BERLÍN, PASADO Y PRESENTE
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Félix
M. Arencibia
Los gigantes de las grúas florecen en medios de sus monumentos
Queridos amigas-os, una vez más con ustedes. Hace
poco estuve en Berlín por motivos literarios. Sí, en esa ciudad alegre y
disoluta de principios del siglo veinte, la destruida por dos sangrientas
guerras, en especial la segunda, del 1939-45. Fue la capital de la Alemania
hitleriana, que con su ideología nazista intentó imponer una visión
descarnada y criminal, sin respeto alguno por el ser humano.
En las primeras décadas del siglo veintiuno es una
ciudad, bella, moderna, ampulosa y hasta algo evocadora de un pasado imperial.
Los gigantes de las grúas florecen en medios de sus monumentos, de sus avenidas
bordeadas por las verdes siluetas de los tilos… La puerta de Brandemburgo, los
museos de Pérgamo, Bode, Nuevo, Antiguo, Museo de la Historia Alemana, Antigua
Galería Nacional simbolizan el anhelo por recuperar el espíritu grandioso del
Imperio Romano y del resto del mundo clásico. No faltan los modernos
museos como el de Berggruen, dedicado en gran parte a la obra de Picasso. La
zona de Postdam quedó devastada por la Segunda Guerra Mundial hasta después de
la reunificación. En la actualidad es estandarte de la modernidad con sus
atractivos, en color y forma, de edificios de cristal. La reconstrucción y la
pujanza que muestra el Berlín actual puede simbolizar el orgullo y la codicia
de una casta económica y quizás de un pueblo que quiere ser un protagonista más
destacado de la historia de la humanidad.
Amigos lectores, cambiando de tema, aunque no tanto
como pueda parecer, esas grúas de las que les hablaba son la contradicción de
la política económica que representa la señora Merkel. Ella y su gobierno han
implantado como receta a los países del sur y más azotados por la recesión
unos recortes que han llevado al sacrificio, la pobreza, el deterioro grave de
la educación, la sanidad e incluso excluyendo a un buen número de ciudadano y
abocándolos hasta en la miseria alimenticia. Sin embargo, esos recortes, el
gobierno alemán no parece que lo practiquen del todo, al menos en su capital.
No existe, ni mucho menos, tanto minijobs ni deterioro de los servicios sociales
como en los países del arco de los ajustes duros.
Por otro lado todas esas grúas que se dibujan en el
cielo del nuevo Berlín, y que ya en parte existían desde los años noventa, se
concretan en
Volviendo a la sugestiva Berlín, sigue siendo una
ciudad atractiva y con cierta magia. Les dejo amigas y amigos con unos versos
del poeta germano F. SCHILLER
titulado
<<Los dioses de Grecia>>:
“Cuando el mundo bello regíais aún / y hacia la
alegría sin sombra de esfuerzo / dichosas estirpes guiabais aún, / seres del
país de la fábula bellos…
Con la firma de: Félix Martín Arencibia
Blog de Félix Martín Arencibia