Burdas
mentiras al servicio de fines inconfesables:
Tres
preguntas con mala intención.
Rukaden Ait Anaga
Hay quienes confunden el
adoctrinamiento con la enseñanza, bien sea en política, en religión o en
cualquier otro aspecto de la inteligencia humana, con la falsa intención de
“informar”, camuflando en ello intenciones oscuras que no tienen nada que
ver con el hecho en sí mismo de que una persona aprenda a pensar por sí sola y
actúe en consecuencia, de forma libre y no dirigida por “los/as maestros/as
de manual”, que se limitan a hacer aprender “fórmulas supuestamente
magistrales, que como en botica, aparentemente tienen la solución para todos
los males de la Humanidad”.
En política, alguien
avispado [Que no inteligente], estimulará la rebeldía de la gente ante cosas y
situaciones que le afecten de forma personal y o colectiva, y aleccionará y
adoctrinará sobres los textos clásicos al uso en cada ideología, con un
compendio de teorías y textos antiguos que, supuestamente, contendrían la
esencia de esa “doctrina”, y al igual que los fundamentalistas musulmanes,
catequesis ultra católica o escuela judaica, las mismas Faes u otras por el
estilo, no enseñan un pensamiento filosófico y las herramientas necesarias
para un pensamiento crítico de la realidad y los hechos y acontecimientos, sino
un “corpus doctrinario rígido”.
El “campo” que más conozco es el de la izquierda revolucionaria, pues después
de décadas sorribando aquellas tierras, aunque uno sea un poco o un mucho
tronco, no queda más remedio que aprender algo, sobre todo cuando no queda otra
que hacer un ejercicio de auto crítica y analizar cada uno de las veces que te
das contra la muralla de piedra; Lógicamente [Aunque en política, paradójicamente
muchas veces la
lógica brilla por su ausencia] siempre la equivocación no puede ser “del
pueblo adoctrinado por la propaganda del NO-DO”, alguna vez será de los
revolucionarios ¿O no?
Con frecuencia, más de la deseada, me he encontrado con genuinos seguidores de
lo que en tiempos se llamó “realismo socialista”, la Cultura al servicio de
la ideología socialista, y me avergoncé al ver
que simplemente se trataba de avispados y caras duras que una y otra vez se
limitaban a memorizar y citar de carrerilla las viejas fórmulas escritas por
Marx, Engels o Lenin, cuando no las de cualquier visionario que supuestamente
basado en autores como los citados, se sacaban de la manga planteamientos,
conceptos y “vías alternativas” que solo escondían sus ansias de conseguir
sus propios fines particulares, siempre “con la cita adecuada para cada ocasión”,
basada en los viejos textos, sin decirle a los/ as adoctrinados/ as, que
estos fueron creados para los tiempos históricos y las circunstancias propias
de cada lugar, y que en modo alguno constituyen la solución para nada más que
para lo que fueron creados.
Hace unos días me tropecé con alguien de estas personas, que sin saber “mi
procedencia ideológica”, trató de adoctrinarme con citas y supuestos análisis
de la realidad actual, mezclados con las viejas citas y análisis, e que
incluso se atrevió a tratar de “adoctrinarme” en una mezcla de leninismo,
maoísmo y no sé que más, pues casi me dio la impresión que ni esa misma
persona sabía al final de qué carajo me estaba intentando convencer. Como uno
es persona respetuosa con las formas de pensar de los demás, y educada
[Contrariamente a lo que pueda parecer a priori] lo dejé hablar a sus anchas,
haciendo alguna pequeña pregunta de vez en cuando; También soy un poco [O un
mucho] perro viejo [Otros dirán Hijo de tal o cual], y mientras halaba, yo movía
la cabeza de vez en cuando, como si asintiera, pero en realidad,
el movimiento se debía al hecho de que captaba sus contradicciones e
intenciones, camufladas entre la vorágine de palabras, ideas y conceptos, hasta
que me cansó y le plantee una pregunta: Cómo pareces
haber estudiado El Capital, el Manifiesto Comunista, el Libro Rojo de Mao y
algunas cosas más, yo votaré a tu partido [Podemos] en las próximas
elecciones si eres capaz de resumirme en cinco minutos la
Filosofía que se esconde detrás de todos esos textos, qué podemos sacar en
limpio de toda esa exposición de pensamientos e ideas condensadas en ellos y
que me has mezclado aleatoriamente saltando de uno a los otros según te
conviniera. No supo naturalmente, porque si los estudió no los comprendió,
solo se los aprendió más o menos de memoria.
La respuesta es bien sencilla y fácil de entender: “El sistema de producción
capitalista se basa en la creación de plusvalía que necesita la explotación
de la mano de obra a la que se le tienen que negar todos sus Derechos,
para seguir produciendo plusvalía, y que es necesario un reparto equitativo y
justo de esa plusvalía para acabar con la situación de explotación del Hombre
por el Hombre”. Algo tan sencillo, no fue capaz de hacerlo y no es porque
fuera “nuevo” en política precisamente. Es que se “tragó” todos los
textos [Que dice haber leído] pero se limitó a aprenderlos no a analizarlos y
sacar las conclusiones oportunas.
Puesto entre la espada de mi lengua afilada [Y viperina cuando me da la gana] y
la pared de roca, tampoco supo decirme como se debería hacer “ese necesario y
justo reparto de la riqueza generada, de la
Plusvalía, y dudo de que hasta sepa explicar ese concepto, sino que nuevamente
recurrió a las viejas fórmulas aplicadas en lugares, tiempos y realidades
sociales que no se parecen en nada a la realidad
histórica y las condiciones sociales y políticas de nuestra tierra, las de
ahora mismo, algo que por lo demás no es exclusivo de este personaje sino que
se puede aplicar a todos los actores o aspirantes a actores de nuestro tiempo,
desde la izquierda, al centro y hasta la derecha en Canarias.
Por supuesto tampoco supo explicarme que cosas sería necesario tener en cuanta,
que posibilidades habría que valorar y cuáles no, cual habría de ser la visión
de un revolucionario, que cosas tiene que “ver” y cuáles no; Y para
ilustrar lo que quería preguntarle, tomé prestado uno de esos juguetes eléctricos
con varios pulsadores, cada uno de los cuales emite una nota musical y le
pregunté ¿Qué ves aquí? La respuesta, lógica por otra parte, fue la
esperada: Un juguete, un piano para niños, en fin, un juguete para resumir. Se
limitó a describir aquel objeto con lo obvio, no con la visión de un auténtico
revolucionario, capaz de ver todas las posibilidades, todas las opciones...; Y
si no eres capaz de ver todo lo que hay detrás de cada
cosa, todos los problemas, tampoco puedes ver todas las soluciones, si no eres
capaz de salirte de “los textos, las fórmulas de otros tiempos y otras
tierras y momentos, ¿De qué me vas a convencer de nada? Si no eres capaz de
ver tras la inocente apariencia de un juguete que emite sonidos un circuito eléctrico
que posibilita la risa del niño, ¿Serás capaz de ver todas las complejísimas
“relaciones de explotación
económica y alienación, social, política y cultural” que se esconden detrás
de nuestro aparente sistema democrático occidental? ¿Serás capaz de encontrar
soluciones a esos problemas sin violentar la
visión, forma de pensar, la pluralidad de todas las gentes de nuestra sociedad
democrática y occidentalizada? Porque se supone que no se va a cometer el error
de “obligar al conjunto de la Sociedad a nada”, que como he dicho en otra
ocasión, debemos arar con los bueyes y vacas que tenemos, mientras no tengamos
otros...
21 agosto 2015
Desde
la Vieja Fortaleza
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