico y verdaderamente
nacionalista, espacio político que ha ocupado de forma subrepticia CC, NC y
otros, sigue inmerso en discusiones bizantinas, cuando no enfrascados en debates
ideológicos estériles, que no tocan, y lo que hacen es dinamitar la cohesión
del independentismo canario y entorpecer la inaplazable descolonización del
Archipiélago canario; y donde sobresalen supuestos líderes autoproclamados,
sin la más mínima visión de Estado. ¡Que aprendan de “Junts pel Si” y la
“Cup”, que con notorias diferencias ideológicas negocian la implementación
de la hoja de ruta establecida, que no es otra que constituir en Cataluña un
Estado libre y soberano, sujeto de Derecho Internacional. Y la burguesía
canaria, timorata, pusilánime y dependiente, haciendo dejación de su
responsabilidad histórica de liderar de una vez por todas el proceso
emancipador de Canarias, conformándose con las migajas del pastel...
Ramón Moreno
Canarias, lunes 5 de octubre de 2015
[1]
atalayar.com/blog/catataluña-y-canarias-dos-referéndums-asimétricos
[2]
atalayar.com/blog/la-psicopatología-social-de-canarias
Otros artículos de Ramón Moreno Castilla publicados en El Guanche y en El Canario
Nota
de la redacción de El Canario:
// Este artículo,
que debía ser publicado el lunes pasado -05-09-2015-, fue vetado por el
director de la revista "ATALAYAR,
entre dos orillas" por su
"contenido independentista", pese a que el autor era firma
consolidada de la citada revista desde hace dos años //