Barreras mentales
Ivan
Suoni
Explotar
internet es imprescindible para Canarias porque “permite
vencer sus barreras geográficas“. Lo dice Isaac Hernández,
director de Google for Work España. Hernández se confunde, sin embargo, de
barreras: las que verdaderamente urge superar no son geográficas, sino
mentales, esas mismas que siguen insistiendo en fantasías como la lejanía y el
aislamiento.
Basta un conocimiento somero de la historia de Canarias para
darse cuenta de que no tenemos ni hemos tenido barreras geográficas de mayor
entidad que cualquier otro país; es más, Canarias ha sido pionera de la
globalización de las relaciones comerciales. Pueblos en los que hoy muchos
canarios buscan referentes han estado secularmente aislados de influencias
exteriores, mientras Canarias hacía ya siglos que trataba con tres continentes
con asiduidad y se beneficiaba de la apertura de miras que ese trato conlleva.
El problema está en el desconocimiento de la propia historia. La españolización
imperante es tan reduccionista y monolítica que hace pasar la percepción de la
realidad de Canarias forzosamente por el cedazo español, y de ahí que se
asuman postulados continentales españoles para tratar de explicar las Islas, un
imposible que no engendra sino esperpentos, descentramiento y barreras mentales
que nos ponen fuera de la realidad.
Los
límites de esos postulados aparecen enseguida. Cada vez que desde España se
trata de explicar Canarias el ridículo es espantoso. Por poner sólo dos
ejemplos recientes, todo un servicio informativo de una cadena estatal confunde
Gran Canaria con La Gomera, mientras el
pabellón de España en la Expo de Milán confunde Gran Canaria y Tenerife.
Los sondeos del CIS arrojan resultados totalmente estrambóticos en Canarias por
su total desconocimiento de la ley electoral canaria. Así nos representa y así
nos considera España. Otro clásico es el de los
mapas en la prensa española, en los que Canarias sale con la leyenda
“ES” o “España”, en lo que es una muestra muy ilustrativa de cómo el
español medio lo desconoce todo de Canarias y necesita que le expliciten hasta
que es “España”.
Con
todo, lo peor no es la ignorancia o la manipulación española
sobre Canarias. Lo verdaderamente flagrante es la ausencia de pensamiento crítico
entre tantos isleños, que asumen como propia y de manera acrítica la
disparatada narrativa española sobre las Islas, coherente quizá en la península
ibérica pero totalmente desubicada en el Archipiélago. Si nuestra única
ventana al mundo son los medios españoles (en los que Canarias no existe) y
consideramos que los medios canarios carecen de credibilidad, de prestigio,
empieza a entenderse que en las recientes elecciones buena parte del electorado
se encandilara con las llamadas nuevas opciones políticas. En el plano canario
esas opciones se han caracterizado hasta ahora por su inmadurez y su falta de
proyecto. Es igual: la inmensa mayoría de sus votantes, consumidores habituales
de medios españoles, lo han sido por la imagen y el proyecto de esas opciones
para España, que no para Canarias. Proyecto inservible si no se adapta a una
realidad distinta como la nuestra.
El
caso de Podemos en Gran Canaria está siendo paradigmático. Su éxito electoral
ha cabalgado en su potencia mediática, centrada en Madrid, no en las Islas. En
Gran Canaria, fuertes tensiones internas y falta de cohesión; su proyecto para
la isla, para Canarias, nebuloso; ante un candidato como Antonio Morales, con
una trayectoria sólida y demostrada durante treinta años, Podemos sólo tiene
promesas. No importa. La potencia mediática de su dirigencia estatal eclipsa lo
endeble de su propuesta en clave canaria. Ahora torpedean activamente la
posibilidad histórica de armar en Gran Canaria un gobierno amplio, progresista,
un verdadero cambio de rumbo. Su actitud, sus formas, sus acciones van
radicalmente en contra de lo que supuestamente preconizan, y todo ello en gran
medida por estar sujetos a postulados ajenos inservibles, confeccionados en
otras coordenadas. Por no saber interpretar el terreno que pisan. Además de por
graves tensiones internas, claro está.
Así
pues, el descentramiento tiene consecuencias directas y palpables. Me pregunto
cuántos votantes de Podemos en Gran Canaria se estarán preguntando sobre el
sentido de su voto. Me pregunto cuántos de esos votantes realmente están
siendo conscientes de la metedura de pata histórica que están a punto de
cometer los de la lista avalada. No sé si lo contará La Sexta.
Fuente:
tamaimos.com/2015/06/08